80 años del Frente Popular: lecciones para la España de hoy

Por: | 16 de febrero de 2016

Foto-blog
El presidente de la República, Manuel Azaña, en un mitin en la plaza de toros de Bilbao (autor desconocido).

Se cumplen hoy martes, 16 de febrero, 80 años de las elecciones en las que triunfó la coalición del Frente Popular, las últimas de la Segunda República antes del golpe de Estado que abrió paso a la Guerra Civil, las segundas en las que votaban las mujeres en la historia de España. Los españoles no volverían a tener unas elecciones democráticas hasta junio de 1977, 41 años después.

El 7 de enero de 1936, ante la profunda crisis gubernamental de la coalición entre la CEDA y el Partido Radical, Niceto Alcalá Zamora, presidente de la Republica, firmó el decreto de disolución de las Cortes y encargó a Manuel  Portela Valladares la tarea de organizar nuevas elecciones. Ya no había posibilidades de formar más gobiernos efímeros de derechas. Unas nuevas elecciones decidirían el rumbo de la República.

En los meses anteriores, Manuel Azaña e Indalecio Prieto habían mantenido correspondencia sobre la necesidad de construir una coalición reformista similar a la que había gobernado los dos primeros años de la República. Francisco Largo Caballero, desde la dirección de la UGT, se opuso a ese acuerdo, aunque ante la convocatoria de elecciones accedió a incorporarse, con la condición de que, después de las elecciones, si la coalición ganaba, debían gobernar sólo los republicanos y además el PCE debía entrar en esa coalición electoral.

Los comunistas la bautizaron Frente Popular, nombre que nunca aceptó Manuel Azaña, y el pacto oficial de creación se anunció el 15 de enero, con la firma de los dirigentes de los partidos republicanos de izquierda, Azaña, de IR, y Martínez Barrio, de UR; del movimiento socialista, que incluía al PSOE, a la UGT y a las Juventudes Socialistas; del PCE; del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), una organización nueva, creada en septiembre de 1935, resultado de la fusión del Bloc Obrero y Camperol, de Joaquín Maurín, y de Izquierda Comunista, de Andreu Nin; y del Partido Sindicalista, creado por Ángel Pestaña tras su salida, expulsado, de la CNT.

La derecha no fue esta vez tan unida como en 1933, y la CEDA, dependiendo de las provincias, estableció acuerdos electorales con republicanos conservadores, radicales o con fuerzas monárquicas y fascistas. En Cataluña, la CEDA, la Lliga, los radicales y los tradicionalistas formaron un amplio Front Català de l´Ordre. Los radicales, desacreditados y hundidos tras los escándalos por corrupción, tuvieron que presentar sus candidaturas al margen de las dos alianzas principales.

La izquierda publicó un manifiesto con la petición de “amplia amnistía” y readmisión de los despedidos como ejes comunes. La CEDA centró su campaña "¡Contra la revolución y sus cómplices!", con una visión catastrofista de lo que había significado hasta entonces la República. Para la izquierda, quedaban atrás dos años de destrucción de las reformas republicanas, el "bienio negro". La CEDA, que no había podido cumplir su objetivo de rectificar a fondo el rumbo reformista, prometió la revisión total de la Constitución. La extrema derecha, con Calvo Sotelo a la cabeza, consideraba ya acabada a la República y presentaba, sin ambigüedades, su Estado autoritario y corporativo. La fecha de las elecciones para decidir todo eso, un nuevo rumbo para la República o su muerte definitiva, era el domingo 16 de febrero de 1936.

Foto-blo-1
El poeta Rafael Alberti pronuncia un discurso tras la victoria del Frente Popular. / EFE (reproducida del libro 'Retrato de Rafael Alberti', de María Asunción Mateo.


La coalición del Frente Popular salió victoriosa de las urnas, y eso significó para muchos el segundo acto de una obra iniciada en abril de 1931 e interrumpida en el verano de 1933. Una segunda oportunidad, efectivamente, para Manuel Azaña, de nuevo en el poder y con las multitudes en las calles; para los socialistas, que volvían a poseer una notable influencia en los poderes locales; y para los anarcosindicalistas, que podían recuperar su capacidad de agitación y algunos de los apoyos sociales perdidos.

Pero por mucho que retornaran sus protagonistas, el ambiente tras ese triunfo político de la izquierda en poco o nada se asemejaba al de aquella primavera de 1931 que había inaugurado la República. El Partido Radical, el más histórico de los partidos republicanos, fundador de la República y partido gobernante desde septiembre de 1933 hasta diciembre de 1935, se hundió en las elecciones. La gente de orden se sintió amenazada por el nuevo empuje de las organizaciones sindicales y de los conflictos sociales. La derecha no republicana, derrotada en las urnas, ya sólo pensaba en una solución de fuerza contra el Gobierno y la República. Un sector importante del Ejército conspiró y no paró hasta derribarlos.

El 72% de la población española, hombres y mujeres, votó en febrero de 1936, la participación más alta de las tres elecciones generales que tuvieron lugar durante la Segunda República. Como demostró hace años Javier Tusell, fueron también unas elecciones limpias, en un país con instituciones democráticas y con muchos sectores de la población que consideraban ese acto electoral decisivo para el futuro. Por eso la campaña electoral fue tan intensa, agitada. El Frente Popular planteó un programa moderado, que atrajo a muchos antiguos votantes del Partido Radical, con la amnistía y la vuelta a las reformas, a las soluciones políticas, como puntos básicos. La derecha no republicana, que derrochó medios y toneladas de papel, recordó los horrores de la revolución de Asturias e insistió en que era una batalla "¡Por Dios y por España!", entre la "España católica... y la revolución espantosa, bárbara, atroz". La ultraderecha, monárquica y fascista, apelaba ya la lucha armada y a la salida dictatorial.

Al margen de esa agresividad verbal, hubo pocos incidentes durante la campaña electoral. Ganó por pocos votos el Frente Popular, aunque el sistema mayoritario establecido por la ley electoral le dio una holgada mayoría en las Cortes. Los partidos más votados fueron la CEDA y el PSOE, seguido muy de cerca por Izquierda Republicana, mientras que el Partido Radical, que presentó casi todos sus candidatos al margen de las coaliciones principales, quedó reducido, tras la revisión de actas, a cuatro diputados, 99 menos que en 1933. Alejandro Lerroux ni siquiera salió elegido en la lista del Front Català d´Ordre.

El Frente Popular obtuvo 263 escaños, la derecha 156 y los diferentes partidos del centro 54. El electorado votó sobre todo a socialistas, republicanos de izquierda y católicos. En el Frente Popular, los primeros puestos en las candidaturas los ocuparon casi siempre los republicanos del partido de Azaña, y en la derecha fueron a parar a la CEDA, lo cual no confirma, frente a lo que se ha dicho en ocasiones, el triunfo de los extremos. Los candidatos comunistas siempre estuvieron en el último lugar de las listas del Frente Popular y los 17 diputados obtenidos, después de conseguir sólo uno en 1933, fueron el fruto de haber logrado incorporarse a esa coalición y no el resultado de su fuerza real. La Falange sumó únicamente 46.466 votos, el 0,5% del total. Había 33 partidos representados en las Cortes, de los que sólo 11 consiguieron más de 10 diputados. Un parlamento muy fragmentado, más que polarizado, en el que además el partido que había presidido los gobiernos en los dos años anteriores se convirtió en un mero espectador.

Portela, antes las presiones de unos y de otros para que declarara el estado de guerra y anulara los resultados de las elecciones, asustado por los rumores de golpe militar y por los disturbios provocados en varias ciudades para liberar a los presos políticos, dimitió el 19 de febrero. Niceto Alcalá Zamora, presidente de la República, llamó a Manuel Azaña para encargarle la formación del Gobierno.

En el Gobierno sólo había republicanos, tal y como había pactado Azaña con los socialistas antes de las elecciones, sobre todo porque los socialistas rechazaron la posibilidad de volver a formar un gobierno de coalición con los republicanos. Nueve ministros eran de Izquierda Republicana, tres de Unión Republicana y había también un independiente, el general Carlos Masquelet, antiguo asesor de Azaña en los primeros años de la República, a quien ahora nombre ministro de la Guerra. Era un Gobierno moderado, mal llamado de Frente Popular, formado por catedráticos y abogados en su mayoría. En las primeras declaraciones, Azaña pidió unión bajo una misma bandera "en la que caben los republicanos y no republicanos, y todo el que siente amor a la patria, la disciplina y el respeto a la autoridad constituida".

Pero la amenaza al orden social y la subversión de las relaciones de clase se percibían con mayor intensidad en 1936 que en los primeros años de la República. La estabilidad política del régimen corría también más peligro. El lenguaje de clase, con su retórica sobre las divisiones sociales y sus incitaciones a atacar al contrario, había impregnado gradualmente la atmósfera española desde que el proyecto reformista de los primeros gobiernos republicanos chocó con obstáculos insalvables. La violencia, además, hizo acto de presencia con algunos atentados contra personajes conocidos y los choques directos armados entre grupos políticos de la izquierda y de la derecha plasmaban en la práctica, con resultados sangrientos en ocasiones, los excesos retóricos y la agresividad verbal de algunos dirigentes. Y por si eso no bastara, los dos partidos con más presencia en las Cortes, el PSOE y la CEDA, tampoco contribuyeron durante esos meses a la estabilidad política de la democracia y de la República.

La política y la sociedad españolas mostraban signos inequívocos de crisis, lo cual no significaba necesariamente que la única salida fuera una guerra civil. Pero la hubo y comenzó porque una sublevación militar debilitó y socavó la capacidad del Estado y del Gobierno republicano para mantener el orden. En febrero de 1936 hubo elecciones libres y democráticas; en julio de 1936, un golpe de Estado. La historia se aceleró en aquellos cinco meses.

Julián Casanova es autor de República y guerra civil (Crítica/Marcial Pons).

Hay 61 Comentarios

watch online star plus serials on desi tashan and get latest news updates and written updates free

Pablo, no tienes razón. Nadie serio discute ya que las elecciones las ganó el Frente Popular https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_generales_de_Espa%C3%B1a_de_1936#Resultado Ni que Calvo Sotelo era un reaccionario que preparó con sus compras de armamento a Mussolini una guerra civil en España http://elpais.com/elpais/2012/06/14/opinion/1339679956_048174.html
.

La violencia republicana sólo duró lo que duró la falta de poder del gobierno, es decir, 1936-37: a lo largo de la guerra, con la reconstrucción del poder gubernamental, cada vez hubo menos violencia incontrolada. En el bando sublevado fue exactamente al revés: violencia brutal desde el principio hasta más allá del fin de la guerra, con el triple de muertes que los republicanos durante la guerra, unos 150 000, más unos 20 000 más durante los años 40. Lee "El holocausto español" https://books.google.es/books?id=aPV1johx8NMC&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=false

.

En Paracuellos fueron asesinadas no más de 2 400 personas. La cifra de 8 000 no sé de dónde la sacas, porque no la menciona ni César Vidal https://es.wikipedia.org/wiki/Matanzas_de_Paracuellos#Cifras Uno de los que intervino en la masacre (pero sólo uno más entre varios) fue Carrillo http://elpais.com/elpais/2012/05/14/opinion/1336994556_676295.html No sé de dónde sacas lo de la firma de Carrillo: no hay ninguna prueba documental que le implique directamente https://es.wikipedia.org/wiki/Matanzas_de_Paracuellos#La_responsabilidad_de_Santiago_Carrillo

.

No deberías leer a Stanley Payne, cuyos últimos libros no son nada de fiar. Su reciente biografía de Franco, por ejemplo, es un completo desastre: http://e-revistas.uc3m.es/index.php/HISPNOV/issue/view/448

Que no, que no ganó el Frente Popular, por mucho que lo digan y lo repitan. Y calificar a Calvo Sotelo como extrema derecha es típico de la izquierda. No solo lo mataron, sino que para justificarlo, a defenestrarlo. ¿No dicen nada de matar a más de 5.000 religiosos, que su único crimen fue estar consagrados a Dios? ¿Y las checas?¿Y Paracuellos del Jarama, donde se enterraron más de 8.000 personas, y con la firma de Santiago Carrillo, entonces Jefe de las Juventudes Socialistas? Por mucho que quieran, lña Historia les pondrá a cada uno en su sitio.

Me sorprende (sólo un poco, la verdad) la gran cantidad de comentarios pro-franquistas y anti-democráticos. Siempre en España ha habido un gran miedo a cualquier cambio, aunque fuera para mejor, una gran incomprensión hacia el sufrimiento de las clases bajas y una gran intolerancia y autoritarismo. Y la cosa sigue igual. Tiene razón Marsé: España es un país de cabreros.

Cuánto triste comentario pequeño burgués de gente que se llama a si misma "de orden"

Mukombo, gracias por decirlo. Me he quedado a cuadros cuando lo he leído.

Hace falta ser muy atrevido y, sobre todo, muy ignorante para decirle a un catedrático que debe leer más.

La guerra civil "comenzó porque una sublevación militar debilitó y socavó la capacidad del Estado y del Gobierno republicano para mantener el orden". No hubo orden durante los 5 meses que precedieron a la guerra, hasta Prieto reconoció y enumero el sinfín de atentados, huelgas, etcétera de aquellos meses. La guerra civil estuvo larvada 5 meses y estalló en el mes sexto mes. Ya estoy harto de una historia de buenos y malos a la medida de los caprichos de esos que se llaman a sí mismo "progresistas". El gobierno del Frente Popular se desentendió de poner orden en el país y se lavó las manos y dejó hacer a las masas.

Recomendaría al señor Casanova que se diese una vuelta por el artículo de hoy sobre el Frente Popular de S. Payne, en mi opinión bastante más completo e imparcial que el suyo. Lea un poco más, y lea de todos, le vendrá bien.

Si desaparece el PSOE, cosa que está intentando Podemos con todas sus fuerzas, España puede volver a polarizarse en dos grupos: a).- Un grupo de extrema izquierda, que agruparía a Podemos, sus franquicias y a los independentistas periféricos; b). un grupo de derechas que agruparía al PP y C´s. ¿Resultado previsible?: la ruina de España, que es de lo que se trata, ¿no?
Pero no se alegren tan derpisa: no habrá otra guerra civil.

Existe una cierta similitud con lo que está ocurriendo en la actualidad. Ojala el desarrollo de las similitudes no nos lleven a un final com. 1936.

Que 80 años despues sigamos repitiendo las mismas cantinelas, es surrealista. Que se piense en dos españas, o que algunos quieran seguir viendo la división entre españoles como algo actual es vergonzoso. Maduremos de una puñetera vez y enterremos nuestros fantasmas, quiza nuestros hijos nos lo agradezcan algun dia. Y por favor a estos historiadores un poco de rigor, llamar episodios de violencia antes del levantamiento del ejercito en el 36, a cargarse al jefe de la oposicion por parte de uno de los partidos governantes es algo provocativo, cuando menos, me parsecs a mi, pero bueno, es lo que hay. Lo dicho miremos hacia delante eso si, sin olvidar el pasado para no caer en los mismos errores. Cordura españoles cordura.

Que 80 años despues sigamos repitiendo las mismas cantinelas, es surrealista. Que se piense en dos españas, o que algunos quieran seguir viendo la división entre españoles como algo actual es vergonzoso. Maduremos de una puñetera vez y enterremos nuestros fantasmas, quiza nuestros hijos nos lo agradezcan algun dia. Y por favor a estos historiadores un poco de rigor, llamar episodios de violencia antes del levantamiento del ejercito en el 36, a cargarse al jefe de la oposicion por parte de uno de los partidos governantes es algo provocativo, cuando menos, me parsecs a mi, pero bueno, es lo que hay. Lo dicho miremos hacia delante eso si, sin olvidar el pasado para no caer en los mismos errores. Cordura españoles cordura.

De verdad que no he leído relato de la historia más sesgado que éste. ¿Qué pretende conseguir el señor Casanova? Realmente, díganos qué pretende conseguir retorciendo así la historia

Desde el mismo momento que se instauró la República mucho antes del 36 ya se empezaron a gestionar por la derecha , la forma de acabar con ella. Y antes del asesinato de Calvol Sotelo, se habia dado muerte a un teniente de las Fuerzas de çl Orden.Sus compañeros ejecutaaron su venganza. Había una España que vivía muy bien, terratenientes,, sobre todo en Extremadura y Andlucía que vívia en Madrid de rentas,mientras que los hijos de los jornaleros iban a la escuela, cuando iban, descalzos, en alpargatas, o abarcas como sus padres. La verdadera razón fué económca. La reforma agraria puso en marcha a toda la profunda desigualdad de unos y otros y la iglesia aliada con los terratenientes se decantó por los poseedores ay se alejó de los pobres de forma lamentable. Esa ley de la reforma agraria, es la primera ley que cambio Franco, a sólo un mes de inciada la Guerra. Ahí apretaba el zapato de los rebeldes.

No hemos aprendido nada...la radicalidad lleva inexorablemente al enfrentamiento. Leyendo los diversos comentarios, encuentro las mismas semillas que germinaron en los años más tristes de nuestra historia reciente. Por suerte creo que el entorno actual de descreimiento e indiferencia general al menos ayuda a que las "pasiones" por la patria o por la unidad de los pueblos, que son expresiones vacías de realidad y solo ocultan falta de criterio propio, estén adormecidas. Denme un Vicente Ferrer, ese si que cambió un poco de este pequeño y muchas veces ridículo mundo.

Como dice la republicana Clara Campoamor: "El Frente Popular no ha iniciado el alzamiento pero, aparte de haberlo provocado, podía haberlo detenido cuando se le presentó la ocasión"

Creo que hay un error que se comete con frecuencia y es analizar los hechos pasados con la óptica y valores del presente. Pienso que el país estaba fracturado en las dos Españas irreconciliables de Machado, como herencia que venía ya de principios del s/XX y que la República, que tantas expectativas había generado, no hizo más que incrementar. Así que, el golpe de estado del 36 no fue más que la chispa que incendió la gran hoguera del enfrentamiento civil, dando lugar a los 40 años de dictadura. Deberíamos aprender de nuestro pasado más inmediato para no volver a cometer los mismos errores y evitar que el enfrentamiento fratricida vuelva a visitarnos

El Presidente de la Republica,era Niceto Alcala Zamora.Leed sus memorias,los que digan que las elecciones del año 36 fueron limpias,creo que tendra mas informacion que Tucell y casanova

Es muy fácil etiquetar como extrema derecha a todo lo opuesto al Frente Popular, así como llamar a Calvo Sotelo directamente golpista. Ni los más solventes historiadores pueden escapar de la subjetividad más atroz

Quien no haya estudiado historia de España, se puede tragar sin pestañear este tebeo escrito con la mano izquierda.

Las elecciones, que fueron limpias, las ganó, le pese a quien le pese el Frente Popular. Y unos meses después un grupo de golpistas profundamente ligados al fascismo y a Falange Española intentaron derribar el gobierno democrático que había emanado de las urnas, de la soberanía nacional. Y por cierto, la II República no está en absoluto idealizada. Fue algo adelantado a su tiempo que podría haber cambiado España de arriba a abajo, convirtiéndola en un país mejor. De hecho, hasta el bienio derechista, el gobierno de Azaña ejecutó numerosas reformas muy positivas para el país como duplicar el presupuesto dedicado a educación, llevar a cabo la reforma agraria, que repartiese de forma justa la propiedad de la tierra o la reforma militar. Nada de esto, me lo estoy inventando sino que lo he aprendido en el instituto, lo pone en mis libros de historia y lo dicen mis profesores. Tengo la sensación de que algunos de los que escriben aquí son unos ignorantes que desconocen totalmente lo que se enseña en los institutos.

Como siempre manipulando la historia, antes de lo que Vds. llaman "golpe de estado", la izquierda ya había empezado a hacer la vida imposible a los católicos y a los que no pensaban como ellos. Por cierto: faltan 4 meses para julio. Parace que no hemos aprendido nada...

El amigo Iglesias lleva unos años creando unas tensiones y odio entre nosotros que no se veía desde el 36. Cada día creo más que es un caballo de Troya financiado externamente para desestabilizar al país. Ya basta de comerle el tarro a los más ignorantes desde las redes, que te hemos calado!

Hola, amigos. A pesar de aparecer en el titular del artículo de JULIÁN CASANOVA, se le quedaron en el tintero las "lecciones para la España de hoy". Le faltó tiempo o le faltó espacio o le faltaron ganas para rematar el artículo. Nos las queda debiendo, porque no basta ser un buen historiador, sino poner en práctica el dicho ciceroniano de que la historia es maestra de la vida. Por mi parte, la más importante lección considero que es la moderación, el respeto al otro y el tratar de superar divismos y egoísmos para el bien de todos. ¿No es esa la tarea y responsabilidad de un polìtico? ¿O eso es pedir peras al olmo? ¿Cómo es eso de que aún no ha llegado al poder y ya está pidiendo puestos de gobierno el señor IGLESIAS, condicionando cualquiera otra posibilidad de colaboración? La izquierda casi siempre ha tenido razón a la hora de criticar y la ha perdido a la hora de gobernar? ¿Cuándo será que superemos esta regla fatal que se sigue cumpliendo para mal de todos?

Los comentarios de esta entrada están cerrados.

Historia[S]

Sobre el blog

Dado que el presente se levanta sobre lo que ya pasó, no es mala idea echar un vistazo atrás para entender lo que está pasando. Cicerón lo dijo antes y mejor: “No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser eternamente niños”.

Sobre los autores

Tereixa ConstenlaCoordinadora: Tereixa Constenla. Periodista de EL PAÍS. Descubrió la Historia en 2008, cuando aterrizó en la sección de Cultura, y comprobó que el pasado era un filón para el presente.

Isabel Burdiel recibió el Premio Nacional de Historia en 2011 por su biografía sobre Isabel II. Es especialista en liberalismo europeo del siglo XIX y catedrática de la Universidad de Valencia. "Para que sirva para algo, la Historia no tiene que quedarse en el círculo de especialistas", sostiene.

Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, defiende, como Eric J. Hobsbawm, que los historiadores son "los 'recordadores' profesionales de lo que los ciudadanos desean olvidar". Es autor de una veintena de libros sobre anarquismo, Guerra Civil y siglo XX.

Manuel Morales es periodista de EL PAÍS y profesor de Periodismo Digital en la Escuela de EL PAÍS/UAM. Para liberarse de tanta actualidad busca refugio en historias del pasado, sobre todo las que han dejado huella en la fotografía.

María José Turrión fue la primera directora del Centro Documental de la Memoria Histórica, creado sobre el esqueleto del Archivo de la Guerra Civil de Salamanca. Cree firmemente que los archivos contribuyen "a la salvaguarda de los derechos humanos y al desarrollo pleno de las democracias".

Javier Herrero es documentalista de EL PAÍS y licenciado en Historia Moderna y Contemporánea. Le interesa indagar en los antecedentes históricos de acontecimientos que saltan a la primera línea informativa.

Eduardo Manzano Moreno es profesor de investigación del CSIC y autor de numerosos libros sobre Al-Andalus, la Edad Media y la memoria histórica. Cree en el poder transformador del conocimiento histórico y en la necesidad de forjar una conciencia que nos convenza de que se pueden cambiar las herencias recibidas.

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal