En muchas ocasiones nos planteamos cómo mejorar ciertos procesos para que sean más sostenibles, para incrementar su rendimiento o simplemente para optimizarlo dentro de sus condiciones de contorno.
Sin embargo, pocas veces nos detenemos a contemplar cuan productivo es el tiempo que dedicamos al desarrollo de dichas labores o si realmente aportamos nuevas ideas ante los retos del día a día. Tal vez (y sólo tal vez…), deberíamos perder unos segundos y reflexionar sobre algunas ideas antes de volver a sumergirnos en la inmensidad de nuestro teclado.
¿Crear o producir?
Aitor Díaz Pérez “Profesor de
EOI y Manager de Proceso en
SADYT”
Cualquier proceso de diseño implica ciertos “estándares”. Es decir, a poco que evaluemos cualquier ingeniería, nos daremos cuenta que la mayoría de trabajos relacionados con el diseño se basan en experiencias previas o proyectos similares que dicha ingeniería haya desarrollado.
Esta forma de proceder resulta fantástica y coherente, de hecho, “si algo funciona, ¿Por qué cambiarlo?”....Sin embargo, corremos el grave riesgo de no mirar un poco más allá e intentar mejorar estos diseños aportando nuevos enfoques que quizás nadie planteo en su concepción original.
Nuevos puntos de vista, soluciones absurdas que acaban siendo geniales, ideas que, por un motivo u otro, no nos atrevemos a “soltar” delante de nuestros jefes…Toda esta creatividad está perdiéndose sin remedio. Estamos mucho más preocupados (y con razón…) en conservar nuestros empleos que en intentar introducir aire nuevo a nuestros cálculos, diseños, proyectos…
Quizás sería mucho más sencillo si, de vez en cuando, desviáramos la mirada de nuestro monitor y recordáramos que una buena idea es mucho más valiosa que una reluciente pila de documentos.
El ingeniero que soñó con un cocotero
Una de las grandes contradicciones con la que convivimos día a día (y a la cuál nuestras empresas hacen el caso justo…) es la deslocalización laboral y las grandes ventajas que puede conllevar.
Me explico, todos sabemos lo sencillo que puede resultar establecer una videoconferencia hoy en día. Disponemos de la tecnología y la infraestructura necesaria para ello, no obstante, suele resultar mucho más complejo realizar este tipo de comunicaciones desde la oficina que en nuestra propia casa.
Aun así, la gran mayoría de las jefaturas de nuestro país se niegan a adoptar modelos de trabajo que podrían resultar mucho más rentables y productivos, tanto para el trabajador como para la propia empresa.
En lo que al sector del agua se refiere, la gran mayoría de empresas estamos diseñando instalaciones a nivel global. Nos movemos hasta cualquier rincón del mundo, por tanto, ¿tan importante resulta para una obra en Australia (por ejemplo…) que su equipo de diseño este trabajando desde una oficina en Madrid o en la playa bajo la sombra de un cocotero?
Al fin y al cabo, el resultado final es lo que deberíamos tener en mente en todo momento. Estamos cansados (y ya incluso lo consideramos algo cómicamente utópico…) de escuchar “leyendas” sobre lo felices que son los empleados en ciertas empresas tecnológicas como “Google” o “Apple” dónde se prima el bienestar del trabajador para incrementar su rendimiento.
No obstante, seguimos empeñados en seguir ese modelo típicamente español que considera al trabajador tanto más productivo cuantas más horas este sentado en su silla. Da igual que estemos leyendo el “Marca”, utilizando redes sociales o pegando una cabezadita….nuestro jefe estará contento porque no nos movemos del sitio.
Pero no nos engañemos, no podemos culpar únicamente a nuestras jefaturas. Si algún compañero nos plantea la alocada idea de trabajar en bata desde casa lo más probable es que pensemos en la consecuente tomadura de pelo y el escaqueo menos sutil. En ningún momento se nos ocurrirá imaginar que dicho compañero está realmente implicado con su trabajo y lo único que quiere es optimizar sus horas de producción.
No todos los empleos son iguales, no siempre podremos aplicar las mismas reglas, pero las herramientas para compatibilizar familia, productividad, responsabilidad y creatividad ya están más que disponibles...¿Seremos capaces algún día de confiar en la auto gestión y utilizarlas?
“El Equipo A”
Crear equipo. Suena fácil, ¿verdad? No paramos de escuchar esta sencilla expresión en competiciones deportivas y no nos cansamos de repetir lo orgullosos que estamos de nuestra cohesionada selección de fútbol.
Pues bien, intentemos aplicarlo a nuestros proyectos. Quitando esas rocambolescas técnicas de “coaching” que sufrimos de vez en cuando, ¿realmente nuestras empresas se esfuerzan en crear unión entre los miembros de un equipo de desarrollo?
Llamémoslo departamento, proyecto, equipo de trabajo…sea como fuere, el éxito o fracaso de estas unidades suele depender de las interacciones entre los miembros que las integran. De este modo, si nos encontramos con “jugadores” implicados y que se dejan la piel en el “campo” raro es el proyecto que, por complicado que sea, no llegua a buen puerto.
Parece una premisa bien sencilla, sin embargo, la mayoría de los puestos de gestión suelen olvidar estos pequeños detalles. Todos cometemos errores, todos podemos opinar del trabajo de nuestros compañeros y casi ninguno tenemos la sana costumbre de “mirarnos el ombligo” por lo que una tarea que puede considerarse simple puede convertirse en un autentico quebradero de cabeza.
Implicar a los “jugadores”, valorar, motivar, evaluar, agradecer y, por encima de todo…”escuchar” puede ser la clave del éxito para cualquier empresa que se atreva a lanzarse a proyectos imposibles.
A lo largo de años de experiencia, y después de muchos errores y aciertos, poco resulta más gratificante que observar cómo nuevos miembros de tu equipo se convierten en líderes (que no jefes…) y se enfrentan, en equipo, ante cualquier reto que se ponga por delante.
La economía verde nos anima a mejorar nuestras instalaciones, aumentar la sostenibilidad de nuestras acciones, y nos recuerda la importancia de los avances comunes frente a meros intereses privados y económicos. No olvidemos, pues, optimizar una de las fuentes de energía más importantes, nuestro trabajo.