Reflexiones de un editor

Por: | 28 de noviembre de 2013

Por Gonzalo Pontón

Para editar libros de Historia, como para editar libros de Física, pongo por caso, un editor tiene que saber. Quiero decir que un editor de literatura de ficción debe sobre todo sentir, tener empatía con lo que su público estima deseable,  pero no le sirve de mucho para acertar con el gusto de sus lectores ser un experto filólogo. La Historia es una ciencia social en continua evolución que exige de un editor estar al día de lo que se escribe, de lo que se dicta en las aulas, de lo que se investiga. El filtro que el editor pone a los manuscritos que examina ha de ser un filtro altamente cualificado porque de su decisión depende que se publiquen libros de Historia razonada, basados en una investigación metodológicamente orientada, con unas conclusiones sustentadas en la documentación  pertinente, o bien libros de Historia de nula calidad científica o, incluso, contrahistóricos.

Libro Memorias AzañaCuando yo fundé Crítica en 1976 el tipo de libros de Historia que empecé a editar se refería sobre todo a la época más reciente, la de la República, la Guerra Civil y el franquismo, tan censurada o tergiversada. Son de entonces las Memorias políticas y de guerra, de Manuel Azaña,  La República española y la Guerra Civil, de Gabriel Jackson, o Guerra y vicisitudes de los españoles, de Julián Zugazagoitia, por ejemplo. Pero también introduje un tipo de libros que habían sido maltratados o postergados y no siempre por razones políticas. Me refiero a Carlos V y sus banqueros, de Ramón Carande, Erasmo y el erasmismo, de Marcel  Bataillon o La Historia de España, de Pierre Vilar. Durante las décadas siguientes, hasta el fin de siglo, mantuve esa combinación (Granada en 1936 y el asesinato de Federico García Lorca, de Ian Gibson; Recuérdalo tú y recuérdalo a otros, de Ronald Fraser, o El conde-duque de Olivares, de John H. Elliott) bastante sazonada de libros de historia científica o política (Historia del tiempo, de Stephen Hawking o los historiadores marxistas británicos como Eric Hobsbawm, Historia del siglo XX, o E.P. Thompson, Agenda para una Historia radical).

En el último decenio, y manteniendo siempre la combinación inicial, abordé grandes problemas de la historia universal (Ideas, de Peter Watson, o  Cultura, de Donald Sassoon, aunque también Stalingrado, Berlín y todos los libros de Antony Beevor sobre la segunda guerra mundial, o El mundo clásico, de Robin Lane Fox) con un cierto regreso a la mejor historia sobre la España contemporánea (Morir, matar, sobrevivir, de Julián Casanova,  o la imponente tetralogía sobre la República en guerra de Ángel Viñas). Vi llegado el tiempo, entonces, de las grandes machines, de obras en 10 o 12 volúmenes que reunieran a los mejores historiadores de España y sentaran el canon de toda una generación. Así nacieron, Historia de España, dirigida por Josep Fontana y Ramón Villares e Historia de la literatura española, dirigida por José-Carlos Mainer.                                                       

Creo que el recorrido editorial de Crítica representa cabalmente la evolución de  la mejor Historia que se ha hecho en España y en el mundo desde 1975. Por supuesto que otras editoriales han publicado otros títulos historiográficos de extraordinario interés, pero lamentablemente en estos casi cuarenta años transcurridos desde la muerte de Franco también se ha publicado mucha bazofia con fines estrictamente comerciales cuando no de pura propaganda partidista. Pierre Vilar ya explicó que la Historia no ha de ser una ciencia fría y nos enseñó a pensar históricamente: eso quiere decir estar atentos a la evolución de las sociedades en las que vivimos,  tratar de interpretar sus metabolismos y entender a qué aspiran y por qué luchan los hombres y las mujeres que las componen. Solo con esta actitud se puede encarar con garantías el estudio de la Historia, porque, como dejó también dicho el maestro Vilar, el mayor pecado que puede cometer un historiador es no haber comprendido.

Gonzalo Pontón, licenciado en Historia, fundó las editoriales Crítica y Pasado y presente.

Hay 7 Comentarios

Es otra forma de ver las cosas. Sin duda, la ficción no debe tener espacio en un libre de histórica, en cambio, la combinación de ficción y novela histórica puedan dar resultados fabulosos :)

Estoy de acuerdo en que, un libro de historia debe de crearse, escudriñando contenidos históricos reales.
La ficción es otra cosa, el juzgar un libro de bueno, malo, o mediocre, a veces resulta algo equivocado, o prepotente; todos conocemos escritores que fueron criticados, o ignorados, en su época y con el paso del tiempo, sus creaciones se han convertido en obras maestras.

El mundo clásico, de Robin Lane Fox, es un libro estupendo. Además de los consejos mencionados por el editor, ayuda si un historiador tiene pulso como narrador. Y los historiadores británicos suelen tenerlo.

Estoy de acuerdo con el autor. Les dejo una historia muy interesante de 1950: http://xurl.es/zel76

Reflexiones de un buen editor, que eso es lo que ha sido siempre Gonzalo Pontón. Y su labor en Crítica, desde su fundación a su salida traumática, resulta impagable.

Creo que yendo a todo el mundo editorial, las publicaciones que se hacen en Internet o las autoediciones, a pesar de que muchas veces es la única manera de editar, está contribuyendo poco a subir la calidad de los materiales que se editan. Hay una proliferación de mala literatura o de literatura oportunistas que minan el mercado, haciendo casi imposible surgir a los buenos escritores que están esperando su oportunidad.
http://goo.gl/RMY7HX

Totalmente de acuerdo con el articulista/editor. Precisamente especialistas de reconocido prestigio de la Fundación "Guru-Gú" están analizando con lupa ese borrador sobre la biografía del ilustre jerezano Pedro Pacheco y su célebre "sentencia": En España la justicia es un cachondeo. Todo apunta que su publicación será con ese titulo coincidiendo con el 26 aniversario de su pronunciamiento. El mayor pecado del editor -efectivamente- puede ser no haber comprendido el alcance histórico de la citada frasecita de los cojones. El Cante por Peteneras o como irse de rositas en un Estado fallido es otro libro pendiente de publicarse. Desde Estrabón a puto enano de Solchaga (como hacerse rico en cuatro días) es lo mejor que se ha escrito referido a la "pedrada" de Pedraz: La casta/clase política y parte de la judicial esta podrida. Y en ese plan. Ninguno.

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Dado que el presente se levanta sobre lo que ya pasó, no es mala idea echar un vistazo atrás para entender lo que está pasando. Cicerón lo dijo antes y mejor: “No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser eternamente niños”.

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