Somos un alma caída, una sombra, un reflejo de lo que en esencia somos o podemos ser, una búsqueda. Y es la poesía una manera de buscar, de encontrar, de ver e iluminar la oscuridad y la caverna en la que nos encontramos, de hacer posible la eternidad de los instantes. Ya nos decía Platón que es, junto a la música, una de las maneras de vislumbrar, aproximarnos, captar el alma. Y nos señalaba María Zambrano que junto al tiempo y el espacio exterior existen el tiempo y el espacio interior, y que para aproximarse a ellos y a la sabiduría la Filosofía deja a veces paso a la Poesía, y alcanza el corazón razones que la razón no alcanza. Porque algunos lugares se nos quedan, como se nos quedan algunos momentos; como no todos los momentos de la Historia la han hecho igualmente, sino que brillan entre ellos esos momentos estelares de la humanidad que nos retrata Stefan Zweig: estrellas, lugares que se encienden en nuestra memoria, nuestra conciencia, se transforman en siempre y para ello afloran, guían nuestra pluma que surca el papel en blanco que deja de serlo. Tal vez hay algunos momentos de especial iluminación, especial intensidad de vida, tiempo interior que emerge, que quiere salir hacia fuera, y para ello sólo puede hacerlo en el papel, y a veces en la vida.
Pues la poesía fundamental es la que se escribe con la vida en la vida, pero también el anhelo de apresarla en un papel. Es por eso un río discontinuo, una corriente que fluye por dentro y a veces emerge. Tal vez un imán la atraiga, tal vez algo de fuera se nos mete dentro.
Tal vez porque, como nos decía Octavio Paz en La otra voz,
“la poesía es la otra voz. Su voz es otra porque es la voz de las pasiones y las visiones; es de otro mundo y es de este mundo, es antigua y es de hoy mismo, antigüedad sin fechas… Todos los poetas en esos momentos largos o cortos, repetidos o aislados, en que son realmente poetas, oyen la voz otra. Es suya y ajena, es de nadie y de todos…
… La otra voz no es la voz de la ultratumba: es la del hombre que está dormido en el fondo de cada hombre…”
Y a veces la escuchamos, siquiera sea por un momento despierta ese hombre que en nuestro fondo duerme o dormita, y escribimos lo que nos dice o a través de nosotros escribe en el papel en blanco que deja de serlo. Y se alumbra o refleja en él ese otro mundo en este mundo.
Pues ese río es savia y es luz. Es, como decía, discontinuo. A veces emerge y nos da a conocer sus aguas, sus verdades, y los seres y los paisajes del alma. Y de alguna manera es por ello la poesía la vida; la escribimos para ser mejor quienes somos, para ser más y mejor frente a nosotros mismos. Somos quien ha escrito los poemas que hemos escrito, y de alguna manera ello nos compromete, nos lleva a seguir siendo.
Es por ello que desde la adolescencia y primera juventud, esa edad en que se inicia la toma de conciencia, la pregunta y búsqueda de uno mismo, he venido escribiendo poesía. A veces intensamente, en torno a un tema o leit motiv inspirador; otras esporádicamente, o apenas nunca, como si dejara a la vida pasar o madurar, como si hubiera dicho ya lo que tenía que decir.
Y es así que toda poesía reunida refleja un itinerario vital, es una vida en ella reflejada, en todas sus dimensiones y aspectos, seres y hechos que han sido para nosotros poesía.
Mas si refleja la vida, una vida, también el mundo, un mundo; si refleja el tiempo interior, también el espacio: pues aunque conocemos el mundo con la razón, a través de los mapas que aprendemos en la escuela y de los globos terráqueos que abandonamos en olvidados desvanes de la memoria; lo conocemos también con la experiencia, con la vida, con la composición de él que nos vamos haciendo a través de los lugares y los seres, reales o imaginarios, que vamos visitando y conociendo en el viaje de la vida. Y es ello así porque lo que yacía dentro se concreta en lugares que nos habitan por dentro, o porque lo que vemos fuera nos refleja o despierta algo que estaba dentro, o sintoniza con la nuestra su alma, o se nos mete dentro, o lo que allí vivimos resulta poesía, o de ello la hacemos… que todos vamos desarrollando o alumbrando en el viaje de la vida una geografía interior, una composición del mundo que va saliendo hacia fuera en la poesía que escribimos, cuando la escribimos.
Viaje de la vida que nos lleva a lugares por los que viajamos, y lugares en los que vivimos. Tanto más cuando la profesión o el personaje que en ella encarnamos de adultos es el del diplomático en su vida itinerante de traductor de mundos. Mundos que traducimos, y que se nos meten dentro.
Y puede así el de mundo resultar el concepto que aglutine buena parte de la poesía que he escrito, como si ese escribir respondiera también al designio nunca del todo desvelado de crearlo y poco a poco probarlo. Y es por ello que Mundo se titula la selección, el libro que, de la mano de la editorial Icaria, acaba de ver la luz de la letra impresa y la del ciberespacio en sus ediciones en papel y electrónica, y quisiera con esta entrada presentar a los lectores de este blog.
Toda poesía es un mundo, un universo poético. Y de alguna manera refleja así mismo el mundo; una visión, una experiencia de él, un mundo poesía hecho. Y tal vez así ordenado sus elementos adquieran un nuevo sentido en el conjunto además del que por sí mismos tienen, del mismo modo que no contemplamos del todo una ciudad o lugar sino desde otro, son por lo que en sí mismos son, y por lo que son en el espacio, en la geografía, en el mundo del que forman parte.
Un mundo que no se sostiene a sí mismo, sino que en pie ponemos y creamos, sostenemos como Hércules las columnas que el mundo sostienen. Un mundo con lugares perdidos y con lugares encontrados, con fronteras tras las que las cosas adquieren sentido, con lugares soñados o lugares que sueñan, con lugares-siempre, pues siempre en nosotros habitan. Un mundo compuesto de poemas aislados, poemas isla, o de poemarios enteros, que ocupan según los casos mayor o menor espacio en el mar del papel en blanco. Un mundo cuyo recorrido se describe en la “Guía al mundo del Mundo” que lo introduce y queda reflejado en su índice, a los que puede accederse a través de este link.
Un Mundo que está ya en el mundo, y puede estar en tu mundo. Un mundo cuya geografía poética te invito a recorrer a través de sus páginas…
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