Constituye la Estrategia Europea de Seguridad (ESS European Security Strategy, Diciembre 2003) el primer intento y referente de visión y estrategia global común de la Unión Europea, elaborada en una coyuntura de ausencia de acción común a raíz de la guerra de Irak como elemento superación de ésta y referente desde entonces en el discurso, el posicionamiento y la acción exterior de la UE. Pues más allá de su carácter orientador de la acción, la ESS conforma un discurso, un leit motif compartido. Tal es el caso, especialmente, del multilateralismo efectivo, convertido en parte recurrente del discurso, mantra de la acción exterior europea. Hasta el punto de que el Presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, ha declarado que forma parte “del ADN de la UE”.
Y sin embargo se da el riesgo de que su omnipresencia y repetición lleve a su pérdida de significado operativo. Formulado en su momento como concepto alternativo al unilateralismo de la entonces calificada como hiperpotencia global y respuesta a la necesidad de combinar legalidad y legitimidad con eficacia en la acción internacional colectiva, cabe preguntarse por su sentido en el mundo multipolar de hoy, caracterizado entre otros factores por la multipolaridad determinada por la emergencia de los emergidos y la crisis económica global y sus consecuencias sobre la configuración y agenda del sistema internacional. Una crisis ante la que se ha reaccionado con soluciones de emergencia ante situaciones de emergencia, de la que ha emergido el G-20 como foro de gobernanza global. Un mundo y una crisis que tiene como telón de fondo definidor de una época la globalización de la sociedad de la información, para cuya gobernanza cabe preguntarse si basta con la creación de estructuras ad hoc sobre la arquitectura internacional preexistente, o se necesita un rediseño y reconfiguración de ésta.
¿Qué significa el multilateralismo efectivo y qué implicaciones tiene en la estrategia y acción de la UE?. ¿Hasta qué punto puede seguir constituyendo la idea fuerza o concepto guía en el horizonte 2030?. ¿Convendría pensar alternativamente en otro?.
Intentaré responder a estas preguntas en esta y posteriores entradas de este blog siguiendo el itinerario analítico acometido en el trabajo del que soy autor y que, bajo el título Consideraciones sobre el multilateralismo efectivo y la gobernanza global como conceptos guía de la Estrategia Global Europea, ha publicado el Real Instituto Elcano en el marco del “think tank process” para la elaboración de una Estrategia Global Europea que ha llevado a cabo junto a otros tres think tanks de Suecia, Polonia e Italia – UI, PISM y Istituto degli Affari Internazionali.
Consideremos, en primer lugar, el multilateralismo. Pareciera un concepto que se centra en el cómo de la acción internacional, y de alguna manera en el quiénes. En el cómo, pues el mensaje fundamental a él subyacente es que la problemática de la agenda internacional y la toma de decisiones sobre ella deben tratarse y tener lugar en el seno de las organizaciones multilaterales. En el quiénes, pues sólo los estados son miembros de las organizaciones internacionales.
Y sin embargo, pudieran cuestionarse tales presupuestos en un doble sentido. Primero, en el de de que las organizaciones internacionales no son tan solo foros, sino al tiempo estructuras de poder e instrumentos de poder, reflejo de equilibrios de poder en su propia configuración y reglas de funcionamiento. No sólo lugares donde se ejerce el poder, sino resultado de un ejercicio del poder en sí mismas. Y en segundo lugar, en el de que si bien los estados siguen siendo actores esenciales del sistema internacional, no son ya los únicos significativos y necesarios para afrontar los problemas y procurar los bienes públicos globales, lo que plantea el reto de dar cabida en el sistema de gobernanza global a otros actores determinantes de ésta, a menudo “free riders” de sus beneficios, de manera que asuman su responsabilidad y contribuyan efectivamente a la misma.
E incluso cabe preguntarse, si del cómo y el quiénes nos vamos al qué, si el actual sistema multilateral cuenta con las competencias e instrumentos necesarios para afrontar los retos que plantea hoy la gobernanza global.
Mas no se trata de un multilateralismo sin más, o un multilateralismo a secas, el que propugna la Unión Europea, sino de un multilateralismo efectivo. Lo que implica tanto la efectividad del sistema multilateral como la de la propia UE como actor en el mismo, que plantea la cuestión de la actoría multilateral e internacional de la UE.
Cuestión respecto a la que procede señalar que subyace a la lógica y al discurso que alienta la Política Exterior de la Unión Europea la doble tesis de que la Unión Europea es una potencia civil o normativa con características diferenciadas de otras en el sistema internacional que implica una nueva manera de construcción del orden internacional, potencialmente generalizable; y de la correlación entre el incremento o fortalecimiento de la coherencia y la voz única europea con el de la incidencia internacional de la UE, de modo que la consecución o el avance en la articulación de esa voz única tendría como consecuencia el avance o desarrollo de la capacidad de actoría internacional de la UE en toda su potencialidad. Y sin embargo, una observación atenta de la realidad nos muestra la paradoja de que en el pasado reciente hemos asistido al tiempo a un incremento de esa voz única de la UE, fortalecida por la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, y a una disminución de la incidencia de la UE en la conformación de la agenda internacional y la consecución de sus objetivos en ella, que resulta especialmente visible en la acción de la UE en las organizaciones internacionales y la determinación de la agenda y las negociaciones que en éstas tienen lugar.
La que los académicos en el ámbito de las Relaciones Internacionales denominan la paradoja de la influencia internacional de la UE. Sobre su por qué hablaremos en una próxima entrada de este blog…
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