Foto: GETTY
Los mares, las cordilleras, un río... las barreras naturales han servido para fijar las fronteras de muchas naciones durante siglos. En otras ocasiones, los límites geográficos los ha trazado caprichosamente una mano desde un despacho (véase el mapa de África). El periodista Robert D. Kaplan (Nueva York, 1952), en su libro La venganza de la geografía, traducido recientemente al español por RBA, sostiene que esta disciplina es "el telón de fondo" de la historia de los humanos y de los países. Sin embargo, subraya que la caída del Muro de Berlín (aquel histórico 9 de noviembre de 1989), la desaparición de una frontera "tan ficticia y surrealista", marcó el momento en que la geografía comenzó a ser despreciada, "cuando cegados por el idealismo rampante" se perdió de vista "la consistencia de los obstáculos geográficos". Esto propició una "percepción plana de la realidad, favorecida por el fenómeno de la globalización", que acabó destrozada por los conflictos de los Balcanes y las sucesivas invasiones y guerras en Oriente Medio. Fue la venganza de la geografía, que recuperó su protagonismo. No obstante, Kaplan no lo fía todo a esta ciencia, sino que explica que el ser humano siempre tendrá el poder de voltear la historia.
Kaplan lo ha comprobado en primera persona. Ha viajado durante tres décadas por la antigua Europa del Este, el Cáucaso, Rusia, Irak, Afganistán, Pakistán... y lo ha contado en más de una decena de libros. Lo que ha visto le lleva a destacar que "una frontera establecida por el hombre que no se corresponda con una frontera natural es especialmente vulnerable". En La venganza de la geografía desgrana las teorías y autores, desde Herodoto hasta hoy, que han tratado de explicar la importancia de los accidentes geográficos en la historia de las naciones. Así lo señala el propio subtítulo de esta obra: Cómo los mapas condicionan el destino de las naciones.
En la última parte de libro, Kaplan lanza sus previsiones sobre lo que pasará en las principales regiones del globo en un futuro próximo, cómo girará la geopolítica:
Europa. Kaplan augura que "a causa de la búsqueda de una mayor unidad, la UE se verá acosada por sus propias divisiones internas", algo lógico en una zona caracterizada por la diversidad de sus mares, valles y macizos montañosos, señala, "que ha favorecido la formación de tantos grupos y Estados". Como en la antigüedad, con Grecia y Roma, el Mediterráneo recuperará su fuerza, será un "conector" del sur de Europa con el norte de África, desde donde habrá un incremento de la inmigración a un envejecido continente en el que en 2050 se prevé que su población activa sea un 24% menor a la actual. Para él, la verdadera frontera Europa-África es el Sáhara. Por último, constata lo que vemos a diario desde la crisis: el centro de poder se ha desplazado de Bruselas a Berlín.
Rusia. Si hay un país marcado por su vasta extensión es Rusia. Tantos millones de kilómetros cuadrados sin apenas fronteras naturales han propiciado una historia de luchas constantes por preservar o ampliar sus líneas contra mongoles, tártaros, suecos, franceses, los nazis... La consecuencia ha sido un país que se ha desmoronado y reconvertido en imperio varias veces, la última, la desintegración de la URSS. Ahora vive un nuevo "resurgimiento parcial". En opinión del analista, los problemas de Rusia vendrán sobre todo con China porque la geografía que comparten "impone una relación de tensión permanente" entre "dos países totalitarios" que se han dado bocados en sus territorios en el pasado y se miran siempre con recelo.
El analista Robert D. Kaplan. / GORKA LEJARCEGI
China. Para Kaplan, es un país con la geografía a su favor, con distintos climas y mucha costa, que se encuentra "en la cima de su poder continental", un "coloso demográfico" cuyo PIB ha crecido en los últimos 30 años a una media superior al 10%. El poder chino, advierte, está ahora en su "presencia de tipo colonial en África", en países con muchos recursos naturales. Para este estudioso, que utiliza el plural mayestático cuando habla de su país, China es el rival para destronar del liderazgo económico a EE UU.
India. La forma y fronteras naturales de este país llevan a Kaplan a denominarlo "el último Estado pivote". Su frontera con Pakistán es una de las zonas más calientes del mundo, una de esas separaciones territoriales caprichosas que ha llevado a varias guerras. A esta frontera ficticia se suma el cercano polvorín de Afganistán y algunas disputas territoriales con China. Un Estado llamado a una vida de permanente tensión.
Irán. Recién firmado el acuerdo nuclear con las grandes potencias, Kaplan recuerda que la antigua Persia ha sido más un "imperio amorfo" que un Estado. Una meseta de más de 70 millones de personas con gran influencia en las antiguas repúblicas soviéticas por razones religiosas y étnicas, además de unas enormes reservas de petróleo. Kaplan se muestra confiado en un Irán más moderado gracias a que en su sociedad persiste el sustrato de la sabiduría y cultura persa.
Turquía. Otro antiguo imperio, el otomano, una península que es el gran ejemplo de puente entre Europa y Asia, Occidente y Oriente. Una geografía que suscita el dilema en el alma turca: acercarse a Europa o islamizarse. Esa tensión (miembro de la OTAN pero no de la UE) es la que puede convertir a Turquía en una zona conflictiva.
Estados Unidos. Kaplan reprocha a Washington que haya volcado tantos recursos y atención en Oriente Próximo en los últimos años (él apoyó la invasión de Irak pero es contrario a la intervención en Siria) en detrimento de la frontera con México, sobre todo en el sudoeste, "el punto débil" de EE UU. Para el neoyorquino, el vecino del sur corre el riesgo de ser dominado por los carteles del narcotráfico, por lo que insta a reforzar lazos con ese país y a aumentar la colaboración entre ambas administraciones y policías. Otra frontera veleidosa, "una linea artificial que cruza el desierto", con una población que crece y emigra para encontrar un futuro mejor en el norte. Kaplan, que teme un México similar a la Colombia de hace décadas por la droga, termina las páginas sobre su país alertando que será inevitable que al imperio americano le llegue el declive, como le ha ocurrido a todos. Con un repaso a los gigantes del pasado caídos intenta mostrar qué se puede aprender y evitar.
El mensaje de este libro se resume en una advertencia a todo líder político: a pesar de los móviles, Internet y los satélites, no den por muerta la geografía, si la olvidan, corren el riesgo de ser derrotados.
Hay 5 Comentarios
Interesante articulo. El futuro sera el retorno al campo.
Publicado por: Jose Francisco | 13/12/2013 0:55:27
He de decir que este libro es imprescindible para entender entramado geopolítico actual. Y también he de decir, que esta entrada es lo más pobre que he leído en cuanto ha reseñas. O bien el autor "Manuel Morales" no se ha leído el libro o si lo ha hecho que vuelva a leerlo, porque está tirando por los suelos esta gran obra.
Publicado por: O3 | 12/12/2013 16:52:13
Menudo erudito el kaplan este. Para solta esa sarta de sandeces y obviedades no necesita visitar los paises para darse infulas. Basta con leerse los primeros dos parrafos de respectivos articulos de wikipedia.
Publicado por: alex | 12/12/2013 13:39:11
¡Qué G. Fridman "acierta"! Lo que tiene uno que leer... Daniel, no sé cuáles serán tus criterios para que "te parezcan" poco acertadas, pero igual convendría que leyeras esto: http://www.guerrasposmodernas.com/2012/los-proximos-cien-anos-de-george-friedman/
Publicado por: bERTOx | 12/12/2013 10:27:32
Me parecen muy poco acertadas opiniones. Recomiendo mejor los libros "Los proximos cien años" y "El proximo decenio", por George Friedman. Hasta ahora, ha acertado, y con mucho mas sentido.
Publicado por: Daniel | 12/12/2013 3:16:23