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Sobre el blog

Actualidad sobre las oportunidades de negocio de la Economía Verde, el Medio Ambiente, la Energía y la Sostenibilidad, sin olvidar los nuevos nichos de mercado relacionados con el cambio climático y la eficiencia energética.

Sobre EOI

Escuela de Organización Industrial

EOI Escuela de Organización Industrial es la escuela europea de referencia en la formación en gestión medioambiental y energética, siendo la primera escuela en desarrollar este tipo de programas en 1976. Desde entonces, EOI ha abierto líneas de especialización en energías renovables, gestión del agua y huella de carbono, con especial atención al emprendimiento en los sectores productivos de la Economía Verde. En sus cursos se han formado más de 35.000 pymes que se suman a la comunidad de 80.000 antiguos alumnos de la Escuela. EOI, fundada en 1955, es una fundación pública del Ministerio de Industria, Energía y Turismo.

Programas de Medio Ambiente, Energía y Sostenibilidad

Sobre los autores

Profesores del área de Medio Ambiente, Energía y Sostenibilidad de EOI Escuela de Organización Industrial.

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Enrique Jiménez Larrea
Enrique Jiménez Larrea, Director del Programa Ejecutivo en empresas de servicios energéticos, ESE´s de la Escuela de Organización Industrial.
No se equivoquen, la actual crisis económica no debe hacernos abandonar un sector de economía productiva, como es el asociado a la mejora de la eficiencia energética, porque los mercados globales van a exigir un enorme esfuerzo en innovación y eficiencia y por el enorme potencial remanente que hay en España.

En nuestro país, a partir de un impulso público, recomendado por la anterior Directiva de eficiencia energética respecto a las “Empresas de Servicios Energéticos” (ESE) implantadas en muchos países de la UE, (“empresa que mejoran de la eficiencia energética en las instalaciones de un cliente y afronta un riesgo económico al hacerlo”)  y de la dinámica de un sector empresarial de cierta tradición en operación y mantenimiento de instalaciones, se ha ido desarrollando un sector de oferta en servicios energéticos, que, además, ha ido integrando otras actividades (auditorías, ingenierías, diseño, financiación, medición y verificación, Tics, etc.) con un enorme potencial y que va a requerir de nuevos emprendedores y de nuevas habilidades profesionales.

Debemos contemplar, por otra parte, la oportunidad de las dos nuevas Directivas, de Eficiencia Energética y de Edificios, que establecen objetivos vinculantes muy ambiciosos a medio y largo plazo, también para España, en términos de consumo, de renovación del parque de edificios, de implantación de sistemas urbanos de climatización, etc., que van a movilizar, necesariamente, importantes inversiones, con fuentes de financiación, privadas y públicas, tanto de carácter estatal como comunitario.

En nuestro país, además, con amplias áreas urbanas degradadas y con un parque edificatorio, de más de veintiséis millones de unidades, con bajos requerimientos en eficiencia energética, una gran parte de la actividad inmobiliaria se centrará, sin duda, en la rehabilitación edificatoria y energética, que es un campo específico de las Empresas de Servicios Energéticos.

Termino, como inicié estas breves notas, ¡no se equivoquen!, la formación de profesionales en el sector de los servicios energéticos es una exigencia del presente y una necesidad del futuro.

¿Qué pueden aportar las industrias creativas a la economía verde?

Por: | 18 de octubre de 2012

Juan Pastor Bustamante, EOI
Juan Pastor Bustamante, Profesor de creatividad e innovación de EOI

El potencial de crecimiento del sector de la economía verde es todavía muy grande. Para su desarrollo la innovación es importante o incluso podríamos decir que imprescindible. Generar valor en los productos y servicios mediante la mejora constante y la novedad, creo que es algo que tienen claro gran parte de los empresarios, directivos y emprendedores. Afortunadamente el concepto innovación no se cuestiona como actividad necesaria para que las empresas del sector sean más competitivas.

Pero si hablamos de diseño, videojuegos, escenografía quizá alguien se quede más sorprendido pensando ¿Qué demonios tiene que ver con el sector de la economía verde? Las industrias creativas pueden ayudar mucho al desarrollo de las empresas del sector. En la sociedad que vivimos valoramos la calidad del producto o servicio y lo que lo envuelve: cómo este se presenta e interacciona con el cliente o usuario. Es tan importante el qué se vende como el cómo se vende.

Vivimos en la época de la economía de la experiencia que anticiparon Pine y Gilmore a comienzos del siglo XXI. La experiencia que vivimos los usuarios cuando interaccionamos con los productos y servicios es clave en la imagen que nos hacemos de la empresa. Si la experiencia es negativa resulta difícil dar una segunda oportunidad. Cuando hablamos de un sector como es el de la economía verde hay que trabajar en la conexión y equilibrio entre la tecnología, la ética y la estética. Nadie acepta que una empresa que se dedique al reciclaje pueda perjudicar el medio ambiente o que una empresa de eficiencia energética logre reducir el consumo de energía en una ciudad sustituyendo el mobiliario público por uno antiestético por muy eficiente que sea. Tampoco que para difundir las bondades de un producto se utilicen toneladas de papel mediante cartelería, folletos….

En nuestro país tenemos la suerte de contar con iniciativas como Conexiones Improbables  que trabajan en conectar las industrias creativas con la empresa para desarrollar procesos de innovación. Como podemos leer en su web, este proyecto “pone en relación artes, pensamiento, ciencia, empresa y gobernanza, en la búsqueda de nuevas preguntas y respuestas a las necesidades de organizaciones de todo tipo”.  Se suele asociar la innovación con lo tecnológico y con la I+D+i, pero el diseño, el arte, la comunicación también forman parte del proceso innovador.  Esta visión de lo creativo aplicado a la innovación está aún en pañales.

Si en España comienza una cierta sensibilidad a estos temas, en las economías más desarrolladas la exigencia del consumidor es mucho mayor en ese equilibrio entre técnica, ética y estética. La interconexión entre la economía verde y la economía creativa sería sumamente positiva tanto para la competitividad de las empresas de nuestro país como para la Marca España. Si es usted un profesional dentro del sector de la economía verde le invito a contar con diseñadores, escenógrafos, comunicadores en el diseño de la experiencia de sus productos y servicios para que sean eficientes, singulares, coherentes y generadores de valor económico, social y ecológico

Más información y contenidos de Juan Pastor Bustamante en EOI: http://www.eoi.es/savia/autor/juan-pastor-bustamante

Twitter: @juanpastorbus

El Barómetro de la Confianza Edelman de 2012 evidencia una caída generalizada de la confianza de los ciudadanos en las instituciones. Aunque esta caída es más acusada hacia los gobiernos, también ha disminuido la confianza en el sector empresarial, particularmente y como era de prever, en el sector financiero.

Según el Foro Internacional de Líderes Empresarios (IBLF), la confianza en una empresa va estrechamente relacionada a la percepción de equilibrio entre el beneficio que está consiguiendo la empresa, sus ejecutivos y sus accionistas, y los beneficios netos que sus operaciones suponen para la sociedad (beneficios procedentes de los impuestos que paga la empresa, el empleo que genera y el valor de los productos y servicios que ofrece), restando cualquier efecto negativo, como la explotación laboral y la degradación medioambiental. En definitiva, las empresas pueden prosperar siempre que la sociedad en donde desarrollen su actividad también prospere.

El IBLF sostiene que una de las vías a través de la cual se puede restablecer la confianza es colaborar con otras organizaciones de un modo eficaz y responsable. La certeza de que este tipo de compromiso corporativo es útil, se refleja en el rápido incremento en el número de plataformas que promueven el diálogo intersectorial, proyectos de colaboración, alianzas, redes y coaliciones, tales como el Consejo Empresarial Mundial de Desarrollo Sostenible (WBSCD), GBCHealth y la Iniciativa de Transparencia en la Industria Extractiva (EITI), entre otras, todas centradas en lograr objetivos de desarrollo, o mejoras en las prácticas empresariales.

Sin embargo, para infundir confianza a largo plazo en el sector empresarial, no es suficiente con simplemente establecer un vínculo de colaboración. The Partnering Initiative opina que las relaciones entre el sector empresarial y otros sectores se encuentran dentro del espectro entre las sociedades que intercambian transacciones y las alianzas con capacidad de transformación.

Las consultas, los proyectos filantrópicos y modelos de participación, de carácter puntual y bajo el paraguas de una transacción, pueden mejorar la imagen corporativa o la reputación de una organización durante algún tiempo, a corto plazo, pero es poco probable que ayuden, de forma significativa, a infundir confianza a largo plazo. Efectivamente, en algunos casos las iniciativas basadas en actividades de transacción, pueden hacer que surjan dudas acerca de qué puede estar motivando a una empresa a participar en una colaboración y, a su vez, que se acuse a ésta de estar intentando teñir su imagen de verde (al colaborar con organizaciones ecologistas) o de azul (en el caso de colaborar con agencias de la ONU) lo que, más que reforzarla,  podría socavar la confianza en la empresa e incluso podría afectar negativamente a la reputación de la ONG, agencia o gobierno participante en dicha relación.

Aunque las alianzas transformadoras requieran de mucho más tiempo y sean más difíciles de formar, si su objetivo es el de lograr beneficios mutuos y compartir riesgos y ventajas, pueden ofrecer una verdadera oportunidad para cambiar el enfoque y modo de actuar de una empresa. Este modo de colaborar no sería una actividad complementaria de carácter filantrópico, sino una parte esencial de las prácticas básicas de la empresa, integrada en paralelo a los distintos esfuerzos para convertirla en una empresa de confianza.

Entre las empresas que han conseguido infundir confianza y han logrado cambiar su imagen de marca, mediante la incorporación de la colaboración de forma sistemática en sus estrategias de negocios, están Rio Tinto y Nike. Su experiencia señala el papel crucial jugado por un liderazgo empresarial que aboga positivamente por la colaboración y la incorpora a la visión a largo plazo de la empresa.

En los años 90, tanto Nike como Rio Tinto sufrieron bastante publicidad negativa. El perfil de Nike se vio dañado por acusaciones de explotación infantil en talleres en condiciones infrahumanas en Asia y de usar productos químicos que contaminaban los acuíferos de la comunidad. Mientras tanto, Rio Tinto se enfrentaba a denuncias por daños contra el medioambiente y violaciones de los derechos humanos y laborales. Ambas empresas iniciaron un proceso de cambio general, poniendo a las alianzas como base.

En Rio Tinto buscaron la formalización de vínculos con organizaciones ecologistas, integrando dentro de sus prácticas básicas de empresa la conservación de la biodiversidad en varios proyectos de las zonas mineras en donde trabajaban. Se huyó de patrocinar ad hoc, en favor de la creación de un programa de participación con la comunidad, para toda la empresa, y la creación de alianzas estratégicas con una amplia serie de ONG, fundaciones, instituciones académicas y proyectos como Earthwatch, BirdLife International, Flora y Fauna International, la Universidad de Dundee y el Proyecto Eden entre otros. Estas relaciones han mejorado la reputación de la empresa y se han ganado el respaldo de sus clientes, asegurándose, a su vez, una ventaja frente a sus competidores y el acceso a nuevos recursos y mercados.

Mientras tanto, Nike ha revisado, de manera exhaustiva, la totalidad del ciclo de vida de su fabricación. Se establecieron alianzas con Sustainability Partners, the Natural Step y con la Society for Organizational Learning para mejorar las relaciones en su cadena de suministro. Se instó a los proveedores a que adoptaran en sus procedimientos de fabricación toda una serie de estrictos estándares medioambientales, se implantaron prácticas de reutilizado y reciclado, se ayudó a los responsables locales a calcular los costes y beneficios de invertir en proyectos ecologistas ajustados a cada contexto en particular y, finalmente, se formó a los trabajadores de Nike para así favorecer que surgieran cambios innovadores a lo largo de la cadena de valor. Estos vínculos trajeron como resultado ahorros en energía y en costes de material, el empleo de materiales más benignos y una mejora en las relaciones laborales.

No es fácil crear relaciones transformadoras, requieren de tiempo y paciencia, especialmente cuando hace falta recuperar la confianza después de haber sufrido una publicidad negativa. Así, como es necesario que toda la organización entienda lo importante que es trabajar en colaboración, es esencial concentrarse en que haya claridad, compromiso y coherencia en las relaciones. Lo cual va a depender de:

  • Que haya un diálogo intenso y constante
  • Que se cumplan los compromisos adquiridos
  • Se perciba honestidad en los propósitos y objetivos (incluyendo en los errores cometidos)
  • Se dé respuesta a cualquier posible duda, crítica o sugerencia. 

Para reforzar la rendición de cuentas, en The Partnering Intiative se cree que las alianzas entre distintos sectores tienen más probabilidades de tener éxito si incorporan los siguientes principios:

  • Equidad – Reconocer el derecho de cada miembro a participar y validar su contribución a la relación.
  • Transparencia – Franqueza y honestidad en las relaciones de trabajo para garantizar la rendición de cuentas ante todas las partes interesadas.
  • Beneficio muto – Aceptación de que todos los miembros tienen derecho a obtener beneficios específicos adicionales a los beneficios comunes que recibirán todos.

Una colaboración de éxito depende, asimismo, de que se adquieran una serie de aptitudes que favorezcan las relaciones como, por ejemplo, poseer buena capacidad de comunicación, negociación y mediación y, reconocer a su vez, a nivel general en la empresa, el valor de trabajar con un grupo más amplio de partes interesadas. Un liderazgo empresarial que abogue por trabajar en colaboración e incorpore este enfoque en su visión a largo plazo, podrá promover el tipo de actitud que va a servir para maximizar las probabilidades de que se produzca el cambio transformador que logre infundir confianza.

Cambio climático

Por: | 01 de octubre de 2012

Aunque la mayoría de las voces autorizadas coincidan en que se están produciendo importantes transformaciones en el clima de la Tierra y que éstas tienen su origen fundamentalmente en la actividad humana, periódicamente aparecen estudios, algunos de los cuales con cierto grado de solvencia, que si no niegan el cambio climático, por lo menos plantean un escenario mucho menos pesimista, en el que la responsabilidad humana es poco menos que insignificante.

Sin embargo el hecho de que haya estudios que pongan en duda, cuando no nieguen, la influencia de la actividad humana sobre el clima no debe hacernos pensar que aquellos otros trabajos que defienden posturas contrarias deban de gozar de menor crédito. En realidad nos desenvolvemos en un contexto definido por la incertidumbre y por lo tanto de momento no podemos alcanzar la certeza plena ni en un sentido ni en el otro y dependiendo de a quién nos arrimemos nos proveeremos de argumentos a favor de una u otra corriente.

Ahora bien, la falta de consenso y la existencia de argumentos válidos para apoyar o negar la influencia del aumento del CO2 de origen antropogénico en los cambios que se están produciendo en el clima no debe en ningún caso constituir excusa o coartada para descuidar la atención sobre nuestro planeta, porque con independencia de que suba la temperatura del mismo en mayor o menor medida y de cuál sea la razón de dicho incremento, las agresiones que está llevando a cabo el ser humano sobre su entorno están provocando ya daños muy graves y en no pocas ocasiones irreversibles.

De lo que no cabe duda es de que como consecuencia de la presión humana directa o través de los diferentes tipos de contaminación a ella atribuible se está reduciendo notablemente la biodiversidad y de que hemos perdido ya para siempre especies de fauna y flora que con independencia de su derecho intrínseco a existir, su desaparición nos va  privar de innumerables recursos tanto económicos como  terapéuticos.

Tampoco se pone en tela de juicio que la contaminación lleva afectando a la salud humana desde hace siglos y muy especialmente en las últimas décadas, influyendo tanto sobre la calidad como sobre la propia esperanza de vida. De todos es conocido el incremento producido en las sociedades modernas de las enfermedades respiratorias y las patologías alérgicas.

También son evidentes los daños económicos derivados de la polución que dejan yermas e improductivas grandes extensiones de tierra y enormes masas de agua. Este fue el caso de la lluvia ácida que asoló vastas regiones del Este europeo en el último tercio del siglo XX. Es cierto que en este caso no fue el responsable el CO2,  pero esto nos debe hacer reflexionar sobre nuestra obsesión por un gas que si bien influye sobre la temperatura de la Tierra, no es tóxico y sin embargo nos despreocupamos de otros de por sí altamente nocivos.

Así mismo y con independencia de los efectos derivados de la emisión de CO2 y otros contaminantes hemos de ser conscientes de que a la vez que lanzamos a la atmósfera estos gases, estamos haciendo uso muchas veces de recursos fósiles generados a lo largo de millones de años, que podrían ser vitales para cubrir necesidades futuras pero que de manera irresponsable estamos destinando a la mera combustión. 

Pero además de los perjuicios antes mencionados, más o menos cuantificables desde un punto de vista económico, la actividad humana está actuando sobre intangibles como el paisaje que contribuyen a nuestro descanso y solaz a la vez que constituyen indicadores de la salud de la Tierra, porque cuando desaparece un paisaje tradicional se rompe un equilibrio acrisolado a lo largo de la historia, pudiendo por ejemplo haber desaparecido el suelo que lo sustentaba con las consecuencias implacables que esto supone en relación con los recursos hídricos y la vida que ambos sustentan.

En fin, siempre ha habido cambio climático y en buena medida éste ha sido debido al CO2 sin cuya contribución la temperatura de la Tierra no sería apta para albergar la vida al menos como la conocemos hoy en día. Por otra parte de todos es conocido la existencia de sucesivos períodos glaciares y que en períodos históricos relativamente recientes como la Edad Media el clima europeo era mucho más benigno de lo que es en la actualidad o que en el siglo XVIII se produjo una “mini glaciación”, sin embargo el que pueda haber indicios de que las modificaciones climáticas actuales inducidas o no por el hombre no sean de la magnitud que en principio se pudo estimar no debe servir en modo alguno para que sigamos derrochando unos recursos evidentemente escasos y además nos resignemos a vivir en un entorno hostil, degradado e insalubre.

El País

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