La Rendición de Breda / Diego Velázquez, Museo del Prado
Fíjense en el cuadro de Velázquez que abre este post. Todos nosotros lo reconocemos y lo hemos visto al menos alguna vez en nuestros libros escolares, La rendición de Breda pintado en 1635, y sabemos que narra una victoria militar de los Tercios de Flandes frente a los holandeses, que no acataban la soberanía de los Habsburgo españoles. Podríamos decir que esa obra del pintor sevillano se ha grabado en nuestra memoria para recordar ese suceso histórico pero a pesar de su apariencia realista, no narra lo que en ese momento ocurrió. El acto de entrega de la llave de la ciudad por Justino de Nassau a Ambrosio de Spínola nunca tuvo lugar y tras un acuerdo mutuamente favorable, las tropas holandesas abandonaban Breda. Hubo asedio, pero no hubo ninguna batalla memorable, y por tanto, no se produjo ese homenaje caballeroso a los derrotados. Si además de esto, añadimos que los tercios que tomaron parte en esa acción militar estaban formados mayoritariamente por extranjeros ¿qué ocurrió en esa capitulación? La Corte española encargó a Velázquez esa pintura con la intención de engrandecer y darle una pátina de gloria a la victoria de Breda que, aun teniendo una gran importancia para la guerra en Flandes, no fue una gesta heroica. Este es uno de los recursos que los gobernantes y las élites han tenido a lo largo de la historia para modificar el imaginario histórico de sociedades enteras y nos han llevado a un conocimiento erróneo del pasado tal y como nos cuenta Miguel-Anxo Murado en La invención del pasado, publicado por Debate.
El arqueólogo y periodista gallego, colaborador habitual de la BBC y The Guardian, ha escrito libros como Otra idea de Galicia, y en este ensayo escoge una serie de momentos de nuestra historia para demostrar que no podemos defender las decisiones del presente con argumentos del pasado por la sencilla razón de que la historia no puede proporcionarnos ninguna certeza porque sus bases son demasiado débiles e inestables. Teniendo en cuenta que la ideología es el elemento de distorsión más fácil de detectar y por tanto de corregir, Murado prefiere llevar nuestra atención hacia otros factores menos obvios pero mucho más decisivos a la hora de deformar nuestra conciencia histórica. La finalidad de La invención del pasado sería, según el autor, que el lector de historia adopte una actitud escéptica para intentar conocer lo que ha sucedido porque la historia no puede tener el carácter probatorio que se le atribuye.
Si una de las bases de la investigación histórica es el riguroso análisis de los documentación, en este país esa tarea se convierte en algo prácticamente imposible para conocer algunos períodos concretos como por ejemplo el surgimiento del Reino de Asturias, mito fundacional de España según la historia convencional, tras la invasión musulmana de 711 (otro asunto que se trata en el libro). Murado presenta un panorama desolador para un historiador interesado en el pasado de Asturias pues el problema no es solo la ausencia de documentos contemporáneos que nos transmitan información sino que los que existen son muy posteriores, y falsos casi en su totalidad. Esto se debe a la tarea del obispo Pelayo de Oviedo, que en el siglo XII se dedicó a manipular o inventar todo un corpus documental relacionado con la monarquía asturiana. Las razones que tenía el obispo para llevar a cabo esa tarea parece que eran más de índole material que espiritual y estaban relacionadas con el impulso de su flamante sede obispal.
Tener que trabajar sobre documentos falsificados es peliagudo pero se puede subir un escalón en la dificultad si el terreno en el que nos movemos es ya el de la pura invención. Esto es lo que el autor define como la 'construcción de la historia' y para ello aborda el caso de Castilla y su imagen histórica. A finales del siglo XII, el reino castellano detentaba un poder político en la península que para sus monarcas, no se compadecía con el pasado que se le atribuía de condado irrelevante y fronterizo. Por ello, la monarquía castellana encargó al arzobispo Ximénez de Rada la misión de que promoviese una versión de los orígenes de Castilla como reino antiguo y glorioso. Su obra máxima será De Rebus Hispaniae y en ella este obispo hace una reelaboración de todo el relato histórico que confiere a la dinastía castellana, y no a la leonesa, la legitimidad de su descendencia de la misma monarquía goda y le añade algunas leyendas sobre una Castilla remotamente independiente. Al igual que en el caso asturiano, aquí Ximénez de Rada tiene motivos personales importantes para crear esa imagen del reino castellano como lícito continuador de la monarquía visigoda ya que el papado tiene que dirimir cuál va a ser la diócesis primada en España y nuestro arzobispo defiende la candidatura de Toledo, la antigua capital del reino visigodo.
Dentro de este proceso de 'construcción del pasado' a lo largo del siglo XIX y tratando de adaptar las visiones de España que se forjaron con las crónicas alfonsinas o las de Florián de Ocampo y Juan de Mariana, especialmente éste último, aparecen las historias nacionales cuyo máximo exponente será Modesto Lafuente y su Historia General de España. El objetivo de Lafuente y toda una pléyade de intelectuales era plantear el relato histórico en los términos de la identidad nacional española, teniendo cuidado de que lo castellano fuese el componente esencial de esa identidad. José Álvarez Junco nos describe en su gran obra Mater Dolorosa. La idea de España en el siglo XIX el esquema dominante de estas narraciones: paraíso (España aislada, feliz e independiente), caída (“pérdidas de España bajo Roma, los musulmanes, etc”) y redención (España recupera con el régimen liberal las libertades perdidas). Pero hay que esperar a Menéndez Pidal, primus inter pares de los intelectuales nacionalistas liberales, para que la concepción castellanocéntrica se convierta finalmente en la idea histórica de España. Menéndez Pidal pensaba que el mejor hilo conductor de su teoría, buceando en los elementos esenciales que conforman ese espíritu del pueblo o Volksgeist español, era la lengua y decidió basar sobre el Poema de Mío Cid todo su proyecto histórico. Como recuerda Murado, Pidal usó una obra de arte literaria como un documento válido para la investigación y similar a una crónica periodística. Aunque la historiografía científica se ha ido abriendo camino desde los años 70 del siglo pasado y las contradicciones de este discurso son evidentes, el prestigio de Pidal es tan fuerte que su idea de España sigue dominando el imaginario colectivo.
La importancia de una visión histórica que legitime al régimen político que se asienta en el poder ha hecho que se fomenten iniciativas culturales como el género de la pintura histórica (durante el siglo XIX), los hallazgos arqueológicos, el cuidado de objetos históricos en los museos, la gestión de los lugares que evocan la memoria colectiva (casas natales, espacios protegidos, etc) con el propósito de que el mensaje que nos transmiten sea acorde a la idea histórica de España que esos regímenes han propugnado. Las pinturas traducían al lenguaje plástico “verdades” de la historia mientras que los objetos conservados en los museos nos permitirían palpar ese pasado para recordarlo, pero de acuerdo a una visión que muy frecuentemente llega distorsionada. El problema se hace mayor si hablamos de falsificaciones y Murado nos expone un ejemplo reciente que muchos recordarán y tiene que ver otra vez con la figura del Cid, en esta caso con la Tizona, su famosa espada. En este asunto se mezclan varios aspectos como el contexto neonacionalista de la época del expresidente Aznar, las alegrías presupuestarias de un momento económico boyante, la atracción casi irracional de un objeto mitificado y los intereses de políticos locales mediocres. En diciembre de 2002 la Tizona fue declarada Bien de Interés Cultural, previo informe sobre su autenticidad de la Universidad Complutense de Madrid. No valieron cuatro estudios sucesivos de expertos que determinaban categóricamente que no era la espada del Cid. En 2007 La Junta de Castilla y León pagó 1,6 millones de euros al marqués de Falcés por una espada cuyo valor había quedado tasado en unos seis mil o siete mil euros por los expertos antes mencionados.
Estos son solo algunos de los ejemplos que Miguel-Anxo Murado trata en su muy interesante ensayo, que termina preguntándose si sirve para algo la historia. Julián Casanova citaba en un reciente artículo cómo entendía Lord Acton (1834-1902) la buena historia al dirigirse a sus colaboradores en la Cambridge Modern History, “nuestro Waterloo debe escribirse de tal forma que satisfaga al mismo tiempo a franceses, ingleses, alemanes y holandeses”. Ya sea a través de la educación o a través de la cultura conmemorativa de valores compartidos, ¿podremos tener en el futuro una noción de la historia de España más cercana a la verdad que a la ficción y que satisfaga a la par a catalanes, andaluces, vascos, gallegos y castellanos?
Hay 159 Comentarios
Que la historia es un montaje del poder, lo sabemos los catalanes desde siempre, puesto que nos han sustraido, adulterado y amañado la nuestra desde hace siglos. Una unica pregunta que espero me la contesten. El acontecimiento mas espectacular de todos los tiempos es sin duda el descubrimiento de America. ¿Donde estan los cuadros, tapices, escritos, libros, manuscritos, etc., que expliquen este portento? Cabe suponer que en España, en el Nuevo Mundo e incluso en Europa deberia estar extraordinariamente documentado, pintado, etc. Pues, no hay nada. Curioso. Sospechoso. Para los catalanes, harto evidente.
Publicado por: Frede | 02/02/2015 19:19:23
Los leoneses sabemos bien de lo que hablas, ya que vivimos entre estos dos colonialistas, los asturianos y los castellanos. Los primeros se creen, amparados por los medios de incomunicación nacionales que no paran de decir lo estupenda y maravillosa que es Asturias, que son el centro del Universo, y los segundos ya por tradición atribuyendose la gloria del Imperio leonés, autentica cuna de España con Alfonso VI a la cabeza (que se coronó en León, la capital de su gran imperio). Hay historiadores que sostienen que la considerada primera batalla de la Reconquista sucedió en el Valle leonés de Valdeón, donde el monte Corona nos recuerda que allí fue coronado Don Pelayo como rey de los Astures, no de Asturias, ya que está tribu celtica es tan leonesa como asturiana. Realmente donde dieron penetrado los árabes, al igual que los romanos, fue en la Cordillera Cantábrica, y si cogemos un mapa del Instituto Geográfico Nacional (no esos que se inventan los del Pincipado y los de la Junta de Castilla, que no de León), veremos que la mayor parte de la Cordillera está en León.
Sin embargo tenemos que seguir aguantando que la historia de varios siglos como uno de los reinos más importantes de Europa, Cuna del Parlamentarismo, conquistadora de dos tercios de la Península, se estudie en tres míseras lineas. Estamos fartos de que los colonialistas asturianos llenen nuestras montañas de "isto ye asturias", cuando no se apropien de nuestras montañas directamente como ha sucedido en los 8 km cuadrados que una valiente alcaldesa ha recuperado para Babia desde Somiedo, fartos de que desde Asturias y desde Castilla se nos llame castellanos y que se trate de ocultar y menospreciar a nuestra tierra y su brutal historia, que no solo se ciñe a aquellos años, pues sigue muy viva. Aqui se fraguo la Escuela Libre de Enseñanza, o estuvo el Frente Norte (llamado flipantemente Frente de Asturias), de aquí son los dueños de Acciona, o del Grupo Eulen. En León nacio Amancio Ortega, está el tercer río más caudaloso de la Península, 8000 k2 de espesos bosques de hayas, robles (el mayor de la Península), abedules (el mayor de la Península), etc. Es el lugar del Planeta que atesora más Reservas de la Biosfera (7), con más del 21 por ciento de nuestro territorio con esa denominación, somos la mayor reserva hídrica, tenemos las mejores vidrieras en cuanto a superficie y calidad de todo el gótico, la mejor obra pictórica del románico (San Isidoro), la mayor obra de ingeniería del Imperio Romano (las médulas y los canales de la Cabrera), y podía seguir, pues aquí hay mucho, y no esta ni en Castilla ni en Asturias, y también tenmos derecho a que se sepa,que no somos más que nadie, pero tampoco menos. Somos sobre todo montaña, que ocupa la mayor parte de nuestra tierrina, o veigas, que son el resto.
Hace porco
Con cariño hacia Galiza y todo lo que venga de ella, segunda tierrina mía, por sangre y porque los bercianos miramos mucho como descende o Sil.
Publicado por: El subiau Berciano. | 14/02/2014 18:56:37
u
Publicado por: Berciano. | 14/02/2014 18:33:10
He leído parte de los comentarios y desde luego es lamentable que la mayoría de los comentaristas, que me imagino que al igual que yo aún no han leído el libro, se dedican a desacreditar el trabajo del autor. Es tan difícil entender que uno coge un tema y hace un ensayo sobre él? Es tan difícil estrapolar las ideas contenidas en este? No se puede hacer un trabajo concreto y pretender que este sea tan exhaustivo como para recoger todos los casos de la historia universal, pero si se puede aprender a interpretar otros casos con la perspectiva que se proponga (en este y otros casos). También es triste leer comentarios en los que las quejas se dirigen a lo anécdotico (que relevancia puede tener para el tema que se expone el hecho de si los tercios tenían o no picas? quién ha negado la existencia de españoles en los tercios?). Lo más triste que me produce el leer comentarios de este tipo no es la crítica, es la actitud, siempre hay recogido un reproche.
Al mismo tiempo he de reconocer que cuando leo un comentario que aporta correciones me produce una gran satisfacción, pues nadie posee nunca una perspectiva ni completa ni absoluta. Y me gusta porque el autor de la entrada lo utiliza para mejorar su trabajo. Eso es una prueba de seriedad y rigor en el trabajo (obviamente cuando además ha sido contrastado por el autor).
Publicado por: Xabier | 23/01/2014 12:27:54
Cuánto me extraña que no se cite a Claudio Sánchez Albornoz, archivero mayor de España antes de exiliarse, y por tanto con acceso a toda la documentacion histórica de unos y otros que lucharon en la península. En sus "Orígenes de la nación española, El Reino de Asturias" no sólo relata las batallas, con mapas incluídos,sino que cita las crónicas musulmanas relativas a esas mismas batallas, desde el punto de vista de los muy elegantes e imparciales emires de la época. Los asturianos tenemos la perra suerte de que todo lo que no se come el moho y delapida la lluvia, lo tenemos que dejar en manos de otros, para que retuerzan la historia a su conveniencia y así nos va, la única comunidad histórica que ya enviaba embajadores en la corte de Carlomagno.
Publicado por: teresa | 13/01/2014 10:10:24
Don Pelayo sitúan su año de nacimiento en el entorno del año 690dC , y su fallecimiento en el año 737dC . Pues bien, si damos un vistazo a personajes europeos , observamos que Carlos Martel ( iniciador de la dinastía Carolingia ) nace en 686dC y muere en 741dC . Dos personajes separados a la hora de nacer y morir en 4 añosl . Don Pelayo en la batalla de Covadonga en 722 evita que los moros avancen hacia el norte , con una diferencia de diez años exactos , Carlos Martel en la batalla de Poitiers o de Tours ( 732) evita que los musulmanes avancen hacia el norte de Europa. Don Pelayo es el primer rey de Asturias iniciador de la dinastía Astur , Carlos Martel es mayordomo de palacio de Austrasia iniciador de la dinastía Carolingia . Como una curiosidad adicional si nos fijamos en el nombre de Asturias y de Austrasia son realmente similares . En una enciclopedia sobre los orígenes de España que trataba sobre el tema de los reyes de Asturias donde citaban a 4 reyes Asturianos como reyes perezosos , exactamente igual como se les dice a los últimos reyes de los francos . Y veremos que el último de los reyes perezosos los francos abdica el año 751 y se retiró a un monasterio , exactamente como ocurre con el último rey perezoso de Asturias que abdica el 791 ( curiosamente 40 años exactos de diferencia con el otro ) y se retiró a un monasterio .
Publicado por: Deconstructor | 12/01/2014 3:27:17
Oh, cuanto preocupa a algunos que se juzguen críticamente los mitos (sí, mitos) de la historia de España.
Que pasen un buen fin de semana.
Publicado por: poppy and the rabolution | 11/01/2014 18:37:09
Para Alex Bolea
Quiero manifestarte mi agradecimiento por tu comentario y tu interés por la mejora del texto. Como autor del post no veo claro si sería mejor añadir o corregir, pero no se va a realizar ningún retoque más al texto. Brevemente te comento que el asedio de Breda descrito en el post es el que nos relata Miguel-Anxo Murado en su libro La invención del pasado, verdad y ficción en la historia de España , páginas 135-138. Yo soy responsable de que aparezca en el primer párrafo del post y ahí tienes la opinión del autor del libro sobre el asedio y las circunstancias militares. Reconozco que un dato tan controvertido como el que da Murado sobre los famosas picas y la composición de los tercios en la acción militar de Breda debería haber sido contrastado previamente por mi.
No he hallado por ninguna parte documentación que avale la tesis de Murado. Si he encontrado mucha documentación que afirma lo contrario y también es, humildemente, mi opinión. Por eso, he hecho la rectificación del texto.
De todas maneras, no quiero que este detalle nos aleje del objetivo principal y te invito a que tú y todos los amantes de la historia reflexionemos sobre el polémico envite del libro de Murado: ¿son reales esos factores que, según Murado, deforman nuestra conciencia histórica? ¿Justificamos nuestro presente con el pasado?.
Una vez más, muchas gracias por tu positiva aportación y un saludo
Publicado por: F. Javier Herrero | 11/01/2014 14:47:11
F. Javier Herrero:
Es muy positivo por tu parte reconocer los errores y corregir el artículo en base a loc comentarios. De hecho eso demuestra que lees los comentarios y te informas por si son ciertos. Pero creo que deberías de poner "actualizaciones" más que eliminar el error como si nunca hubiese existido y poner la información nueva. Un simple tachado y una. dos o las actualizaciones que hagan falta para mejorar el artículo.
Muchas veces, y este parece ser uno de ellos, los comentaristas que saben del tema hacen aportaciones interesantísimas y correcciones muy útiles que creo que deberían extender el post haciendo que el autor amplíe y mejore el artículo publicado.
Pero bajo mi punto de vista creo que es más profesional reconocer el error tachándolo, poniendo la actualización y citando el nombre el comentarista que ha ayudado a perfeccionar el post.
Es sólo una opinión.
Publicado por: Alex Bolea | 11/01/2014 11:45:13
A ver, Me estoy situando nuevamente, que ayer me da la impresión que no había leído bien o es que hoy hay mucho más que leer.
1º- Retiran una foto porque... una explicación muy pobre y que induce a pensar que había una intención clara de desprestigio y protagonismo hacia ciertos intereses un tanto oscuros.
2º- La historia la cuentan los que ganan las guerras... sin ir muy lejos la II Guerra Mundial, que es una gran mentira y que ni los nazis eran tan malos, ni el holocausto es verdad y los que la ganaron mienten como bellacos.
3º- Creo que, a tenor de los dos anteriores apartados, la culpa es de la televisión, sobretodo de las autonómicas. Porque si hubieran existido en aquellos tiempos, hoy gozaríamos de realidades irrefutables, con imágenes impresionantes y a todo color.
Claro que, tenemos que tener en cuenta que, quien saliera en los telediarios debería de ser creíble y razonable, y no parecerse a tanto desaprensivo locutor/presentador, rodeado de tanto y tanto tertuliano aleccionado por una 'paguilla' que mantenga la tensión de cara a los televidentes, esos incultos señores que están en sus casas creyendo todo cuanto se cuenta en la tele.
¡Oigan, esto es de traca! ¿De verdad este señor es un historiador creíble que va a pasar a la historia como un reconocido historiador?
Publicado por: mario | 11/01/2014 0:20:30
Pobre Antuvi(Publicado por: Antuvi | 10/01/2014 1:52:12) y pobre Antón. Ni historia ni economía.
El tal Don Pelayo era un hacendado propietario y tenía poco de porquero, pero si ese profesor es feliz despotricando contra un terrateniente que estaba harto de Munuza y de sus intenciones hacia su hermana, pues vale.
Quizás los propios musulmanes estén equivocados con sus crónicas al contar las cosas muy diferentes a las que este presuntuoso profesor las pretende representar. Y eso que son los perdedores los que las han escrito.
Ya lo creo que hay que aprender a leer entre líneas. Por eso tenemos que tener que tener en cuenta fechas como 1714, para comprender las intenciones de los actuales políticos.
Me he preocupado de leer las cosas que este escritor-periodista ha publicado en The Guardian. La conclusión es que podría haber firmado con BNG tras su nombre y dar rienda suelta a sus intenciones. Así es como nos conocen en Inglaterra, como nos dibujan estos historiadores de 1ª.
Historia, épica, epopeya. Y leer entre líneas.
Publicado por: Sin nombre | 10/01/2014 23:38:22
Se han realizado dos correcciones en el post relativas a las armas y composición de los Tercios de Flandes en el asedio de Breda así como a la obra del arzobispo Jiménez de Rada. También quiero agradecer el interés de todos los lectores y los comentarios que han ayudado a enriquecer y mejorar el texto del post.
De acuerdo a las investigaciones de Geoffrey Parker, citadas en “Tercios de España, la infantería legendaria” de Fernando Martínez Laínez y José María Sánchez de Toca (EDAF, 2006) se estima que, entre 1567 y 1636, “las compañías de picas que combatían en Flandes tendrían once oficiales, doscientos diecinueve piqueros y veinte mosqueteros, (…) En 1636 el predominio de armas de fuego ya era muy claro: las compañías de picas tenían ciento veintisiete mosqueteros y solo sesenta y nueve piqueros”.
La obra del arzobispo de Toledo Jiménez de Rada donde se narra la historia de Castilla fue titulada “De Rebus Hispaniae”. Posteriormente también fue conocida como Historia Gothica o Crónica del Toledano.
Publicado por: F. Javier Herrero | 10/01/2014 20:01:41
La educación empieza por no ignorar la presencia del otro. De nada sirve negar al vecino para afirmarse a sí mismo.
Publicado por: Tommy | 10/01/2014 19:32:29
Un ensayo que niega la presencia de picas en los tercios de infantería españoles en el siglo XVII, pues que quieres que te diga..... Al loro con el historiador.
Y vale que critique los mitos fundacionales de España (don Pelayo, el Cid, los Reyes Católicos).
Pero el amigo Miguel Anxo de la tumba del apóstol y hablando de de mitos y siendo gallego no dice ni mu. No vaya a se que se joda el negocio. O quizá yo sea un malpensado y tenga el certificado original del fiambre que se guarda en la sede compostelana.
Publicado por: kilgore | 10/01/2014 18:09:34
He leído el libro de Murado y le he regalado un ejemplar a un amigo apasionado por la historia. Me parece un ensayo estupendo que, más allá de poner de manifiesto una particular 'historia de España' que obvia, minimiza o esconde otras 'historias' y que engrandece o altera otros aspectos, pretende fomentar el espíritu crítico y el escepticismo ante las Verdades en mayúsculas.
Aplicable a la Historia de España y a la de la gran mayoría de estados-nación. Probablemente no guste al ministro Wert.
Publicado por: Jordi Guardiola | 10/01/2014 16:03:12
Para Rapsoda 76
La foto de Aznar se había realizado para una serie especial publicada en El País Semanal hace unos años y solo para ser publicada en aquella serie. Por un error se incluyó como ilustración del post y decidimos retirarla cuando nos dimos cuenta.
Publicado por: Tereixa | 10/01/2014 15:49:55
Por qué no hablan de los iberos que son nuestros antepasados ?
Publicado por: Pee | 10/01/2014 14:02:16
¿Qué ha pasado con la foto que ilustraba este post, la de Aznar posando cual Cid en tiempos preteritos subido a una loma castellana? Ayer se publicó, hoy se ha retirado. ¿?
Publicado por: rapsoda76 | 10/01/2014 12:03:25
Sin animo de entrar en polémica, quiero poner un ejemplo: un verano que estuve en la costa Brava, me enteré que celebraban unas fiestas conmemorando la salida de los hermanos Colom (catalanes) desde el puerto de Pals (en castellano Palos) que fueron los descubridores de América. Nada de Colon italiano, ni Palos de la Frontera, ni Reyes catolicos ni capitulaciones de Santa Fé... Y no es por meterme con los catalanes (porque obviamente no todos se creen estas patrañas) pero si con la gente que "modifica" la historia a su antojo.
Publicado por: ce | 10/01/2014 11:46:25
Aparte de algunos errores de bulto, como no saber cuál era la composición de un Tercio español -en el nombre tienes una pista, yo te doy otra: mira el escudo de la Legión (que se hace llamar el Tercio aunque es mucho más moderna, hay que decirlo antes de que alguno salte a la yugular)-; aparte de esos errores, el autor tergiversa y manipula -digo bien, tergiversa y manipula a posta, no por ignorancia- cuando centra toda su argumentación en el caso español. Naturalmente que la historia que se enseña a los niños y que es la que retiene la mayoría de la población es una simplificación partidista de los vencedores, pero lo es en España, lo es en Francia -el trato que los historiadores franceses dieron a la Chanson de Roland es la guía que siguieron los españoles al tratar el Mío Cid-, lo es en Inglaterra -Robin Hood, la Armada Invencible...- en los países escandinavos -los vikingos...- y así en todas partes. Y por el otro lado, esta historia épica castellana es tan falsa y tan tergiversada como las historias que les cuentan a los niños catalanes, los vascos y los gallegos; con sus Casanovas, sus carlistas o sus Breoganes. El autor pretende descubrir el agua caliente -que ya estaba descubierta- pero la exclusiviza en la historia de España. Manipulación.
Publicado por: Luis | 10/01/2014 11:25:47
La historia se compone de mitos que los intereses ideológicos, o de otra índole, han ido añadiendo, o quitando contenidos según conveniencias.
El arte de los historiadores imagino que consiste, en rescatar la parte minúscula de posible realidad y acercarse a la lógica de la época.
Publicado por: Nely García | 10/01/2014 10:09:37
El artículo, excelente. Una buena reseña de un libro que tras leerla invita a la compra. Buena parte de los comentarios, lamentables. Muchos de los arriba firmantes, ni tienen educación ni saben lo que es, y señores, sepan que la educación no está reñida con la cultura, que de esta última se ve que sí que tienen mucha.
Publicado por: Queen | 10/01/2014 9:50:52
El artículo sólo pretende hacernos ver las crónicas torticeras que a lo largo de la historia se han hecho en favor de los intereses personales del creador o su protector. Sin niguna duda esto ha sido y es así. Por otro lado el artículo excelente.
Publicado por: Pablo | 10/01/2014 9:35:39
1634, no 1625... Lo había confundido con otro asedio ¡Maldita memoria! Con la edad ya no es lo que era...
Publicado por: Antonio | 10/01/2014 7:51:37
He leído el libro, y además soy historiador. No aporta nada nuevo. Se limita a "desmontar" mitos que nunca han existido fuera de una historia popular de álbum de cromos. Antes que gastar el dinero en este trabajo, les recomendaría a los lectores que lo hicieran en las obras de Álvarez Junco, que con todos sus defectos están mucho mejor escritas y son más profundas desde el punto de vista del análisis histórico. Por otra parte, y ya poniéndome en plan pejiguero, el arte no es un documento gráfico, sino cultural. Velázquez podría haberlos pintado desnudos, si hubiera querido. Hubiera sido una decisión artística. Por cierto, no son lanzas -ese es el nombre popular que se le asignó al cuadro en el siglo XIX- sino picas. Dado que el asedio de Breda es de 1625 si no me falla la memoria, le recordaría al autor que las picas no desaparecieron de las formaciones de infantería hasta 1697; en 1625, la proporción de piqueros-mosqueteros oscilaba entre 2:1 y 1:2, dependiendo de la compañía y cómo se hubiera hecho la recluta. Más aún, en el cuadro de Velázquez actúan como elemento compositivo -artístico- y a la vez simbólico -el famoso dicho "poner una pica en Flandes"- de modo que el espectador pudiera asociar de forma inmediata la imagen con la representación. En fin... una ocasión perdida.
Publicado por: Antonio | 10/01/2014 7:27:36