El calor y las altas temperatiras son recurrente tema informativo todos los veranos, pero hace ahora 10 años, en agosto de 2003, las informaciones sobre el tiempo se tiñeron de dramatismo, porque se produjo una ola de calor que tuvo trágicos resultados en varios países europeos, y en particular en Francia, que se llevó la peor parte. Este mismo año 2013 se han registrando altas temperaturas en países europeos que han tenido que poner en marcha protocolos preventivos y hasta hemos tenido noticia de que en Siberia han disfrutado de temperaturas de 32º en los últimos días del pasado mes de Julio. Esperemos que no se repitan las escenas vividas hace una década.
Las frías cifras dan muestra de la magnitud del problema: 11.435 muertos en Francia, según cifras provisionales del Instituto de Vigilancia Sanitaria facilitadas a finales de agosto. Cifras oficiales que otras fuentes elevaban considerablemente. En España, en cambio, el ministerio de Sanidad atribuyó a la ola de calor 141 muertes, aunque en julio y agosto se registró un aumento del 11% en las defunciones respecto al año anterior, una cifra que permite aventurar que se produjo una mayor cantidad de muertes atribuible a las altas temperaturas. Toda España padeció el problema, pero las altas temperaturas se cebaron con Barcelona, donde en 53 días de los meses de julio y agosto se rebasó el umbral de temperaturas, calculado a partir de la media de las máximas, y ello tuvo un efecto claro sobre la mortalidad: 7.874 fallecidos, un 27% más que en 2002.
Informativamente, la primera noticia se produjo el 28 de julio, cuando Xátiva registró casi 46º de máxima. Y ya el 31 de julio se escribió en una fotonoticia que en Andalucía había una ola de calor. Este texto ilustraba una fotografía similar a la que se incluye en este blog, con un termómetro callejero de Sevilla marcando una temperatura disparatada a las 17.30 horas del 1 de agosto de 2003.
Comenzó el mes de agosto de hace 10 años con la activación de la alerta por parte de Protección Civil, que informó de las primeras muertes por golpes de calor. Y de pronto las noticias se multiplicaron y la alarma se incrementó por toda España. Ya el 2 de agosto se daba cuenta de la anormal situación, con temperaturas de 46º a la sombra. Un día más tarde, se informaba de un primer efecto colateral: la subida desmesurada (hasta un 35%) del precio de la carne, sobre todo de pollo. La razón: el calor disminuyó la producción (por un aumento de la mortalidad de los animales) y se rompió la cadena de distribución alimentaria.
Pasaban los días y lejos de remitir, el calor aumentaba, y las consecuencias eran cada vez más dramáticas. Hubo varios incendios forestales directamente atribuidos al calor o avivados por su efecto.
El 4 de agosto hubo un muerto en una calle de Madrid por un golpe de calor. Transcurrían los días del mes y las malas noticias relacionadas con la ola de calor se sucedían por toda España y por toda Europa. El día 9 se hizo una información que recogía noticias de varios países europeos y se tituló Europa agota los ventiladores en una ola de calor africano.
Días más tarde, en el periódico se daba cuenta de la subida de temperatura del agua en la bahía de La Concha, en San Sebastián: 26 grados, 4 más de lo habitual a esas alturas de verano. Otra noticia curiosa fue publicada un día más tarde. Francisco Carmona, de 75 años, se había instalado hacía más de una semana en las urgencias del hospital Virgen del Rocío de Sevilla. El personal sanitario le pedía que se marchara a su casa, pero se negaba a irse aunque no tenía dolencias que justificaran su presencia. Decía que si se iba se moría de calor. Aunque el caso tenía ribetes chuscos, tal como los contaba Tereixa Constenla, ilustraba el problema que para este hospital supuso atender el aumento de urgencias relacionadas con las altas temperaturas registradas en agosto en Sevilla.
Tras una quincena de asfixiante calor, el Instituto Nacional de Meteorología anunció que la ola de calor estaba a punto de acabar, pero el goteo de informaciones tardó en detenerse. Ese mismo día se hizo un recuento de cómo iban las cosas por los países europeos: pésimamente en Francia, donde los tanatorios estaban colapsados, y mal en Alemania, Reino Unido, Italia, etc.
Francia sufrió una catástrofe social que conmocionó al país, totalmente desprevenido para acometer una emergencia de ese calibre. De hecho, las cifras de muertos obligaron a las autoridades a adoptar medidas tan extremas como alquilar 10 camiones frigoríficos para "liberar, si se me permite el término, los lugares normalmente destinados a conservar los cuerpos de los fallecidos", en palabras del alcalde de París, Bertrand Delanoë. Esos camiones, que debían servir de solución momentánea, estuvieron varias semanas haciendo funcionar sus motores en el aparcamiento de una zona industrial, protegidos por la policía. "Conservan 140 cuerpos, identificados pero que aún no han sido reclamados por nadie" señalaba Delanoë. En un hangar refrigerado, en el mercado de Rungis, el mayor de alimentación de Europa, también se guardaban otros cien cadáveres. Había centenares de cadáveres sin reclamar en todo París.
Como medida de choque, el Gobierno planteó un plan Marshall para los ancianos franceses, destinando 250 millones de euros para mejorar los asilos. La ola de calor sacó a la luz el problema del envejecimiento de la sociedad francesa, con un 20% de la población mayor de 65 años y la proyección de que en 10 años, en 2013, habría más de dos millones y medio de franceses mayores de 85 años.
Las escalofriantes cifras de muertos por la ola de calor en Francia, más de 11.000 según el recuento oficial, 18.000 según un sondeo de la televisión pública francesa entre los servicios funerarios de 177 ciudades, provocaron un fuerte debate político. El entonces presidente Chirac aseguró que se haría cuanto fuese preciso por remediar el problema y el ahora presidente Hollande ironizó sobre la reacción de Chirac ante el problema.
Muchas personas murieron solas en sus casas y ese drama de soledad también lo resaltó el presidente Chirac, que habló de restablecer "el vínculo de la solidaridad familiar, el respeto hacia las personas ancianas y las relaciones de vecindario". El ministro italiano de Interior, Giuseppe Pisanu, dijo al respecto que "los ancianos mueren más por la soledad que por el bochorno". Con esta sentencia apuntaba la existencia de un problema social que el calor hizo aflorar de modo dramático. Así explicaba la desproporción tan llamativa en la incidencia de la ola de calor entre Francia e Italia.
Montaje de un tanatorio móvil refrigerado en Longjumeau (Francia), cerca de París, durante la ola de calor de 2003 / AP
Una calle de Sevilla el 1 de agosto de 2003. El termómetro marca 56 grados / GARCÍA CORDERO
Hay 2 Comentarios
Estamos destrozando la Ecologia del planeta , la misma que nos manatiene vivis
http://ernesto-consultoria.blogspot.com/2012/12/proyecto-bosque-sahara.html
Hacemos como los habitantes de Rapa nui que destruyeron la isla ( Nosotros la TIERRA) en que vivian
http://ernesto-consultoria.blogspot.com/2012/11/crisis-de-rapa-nui.html
Publicado por: ernesto | 13/08/2013 18:27:28
Para todas estas olas de calor siempre tienes que ir refrescandote para no deshidratarte con esas alta temperaturas.
Y ahora cada vez enpezezaran a bajar las temperaturas ya que se acerca el verano.
Publicado por: aire acondicionado | 13/08/2013 11:51:03