Es la imagen primera del mundo en la cultura clásica de la que provenimos la de un mundo que sostenemos, que cargamos, que ponemos en pie; que sostienen para nosotros titanes o héroes como Atlas o Hércules, pues titánica y heroica es la tarea de sostenerlo, y tal vez tal naturaleza o carácter merezcan quienes osen hacerlo. Sea el joven jefe de los titanes Atlas castigado por Zeus, tras la derrota de éstos por los dioses del Olimpo en la titanomaquia, a sostener los cielos, ante lo que según el relato clásico gemía a pesar de su enorme fuerza; sea Hércules cuando le sostuvo la bóveda celeste mientras Atlas iba a buscar para él las manzanas de oro del jardín de las Hespérides, esa imagen del esfuerzo de la figura de quien sostiene al mundo se ha asociado posteriormente a la representación de éste. Al descubrir América y afirmar su carácter esférico, la pregunta no es ya cómo se sostienen los cielos para que no caigan al mundo, sino cómo se sostiene el mundo para que no se caiga en los cielos. Y de alguna manera por ello lo que sostiene quien lo sostiene no es ya la bóveda celeste sino la esfera terrestre. Y así aparece ésta sostenida por Atlas en tantas estatuas y pinturas o dibujos desde que concebimos y representamos el mundo como esfera, hasta el punto de que Atlas llamamos a la primera vértebra del cuello, pues se supone que sobre ella sostenía Atlas el mundo, y sobre todo a los mapas o representaciones que sobre él hacemos, dando a lo sostenido el nombre del sostenedor, tal vez porque sostener o levantar el mundo es de alguna manera alumbrarlo, crearlo, representarlo, aprehenderlo, comprenderlo y entenderlo.
Pareciera según esa tradición, esa mitología, ese relato sostenedor del mundo, que sea la fuerza y el esfuerzo físico el que sostiene el mundo, y lo titánico y heroico lo excepcional, aquello que enfrenta extraordinarios peligros y monstruosas criaturas a las que vencer o matar. Mas tal vez se encuentre verdaderamente el mundo dentro de uno, y baste para levantarlo, sostenerlo y alumbrarlo con insuflar ánimo al alma, vivir la vida cada día y hacer extraordinarias sus pequeñas cosas, pedirle y quererle, y recurrir para ello a la poesía, hacer de ella poesía. Tal vez sea Hércules quien sea capaz de sostener, levantar, alumbrar con poemas el mundo; tal vez sean en realidad poemas sus trabajos. Tal vez sea mágicamente posible e incluso liviano levantarlo si recurrimos para ello a la poesía.
Tal vez sea por ello que cuando me planteé el reto ordenar, poner en pie o crear un mundo del mundo recogido o vislumbrado en los poemas que he escrito, como el que acaba de ver la luz de la letra impresa en Mundo. Una geografía poética, quise que éste empezara por los cimientos, por las columnas que lo sostienen. Por Los trabajos de Hércules, un poemario, escrito en Brujas – donde estudiaba un posgrado en estudios europeos en el Colegio de Europa – en Febrero de 1986, compuesto, como se indica en su dedicatoria, por “doce poemas para levantar/ el mundo/ como los doce trabajos/ de Hércules/ para todos aquellos/ que deseen vivir/ la vida/ con ganas/ y emborracharse poco a poco/ de ella/ para darle sentido/ para ser leídos bajo la luz/ de la aurora/ y sentir al hacerlo la llegada/ del Sol”. Doce poemas para levantar al mundo y darle sentido a la vida, divididos en dos partes: “Pido” y “Quiero”, según la palabra por la que empiezan: seis poemas con lo que pido y seis con lo que quiero, al y del y para el mundo y la vida, en un momento en lo que les pedía y quería me brotó con la intensidad con la que avanza la pluma en el papel en blanco al escribirlos; que tantas veces después – especialmente en momentos necesitados de ánimo, de ganas y fuerzas para levantar el mundo y vivir la vida – he vuelto a leer para recordarme a mí mismo que soy quien los escribió un día, sentir al leerlos el compromiso que ello supone, contagiarme de alguna manera de su espíritu y seguir o volver o de nuevo o más allá a pedir y querer: vivir la vida, soñar en los sueños, escribir con ella poemas, luchar su lucha sin armas, tan sólo con la violencia de los pacíficos, con la voluntad de vivirla aceptándola como es. Pues en definitiva para ese recordarnos a nosotros mismos ante todo escribimos. Con esa voluntad, con ese pedir y ese querer empieza el mundo, con ellos y en ellos se sostiene. Seis pido y seis quiero de los quisiera, a modo de presentación y de muestra, compartir algunos con los lectores de este blog.
MINUTOS REBELDES
Pido también Usted perdone mi insistencia
una multitud de minutos
rebeldes
que se nieguen a morir
sin saber
por qué
escupidos en el cubo de la basura
o en un cementerio
cualquiera
sin darnos cuenta
para matar el tiempo
o morir un poco
con él
que miren con los ojos de la valentía
del miedo
a las bocas negras de los cañones
del pelotón
de fusilamiento
que sepan a vida y a sal
y a sonrisa
y a grito triunfal
que ensordezca para siempre
el estruendo
de los corazones rotos
minutos inmortales que se sueñen
eternidad.
HOMBRES QUE PIDAN
Pido hombres que pidan
y que sepan qué
hombres que quieran querer
que hayan nacido para nacer
y que quieran vivir
la vida
sin miedo
apasionadamente
conquistando uno a uno siempre
sus instantes
hombres que sean sólo hombres
y no necesiten más
para vivir
hombres que no sean héroes ni dioses
de café descafeinado
que tengan sangre en las venas
y un corazón en el pecho
hombres sólo hombres
hombres-hombres
(Café-café)
SOÑAR EN LOS SUEÑOS
Quiero soñar en los sueños
que se sueñan
para vivirlos
quiero soñar que no sueño
que cada día al despertar
el mundo también despierta conmigo
bostezando lentamente
de nuevo
a la vida
quiero soñar que no quiero
soñar
quiero soñar en caminos
que me lleven
a mí
en ese ser que sueña
que vive viviendo
y que soñando no soñar
es tan sólo
yo.
LUCHAR LA LUCHA
Quiero luchar la lucha
de la vida
sin armas
tan sólo con la violencia
de los pacíficos
con la voluntad de vivirla
aceptándola
como es
con el cansancio de los brazos
agarrotados
desesperadamente agarrados a las cuerdas
de las velas
una noche
de tormenta
con fuerza de esperanza
de mar tranquila
y de llegar a puerto
y sentir de nuevo en las piernas el mareo
de la vida que sigue
el olor a sal de la aurora
que despierta
a la ciudad dormida
con resaca de borrachera de vida.
Quizá por eso, porque queremos vivir la vida y para ello, no nos basta con levantar el mundo, sino que queremos conocerlo, descubrirlo, encontrarlo, vivirlo, buscarlo, emprendemos nuestro viaje por él, un viaje en el viaje de la vida y que lo es al tiempo. Un viaje como el recogido en Mundo. Una geografía poética, que inicia ahora su viaje a través de los ojos que por él a viajar se aventuren. Que va a tener su botadura en los actos de presentación que tendrán lugar en Barcelona este miércoles 29 de Enero y en Madrid el 5 de Febrero - en los que me acompañarán, respectivamente, Carles Duarte, Lídia Pujol y Senén Florensa; y Fernando R. Lafuente y Fanny Rubio - conforme queda reflejado en las convocatorias a las que se accede a través de los links. Quien esté entonces en Barcelona o Madrid y pueda y quiera venir será bienvenido. Quien desee seguir a través de la web la presentación en Madrid en tiempo real podrá hacerlo en la web del Centro Cultural Blanquerna el 5 de Febrero a las 19 horas. Y quien lo desee puede también conocer más sobre Mundo en la entrevista recogida en este video.
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