En estos días en los que se conmemora el centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial y se la examina desde diferentes disciplinas, es justo rescatar el trabajo del ilustrador y pintor italiano Alberto Martini (Oderzo, 1876 – Milán, 1954), autor extraña e injustamente poco reconocido.
Nº1. "Prólogo". El emperador Francisco José I de Austria-Hungría
Nº2. "I acto de la danza macabra europea". La muerte, como titiretera, manejando a los emperadores Francisco José I de Austria-Hungría y Guillermo II de Alemania (con casco)
Las imágenes aquí reproducidas pueden resultar violentas, grotescas e incluso de mal gusto, pero deben ser entendidas en el contexto de la Gran Guerra, de las tiranteces entre los países contendientes y de las opiniones de su autor acerca de los respectivos alineamientos políticos –especialmente iracundas contra el káiser Guillermo II de Alemania y el emperador Francisco José I de Austria-Hungría- en un clima de creciente tensión y gran derramamiento de sangre durante los primeros años del conflicto.
Nº10. "Los emperadores en la taberna / los emperadores en el cabaret de sangre". La tabernera dice: "¡Lo pagarán!"
Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, Alberto Martini decide realizar una serie de litografías de tamaño postal que sirva como propaganda contra los imperios alemán y austrohúngaro. Italia, antigua aliada de Alemania y Austria-Hungría en la llamada Triple Alianza decide entrar en la guerra en 1915, tras firmar el Tratado de Londres, posicionándose del lado de la Triple Entente –Francia, Reino Unido y el Imperio Ruso- como castigo a Austria por haber iniciado la contienda.
Nº15. "-Te has convertido en una oca. -Y tú, en un viejo mono"
Martini recurre, adaptándolo al contexto bélico, al tema tardomedieval de la “danza de la muerte” o “danza macabra”: un tema popular satírico de raigambre moral en el que la muerte, personificada de manera alegórica como uno o varios esqueletos, saca a bailar a los vivos mientras los conduce hacia la tumba y que simboliza la universalidad de la muerte sobre las personas –independientemente de la edad o la condición social- y la futilidad de los goces y los bienes terrenales. Tema que ha sido tratado de manera gráfica por numerosos autores a lo largo de los siglos como Hans Holbein el Joven, Johann Rudolf Schellenberg, Thomas Rowlandson, Richard Dagley, Joseph Sattler –del que Martini se declaraba admirador- o Frans Masereel.
Nº 17. "El imperio de la muerte". En las cuencas de los ojos del rostro fantasmal de Francisco José I asoman Gavrilo Princip y Francisco Fernando de Austria-Hungría, heredero del imperio. El asesino y el asesinado en Sarajevo, el 28 de junio de 1914. Hecho considerado como el detonante de la Gran Guerra
La Danza Macabra Europea se compone de cincuenta y cuatro litografías impresas en el taller Litografia Longo de Treviso y están divididas en cuatro series de doce postales y una de seis. De ellas, las primeras treinta y seis fueron las estipuladas en el contrato inicial con el editor Domenico Longo y las dieciocho restantes fueron realizadas a consecuencia de su inesperada gran recepción. Muy pronto, las ilustraciones de Martini, con sus textos escritos en francés e italiano, recorrieron los frentes de lucha levantando el ánimo de unos, humillando a otros, y cosechando grandes elogios de artistas, intelectuales y personalidades como el escultor Auguste Rodin –quien también representó el tema de la danza macabra en sus célebres Puertas del Infierno-, los pintores Émile Bernard y Federico Zandomeneghi o el embajador británico en Roma, quien le solicitó que le enviara el ciclo completo. Tal fue la fama alcanzada que, en mayo de 1916, cuatro de las seis series fueron expuestas junto a otros trabajos de Martini, en la Leicester Gallery de Londres y posteriormente en Liverpool.
Nº 22. "¡Carniceros!" Colgado del umbral de la puerta de la carnicería, Bélgica como un cadáver vaciado
Las ilustraciones de la Danza Macabra Europea se caracterizan por su extrema crudeza, su carácter satírico y fuertemente crítico y por su tratamiento expresionista del dibujo, sin escatimar en muecas, dramatismo y ríos de sangre. La serie constituye un muestrario de algunos de los avances armamentísticos de la época –el más llamativo de ellos, el zepelín, usado por primera vez como arma en la Gran Guerra-, las grotescas caricaturas de los principales protagonistas del conflicto y sus emblemas y símbolos nacionales, la denuncia de crímenes terribles, abusos, violaciones, bombardeos, incendios, enfermedades, represalias y toda clase de acusaciones, y la confluencia de seres fantasmagóricos y bestias sanguinarias como alegoría de la deshumanización y la barbarie.
Nº28. "Guillermo el Sanguinario"
Llama la atención la ausencia de representaciones de trincheras, submarinos y otros ingenios bélicos importantes como el temido mortero de asedio Gran Berta –aunque el número 420, correspondiente al calibre en milímetros de los proyectiles que éste lanzaba, aparece frecuentemente y también el nombre de su fabricante, la compañía alemana Krupp-. Eso nos lleva a pensar que Martini no debió realizar ninguno o casi ningún dibujo del natural, en el terreno, sino que serían las informaciones recogidas por la prensa –a menudo exageradas cuando se trataba de elogiar los propios éxitos y desdeñosas al tratar los éxitos enemigos- los que activaron su desbordante imaginación. De hecho, el verismo nunca fue su preocupación principal –pese a haber sido formado por su padre, el pintor naturalista Giorgio Martini- sino que su interés se centraba en realizar una crítica mordaz, histriónica y epatante, imbuida de una atmósfera macabra y surrealizante. No en vano, con una gran consideración de sí mismo, Martini dejará escrito en su autobiografía Vita d’artista (1939-1940): “Fui y soy a veces realista, a veces surrealista, como todos los verdaderos artistas del pasado”.
Nº30. "Acrobatismo". El zepelín y el soldado a caballo ("vieja escuela")
Acabada la guerra, Martini continuará con su producción artística padeciendo, sin embargo, la indiferencia casi total de la crítica italiana y tan solo unos pocos coleccionistas continuarían interesados en él y en sus célebres ex libris y tarjetas de visita. Alberto Martini vivió lo suficiente como para ser testigo nuevamente de la barbarie deshumanizadora durante la Segunda Guerra Mundial aunque, de aquella ocasión, no existe pronunciamiento gráfico por su parte; quién sabe si por desazón, por temor o por resignación.
Nº32. "El suicidio europeo"
Alberto Martini falleció en Milán en 1954 habiendo dejado expresado su deseo de que se estableciera un museo en el que custodiar la memoria y los documentos del surrealismo italiano. Así, en 1970 se constituye formalmente la Pinacoteca Alberto Martini en su ciudad natal, Oderzo (Treviso), que cuenta actualmente con unas 700 obras del artista entre las que se encuentra, en lugar preferente, el ciclo completo de la memorable Danza Macabra Europea. Un ciclo que, cien años después de su realización, continúa asombrando al espectador y recordándole la universalidad de la muerte. Y de la estupidez humana.
Nº45. "El camino de la victoria"
Nº 47. "Los sembradores malditos"
Nº 54. "La última danza macabra"
Imágenes por cortesía de la Pinacoteca Alberto Martini, Fondazione Oderzo Cultura onlus, Oderzo, Treviso (Italia). Nuestro agradecimiento a la Dra. Paola Bonifacio. Todos los derechos reservados. Más información en: www.oderzocultura.it
Hay 2 Comentarios
¡¡Concha!!
Publicado por: Jose | 03/07/2014 20:24:48
El suicidio europeo. Llevan toda la vida suicidándose y nosotros aparte por nuestro lado haciendo lo mismo. Es buenísimo. Gracias. Una profesora del instituto nos enseñó a Martini enseñándonos a Goya. Siento no recordar su nombre, pero de ella sí me acuerdo. Lo último que supe es que tenía problemas de salud y se jubiló, pero que gran profesora.
Publicado por: Jose | 03/07/2014 20:22:29