Green Jobs

Sobre el blog

Actualidad sobre las oportunidades de negocio de la Economía Verde, el Medio Ambiente, la Energía y la Sostenibilidad, sin olvidar los nuevos nichos de mercado relacionados con el cambio climático y la eficiencia energética.

Sobre EOI

Escuela de Organización Industrial

EOI Escuela de Organización Industrial es la escuela europea de referencia en la formación en gestión medioambiental y energética, siendo la primera escuela en desarrollar este tipo de programas en 1976. Desde entonces, EOI ha abierto líneas de especialización en energías renovables, gestión del agua y huella de carbono, con especial atención al emprendimiento en los sectores productivos de la Economía Verde. En sus cursos se han formado más de 35.000 pymes que se suman a la comunidad de 80.000 antiguos alumnos de la Escuela. EOI, fundada en 1955, es una fundación pública del Ministerio de Industria, Energía y Turismo.

Programas de Medio Ambiente, Energía y Sostenibilidad

Sobre los autores

Profesores del área de Medio Ambiente, Energía y Sostenibilidad de EOI Escuela de Organización Industrial.

Archivo

julio 2014

Lun. Mar. Mie. Jue. Vie. Sáb. Dom.
  1 2 3 4 5 6
7 8 9 10 11 12 13
14 15 16 17 18 19 20
21 22 23 24 25 26 27
28 29 30 31      

Hace ya tiempo que vivimos una auténtica revolución tecnológica. Ya sea por la aparición de los llamados “smartphones”, por el continuo devenir de las redes sociales, o por la fantástica libertad que brindan las tecnologías actuales, que no estamos ligados a un arcaico ordenador para ser completamente productivos….¿verdad?

¿Es ésta la realidad o todavía necesitamos nuestras viejas “torres”?

Si hacemos un breve repaso a nuestras actividades cotidianas podremos deducir que, a poco que seamos amantes de la tecnología, somos capaces de desempeñar unas funciones con nuestro entorno que hace años se antojaban utopías de la ciencia ficción. Podemos contestar el correo electrónico mientras compramos el pan, mantener una teleconferencia con nuestros compañeros en la otra punta del globo como si estuvieran en una habitación colindante, compartir información vital de forma instantánea a través de multitud de “nubes” virtuales, y así hasta un largo etcétera.

Es decir, somos increíblemente productivos de forma individual. Sin embargo, si nos centramos en el sector de la ingeniería industrial en general y de la ingeniería de aguas en particular, quizás esta productividad y flexibilidad laboral no resulta tan gratificante como nos gustaría.

La gran mayoría de empresas siguen trabajando con herramientas muy eficaces en potencia, pero muy limitadas en acto. Es decir, una hoja de cálculo resulta de una gran ayuda, pero si partimos de un lienzo en blanco y no disponemos del “Know How” correspondiente para abordar un diseño, de poco servirá. Por tanto, ligamos gran parte de nuestra productividad a la pre-disposición que tenga una empresa en conservar los conocimientos de sus trabajadores de forma ordenada y accesible para nuevas generaciones sin experiencia.

Por desgracia, ese “traspaso de conocimientos” dista mucho de ser óptimo y eficaz, por lo que vamos observando cómo ingentes cantidades de información vital se pierden sin remedio. En los mejores casos encontramos ingenierías donde se generan ciertas estandarizaciones que, si bien no permiten deslocalización y mantienen anclados a sus empleados a un ordenador convencional, mejoran sustancialmente la productividad de sus filas. En casos no tan agradecidos, la labor de diseño de una instalación de tratamiento de aguas casi puede resultar una aventura de arqueología en busca del “Know How” perdido de nuestros mayores.

Afortunadamente, la innovación siempre se abre camino. Si bien las empresas españolas no acaban de aceptar los beneficios de modelos de productividad mucho más flexibles (y si no pregúntenle a Google), comienzan a despuntar pequeñas alternativas para intentar fomentar un mayor rendimiento en el ámbito del sector del agua.

Hablamos de herramientas pre-diseñadas por terceros cuya función es permitir a ingenieros de proceso poder trabajar de forma rápida, global y completamente independiente de ataduras logísticas. Podemos encontrar muy pocas herramientas de este tipo, y la gran mayoría basadas en hojas de cálculo, pero pueden resultar extremadamente útiles en determinadas situaciones.

Los problemas que suelen achacarse a estos elementos es el “recelo” propio de grandes compañías en utilizar conocimientos no desarrollados por ellos mismos. Es decir, no nos “fiamos” de los esfuerzos de terceros por el mero hecho de creer que estamos patrocinando a la competencia o por infravalorar las ventajas que puede suponer el empleo de dichas utilidades.   

Sin embargo, con esta actitud se cierran bruscamente las puertas a posibles innovaciones de desarrollo y software tan necesarias en el sector industrial. Obviamente, con las mencionadas ideas de autogestión del conocimiento, los avances tecnológicos a disposición de la sociedad se ven limitados ante prioridades empresariales particulares.

En resumen, si para escribir un texto como éste utilizamos una herramienta generada por un tercero (en este caso de un archiconocido distribuidor de software), ¿por qué no disponer de herramientas accesibles para diseñar una depuradora, desarrollar complejos cálculos hidráulicos o diseñar una desalinizadora?

La economía verde nos anima a mejorar nuestras plantas de tratamientos de aguas, aumentar la sostenibilidad de nuestras acciones, y nos recuerda la importancia de los avances comunes frente a meros intereses privados y económicos. No olvidemos, pues, optimizar una de las fuentes de energía más importantes, nuestro trabajo.

Aitor Díaz

Aitor Díaz

Profesor en Programas Estratégicos de EOI (Medio Ambiente, Energía y Turismo).
Ingeniero de proceso del Departamento Ingeniería Aplicada SADYT

Los retos de la colaboración: Entender a nuestros socios

Por: | 14 de enero de 2013

En mi post anterior hablé sobre el papel que una colaboración intersectorial transformadora puede jugar en fomentar una confianza mayor hacia el sector empresarial. En este post, me gustaría reflexionar sobre cómo hacer frente a algunos de los retos que pueden encontrarse al entablar este tipo de relaciones.

Antes de comenzar, sin embargo, quizá merezca la pena revisar el sentido de la palabra “confianza”. En la definición del término queda claro que la confianza es algo que se “gana”, se “merece” o se “desarrolla” con el tiempo y que es mucho más fácil de alcanzar entre individuos que entre organizaciones. A modo de prerrequisito para establecer la confianza entre entidades, sería más realista, por tanto, esperar y aspirar a lograr un respeto mutuo. Dicho respeto es probable que surja cuando los colaboradores cumplan los compromisos acordados en los términos de su colaboración, y se rijan, en sus relaciones, por unos principios de rendición de cuentas comunes.

Para establecer las bases necesarias para alcanzar dicho respeto y, potencialmente, la confianza, es indispensable conocer cómo trabajan los distintos tipos de socios. Aunque debemos examinar las alianzas siempre en relación a un marco contextual determinado, si prestamos atención a las características generales de los diferentes sectores, podremos comprender cómo trabaja cada uno de ellos y así estar mejor preparados para poder afrontar los posibles obstáculos que suelen impedir la formación de alianzas con capacidad para transformar.

Empresas y ONG

Mientras que a muchas ONG les preocupa que su independencia y su capacidad crítica puedan verse reducidas por cooperar con el sector privado, cada vez hay más ONG abiertas a la posibilidad de hacerlo, ya que dicha colaboración es vista como un medio para mejorar y ampliar su ámbito de alcance e influencia. Sin embargo, es frecuente que las ONG experimenten recelos ante el natural interés del sector privado por obtener beneficios y ventajas competitivas, y sientan preocupación por el posible daño que ello  pueda causar a su imagen y credibilidad.  Por esta razón, muchas ONG han desarrollado directrices para trabajar con el sector privado, por ejemplo Oxfam o WWF, y contrastan cuidadosamente el historial de la empresa con la que consideren colaborar.

Las empresas también deben tener claro con quién están trabajando y cuáles son las motivaciones reales de las ONG. Es posible que algunas ONG simplemente estén buscando un patrocinador, mientras que otras, puede que carezcan de la legitimidad y capacidad necesarias para desarrollar una relación fructífera. Sería recomendable valorar otras experiencias de colaboraciones anteriores que pudieran tener, así como su reputación, la solidez de su financiación básica, sus conocimientos y sus recursos.

A nivel práctico, el estilo de trabajo de las ONG puede resultar algo frustrante para sus socios empresarios, ya que con frecuencia supone plazos bastante dilatados debido, en parte, a sus metodologías participativas. Para poder superar las diferencias y trabajar juntos, sería útil aclarar cuál es el objetivo común en la relación ONG-empresa y centrarse en los beneficios, a largo plazo, de dicha colaboración.

Empresas y agencias internacionales

Los vínculos de colaboración entre empresas y agencias multilaterales tales como las de la ONU, han sido criticados por permitir que las empresas las usaran para mejorar su imagen mientras continuaban sus actividades “como de costumbre”.  Al igual que las ONG, un gran número de agencias internacionales tienen normas que regulan la colaboración con empresas. Por su parte, algunas empresas se han sentido utilizadas por estas agencias, sirviendo para suplir su falta de recursos y financiar programas sociales cuya responsabilidad debiera recaer en los gobiernos.

Los retos de la implementación de este tipo de colaboraciones también vienen relacionados con los diferentes estilos y culturas de organización, en donde a las empresas se las percibe como demasiado rápidas y agresivas, y a las agencias multilaterales como demasiado lentas y burocráticas, especialmente en lo referente a la aprobación de decisiones entre las sedes centrales y las operativas sobre el terreno. Esto es lo que ocurre particularmente en el inicio de las relaciones, cuando los canales decisorios no están aún bien definidos y cuando muchas empresas suelen quejarse de la cantidad de tiempo que lleva poner en marcha una iniciativa conjunta. Las empresas también han señalado que las agencias multilaterales carecen de cultura del rendimiento.

Asimismo, las empresas deberían tener en cuenta que las agencias multilaterales intentarán confirmar y mantener su independencia y neutralidad en sus relaciones con otros sectores y, por tanto, pueden vacilar a la hora de ponerse a trabajar con las empresas. Para abordar todas estas cuestiones sería de ayuda: estrechar vínculos personales sólidos; mantener abiertas las comunicaciones ya existentes; y, cuando se trabaje en colaboración, delimitar claramente las funciones y responsabilidades respectivas.

Empresas y el sector público

Según el programa Partnering with Governments, de todos los sectores de la sociedad con los que una empresa puede colaborar, el sector público supone el mayor desafío. Esto es debido, en parte, a que en la relación gobierno-empresa, el gobierno es algo más que un socio de trabajo ante un reto que afecta a la sociedad, ya que puede ocupar los distintos roles siguientes:

  • Activador de un entorno favorable para las empresas;
  • Regulador de las actividades empresariales; y 
  • Beneficiario de los impuestos sobre dichas actividades.

Estos roles, ante la posibilidad inherente de que aparezcan conflictos de interés, exigen la creación de relaciones multifacéticas que respalden: la buena gobernanza; la capacitación institucional; sólidas políticas económicas, sociales y medioambientales; el cumplimiento de la legislación; la promoción de prácticas empresariales éticas (ya sea individual o colectivamente); y que garanticen que los impuestos a las actividades de las empresas se empleen de forma sensata y cumpliendo con objetivos de desarrollo.

Los acuerdos de colaboración con el sector público se ven obstruidos, con frecuencia, por intereses a corto plazo de tipo electoralista, planificaciones inconexas, descoordinación entre los distintos estamentos del gobierno y exceso de burocracia. En este sentido es importante reconocer que los gobiernos están obligados a respetar unos procedimientos de aprobación percibidos, habitualmente, como demasiados largos o burocráticos.

Al trabajar con el sector público es necesario tener en cuenta también que se suele criticar a los gobiernos que se acercan demasiado a las empresas, lo cual puede erosionar el proceso de infundir confianza. Hay que respetar los límites de cada sector y, por tanto, es esencial comunicar con claridad cuál es la naturaleza de las relaciones público-privadas.

Conocer a nuestros socios y asegurar la transparencia en las comunicaciones en torno a la naturaleza de nuestras relaciones intersectoriales es esencial para conseguir respeto, pilar fundamental para toda colaboración de éxito.

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal