Graciela Mochkofsky

La barbarie de nuestros días

Por: | 26 de febrero de 2012

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María Luis muestra las fotos de los hijos que le quitaron (Foto: The New York Times)

Si creemos que el futuro traerá progreso, podemos estar seguros de que nuestros descendientes verán algunas costumbres de nuestra época con el mismo horror con el que nosotros miramos a nuestros antepasados que se reunían en plazas para ver a un hombre morir ahorcado, o que aceptaban la esclavitud de otros hombres como un hecho dado.

Cuando cuenten la historia de los Estados Unidos, por ejemplo, hablarán de la primera década del siglo XXI como uno de los períodos más oscuros y trágicos de la historia moderna de la inmigración. En estos años, miles de niños nacidos en los Estados Unidos fueron separados de sus madres y sus padres inmigrantes cuando éstos (por las políticas puestas en marcha durante el gobierno de George W. Bush) fueron detenidos y deportados a sus países de origen, en su mayoría de Centroamérica. Los niños quedaron en los Estados Unidos, en orfanatos, hogares sustitutos, y algunos, incluso, fueron dados en adopción a matrimonios norteamericanos de clase media a los que jueces de familia consideraron más adecuados.

En la edición de hoy de este diario, cuento la historia de dos de esas mujeres, las guatemaltecas María Luis y Encarnación Bail Romero. Como otras miles, escaparon del país más peligroso del mundo para las mujeres (tasa anual de femicidio a 2010: 695), completaron la horrorosa travesía por México hasta la frontera de los Estados Unidos e iniciaron vidas clandestinas, pero no lograron escapar de las redadas contra los inmigrantes latinos. Fueron enviadas a prisión y, mientras esperaban ser mandadas por la fuerza a su punto de partida, les quitaron a sus hijos.

Al menos 5.100 niños vivían en 2011 en hogares sustitutos porque sus padres estaban detenidos o habían sido deportados. Según las proyecciones, podría haber otros 15.000 niños en la misma situación en los próximos cinco años. Un estudio nacional conjunto del Urban Institute y el Consejo Nacional de la Raza de 2009 reveló que “por cada dos inmigrantes detenidos, un niño es dejado atrás”. Alrededor de cinco millones de niños residentes en Estados Unidos tienen al menos un padre indocumentado.

El efecto de este trauma masivo, me dijo Deborah Anker, directora del Programa de Inmigración y Refugiados de la Universidad de Harvard, será “similar al que tuvo la época de la esclavitud en Estados Unidos: la comunidad afroamericana fue dañada gravemente por la ruptura de la unidad familiar cuando los esclavos eran vendidos sin que se tuviera en cuenta su situación familiar. Los efectos reverberaron en el futuro; aún lo hacen en el presente. Las familias están siendo destruidas, y las comunidades, despedazadas”

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ARGENTINA-PRISONs
Foto: Hernán Zin

El otro escenario de barbarie es el de las prisiones del continente americano. Millones de hombres, en su abrumadora mayoría pobres y de minorías étnicas, en un creciente número condenados por hechos vinculados al narcotráfico (en muchísimos casos, por delitos menores, como tenencia de drogas o transportes de pequeñas cantidades de sustancias ilegales), pasan buena parte de sus vidas hacinados en prisiones superpobladas que son gobernadas por el crimen, la extorsión, la violencia y la traición. Tres ejemplos, de Norte a Sur:

Estados Unidos: lean este fragmento del escalofriante texto que Adam Gopnik publicó en la revista The New Yorker en enero pasado:

Más de la mitad de los hombres negros sin secundario completo va preso en algún momento de su vida. El encarcelamiento masivo a una escala casi inédita en la historia de la humanidad es un hecho fundamental de nuestro país [Estados Unidos] –quizás el hecho fundamental, como la esclavitud era el hecho fundamental en 1850. En verdad, hay más hombres negros en el puño del sistema criminal de justicia –en prisión, en libertad bajo palabra, o en probation—de los que había entonces en esclavitud. En total, hoy más gente bajo “supervisión correccional” en los Estados Unidos –más de seis millones—de los que hubo en el Archipiélago Gulag con Stalin en su momento pico.  La ciudad de los confinados y los controlados, Ciudad de Encierro, es hoy la segunda ciudad más grande de los Estados Unidos.

La acelerada tasa de encarcelamiento de las últimas décadas es tan sorprendente como el número de personas en prisión: en 1980, había unas 220 personas encarceladas por cada cien mil norteamericanos; para 2010, el número se había más que triplicado, a 731. Ningún otro país se aproxima siquiera a esto. En las últimas dos décadas, el dinero que el estado gasta en prisiones sextuplicó la tasa de gasto en educación superior. El nuestro es, de arriba a abajo, un “estado carcelario”, en el liso y llano veredicto de Conrad Black, ex barón conservador de la prensa y flamante reformista, quien hoy se encuentra en prisión en Florida (…)

La escala y la brutalidad de nuestras prisiones son el escándalo moral de la vida norteamericana. Cada día, al menos 50.000 hombres –un estadio de los Yankees repleto—se despiertan en confinamiento solitario, con frecuencia en prisiones “supermax” o sectores de prisiones en los que los hombres son encerrados en pequeñas celdas, donde no ven a nadie, no pueden leer y escribir libremente, y sólo tienen permitido salir una hora por día para “ejercitarse” en soledad. (Enciérrese en su baño e imagine que tiene que quedarse allí durante los próximos diez años, y tendrá una idea de la experiencia). La violación en prisión es tan endémica –más de 70.000 presos son violados cada año—que es usado rutinariamente como una amenaza, como parte del castigo que debe esperarse.

Centroamérica: denle una mirada al excelente relato de Daniel Valencia Caravantes para el periódico digital salvadoreño El Faro, del reciente incendio en un penal de Honduras, en el que murieron 356 presos a los que los guardas se negaron a abrir las puertas (que se mueran pero no se fuguen):

En el penal, Quique y Coli se las arreglaban igual que el resto de presidiarios. En las cárceles de Honduras, como en las de El Salvador o Guatemala, se sobrevive si se tienen buenas relaciones con los carceleros, si se consiguen privilegios derivados de la buena conducta o dinero para pasarla. Un reo vale lo que vale cada centavo que carga consigo, y en Comayagua esta regla también se cumplía.

Para tener un celular al alcance, por ejemplo, se necesitaban 500 lempiras (26 dólares). Dormir en litera se ganaba con el tiempo o el respeto, dormir en el suelo era para los más nuevos o los menos afortunados. En todas las celdas había conectores, extensiones y cables de televisores o de cargadores de celular. Si no fuera porque Comayagua tenía un sistema de rehabilitación “modelo”, esta cárcel sería como cualquier otra: una donde se compran voluntades, se sufren muchas carencias y donde los derechos de los reos le importan solo a los reos. El sistema de rehabilitación, por el otro lado, consistía en tener los siete días de la semana mano de obra barata para que regentaran una porqueriza, una granja pollera y un invernadero.

Ecuador, vean el panorama que describió el académico Jorge Núñez Vega en la revista Nueva Sociedad:

El ex-penal García Moreno fue inaugurado en 1875, con apenas 71 personas (Goetschel). El edificio es una estrella de cinco puntas (pabellones) y fue diseñado con los parámetros de la arquitectura panóptica europea. Según el informe de la Dirección Nacional de Rehabilitación Social, en 2004 albergaba a 924 hombres, 431 de ellos por drogas ilegales, 102 por delitos contra la propiedad, 278 por delitos contra las personas, 57 por delitos sexuales y 56 por otros delitos. De los detenidos, 564 estaban condenados y 360 procesados. Los funcionarios penitenciarios se dividían en 59 guardias, cinco médicos, tres psicólogos y un instructor de taller.

Lo primero que llama la atención al entrar es el movimiento. La mayor parte de la gente está ocupada en algo y transita por los patios, pabellones y celdas sin prestar demasiada atención. Para el recién llegado son chocantes el bullicio y la rapidez con que la vida acontece. Cada uno atiende lo suyo y trata, en lo posible, de no entrometerse en problemas ajenos. Esta indiferencia es intimidante y hasta peligrosa para el interno nuevo: además de su ignorancia en cuanto a las necesidades mínimas para sobrevivir, se encuentra a merced del ánimo de sus compañeros, quienes, por aburrimiento o necesidad, a menudo no encuentran mejor actividad que hostigarlo y robarle lo poco que le quedó después de pasar tres o cuatro días encerrado en un calabozo con 20 personas más.

Si logras sobrellevar la primera impresión sin volverte loco –me decía un preso–, el siguiente paso es conseguirte una celda para dormir. En el penal, las celdas se compran a un precio que oscila entre los 400 y los 2.000 dólares. El valor se fija en función de los derechos que el propietario adquiere y del número de personas que deben compartir el espacio con él, lo cual, a su vez, depende del pabellón en que se ubica. En un pabellón, por ejemplo, solo se acepta a tres internos por celda, mientras que en otro el número depende de la cantidad de gente encarcelada, lo que significa que pueden vivir entre seis y diez personas en un espacio diseñado para apenas dos. Quien paga por la celda puede expulsar a sus compañeros durante el día o incluso prohibirles el uso del baño o la televisión, si es que la tiene.

Son sólo unas pocas escenas de la barbarie de nuestros días.

Hay 11 Comentarios

Hola, amigos. Es bueno mantener la conciencia clara, el ojo vigilante sobre los horrores que siguen pasando en nuestra sociedad alienada, frívola e injusta. La lucha es desigual, pero necesaria. Por eso, quiero aportar algo en esta conversación entre amigos, en el blog de una amiga.
Los dueños del poder político y económico siguen pensando y actuando en términos exclusivos de inversión y ganancia. El elemento humano es secundario. Poder, dinero, confort para ellos, solo ganancias. Al costo que sea: explotación, guerras, pisoteo de los derechos de los demás, manipulación de los medios de comunicación. ¿Qué podemos hacer los simples ciudadanos? Esto que hacemos: hablar, resistir, apoyar las causas justas, comprometernos con la justicia y la verdad, tener el carácter de ir contra corriente cuando haga falta, no tener miedo al qué dirán, ser fieles a nuestra conciencia, a nuestros amigos, a nuestros gustos, a nuestros ideales, a nuestros sueños. Todo menos dejarnos llevar por esa corriente de borreguismo sumiso que todo lo permite y a todo se somete por un plato de lentejas o un cero más en la chequera o un ascenso comprometido o una amenaza clara o velada.
Hace ya muchos años ERICH FROMM señaló que vivíamos en una sociedad enferma. Hoy, esta sociedad está loca. Mantengamos la cordura hasta donde podamos y adelante. Cordial saludo. FRANCISCO TOSTÓN DE LA CALLE

Y los miserables de nuestros gobernantes, haciendo un guiño a los ladrones, dicen que recortan hasta las ayudas a estos necesitados de verdad.
Y la gente anónima en masa los elige en las hurnas.....y se quedan tan satisfechos de amparar los crímenes.

Miguel A. Flores, no, no tenemos frontera con el Edén. Porqué? sc

Miguel A. Flores es para compensar tanta mala onda desde España y casi Europa y más millones de argentinos que hablan mal de su propio país. En todos casos la pregunta sería ¿Que tiene medio mundo contra Argentina?

El sistema carcelario esta totalmente rebasado. le recomiendo que vea la peli "Naranja Mecanica" del Kubrick

Don Sergio:
La diferencia entre los dirigentes palestinos y los israelíes - aparte de la superioridad democrática de las instituciones del estado sionista, de la innegable pujanza de la cultura judía y del admirable valor de un pueblo rodeado y amenazado en todas sus fronteras desde hace décadas- es que mientras los israelíes hacen todo los posible por salvaguardar a sus hijos de la violencia árabe, los palestinos lanzan a sus vástagos más jóvenes a la provocación y al martirio, enajenados por un islamismo medieval del que Israel ha de protegerse en la medida de sus posibilidades. Mal está que sufran los niños palestinos por la necesidad judía de evitar daños a los ciudadanos del Estado de Israel pero es comprensible que, en la espiral de manipulación de las conciencias practicada por el terrorismo palestino, la carne de cañón para la agit-prop y la violencia indiscriminada de los terroristas( esos niños árabes que padecen por la corrupción desalmada de sus dirigentes) se vea atrapada en las consecuencias de tanta irracionalidad sectaria de los musulmanes.
Por lo demás, las cifras de muertos en el conflicto palestino-israelí palidecen frente a los de las guerras civiles palestinas y árabe-palestinas. En cuanto pare definitivamente el terrorismo árabe, parará sin duda la sangría inducida por su abuso sobre los más inocentes. Claro que entonces, ¿qué sociedad construirían esos dirigentes corruptos y apenas letrados de una Palestina desgarrada por luchas de poder no menos cruentas que las que han desgarrado el entero mundo árabe en el pasado y aún en el presente siglo?. Y sobre todo, ¿dónde está el modelo de un estado islámico moderno sin esa mentalidad cebada por el credo reaccionario que desparrama por doquiera el Corán?.
(Otro día comentaré el texto de doña Graciela en lo que se supone tendría que ser un ámbito para la exposición de opiniones sobre Latinoamérica; pero hoy no podía pasar de largo ante la ingenuidad de quienes ven a los palestinos como simples víctimas y no como actores activos de sus propios padecimientos)

¿Qué les pasa a los argentinos? No lo entiendo... En este caso, la autora de este artículo, Graciela Mochkofsky, se da a la horrible tarea de hablar de forma insultante de cada país que menciona en el artículo: habla mal de Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Estados Unidos, etc. Argentina debe tener frontera con el Edén, me imagino...

EEUU erradicó una nación y la exterminó literalmente. Un metodo muy conocido de matara a indios por miles: regalarles mantas con la peste y la lepra. Asi enfremaban todos y morían... El castigo divino les llegará prontito a estos genocidas.

Bueno alguna vez estuve en el Garcia Moreno, siendo estudiante de medicina fuimos a entregar medicamentos que una farmaceutica dono para tal centro.........estar adentro es algo parecido a estar en Alcatraz pero sin los lujos, el glamour y los efectos especiales de ese film , es mas parecido a encontrarse en el infierno

El mayor avance que está esperando la humanidad, no es una nueva medicina, ni un viaje a Marte, es que de una vez por todas, se acabe con el infierno de las drogas. No se si la legalización y el control es la solución, pero hay que hacer algo.

Carla
www.lasbolaschinas.com

Los niños palestinos en los centros de detención y prisiones israelíes. Los israelíes retienen a más de 10.000 palestinos, incluyendo niños, en centros de detención y prisiones. Cientos de niños palestinos de los territorios palestinos ocupados son arrestados, interrogados y encarcelados cada año por las autoridades militares israelíes. Por ejemplo, según informes estadísticos en el periodo comprendido entre 1998 y 2000 hubo un aumento del 183% en el número de casos de niños encarcelados (de los 89 en 1998 a los 252 en 2000). Además, ha habido una grave aumento de la cantidad de niños detenidos con edades comprendidas entre los 13 y 14 años. En 1999 los niños detenidos con edades de 13 y 14 años representaban el 9.90% de los casos. En el año 2000 la cifra aumentó a un 21.83%.En este mismo periodo la duración de las condenas estuvo marcada por un incremento. En 1999 la mayoría de los casos (43.51%) recibían condenas de menos de un mes y un 30.53% condenas de entre 1 y 6 meses. Sin embargo, en 2000 el porcentaje de sentencias de menos de un mes descendió al 35.48%, mientras que el de las sentencias de entre seis meses y un año aumentó del 19.08% al 40.3%, hasta constituir la mayoría de los casos. Además, las condiciones de detención han empeorado considerablemente y han aumentado los casos de agresiones a niños presos por parte de las autoridades de prisiones israelíes. También se han eliminado en la práctica las visitas de los familiares a consecuencia del cierre de los territorios ocupados impuesto Israel y también han disminuido las posibilidades de acceso de los niños presos a los abogados de derechos humanos palestinos. Fuentes: (Niños presos palestinos).Defense for Children International ( Sección de Palestina) Enlace con el original: http://palestinefreevoice.blogspot.com/2007/11/palestinian-child-prisoners-lanquish-in.html

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Sobre el autor

Graciela Mochkofsky, periodista argentina, es autora de cinco libros de no ficción. Creó y edita, en colaboración, la revista digital el puercoespín. Ha escrito para los principales medios de su país y para varias de las revistas más importantes de América Latina. Es Nieman fellow 2009 de la Universidad de Harvard.

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