Por David Bertomeu, codirector de Control de Gestión Avanzado de ESADE
El controller es una figura relativamente reciente en España que frecuentemente es percibido como el policía perseguidor de quien no cumple objetivos. Con la llegada de las multinacionales se establece la verdadera función que no es otra que proporcionar herramientas e información útil para ayudar a todas las áreas de la empresa a tomar decisiones correctas.
Habitualmente, las funciones de la mayoría de controllers (controladores financieros) se circunscriben a la gestión presupuesto. A lo largo de mi experiencia tanto directiva como docente, he podido constatar como el controlador financiero vive esta realidad con sentimientos contrapuestos: conocen mucho el negocio pero sienten que su influencia es poca; y a la vez sienten vértigo por la responsabilidad que supondría influir en el mismo ya que conocen mejor que nadie cómo decisiones se convierten en euros. Como resultado y utilizando términos de mercado, el posicionamiento del controller en la empresa es el de un profesional metódico, fiable, conocedor de las entrañas de la empresa pero siempre viendo el “toro desde la barrera”.
¿Por qué digo que ahora se presenta una oportunidad única? Es un tema de velocidad. Todo va más rápido. Los objetivos de ventas, por ejemplo, ya no son mensuales, son semanales incluso diarios. El presupuesto anual ya es historia. El riesgo ahora es la descoordinación de objetivos entre departamentos y la ansiedad que genera el no saber si lo que uno hace es lo correcto.
He aquí la oportunidad para el controller que aparece como el mejor aliado para acompañar a responsables comerciales, de marketing o de operaciones en sus decisiones. Es la persona que aúna tres beneficios:
a) está al tanto de los últimos ajustes de objetivos,
b) sabe cómo traducir ideas en impacto en cuenta de resultados, y
c) conoce muy bien quién es quién en la empresa para ayudar a que las acciones lleguen a buen fin, que “las cosas pasen”.
Si añadimos que los responsables de otras áreas están ávidos de ayuda, ¿qué impide al controlador financiero dar el salto? Pues como tantas veces en la vida, la decisión depende única y exclusivamente del propio profesional.
Enumero unas pautas para aquellos que opten por tomar la decisión. Las he comprobado en diversos casos en participantes del programa de Control de Gestión Avanzado y aseguro que funciona:
1. Tomar la decisión sincera: es algo personal, si uno no está convencido, mejor no hacerlo.
2. Escoger un padrino: una persona de la organización carismática cuyas decisiones incidan significativamente en los resultados.
3. Acercarse: averiguar “qué le despierta por la noche”. Se trata de no presuponer qué le preocupa sino averiguarlo, y si no se sabe, se pregunta.
4. Resolver esa ansiedad proactivamente: conocido el origen, el controller tiene armas a su alcance que deberá utilizar sin que nadie se lo pida para ayudar a su padrino a reducir drásticamente su ansiedad.
Un factor clave para asegurar que la aventura acaba bien es la habilidad de comunicación del controlador financiero. Dos verdades que a modo de mantra recomiendo incorporar cada día en cuanto uno se levanta:
a) lo que se comunica no es lo uno dice sino lo que al otro le llega
b) lo que realmente comunica es lo que uno hace y no lo que dice
Desde la profesión, demos la bienvenida a este tiempo turbulento porque nos ha puesto enfrente un tren que nunca soñamos que podríamos coger. Solo hay que subirse a él.