Señalábamos en Occidentalismo – la anterior entrada de este blog con que iniciábamos la serie que vamos a dedicar al análisis de éste – que resulta comprensible, inevitable quizá, que aquel para quien Occidente es el otro, para quien la modernidad y la universalidad han venido y vienen de Occidente, reaccione – se afirme, se construya, se libere - frente a ella, elaborando o reelaborando el discurso sobre sí mismo, sobre su nosotros, y el mundo. O sobre Occidente y su universalidad. Que no por constituir relatos cosmogónicos alternativos, afirmativos de lo propio, antioccidentales o críticos con Occidente cabe calificar a éstos como occidentalistas. Sino de entre ellos aquel o aquellos que, al igual que el orientalismo respecto a Oriente, despoja de humanidad al occidental, le otorga esa otredad necesaria para convertirlo en enemigo, presenta a Occidente como causa de la destrucción o amenaza de la propia esencia y supervivencia, y propugna como única vía posible para evitar ésta, para la supervivencia del nosotros, el ataque y la destrucción del mismo, la imposición universal del propio discurso cosmogónico. Y, tras analizar la construcción de Occidente como amenaza o como enemigo en el seno de las propias sociedades occidentales y en el de aquellas a las que la modernidad llega de Occidente, del discurso o relato occidentalista como fruto de volver al revés el relato cosmogónico por parte de las víctimas, de generar frente al espejo cóncavo uno convexo contenedor de un relato cosmogónico alternativo, confrontado o confrontable; nos preguntábamos de qué está hecho ese relato; cuáles son los leit motivs, los mitos, las ideas fuerza o los temas que lo conforman, definen y sostienen.
Inversión del relato cosmogónico, discurso o discursos del occidentalismo y los occidentalismos, que, partiendo de la afirmación de Occidente como un todo homogéneo, coincide y se estructura - como señalan Ian Buruma y Avishai Margalit - en torno a determinadas ideas fuerza o temas recurrentes que lo definen y caracterizan al tiempo que justifican la oposición al mismo. Ideas fuerza entre las que, siguiendo el hilo conductor de su análisis en Occidentalism. A Short History of Anti-Westernism (2004) – publicado en español como Occidentalismo. Breve Historia del sentimiento antioccidental (Barcelona, Península, 2005), procedería enunciar la degeneración de la ciudad occidental, el espíritu del héroe y del guerrero frente al del mercader, la ausencia de espíritu de la razón occidental, la ira de Dios y su mandato de superación de la idolatría y la degeneración y la consiguiente necesidad de revolución y combate a Occidente. Siquiera sea a brochazos de impresionista, aproximémonos a ellas.