Eugenio M. Recio, profesor honorario de ESADE
Como comentábamos en este blog hace una semana al preguntarnos si las elecciones alemanas ofrecerían una alternativa para Europa, conocidos sus resultados, podemos ratificar nuestro pronóstico de que no se producirán cambios substanciales, dada la mayoría conseguida por la Canciller Merkel.
Aunque todavía no se conoce qué partido entrará a formar parte del nuevo Gobierno, lo mismo si se renueva una Gran Coalición con el SPD que si se recurre a los Verdes, en ningún caso cambiarán las estrategias europeístas, como la misma Canciller se ha preocupado de aclarar.
En la campaña electoral apenas se tocó el tema de Europa, pero hay dos referencias de la señora Merkel que nos parecen dignas de consideración:
Al presentar en el 2012 la iniciativa “yo quiero Europa” la Canciller afirmó que “la crisis europea de la deuda no sólo es una crisis del sistema financiero europeo, sino una crisis de la idea europea”. Esto nos puede hacer esperar que, en su nuevo mandato, intentará dedicar más atención a fomentar esa idea de Europa entre sus ciudadanos y en el resto de la UE, con lo que contribuirá a crear un ambiente más favorable para las elecciones al Parlamento europeo de mayo del 2014.
La otra referencia, no tan esperanzadora, es la insistencia en el papel que deben jugar los Estados nacionales frente a las propuestas de “más Europa”, que supondrían un Gobierno económico europeo. Con ello aparece su sintonía con una gran mayoría de sus conciudadanos que, en una encuesta sobre quién debe tener poder en Europa, si sus Estados miembros o Bruselas, sólo el 26% estaba a favor de la centralización, mientras que un año antes era un 37%.
En las circunstancias actuales de la crisis de la eurozona, tratar de devolver a los Estados competencias, que ha asumido Bruselas, parece un gran retroceso y contradice a su anterior Ministro de Finanzas, que afirmaba que la crisis no se puede superar con medidas de Estados individuales y que hay que caminar hacia unos Estados Unidos europeos.
Esperemos que el pragmatismo que caracteriza a la señora Merkel, y posiblemente el influjo de una coalición con los socialdemócratas, le hagan caer en la cuenta de la necesidad de proseguir en el camino iniciado para consolidar la Unión Monetaria, que, como predijo el Canciller Kohl, no puede funcionar correctamente sin una Unión política.
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