Archivos del terror, derecho a la verdad

Por: | 20 de junio de 2013

 

Archivo de la Stasi
Archivo con documentos de la Stasi. / AP


El estudio y utilización de la documentación producida y administrada por los regímenes totalitarios resulta fundamental en las etapas transicionales, y también en las posteriores, de los emergentes estados democráticos. Los denominados archivos de represión, en ocasiones también llamados archivos del terror, se manifiestan esenciales a la hora de recuperar la memoria, y ejercer los derechos fundamentales de muchas víctimas que padecieron violación de derechos humanos. Entendemos el derecho a la verdad como un bien necesario y un derecho fundamental en las sociedades democráticas. Son archivos que fueron creados para la información de los propios estados dictatoriales resultando fundamentales para el ejercicio de la represión. Originados por los organismos encargados de la seguridad del estado, dan como resultado una serie de archivos judiciales, militares, político sociales, etc. que son puestos a disposición de los ciudadanos una vez superadas las dictaduras y que paradójicamente invierten su sentido. Fueron creados para la represión y son utilizados en la reparación a las víctimas.

En los regímenes represivos los servicios de seguridad, de información, de documentación de un estado, contienen la información esencial para reconstruir hechos e itinerarios que, demuestran violación de los derechos humanos, crímenes contra la humanidad, o cualquier otro tipo de hecho punible en una sociedad democrática. Los propios actores represivos son conscientes de la importancia de estos archivos, por lo que pretenden en numerosas ocasiones, cuando es posible predecir la caída del régimen, hacer desaparecer estas pruebas documentales.  La complejidad en la localización física de estos documentos, así como el análisis de su contenido, no siempre fácil,  no debe hacer desfallecer los esfuerzos de las nuevas administraciones por recuperarlos.

El hecho de no encontrarse no quiere decir que no existan, es cierto que en algunos casos se destruyen, como ocurrió con los archivos del Ministerio para la Seguridad del Estado de la antigua República Democrática Alemana (RDA), la conocida Stasi, cuyos locales fueron ocupados inmediatamente después de la desaparición de la república comunista. Con la caída del muro, había comenzado una destrucción masiva de todo el corpus documental informativo destinado al control y la represión de miles de ciudadanos. Cientos de documentos fueron cortados por máquinas destructoras en tiras de papel hasta que se produjo la ocupación de la sede de la Stasi en Berlín por la ciudadanía, que impidió que se siguiera destruyendo esos archivos.

En la actualidad Alemania continúa con la reconstrucción documental, gracias a una aplicación informática creada al efecto, contabilizándose hoy en día en unos 130 kilómetros la documentación accesible a los ciudadanos, a la que habría que añadir miles de fotografías, películas, registros sonoros y millones de fichas.

 

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Concentración contra los desaparecidos durante la dictadura de Stroessner en Paraguay. / REUTERS

En Paraguay, en 1991 gracias a la denuncia de Martín Almada, se localizaron en la habitación de una casa los llamados “archivos del terror”. El archivo de la policía que demuestra la represión ejercida sobre el pueblo de Paraguay por la dictadura de Alfredo Stroessner durante los 35 años que duró su régimen y también la conexión entre las dictaduras del Cono Sur en la llamada Operación Cóndor.

Si la importancia de los archivos tradicionales, de ese acervo documental que se reúne, produce y conserva a lo largo del tiempo, resulta fundamental para la garantía de derechos y sirve de fuente para la historia, sin duda la conservación y preservación de este otro tipo de archivo, el de la represión, viene siendo esencial como material que da soporte a las denuncias de violación de los derechos humanos, aportando además el testimonio histórico y el esclarecimiento de los hechos ocurridos durante la represión. Sirven para la reparación, la depuración y la investigación.

Desde esos archivos se emiten los certificados necesarios para la tramitación ante las administraciones de diferentes tipos de reparaciones -bien sean económicas, de carácter personal, social, jurídicas, etc.-, documentos necesarios para las víctimas que tramitan las diferentes ayudas o reparaciones recogidas en las múltiples normas reparadoras que se publican en países democráticos, generalmente al concluir los períodos dictatoriales y/o totalitarios, en el momento inmediato posterior al fin de la dictadura o algo más alejado en el tiempo.

Es cierto que cada sociedad, mantiene su propia personalidad y manera a la hora de enfrentarse con el pasado traumático. Dentro de cada país también, los distintos grupos políticos acogen de diferente forma este enfrentamiento. El pasado inmediato, o incluso aquel algo más alejado en el tiempo, que cuente con la existencia de hechos traumáticos, sigue presente en la sociedad si no se repara a las víctimas o a sus descendientes. La utilización de los archivos como fuente documental para la búsqueda de la verdad en un contexto judicial  o extrajudicial servirá para que las estructuras democráticas crezcan amparadas en los Derechos Humanos: la realidad aunque sea dolorosa ha de conocerse, forma parte de la identidad colectiva. El derecho a la verdad, a conocer, es un derecho fundamental en sociedades democráticas, por tanto deben vigilar y garantizar la conservación y el acceso a los mismos.

En prácticamente todos los países que han pasaIMG_3895do de regímenes totalitarios o dictatoriales a otros de carácter democrático ha existido un ordenamiento jurídico reparador para las víctimas y represaliados de estos regímenes. 

Un país democrático prestará los recursos necesarios para la recuperación de archivos dispersos y desconocidos, tanto en organismos públicos, como en asociaciones y archivos privados, de personas físicas y jurídicas. De la misma manera que es fundamental la desclasificación de documentos, que sirvan para preservar los derechos fundamentales.

Los archivos de represión son esenciales en los trabajos que desarrollan las comisiones de la verdad, las víctimas de la represión, los familiares de las víctimas y los historiadores. A su vez, los archivos que crean muchas de estas comisiones de verdad, en ocasiones exclusivamente a partir de los testimonios de las víctimas directas o de sus familiares, constituyen  una fuente imprescindible para muchos países dónde por desgracia no se han preservado o encontrado los archivos testimonio de la represión. Caso de Argentina, donde apenas han sido localizados o entregados, siendo uno de ellos el de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la provincial de Buenos Aires (DIPBA). Un país, Argentina, que va descubriendo en los propios juicios que se siguen contra los represores, y a través de los datos aportados por los fiscales, que existen registros documentales de todos los secuestrados, así como de las declaraciones bajo tortura.

La identidad de los pueblos se conforma en buena medida por su memoria. Una falsa identidad, aunque se vista de pulcritud, solo lleva a una estructura débil y senil, sin esperanza de futuro y amenazada  por su propia fragilidad, como si de un castillo de naipes se tratara.

Junto a estos archivos de represión, ven la luz otro tipo de archivos. Son los producidos por las víctimas, testigos transcendentales también en la construcción de nuestra identidad. Por ello  debemos celebrar, la reciente aparición de nuevos centros, como el Archivo Imre Kertész, creado por la Academia de las Artes de Berlín, con los manuscritos del Premio Nobel. Sin duda su obra, legado de una vida relacionada profundamente con el Holocausto y su paso por los campos de concentración de Auschwitz y Buchenwald, nos enseñará a pensar el último siglo y a decidir cómo queremos que sea este. 

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Un lugar de tortura convertido en lugar de memoria en Chile. / MARÍA JOSÉ TURRIÓN

Hay 10 Comentarios

Es Chile un pais de amnesico, cada diez años recupera algo de su memoria. Hoy a 40 años del golpe, igual que a mitad de los 90 cuando recuperamos la "democracia" protegida por la constitución pinochetista, aun se discute si en los textos escolares llamar dictadura a la dictadura o decirle regimen militar. Pero la verguenza es la carcél hotel en que viven los asesinos responsables de las persecuciones, el asesinato y la desaparición de miles de chilenos. Tienen lujos de un hotel de cinco estrellas... Las elecciones en este pais son un chiste, los terceros les ganan a la mayor catidad de votos de los diputados o senadores que obtienen el segundo lugar. Esa y otras gracias son de la democracia regida por la constitución pinochetistas...

Como bien indica CCG con elegancia... Y España qué ? Los archivos de Salamanca, así como los de instituciones castrenses y otros siguen inaccesibles a los historiadores, como bien se lamentaba Mirta Núñez Díaz-Balart, una de las grandes investigadoras de la represión franquista. Sin pasado, pobre presente. Otra cuestión que habría que analizar es la deontológica (ignorada de manera peligrosa e insustancial en la película "La vida de los otros", por ejemplo) : Es bueno que una víctima o familiar de un represaliado conozca la identidad de sus torturadores, espías o asesinos? Una peligrosa invitación al linchamiento o peor, al determinismo (como descubrir que un descendiente del torturador fallecido ocupa un puesto institucional). Los archivos deben ser accesibles a los historiadores para que toda una sociedad pueda comprender mentalidades y mecanismos e intentar evitar así pulsiones y contextos que llevaron hacia lo inhumano. Entiendo que si la represión en España hubiera sido tan "razonable" como lo indica Salas Larrazabal, entonces, a qué tanta insistencia en ocultar las fuentes documentales que nos proporcionarían su dimensión real? ("Casi", porque un archivo hay que descifrarlo y además los culpables, cuando perpetran, no son tontos, saben que un día les pasarán factura y "nomenclan" de manera eufemística, al margen de "desaparecidos" que, obviamente, no existen documentalmente, igualito que las contabilidades paralelas, "no existen" y no son auditables). De todos modos, la quintaesencia de cualquier dictadura es siempre su burocracia, espina dorsal de su aparato represor. Quien consiga descifrar su legado documental, conseguirá radiografiar a toda una sociedad y su aparato de Estado... si le dejan.

Gracias Rosa por tu visión argentina.

Gran articulo.. es imprescindible no perder la memoria y olvidar lo ocurrido

El que redacté temprano lo había corregido y no salió.
Este, plagado de errores, pues se borró la vista previa, sí.
Pido disculpas a la Sra. María José y a los lectores.
No sé si soy yo o si la parte técnica del blog funciona demasiado rápidamente. Gracias.

Bueno, lo haré de nuevo.
En Argentina, al recuperarse la democracia, el Gobierno del Dr. Raúl Alfonsín hizo formar una Comisión Investigadora, presidida por el escritor Ernesto Sábato.
Los resultados figuran en el libro "Nunca más".
En todas las Provincias, el llamado Proceso de Reorganización Nacionalo reprimió duramente. La mayoría, los que trabajábamos y teníamos un hobar recién formado, no conocíamos mucho.
Comenzamos a intuir más o menos en la época del Mundial,(que ganó Argentina, me acuerdo de Kempes).
Publicaqdo el ,libro "Nunca más", vislumbramos la oscuridad nde la dictadura.
Además, hyab´`iamos leído "Recuerdos de la muerte", de Miguel Bonasso, y comprábamos revistas contestatarias donde algo se decía.
Personalmente, tuve la certeza de algo muy raro al conocer al Gral Albano Eduardo Harguindegy, de trsite memoria.
Videla causaba miedo. Pero Massera incortporó con astucia a la Armada a jóvenes con excelente preparaqción.
Hacía editar un buen periódico, "La Gaceta Marinera", de cali8dad.
Pero, no sabíamos que estaba la E.S.M.A., el Cap. Astiz y todo lo demás.
Madres y abuela de Plaza de Mayo no cejaron en su lucha.
Por eso, los velos se fueron corriendo.
El mgobierno actual hizo suyas las banderas de juicio y castigo a los culpables.
Pero no sé si existe un archivo de todo, que debiera extewnderse atrás en el tiempo, hasta el onganiato o quizás más.
En tiempo VIrreynales existía el Juicio de Residencia.
Todos los gobernantes deberían rendir cuentas de sus acciones.

Ya publiqué más temprano y no está.

Muy bien el análisis de la "periferia". Supongo que el próximo será sobre estos archivos en España ¿no?.

¡Gran artículo! Gracias por acercarnos a este lado de la memoria. ¡Espero ansiosa la próxima entrada!

Recuerdo en Argentina el informe "Nunca más", elaborado por la Comisión que presidía el escritor Ernesto Sábato, al asumir el Dr. Alfonsín la Presidencia, en la apertura democrática.
Posteriormente, ya en este milenio, se han ido ampliando las investigaciones.
Lo que Ud. manifiesta sobre la policía de la Prov. de Bs.As. lo desconozco.
Creo que se va avanzando y bastante efectivamente.
Pero la situación no es tan clara: existe como un revanchismo, por una parte, y por otra se han reunido los familiares de los represores, que dicen representar a los atacados por Montoneros, Erpios y otras fuerzas.
La gente común está un poco cansada de que se esgriman políticamente estas banderas. No comparto esa postura.
En Perú se había creado una Comisión similar presidida por Mario Vargas Llosa, creo que con el cometido de investigar a la agrupación maoísta Sendero Luminoso. No sé en que quedó.
Aquí en Argentina, en la Prov. de Córdoba, también se había reprimido ilegalmente. La mayoría de los funcionarios de Obregón Cano (peronista de izquierda) se exiliaron y ya han fallecido. Desconozco si existe documentación.
Pero en nuestra patria debiera irse más atrás, hasta las épocas del onganiato, que no han sido investigadas, en las que surgen nombres temibles y otros lamentablemente olvidados.
Faltaría, estimo, la creación de un archivo único.

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Historia[S]

Sobre el blog

Dado que el presente se levanta sobre lo que ya pasó, no es mala idea echar un vistazo atrás para entender lo que está pasando. Cicerón lo dijo antes y mejor: “No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser eternamente niños”.

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Tereixa ConstenlaCoordinadora: Tereixa Constenla. Periodista de EL PAÍS. Descubrió la Historia en 2008, cuando aterrizó en la sección de Cultura, y comprobó que el pasado era un filón para el presente.

Isabel Burdiel recibió el Premio Nacional de Historia en 2011 por su biografía sobre Isabel II. Es especialista en liberalismo europeo del siglo XIX y catedrática de la Universidad de Valencia. "Para que sirva para algo, la Historia no tiene que quedarse en el círculo de especialistas", sostiene.

Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, defiende, como Eric J. Hobsbawm, que los historiadores son "los 'recordadores' profesionales de lo que los ciudadanos desean olvidar". Es autor de una veintena de libros sobre anarquismo, Guerra Civil y siglo XX.

Manuel Morales es periodista de EL PAÍS y profesor de Periodismo Digital en la Escuela de EL PAÍS/UAM. Para liberarse de tanta actualidad busca refugio en historias del pasado, sobre todo las que han dejado huella en la fotografía.

María José Turrión fue la primera directora del Centro Documental de la Memoria Histórica, creado sobre el esqueleto del Archivo de la Guerra Civil de Salamanca. Cree firmemente que los archivos contribuyen "a la salvaguarda de los derechos humanos y al desarrollo pleno de las democracias".

Javier Herrero es documentalista de EL PAÍS y licenciado en Historia Moderna y Contemporánea. Le interesa indagar en los antecedentes históricos de acontecimientos que saltan a la primera línea informativa.

Eduardo Manzano Moreno es profesor de investigación del CSIC y autor de numerosos libros sobre Al-Andalus, la Edad Media y la memoria histórica. Cree en el poder transformador del conocimiento histórico y en la necesidad de forjar una conciencia que nos convenza de que se pueden cambiar las herencias recibidas.

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