Graciela Mochkofsky

El Salvador: con auspicio de la Iglesia, las Maras recuerdan sus códigos de vida y muerte a un periodista

Por: | 25 de marzo de 2012

Picture 4
Foto del diario Hoy, tomada del sitio web www.elsalvador.com

En esta fotografía, tomada en el gimnasio de la cárcel Ciudad Barrios, los pandilleros El Diablo (en primer plano), El Sirra y Tiberio, de la Mara Salvatrucha, exhiben un documento. Es un "comunicado" conjunto firmado por las pandillas, en el que afirman que han llegado a una tregua, que han hecho un pacto para dejar de matarse. Distribuido por un ex comandante guerrillero y auspiciado por un capellán militar, el documento intenta desmentir al periódico El Faro, que reveló la existencia de un acuerdo entre las pandillas y el gobierno para disminuir la violencia y los crímenes en un país en el que son pandemia. El director de El Faro, Carlos Dada, y sus periodistas, comenzaron de inmediato a recibir amenazas, sobre las que alerté aquí la semana pasada.

El comunicado de las pandillas es una nueva amenaza contra Dada y El Faro, a quienes dedican dos de sus diez puntos:

1. Rechazamos enérgicamente la publicación irresponsable, tendenciosa y poco profesional al utilizar fuentes ficticias de un periódico digital que hiciera pública el día 15 de marzo en la cual se asevera sin fundamento alguno que el gobierno negoció con nosotros a cambio de dinero la reducción de las tasas de homicidios del país, colocándonos según nuestros códigos a una situación de haber cometido traición a los más de 100.000 miembros que integramos la mara y la pandilla para que seamos sujetos de represalias internas por tales hechos (...)

3. Somos personas que jugamos con la vida y principalmente con la nuestra porque no tenemos nada que perder, pero consideramos inaudito que existan personas como el periodista Carlos Dada que se dan baños de pureza y profesionalismo, que pretenden jugar con la vida de nosotros y de otros tantos inocentes, con sus perversas y falsas aseveraciones sin considerar que con ello lo único que provocan es ponerse a la baja altura moral que según él tenemos nosotros.

Que los líderes de las salvajes pandillas de El Salvador, con la protección del gobierno y el auspicio de la Iglesia, amenacen a un diario públicamente de esta manera es escandaloso y aterrador. No recuerdo una amenaza tan flagrante en América Latina en democracia.

Quienes quieran conocer la historia completa, pueden verla aquí.

Hay 13 Comentarios

Señoras, señores, con todo el respeto que se merecen lamento decirles que solo los que vivimos en El Salvador tenemos moral para hablar de las maras, pandillas, grupos marginados, mafias o como quiera llamárseles, en este tema la gramática no cuenta. Estos grupos son delincuentes del más alto nivel: extorsionan, secuestran, violan, asesinan a diestra y siniestra y sin ver estratos sociales, solo basta que un pequeño negocio esté funcionando varios días y le llega un aviso o llamada de que tiene que pagar de US$25 a US$5000 semanales para seguir funcionando, dicho y hecho, el día indicado llegan y si no está el dinero inmediatamente asesinan al dueño del negocio, su esposa, sus hijos o a todos. Nada que ver que son marginados, incultos, pobres, estos grupos son auténticas mafias con una organización digna de las mejores prácticas institucionales a nivel mundial, con una coordinación y control territorial increible que no tiene fronteras, ni siquiera estando dentro de las cárceles de máxima seguridad. Los cabecillas de las maras o pandillas no son simples analfabetos, son profesionales y gente de mundo, los que sí son pobres son los que se adhieren a ellos en busca de protagonismo o que son obligados. El fenómeno de las maras es un problema canceroso que no ha sido resuelto por ningún gobierno y el actual tampoco lo va a lograr porque es un negocio redondo: los líderes nacionales tienen ingresos "tax free" de hasta US$50000 mensuales, viven en las mejores residenciales del país y conducen vehículos porsche, ferrari, maserati y los más sencillos: landcruiser, hummer, patrol, cherokee, etc. En este negocio también participan funcionarios, políticos, empresarios y gente común: es la forma más fácil y rápida de tener dinero sin matarse trabajando.

Podría escribir un libro sobre lo que son en la realidad las maras o pandillas o mafias de El Salvador, pero lo anterior es una buena síntesis. Y...señor Carioni, marabunta no es ningún insecto salvadoreño..al menos yo en mis 45 años de ser salvadoreño no lo he conocido. El término "salvatrucha" no tiene ningún origen etimológico, es simplemente una forma que se comenzó a usar hace mucho tiempo como gentilicio, el problema es que la mencionada pandilla lo adoptó como su nombre. El término "mara" es de uso común en El Salvador para referirse al grupo de amigos más cercanos, así pues, los salvadoreños solemos decir "vamos a ir ver al partido con la mara", "nos tomamos un trago con la mara", "esta mara anda en la jugada", "la mara se pela men...", etc.

Los invito a venir a El Salvador y luego de vivir aquí unas semanas o meses (como lo hizo Poveda), regresen y escriban sus experiencias (lástima que Poveda fue asesinado por las maras antes de regresarse a España). Soy economísta y sociólogo..

Respeto mucho a la gente de El Faro. Pero el problema es mucho mayor. Somos nosotros en los buses, en la calle, en la colonia, en quienes pagan "renta" cada dos semanas, o a veces diariamente a las maras. Niñas violadas por 15 mareros, otras decapitadas por celos.Las órdenes vienen de las cárceles. Eso no está resuelto.

@graciela, @sergio, @sapo, @eduardo:
De acuerdo. Al leeros creo que he entendido un poco mejor el tema. Y me parece muy interesante toda la marea de datos y aclaraciones.

El FONDO REITERATIVO DE LA CUESTIÓN es lo que a mí me solivianta.
Si los GOBIERNOS TÍTERES Y DESHONESTOS ABANDONAN a la GENTE MODESTA a su SUERTE en barrios o regiones POBRES de cualquier país, la REALIDAD de la MISERIA y la IGNORANCIA arrastra al individuo o al colectivo DESFAVORECIDO hacia la MARGINALIDAD.

Sean PANDILLAS, MARAS, GUERRILLAS o incluso la MAFIA, las CAUSAS de las ASOCIACIONES PARALELAS de individuos al MARGEN de la LEY son SIEMPRE las mismas.
Si NO SE COME, NO SE TIENE CASA, NO SE VA A LA ESCUELA, si PERTENECES a una ETNIA MINORITARIA y de poco o nada poder adquisitivo; ¿QUE SALIDA queda para los JÓVENES?
esclavitud, prrostitución, robos, drogas, asaltos, secuestros, asesinatos...etc...

Y si la POLICÍA está CORRUPTA, crecen por doquier las GRUPOS y ORGANIZACIONES que van por su cuenta reinando en medio del CAOS.
Entremedias andan todos los CREDOS RELIGIOSOS y en especial, la TEOLOGÍA de la NUEVA REVELACIÓN trabajando codo con codo con LA JUVENTUD necesitada de apoyo y formación.

Querida Graciela, creo que sigues defendiendo a un medio que, pese a haberse fraguado un alto prestigio con investigaciones válidas en el pasado, han caido en el error de dejarse manipular por fuentes mal intencionadas que les pasaron información imprecisa. Está bien que los defiendas, pues son tus amigos, pero como lectora en este país te sugiero escoger mejor las causas que defiendes y no aquellas que derivan de errores de juicio de sus periodistas y editores. Un saludo.

Concuerdo en general con todo, en especial los primeros ocho comentarios.
1.- Graciela: No queda claro por qué atribuís que "El comunicado de las pandillas es una nueva amenaza contra Dada y El Faro". En los dos puntos referidos no hay una amenaza clara u obvia. Me parece que los párrafos no justifican tu aseveración, aún si les hubieran amenazado realmente por otras vías. A mi entender, ha sido una imprecisión periodística de tu parte.
Por otra parte, el comunicado completo (en tu sitio web, enlazado en el artículo) tiene varios errores de tipeo, sobre todo dos veces "nr" (ene ere) por "m" (eme) y “!” (signos de admiración) por “l” (ele). O frases interrumpidas por punto y aparte (tecla “Enter”) ¿Cómo es posible? ¿Así es el original y quisiste respetar hasta eso? Tal desprolijidad menoscaba a la calidad de tu imagen periodística; como que publicaste así nomás, sin revisar atenta (en un sitio web propio, en el que no te pagan por publicar y ¿qué o quién te apuró?).
2.- En mi humilde opinión, las pandillas no son más que grupos pequeños con un vínculo de asociación muy puntual. Mientras que las maras ya han desbordado por completo a tal concepto, no sólo desde su número de miembros, sino también por su organización y estructuración, más objetivos comunitarios. Superada esa diferencia semántica con Sergio Carioni, lo demás es muy cierto: Las maras son más bien comunidades, casi como pequeños estados o gobiernos marginales (o alternativos) al poder oficial ¡Y con razón para serlo! Ya que, como bastante bien concluyó el antropólogo referido (a pesar de ser británico) las maras surgieron como una necesidad social de los injustamente marginados, ignorados en casi todo lo básico humano y hasta maltratados por el gobierno oficial.
3.- Me sorprendió gratamente la muy pulida redacción del "comunicado", si tenemos en cuenta que surge de un estrato social que ni suele tener acceso a una formación académica digna. Su redacción y conceptos, como gramática y ortografía en general, son superiores a la de infinidad de funcionarios universitarios y hasta de muchísimos periodistas profesionales.
4.- No encontré a mi alcance suficiente información para deducir cuán cierto pueda ser ese comunicado y sus intenciones. Sí, que me parece creíble.
5.- También considero que es un tema distractivo e irrelevante en la cuestión el preguntarse ¿cómo pudo el documento acordarse con presos y trascender los controles carcelarios? Ya que es sabido que hasta en las prisiones de más alta seguridad logra ingresar droga y muchos elementos prohibidos (hasta en los países más “desarrollados” o “seguros”) ¿Cómo no podrían filtrarse un par de papeles o comunicaciones telefónicas? Más importante, aunque igual de ajeno al tema, sería plantear la inhumanidad de los sistemas penales carcelarios, que deberían ser centros de rehabilitación y reinserción social.
6.- El empleo de la palabra “jugar” (con la vida); me parece que es un término muy válido cuando se la interpreta desde el contexto y mentalidad de “jugarse la vida” como riesgo de apostarla por una causa u objetivo, como también se la “juegan” los periodistas que van a zonas de conflictos bélicos, como Irak (caso Couso y el camarógrafo de Reuters, por dar un par de ejemplos mundialmente conocidos).

Felizísima Fortuna, Estuardo, guillo: gracias por la observación. Vale. Considero que lo medular podría ser centrar el debate alrededor de este análisis: “Los gobiernos centroamericanos reprimen a las pandillas y a las maras para evitar tomar otras medidas que resuelvan la exclusión social, la falta de oportunidades, los abismos de desigualdad que son la base de su poder y de sus privilegios. Esta situación provoca algo más que parálisis política. La verdad es que las maras y las pandillas se constituyen, para quienes se atrincheran en su poder, en los mejores chivos expiatorios a los que culpar por la inestabilidad de la región, ocultando así las verdaderas raíces de los problemas. La estrategia oficial es riesgosa: queda claro que intentar preservar los esquemas de sociedades tan injustas con métodos de violencia represiva puede resultar explosivo a largo plazo”.sc

... y por nada te acercas al origen de las Maras y Pandillas en El Salvador.

Sergio, estás totalmemte equivocado con los términos Mara y/o Pandilla

Hay dos pandillas dominantes en El Salvador: la Mara Salvatrucha y el Barrio 18. La supuesta diferencia entre conceptos "mara" y "pandilla" en este fenómeno es una falacia. La Mara Salvatrucha es una pandilla, punto. La diferencia es nominal, no sustantiva. Mara en El Salvador y Guatemala es un genérico para cualquier grupo de personas que comparten algo en común, de manera permanente o totalmente ocasional o coyuntural. Que una pandilla haya tomado el genérico como su nombre, no cambia el hecho que sigue siendo una pandilla. Sin embargo, hay literatura que pretende hacer sesudos esfuerzos por definiciones diferenciadoras. En todo caso, habrán diferencias entre pandillas locales, juveniles y pandillas delincuenciales.

Felizísima Fortuna,saludos.Solo una aclaracion:pandilla y mara son 2 conceptos muy diferentes.Un pandillero no tiene nada que ver con un marero.Solo para hacer mas preciso este interesante debate propuesto por Graciela.Con amistad,sc

Lo explican los pandilleros claramente: "NO TENEMOS NADA QUE PERDER".
Abandonados de la mano de Dios. ¿Le importa a alguien que se maten entre ellos esta carne de cañón, subproducto del analfabetismo, la incultura, el caos y la pobreza?

LAS MARAS (2) En sus nuevas comunidades, los deportados comenzaron rápidamente a establecer “clicas” o capítulos locales de sus maras. Éstas empezaron a atraer a la juventud local y las nuevas maras suplantaron rápidamente a las pandillas locales. Está claro que la POLITICA REPRESIVA de los gobiernos centroamericanos no está funcionando. Parece haber agravado el problema, radicalizando a las pandillas y a las maras y provocando una espiral de violencia con venganzas y represalias. La represión falla porque puede estar generando una nueva “ética” marera y pandillera: desafiar al Estado. Y también porque la represión nunca remedia los problemas subyacentes que generan estos fenómenos sociales. Toda política social refleja el contexto económico y social del cual surge. Por eso podemos decir que el obstáculo más grande para la implementación de una política coherente y eficaz con relación a las pandillas y maras de Centroamérica es la naturaleza profundamente desigual de la distribución del poder en las sociedades centroamericanas, donde todo el poder político y económico está concentrado en las manos de una pequeña élite que excluye activamente a la mayoría. Los gobiernos centroamericanos reprimen a las pandillas y a las maras para evitar tomar otras medidas que resuelvan la exclusión social, la falta de oportunidades, los abismos de desigualdad que son la base de su poder y de sus privilegios. Esta situación provoca algo más que parálisis política. La verdad es que las maras y las pandillas se constituyen, para quienes se atrincheran en su poder, en los mejores chivos expiatorios a los que culpar por la inestabilidad de la región, ocultando así las verdaderas raíces de los problemas. La estrategia oficial es riesgosa: queda claro que intentar preservar los esquemas de sociedades tan injustas con métodos de violencia represiva puede resultar explosivo a largo plazo. Dennis Rodgers. Es antropólogo de la universidad de Manchester, Gran Bretaña.


LAS MARAS(1) Los orígenes de las maras se encuentran en la Calle 18 de Los Ángeles, en una banda fundada por inmigrantes mexicanos en los años 60, que muy pronto empezó a aceptar como miembros a cualquier latino. La mara de la calle 18 creció mucho durante los años 70 y 80 por la afluencia de refugiados salvadoreños y guatemaltecos, muchos de los cuales se incorporaron a la mara para sentirse incluidos en un contexto estadounidense que excluía a los latinos. A mediados de los años 80, jóvenes de una segunda ola de refugiados salvadoreños fundaron un grupo rival, posiblemente un fragmento de la mara original: la Mara Salvatrucha, un nombre que combina la palabra: “marabunta”, un insecto “salvadoreño”, con “trucha”, que significa “agudo” en el argot salvadoreño. Muy pronto, la Mara 18 y la Salvatrucha empezaron a pelearse en las calles de Los Ángeles y se vieron involucrados en la violencia desatada cuando el caso Rodney King en 1992. Después de este episodio, el estado de California elaboró nuevas leyes contra las maras y empezó tratar a sus miembros juveniles como delincuentes adultos, enviando a centenares a la cárcel. Después, en 1996, una ley del Congreso de Estados Unidos ordenó la deportación de todo delincuente no estadounidense o recién naturalizado estadounidense condenado a más de un año de cárcel, una vez que hubiera cumplido su condena. Consecuentemente, entre 1998 y 2005, Estados Unidos deportó a casi 46 mil centroamericanos que cumplieron condenas y además, a 160 mil inmigrantes ilegales. El Salvador, Guatemala y Honduras recibieron a más del 90% de estos deportados, muchos de ellos miembros de la Mara 18 y la Salvatrucha, jóvenes que habían llegado a Estados Unidos de niños. Después de ser deportados y de llegar a sus países de origen -que apenas conocían- no resulta asombroso que trataran de reproducir las estructuras y los patrones de comportamiento que les habían proporcionado seguridad e identidad en Estados Unidos. Dennis Rodgers. Es antropólogo de la universidad de Manchester, Gran Bretaña.

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Sobre el autor

Graciela Mochkofsky, periodista argentina, es autora de cinco libros de no ficción. Creó y edita, en colaboración, la revista digital el puercoespín. Ha escrito para los principales medios de su país y para varias de las revistas más importantes de América Latina. Es Nieman fellow 2009 de la Universidad de Harvard.

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