Por Robert Tornabell, catedrático de banca, ESADE Business School
El BCE ha dado a conocer las líneas maestras de la evaluación de los bancos europeos. dentificará los riesgos, examinará los balances y someterá a las entidades a las conocidas como “pruebas de resistencia o estrés”. El proceso debe terminar en Octubre 2014. Las pruebas de estrés, por la experiencia de las que aplicaron otras instituciones, consisten en analizar el impacto de distintos escenarios desfavorables: Aumento de la morosidad si el PIB fuera negativo y empeorase la economía en general; impacto de las dotaciones necesarias en la cuenta de resultados y situación de la liquidez de cada banco... En esta evaluación se sitúa el capital principal necesario en un mínimo del 8%, lo que supone un anticipo de las reglas del Acuerdo de Basilea III.
Si antes de la crisis financiera se hubiera preguntado a un banquero qué capital consideraba como ideal para su banco casi con toda seguridad habría contestado: “Tan poco como sea posible”. Ahora, quizá fuera “Menos del que desean los reguladores”. Pero el BCE va a revisar las cuentas de todos los bancos europeos. Si en el futuro debemos tener una verdadera “Unión Bancaria”, Europa necesita bancos solventes y con liquidez suficiente para financiar la recuperación. Algunos, siguiendo las reglas del denominado “Acuerdo de Basilea III” han empezado ya a vender sus participaciones en otros bancos. En España, BBVA vendió recientemente el 5,1% de su participación en el banco China Citic CNCB, y la ha dejado en un 9,9%, por debajo del 10% que establece como máximo Basilea III. Eso no impide que pueda desarrollar sus operaciones en China, bajo una nueva estrategia y cumpliendo con las regulaciones del BCE.
En Estados Unidos era normal, antes de la Gran Crisis, que la banca tuviera apenas un 2% de capital sobre los activos. En aquellos años, la norma era tener bancos muy apalancados, es decir, los activos se financiaban con muy poco capital y grandes sumas de deuda. El dinero barato parecía no agotarse. Eso permitió que se crearan las burbujas inmobiliarias de Estados Unidos, Irlanda y España. La alegría que da el dinero a bajo coste se prolongó hasta que la liquidez desbordó todos los caudales y desembocó en la mayor crisis financiera de los últimos ochenta años.
Ahora nos encontramos en el lado opuesto. El capital es escaso, caro y está sujeto a la vigilancia, supervisión y control de todos los reguladores. El lema predominante es “desendeudarse” (bancos, empresas y todos los gobiernos). Quien pide capital puede ser objeto de suspicacias porque los inversores recelan de los que les piden más recursos.
Los bancos españoles, con algunas excepciones, tuvieron muy buenos resultados en las denominadas “pruebas de resistencia”. Primero, las que practicó la “EBA” (por las siglas en inglés de “European Banking Association”, de Londres) y luego la consultora Oliver Wyman. Y, después del saneamiento de nuestro sistema bancario, es probable que también salgan bien librados de las pruebas del BCE.
Cuando los bancos españoles fueros sometidos a las “pruebas de resistencia” de la “EBA” sufrieron una seria discriminación. No fueron computadas como recursos propios las dotaciones genéricas y específicas y, ante las reclamaciones formuladas la agencia de Londres manifestó que puesto que no existían en el resto de países europeos no podían tenerlas en cuenta, en perjuicio de la capitalización de nuestros bancos. Es posible que eso no ocurra en las nuevas pruebas del BCE.
Puesto que el marco general se basa en los Acuerdos de Basilea III, los bancos que financian operaciones de comercio internacional —fundamentales para la recuperación económica— han manifestado que el tratamiento que se da a la financiación del comercio exterior puede tener un impacto desfavorable. En las importaciones, las pymes pueden tener acceso al crédito comprador que facilitan los propios proveedores extranjeros o las compañías que aseguran los intercambios. La cuestión va a ser más delicada en el caso de los exportadores españoles de bienes y, dentro de éstos, los que pretendan exportar bienes de equipo porque tienen plazos de pago más dilatados en el tiempo.
Actualmente, como es sobradamente conocido por las condiciones de los mercados internacionales, exporta quien vende a crédito y a plazos largos. Hemos salido de la recesión, pero para crear empleo neto es absolutamente necesario exportar gracias a nuestra mayor competitividad por ganancias de productividad y condiciones de financiación mejores que las de nuestros competidores.
Hay 1 Comentarios
¿Porque se empeñan en llamarlo crisis cuando es estafa?A no ser que la banca Suiza no entre en lo que es la banca.
Publicado por: Carlos | 04/11/2013 22:09:02