Por Ignasi Carreras, director del Instituto de Innovación Social de Esade
Hablar de colaboración no es nuevo ni reciente en las ONG. Las entidades del denominado tercer sector son propensas a la colaboración, y, por ejemplo, existen múltiples redes y plataformas a diferentes niveles.
Aún y así, cuando hace un año el Instituto de Innovación Social de ESADE y la Fundación Pwc nos planteamos realizar una investigación sobre este tema, queríamos analizar hasta qué punto estas colaboraciones son estratégicas y efectivas para las entidades que participan. Aunque muchas entidades afirman estar vinculadas o trabajar con otras, ¿esto las ayuda a conseguir su misión? ¿Aumenta su impacto social? ¿Les permite ser más eficientes en su labor?
Los resultados del estudio se han plasmado en el libro “La colaboración efectiva de las ONG: alianzas estratégicas y redes”, presentado la semana pasada y de distribución gratuita. La publicación,tras una primera parte dedicada a describir el valor estratégico de las colaboraciones -situándolas especialmente en el entorno actual- profundiza en cómo construir colaboraciones que tengan impacto, lo que denominamos colaboraciones significativas y efectivas.
Según nuestro criterio las ONG deberían priorizar más su portafolio de colaboraciones focalizándolo en menos iniciativas pero que tengan un carácter mucho más significativo. En el libro, sostenemos que en una colaboración significativa el valor estratégico generado conjuntamente debe superar notablemente la suma de lo que se hubiese creado separadamente. En este sentido, las ONG deben apostar por formas más avanzadas de colaboración, como las integraciones institucionales y las alianzas estratégicas, que les permitan potenciar su misión y dotarse de los medios necesarios para llevarla a cabo.
En las alianzas estratégicas –entre ONG o con otros actores- es fundamental escoger bien a los participantes. Para cada uno de ellos, el tema ha de tener una relevancia estratégica y el éxito depende en buena medida de saber aprovechar las competencias distintivas de los socios para alcanzar un objetivo común. Estas alianzas suponen un compromiso en principio temporal y vinculado al desarrollo de una tarea u objetivo claramente delimitado.
Las integraciones institucionales suponen la creación de nuevas entidades a partir de otras ya existentes, manteniendo o no las originales. Incluyen, entre otras, las fusiones y absorciones, que creemos van a ser pocas por las dificultades y recelos que despiertan en el sector. En cambio, otros tipos de integraciones institucionales serán más comunes. Por ejemplo la creación entre varias ONG de una nueva entidad para desarrollar colectivamente un programa de actuación que antes realizaban por separado.
Por último, en la publicación también abordamos el trabajo a través de redes, federaciones o plataformas de segundo y tercer nivel. Se trata de un elemento incorporado en el discurso habitual de las ONG, aunque también son muchas las que cuestionan la eficacia de estas colaboraciones. Estamos convencidos de que las redes y plataformas son una vía de colaboración que puede aportar claro valor estratégico a las ONG si se realiza una buena identificación y selección de aquellas que realmente son significativas.
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