Talbiyeh, uno de los barrios más elegantes de Jerusalén, fue fundado en las primeras décadas del siglo XX por árabes adinerados, cristianos en su mayoría. La fisonomía del barrio ha cambiado poco desde entonces: calles espaciosas y arboladas, villas de estilo moderadamente morisco o inspiradas en la sobriedad funcionalista que estaba entonces de moda en Europa, jardines, flores.
La casa que más me gusta en Talbiyeh se encuentra en el número 18 de Marcus Street. La calle se llama así en honor de “Mickey” David Marcus, un oficial británico que contribuyó a formar a los soldados de la Haganah, el ejército judío previo a la creación de Israel. La villa del número 18 no es ostentosa. Tiene dos plantas, un porche y un jardín. Y una simetría exquisita.
Hana Bisharat, que la construyó para su familia en 1926, debió ser un hombre de buen gusto. En un lateral del edificio estampó, sobre cerámicas armenias, su nombre y la fecha de construcción. En el frontispicio, también sobre cerámicas, colocó en árabe y en inglés el nombre de la villa: “Harun al-Rashid”, el califa de Las Mil y Una Noches.
Bisharat vivió allí unos años. Luego alquiló la casa a las autoridades británicas, que instalaron en “Harun al-Rashid” el cuartel general de la Fuerza Aérea. En 1948, en cuanto se extinguió el Protectorado Británico y estalló la guerra, la casa, como el resto del barrio, fue ocupada. Otras casas quedaron en manos de particulares israelíes, pero “Harun al-Rashid” se reservó para altos cargos del nuevo Estado.
Dicen que unos años más tarde Bisharat, que vivía en Líbano y Estados Unidos, llamó a la puerta y preguntó cuándo le devolverían su casa. Tal vez sea una leyenda urbana.
Golda Meir fue uno de los residentes de “Harun al-Rashid”, como ministra de Asuntos Exteriores. Fue ella quien ordenó a unos albañiles que rompieran a martillazos los mosaicos con la inscripción arábiga “Harun al-Rashid”. El destrozo sigue siendo visible.
Meir aún residía en la villa de Bisharat cuando, en 1969, pronunció aquella famosa frase sobre los palestinos: “No es que existiera un pueblo palestino en Palestina que se considerara a sí mismo un pueblo palestino y nosotros llegáramos y les echáramos y les quitáramos el país. No existían”.