Por José Luis Álvarez de Lara, profesor del Departamento de Control y
Dirección Financiera de ESADE
En este país, como en otros, la financiación cultural se apoya en muchos sectores aunque no en todos. Las subvenciones, generalmente, provienen del denominado dinero público, que tendría que llamarse dinero del público, ya que se trata del dinero de los contribuyentes. El reparto de este dinero se hace con criterios múltiples y variados, siempre opinables y que reciben, como no podría ser de otra manera, críticas y elogios según sea época de bonanza o de crisis, según la orientación política de los que subvencionan y los subvencionados y según la calidad percibida del objeto de dicha subvención. Algunos sectores, como el editorial, uno de los más importantes del mundo de la cultura, hace décadas que ha dejado las subvenciones masivas. Si, actualmente, se encuentra inmerso en un profundo cambio es debido a la irrupción de las nuevas tecnologías y a los consecuentes nuevos hábitos de consumo.
Los recortes anunciados, y los futuros, –puesto que no van a faltar- son de diferente magnitud, pero todos toman como base un porcentaje que tiene como referencia el presupuesto anterior. Recortan un 20 % por aquí, otro 50 % por allá, un 15 % que parece un regalo, sembrando en todos los sectores y territorios. Algunas instituciones han llegado al porcentaje del 100 %, lo que elimina todo rasgo de subvención por parte de la administración pública.
El debate sobre si la cultura debe ser subvencionada por el dinero del público y en qué medida merece otro foro. Dejando aparte, una vez más, los criterios de reparto de los recortes, la situación nos merece: primero, una valoración sobre la bondad de las subvenciones anteriores a los recortes y segundo, tomar en consideración el tremendo error cometido al dejar algunos brotes en cuanto a las subvenciones
Muchos sectores de la Cultura van a encontrarse huérfanos de subvenciones por muchos años con los famosos recortes; por este motivo, no les va a quedar otra alternativa que reinventarse. Independientemente de la ceguera cultural y económica de los gobernantes que mezclan cultura con entretenimiento y que provocarán, sin lugar a dudas, una disminución del nivel cultural, y en consecuencia, del nivel de libertad de los ciudadanos –a mayor cultura, mayor libertad- el sector sobrevivirá y renacerá.
La cultura sobrevivirá porque, como decía el escritor Emile Henriot (1889-1961): “La cultura es aquello que permanece en un hombre cuando lo ha olvidado todo”. Los ciudadanos olvidan cada vez menos y consumen cada vez más cultura. Se estima que un 70 % de los 45 millones de ciudadanos de este país consumen cultura. A ellos cabría añadir la casi totalidad de los 53 millones de turistas que nos visitan anualmente. Atender de una forma u otra a esta demanda asegura la supervivencia de la cultura.
Renacerá la cultura, porque los brotes de subvenciones que aún no se han recortado ayudarán a respaldar, a apalancar, como decimos en términos financieros, los nuevos modelos de financiación de la cultura que se están imponiendo. Muchos de ellos impulsados y propugnados desde ESADE y la Fundación Inov-Culture. Las instituciones, organismos y empresas culturales saben que tienen un mercado de consumo creciente tanto por parte de los ciudadanos y de los visitantes extranjeros y que pueden fomentar el consumo con productos y servicios de calidad con una financiación independiente de estas tan ansiadas, en un pasado muy reciente, subvenciones.
Y como dice un autor anónimo (o no tanto): “La cultura sobrevivirá y renacerá aplicando los nuevos modelos de financiación y rentabilidad desarrollados gracias a los recortes “
José M. Álvarez de Lara esprofesor del Departamento de Control y Dirección Financiera de ESADE
Ha trabajado en Monsanto Chemical (Estados Unidos, Bélgica, Francia, España) como ingeniero, en CPC Corn Products Corporation - Best Foods (Estados Unidos, España) como director financiero y en Masson - Vivendi (España, Estados Unidos, América Latina) en funciones de consejero delegado.
Hay 1 Comentarios
Hmm, he recogido una buena frase suya "mezclan cultura con entretenimiento y que provocarán, sin lugar a dudas, una disminución del nivel cultural, y en consecuencia, del nivel de libertad de los ciudadanos –a mayor cultura, mayor libertad- el sector sobrevivirá y renacerá."
exactamente de eso trato en mi libro entre otras cosas. Pero luego afirma usted que "Los ciudadanos olvidan cada vez menos y consumen cada vez más cultura.". No puedo entender eso, o no creo que estemos hablando de la misma cosa. Ver la televisión o ir al cine no es de ninguna manera cultura, en absoluto, es diametral, opuesta y radicalmente la antimateria de la definición de cultura.
Cultura es entrar en una biblioteca y estudiar libros de texto, aprender lenguajes de programación, estudiar historia y literatura o bioética. Viajar con una mente observadora y analítica también puede ser cultura.Eso y nada más que eso es cultura.
Precisamente los gobiernos no quieren de ninguna manera que la población sea culta. !Cómo iba a poder manipularse una sociedad intelectualmente formada!
Publicado por: No importa | 16/11/2012 15:38:26