El episodio que tiene a Diego Costa, futbolista del Atlético de Madrid, como protagonista, por el dilema de por qué selección se decantaría, la brasileña o la española y que quien lea con interés la sección de Deportes de EL PAÍS puede seguir detalladamente, nos permite echar la vista atrás, bastante, a aquellos años en los que el fútbol español tenía entre sus temas más debatidos el de los oriundos.
La lectura del artículo de John Carlin ofrece claves y argumentos sobre este espinoso contencioso hispano-brasileño en vísperas de un Mundial que se jugará en Brasil y al que España llegará como vigente campeona del Mundo. Su lectura es muy recomendable. Para Carlin, "que Lionel Messi jugase para España sería una mentira, como lo fue en su día que lo hiciera Alfredo di Stéfano en la época de Franco."
En una entrevista digital, José Sámano, redactor jefe de Deportes de EL PAÍS, se ha pronunciado sobre el caso en respuesta a un lector: "El debate sobre Diego Costa me parece que se está enfangando más de la cuenta. No es el primer caso ni será el último. ¿Por qué no jugar la baza de un gran jugador en una forma extraordinaria que reúne los requisitos legales para ser convocado? ¿Es que le importó a alguien que el gol a Yugoslavia que llevó a España a Argentina 78 lo metiera Rubén Cano? ¿Y el Portugal de Deco, Pepe...?
Recientemente, Diego Torres ha tratado el tema en un artículo titulado El fútbol y la ‘españolía’, en el que recuerda varios casos similares al de Diego Costa en el pasado.
No es, pues, asunto nuevo el de las dobles nacionalidades de jugadores que por su origen o procedencia jugaron con la selección de un país habiendo nacido en otro. España tuvo una época en la que proliferaron los jugadores oriundos, condición que tenían los nacidos en otro país pero cuyos padres eran españoles. Esa época fue rica en trapacerías y chanchullos para conseguir el objetivo de que jugadores que por su condición de extranjeros no hubieran podido jugar en un club español y menos aún en la selección eludiera la normativa vigente gracias a un uso creativo de la genealogía y a la falsificación documental.
Hay una divertida anécdota de la época de los oriundos, allá por los años setenta del pasado siglo. Llegó un futbolista a España a jugar con el estatuto de oriundo y el periodista se interesó por la patria chica de su padre. "De Celta", respondió risueño.
A otro le preguntaron si su padre era navarro. "Navarro, no. De Pamplona".
El ciudadano español Antonio Martínez Rubalcaba, emigrante en Paraguay, figuraba como padre en la documentación de 3 futbolistas sin parentesco que jugaron en España: Carlos Martínez Diarte [Lobo Diarte] (Zaragoza , Valencia, Salamanca y Betis), Diomedes Martínez Cabrera (Elche) y Luis Óscar Martínez Leguizamón (Barcelona, Sant Andreu, Valladolid y Calvo Sotelo de Puertollano).
Fue tan disparatado todo, que a un futbolista nacido en Coria del Río (Sevilla) la Federación Española de Fútbol le consideró oriundo porque emigró con 10 años a Bélgica: Juan Lozano. La Federación no previó el regreso de emigrantes en sus farragosas reglamentaciones que definían quién era español, quién extranjero y quién oriundo para jugar en España.
Las sospechas alcanzaron a jugadores que llegaron a vestir la camiseta de la selección española, como Rubén Cano. La convocatoria de Rubén Cano fue polémica porque el seleccionador, Kubala (quien también jugó en la selección habiendo nacido fuera de España) y la Federación rompieron una norma que se autoimpusieron tres años antes: la de no seleccionar a ningún jugador nacido fuera de España. En un artículo de EL PAÍS de abril de 1977 se decía que "Rubén Cano llegó a España como extranjero. Por lo menos con esa nacionalidad fue inscrito en la Federación Española por el Elche. De esa forma el equipo ilicitano aceleraba los trámites de su inscripción. Pero el Elche, además presentó en la Federación Española un documento en el que se aseguraba que Rubén Cano había sido internacional, sin aclarar más detalles." En el artículo se decía que el interés del club al hacer así las cosas para acelarar su incorporación y revalorizar al jugador ante un futuro traspaso, circunstancia que más tarde se produjo.
Diego Torres, en el artículo citado más arriba, ha hablado con Rubén Cano, que ha manifestado lo siguiente: “me nacionalicé en 1974, cuatro meses después de llegar a jugar al Elche (...) Mi padre era español, nacido en Almería, en el pueblito de Purchena. Tuve una charla informal con gente de la federación argentina pero nunca se comprometieron. España me citó y me pareció que si yo estaba jugando en España era más honrado y más justo ir con España”. Cuando Kubala le convocó, Rubén Cano se indignó con quienes recordaban los rumores sobre su internacionalidad con Argentina. Ya gozaba entonces de la doble nacionalidad. Al producirse su fichaje por el Atlético de Madrid, se publicó en EL PAÍS un artículo que contenía unas declaraciones de Rubén Cano sobre su presunta internacionalidad con Argentina: «Estuve, sí, seleccionado en una oportunidad, pero no llegué a disputar el encuentro en cuestión por hallarme lesionado».
Como puede verse, la convocatoria de Rubén Cano fue polémica, aunque en su caso no por problemas de nacionalidad, sino de presunta previa internacionalidad con otra selección. La norma rota con Rubén Cano de no convocar a jugadores nacidos fuera de España se fijó para evitar que falsos oriundos pudieran llegar a ser internacionales por España. Porque eso es lo que había ocurrido en varios casos. Y es que España alineó previamente en la selección absoluta a jugadores que luego se demostró que eran falsos oriundos. Hubo varios casos: Roberto Martínez, que fue jugador de Espanyol y Real Madrid, y Óscar Rubén Valdez, que fue jugador del Valencia, además de Anzarda, Bezerra y Jara. Evidentemente, estos casos fueron extremos: se trataba de falsos oriundos y llegaban, sin tener derecho a ello, a jugar en la selección absoluta de fútbol. Pero fueron legión los falsos oriundos que jugaron en clubes españoles de primera y segunda división en aquella época.
El caso de Valdez fue el más notable de todos los reseñados. Valdez alcanzó la internacionalidad por España 9 veces, pero las denuncias que Athlétic de Bilbao y Real Sociedad presentaron contra varios oriundos por falsedad documental le sentaron en el banquillo (de los acusados). El contexto en el que se movió el caso de los falsos oriundos giraba en torno a una documentación falsa que la Federación había dado por buena, normalmentre conseguida a través de intermediarios que hacían su negocio consiguiendo falsos papeles que acreditaran la condición de oriundos de los aspirantes, pero que las denuncias de los dos clubes citados, que además aportaron pruebas, echaron a pique.
Poco después de este, hubo otro caso fraudulento. Felman jugaba en el Valencia y no ocupaba plaza de extranjero (entonces cada equipo podía tener 2 extranjeros). Se denunció que había jugado en la selección argentina y consecuentemente, la FIFA no le permitiría jugar para España. Como consecuencia, debía abandonar el Valencia porque pasaba a ocupar plaza de extranjero, y ya estaban cubiertas. Un par de días más tarde, dejó de pertenecer al club y la Federación suspendió su inscripción. Esta forma de proceder contrastó con otros casos tan irregulares como este. La lectura de la información de EL PAÍS sobre este episodio provoca cierta vergüenza ajena: la Federación argentina aseguraba que no fue internacional, pero cuando el diario As denunció que sí lo fue aportando pruebas, la Federación argentina reconoció que jugó 9 minutos de un partido, pero que a pesar de ello no le consideraba internacional. Felman, por su parte, negaba haber jugado. La FIFA decía que jugar 9 minutos convertía en internacional al jugador. Un sainete.
EL PAÍS dedicó un extenso reportaje a este asunto de los falsos oriundos, que el polémico caso de Diego Costa nos permite recordar.
Obviamente, también ha habido furbolistas nacidos fuera de España que han jugado con la selección española sin que hubiera ninguna irregularidad de por medio, como fue en los casos, más recientes en el tiempo, de Donato y Senna.
Diego Costa en un partido de esta Liga con la camiseta del Atlético de Madrid / LUIS SEVILLANO
Rubén Cano celebra su decisivo gol en el partido contra Yugoslavia disputado en Belgrado y que clasificó a España para el fase final del Mundial de 1978 / RAÚL CANCIO
Hay 4 Comentarios
No hay que olvidar que la polémica se da en el 26 aniversario de la célebre y muy puñetera "sentencia": En España la justicia es un cachondeo. Del ilustre jerezano Pedro Pacheco. Tierra de conejos, Estado fallido. Y en ese plan. Ninguno.
Publicado por: Casas Viejas | 30/10/2013 5:06:48
Me alegro, Diego es un buen jugador y un tipo sano, aunque brutote.
Publicado por: Manuel G. | 29/10/2013 22:48:07
Hay un problema subyacente y obviaré las diferencias que se han ido planteando de oriundos y nacionalizados, el problema que veo es que a mayor poder económico de una liga, más jugadores extranjeros son requeridos y a edades más tempranas, por lo cual el viejo concepto de selecciones nacionales se pervierte en virtud del poder económico. Nadie ha planteado esto. Para mí es lo más grave.
Publicado por: daniemme | 29/10/2013 18:14:00
Se olvidaron de Ezequiel Castillo Monte, un muy buen mediocentro argentino-español que militó más de diez años en el fútbol español.Tuvo la posibilidad de jugar con la elástica roja. Un jugador completo con características de los grandes mediocampistas actuales.
Publicado por: Rafa | 29/10/2013 18:00:10