Entre la espada y la estrofa

Por: | 03 de octubre de 2013

IH181322Los tres fueron poetas. Los tres, militares que murieron en el campo de batalla, a una edad similar y sirviendo a su rey. Los tres alcanzaron la gloria literaria post mórtem. Jorge Manrique, Garcilaso de la Vega (imagen de la izquierda) y Francisco de Aldana son grandes ejemplos de los "cuatro mil poetas en cada calle" que florecieron entre los siglos XV y XVI en la Península, como exageró Lope de Vega. En aquel tiempo la guerra era el día a día para los españoles, que vivían en "una sociedad muy literaturizada, a pesar de que poco más del 10% sabía leer y escribir". "Sin embargo, era un porcentaje que había crecido mucho en poco tiempo", explica Felipe Pedraza Jiménez, catedrático de Literatura Española en la Universidad de Castilla-La Mancha. "Es un periodo en el que debido a la política, al imperio, hay una interacción entre la poesía y el mundo militar". La popularidad del Romancero y la falta de otras diversiones catapultaron la pasión por la lírica.

Manrique, Garcilaso y Aldana mostraron una gran sensibilidad en la composición de sus rimas y versos y también fueron soldados "profesionales". "Aunque parezca que no fue así, tuvieron en ocasiones una visión crítica de la guerra. Lógicamente, no estaban en contra del Ejército, ni eran pacifistas pero sí pusieron algunas cuestiones en tela de juicio", asegura Pedraza, uno de los autores del recientemente publicado volumen dedicado a la Edad Moderna de la Historia Militar de España dirigida por el académico Hugo O’Donnell.

Pedraza subraya que aquellos tres hombres no solo trasladaron su estado de ánimo al papel, asimismo se convirtieron en "cronistas de los acontecimientos bélicos, contaban la realidad, casi como periodistas, era una poesía de sus experiencia". En su novedoso lenguaje "impregnaron las estrofas de simbología y términos militares, como el armamento, las fortificaciones...". Así lo hizo Manrique (retrato de abajo), por ejemplo, en el poema Castillo de amor, en el que las imágenes de una fortaleza se asemejan al corazón del amante: "Las cavas están cavadas / en medio de un corazón / muy leal […] / de una fé firme la puente / levadiza, con cadena de razón". El palentino (1440-1479), un clásico que ha pasado a la historia de la literatura española por las Coplas a la muerte de su padre, don Rodrigo, perdió la vida de una lanzada en Santa María del Campo Rus, cerca del castillo de Garci Muñoz (Cuenca) combatiendo a los últimos contrarios a la llegada al trono de los Reyes Católicos. Entre sus ropas ensangrentadas se encontraron sus últimos versos. "Las Coplas ya eran conocidas pero solo después de su muerte se imprimieron", apunta. 

Jmanrique-BLa vida de Garcilaso de la Vega transcurrió, cómo él mismo dejó escrito, tomando "ora la espada, ora la pluma". El toledano (1498h.-1536) participó en muchas batallas, siempre del lado del emperador Carlos V, para el que también ofició como diplomático y espía. Hasta que en una campaña en Francia fue herido por una piedra mientras escalaba la asediada torre de Muy, cerca de Frejus. Casi un mes de agonía después murió sin haber publicado nada. Fue su amigo y también poeta Juan Boscán quien reunió sus manuscritos. Finalmente, la viuda de este, Ana Girón de Rebolledo, publicó los versos de su difunto marido y, como apéndice, los de Garcilaso.

En el autor de las Églogas fue frecuente cantar "las duras servidumbres" de un curtido soldado como él: "¿Quién no vio desparcir su sangre al yerro / del enemigo? ¿Quién no vio su vida / perder mil veces y escapar por yerro?".

El tercer protagonista es menos popular. Francisco de Aldana (Nápoles, 1537- Alcazarquivir, 1578) murió en la desastrosa batalla librada en esa plaza marroquí. La alianza hispano-lusa capitaneada por el joven rey Sebastián de Portugal apoyaba a uno de los pretendientes al trono de Marruecos pero fue derrotada estrepitosamente. Aldana fue otro militar poeta, entregado al servicio a Felipe II: "Me puedo alabar que he sido y soy / paje, escolar, soldado y cortesano". Y un rapsoda que cantó "la dureza de la vida militar", según Pedraza. Como sus compañeros de letras, introdujo las palabras de las armas en su obra. Así, en una carta a su hermano Cosme, comparaba las inquietudes del alma con los miedos del centinela: "Mira y torna a mirar, se abaja y alza, / echa adelante un paso y vuelve el puesto".

Pedraza subraya que Aldana salió del ostracismo a mediados del siglo pasado, cuando poetas como Cernuda lo reivindicaron por el tono de angustia existencial de sus poemas. Al igual que en los casos de Manrique y Garcilaso, se fue al otro mundo sin verse reconocido y tuvo que encargarse su hermano de dar a conocer sus textos. Son los tres mejores ejemplos de hombres de batalla y verso en la literatura española de aquellos dos siglos. Pedraza da cuenta de muchos más en su estudio, aunque fueron de menor calidad, como el capitán Andrés Fernández de Andrada, que con prosaica claridad resumía sus dos formas de vida: "Yo dejo la pluma y me voy al arcabuz".

(Litografía de Garcilaso de la Vega / CORBIS)

Hay 12 Comentarios

Me temo que "Miguel" comprende mal lo que Alcina y Rico quieren decir con eso; culpa mía quizá, por no haber puesto entera la cita. Que continúa así: "La grandeza de San Juan de la Cruz es poco menos que un descubrimiento reciente; Góngora provocó siempre tantas iras cuantos fervores y se eclipsó durante doscientos años; la lírica fue pertinazmente considerada la parte menos valiosa de la producción de Quevedo..."; y sigue hablando de "La ley del péndulo que tiraniza la historia de las artes". Ese cambio de gustos y esa depreciación NO SON peculiaridades españolas; pasó con Ronsard (y tantos otros) en Francia, o con Donne (idem) en Inglaterra. Y lo que es más: en la valoración actual (tan merecida) de los ejemplos que cité al principio, San Juan, Góngora o Quevedo, tienen papel decisivo justo esos críticos y poetas españoles a quienes parece referirse. Baste recordar, por no alargarme demasiado, que la reevaluación de Góngora es cosa en muy buena parte de la Generación del 27, y particularmente del poeta y crítico Dámaso Alonso.

Juan F. Alcina y Francisco Rico, "Sobran los dedos de la mano para contar los poetas españoles cuya valoración se ha mantenido uniformemente en lo más alto a través de los siglos..." clásico cainismo ibérico, parece que cualquier crítico o escritor se siente mejor devaluando lo Español. Mientras fuera, grandes figuras admiran a Inés de la cruz, o San Juan. Tenemos gran parte de la mejor poesía universal al menos claramente en los siglos XVI y XVII -cuántos países pueden comparar una nómina parecida de entonces- y andamos con declaraciones como esta... Triste, pero verdad

Esa afirmación tan radical de que Fernández de Andrada fuese "de menor calidad" es algo con lo que no estoy de acuerdo; su "Epístola Moral" es uno de los grandes poemas de la lengua. Así lo entendía Borges, por ejemplo, quien (antes de que se fijara la autoría) lo citaba en su "Otro poema de los dones", donde da las gracias por toda una serie de cosas (y personas) por las que sentía particular aprecio, una de las cuales es "aquel sevillano que redactó la Epístola Moral, / y cuyo nombre, como él hubiera preferido, ignoramos". Y no sólo él; como resumen bien en su introducción a la edición de la Epístola en la "Biblioteca Clásica" Juan F. Alcina y Francisco Rico, "Sobran los dedos de la mano para contar los poetas españoles cuya valoración se ha mantenido uniformemente en lo más alto a través de los siglos... A esa dichosa aristocracia pertenece la Epístola... Nunca, en verdad, le han faltado los testimonios de suprema admiración". La merece.

Tengo noticias de que la estudiosa de Garcilaso, María Carmen Vaquero Serrano, va a sacar en breve una biografía de Garcilaso

No, la imagen no es de Garcilaso, de hecho creo que sólo hay un grabado, creo que en la BNE

Y por cierto que ese cuadro no es de Garcilaso sino de un familiar. Madre mía...

Se escribe POST MORTEM. Es un latinismo crudo y no lleva TILDE ni acaba en N.
En serio, no sé cómo no les da vergüenza esa metedura de pata en un blog de cultura.

Sigue la duda de si Jorge Manrique era palentino o jiennense. Parece que fuera más verosímil lo segundo.

Aquí están en mi opinión algunas de las cimas de la literatura Castellana, y mundial. Entre finales del XV y mediados del XVII desfilan Manrique, Herrera, Garcilaso, Fray Luis, San Juan, Sta Teresa, Calderón, Lope, Góngora, Quevedo, incluso Camoes en Portugal o Inés de la Cruz en México, en los que yo encuentro una mezcla de sobriedad y profundidad, de gran influencia en mucha de la mejor poesía del siglo XX, por ejemplo

Ya están tardando algunos en decir que eran catalanes.

La lanzada de Jorge Manrique creo recordar que fue recibida en Castillo de Garcimuñoz, como recuerda un monolito en el lugar exacto a las afueras de la citada fortaleza que intentaba asaltar.

"La milicia no es más que una religión de hombres honrados" Calderón de la Barca

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Dado que el presente se levanta sobre lo que ya pasó, no es mala idea echar un vistazo atrás para entender lo que está pasando. Cicerón lo dijo antes y mejor: “No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser eternamente niños”.

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