Descubrí el aceite Belluga la pasada semana mientras cenaba en Valencia en el restaurante Saiti. Sobre la mesa apareció una botella verde rotulada en blanco con un nombre que me recordó al más renombrado tipo de caviar. Lo probé con curiosidad y me encontré con un virgen extra elegante, suavemente afrutado, dulce, con notas de frutos secos, gusto a tomates verdes y alcachofas y un picor suave. Un AOVE de alta gama de la campaña 2015 elaborado, según rezaba la etiqueta, con aceitunas serranas de Espadán. “Utilizo este virgen extra hasta para cocinar, me lo envían desde Castellón en garrafas de 5 litros”, me comentó el gran cocinero Vicente Patiño, propietario de Saití.
Como la curiosidad me podía, al día siguiente a media mañana me encontraba en el Museo del Aceite de Segorbe, donde también se aloja una casa rural. A la entrada nos aguardaban Luis Calpe y Teresa Blasco, directores del museo y propietarios del aceite Belluga.
¿Cuanto tiempo lleváis aquí? “Estamos en el casco antiguo de Segorbe, en el edificio histórico Belluga, donde se hallaba una antigua almazara en la que nuestra familia ya elaboraba aceite a principios del siglo XX.”
¿Y el nombre? “Corresponde a un canónigo de la catedral del siglo XV, Nicolás Belluga, nada que ver con el caviar beluga como podrás suponer”.
Vuestro museo resulta muy didáctico. “Se inauguró en 2006 y ya en 2007 AEMO se le concedió el Primer Premio Nacional a la Difusión de la Cultura del Olivo. Nos valemos de audiovisuales y paneles. En una de las salas, como has visto, hasta hemos reproducido la Olivera Morruda ejemplar con más de 1.500 años, considerado el padre de todos los olivos, orgullo de la zona. En el museo recibimos visitas de colegios y turistas, muchos extranjeros, franceses, ingleses, alemanes…”
¿Y vuestro AOVE Belluga? “Comenzamos en 2009, llevamos poco tiempo. Lo nuestro es pura pasión. Teresa es boticaria y yo ingeniero industrial. Abandonamos nuestros respectivos trabajos para dedicarnos al aceite”.
¿Algún secreto? “Ninguno. Recolectamos muy pronto, según las características de cada campaña. En 2015 arrancamos a mediados de octubre, cuando en la comarca todavía nadie había comenzado. Molturamos las aceitunas el mismo día de la recogida con unos rendimientos bajísimos, necesitamos 100 kilogramos de aceitunas para conseguir 8 litros de aceite virgen extra. Nuestra variedad es la serrana de Espadán, que crece en el parque natural de la Sierra Calderona. Tenemos otorgado el rango de producto natural ”.
Aceite de larga tradición elaborado con métodos modernos. “Por supuesto. Molturamos y centrifugamos las aceitunas en la Cooperativa Oleícola Alto Palancia con alta tecnología, cerca de aquí. No podría ser de otro modo.”
Habíamos finalizado la visita cuando me invitaron a pasar a la tienda Belluga Gourmet anexa al museo. Volví a catar el aceite y ratifiqué mi primera impresión. “Tienes que probar nuestras mermeladas y patés. Hemos abierto otras líneas comerciales para defendernos en el mercado”, me comentaría Luis Calpe. “Incluso preparamos productos cosméticos, cremas hidratantes de la piel a base de aceite de oliva”.
Encontré magníficos el paté de pulpa de aceituna verde con nueces, tomillo y romero; el de pulpa de aceituna negra, con cacao y aceite, que parecía una mermelada, y también el de pulpa de aceituna negra con ralladura de lima y agar agar. Y sensacional la mermelada de pimientos rojos que elaboran al margen de las olivas. “Elaboramos hasta 9 tipos de pastas untables a partir de aceitunas, con naranja, brandy, etcétera. Los precios alrededor de 3,50 euros cada tarrina. Hacemos hasta gominolas”, me comentó.
¿Cuánto AOVE producís? Aún somos pequeños. Del Belluga First que tanto te gusta sin filtrar 25.000 botellas, de 3 ¼ de litro.
¿Dónde lo vendéis? “Nos cuesta mucho. Es más fácil venderlo en el extranjero que en España. Estamos enviando aceite a Canadá, México, Mónaco, Japón y Alemania. En España a Valencia, País Vasco, Madrid, Zaragoza, Sevilla y Canarias, a 10 euros la botella. Hemos recibido varios premios internacionales, pero no es suficiente. Para consolidar una marca hace falta tiempo y trabajo.”.
Me marché reflexionando en la labor de esta familia en pro de los AOVE de calidad. Su entusiasmo se suma al de otros pequeños elaboradores artesanos españoles que con productos de altísima gama y rentabilidades mínimas buscan hacerse un hueco frente a las multinacionales del envasado. Sígueme en twitter en @JCCapel