Ayer se presentó en Madrid Luis Ángel Rojo: Recuerdo y Homenaje, un compendio de trabajos de 11 amigos y colaboradores del desaparecido exgobernador del Banco de España y catedrático de Economía que recorren sus distintas etapas, su labor y su influencia profesional. Organiozado por la Fundación Ramón Areces, el acto reunió a los autores -con la sentida ausencia de Manuel Varela Parache, que en su capítulo recuerda la colaboración de Luis Ángel Rojo en el Plan de Estabilización de 1959- y muchos otros amigos, alumnos y colabotadores, algunos exministros como Pedro Solbes y Miguel Sebastián, y ningún representante de la actual Administración del PP ni su sucesor en el cargo, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), aunque sí estaba el subgobernador, Javier Aríztegui, colaborador de Rojo.
El coordinador del libro, Carlos Sebastián, resumió en su intervención el alcance de los trabajos, desde el intelectual comprometido (escrito por él mismo) hasta el regulador (Arístegui) pasando por el Rojo de la Universidad (Julio Segura), la estabilidad financiera (José Pérez), el Servicio de Estudios (José Luis Malo de Molina), el historiador económico (Pablo Martín-Aceña), el estadístico (Rafael Álvarez Blanco) o el impulsor de la investigaciñon y la docencia (Samuel Bentolila). Sebastián recordó dos citas fundamentales. Una, de 1988, cuando Rojo escribió que toda actividad fuera de balance tenía problemas negativos para el supervisor y a la larga para el accionista ya que era una forma de incrementar los riegos fuera de balance. Clavó lo que ahora se llama "banca en la sombra" 20 años antes de que ocurriera la crisis de Lehman Brothers. La otra, de 2002, se refiere a la fuerte reacción de Estados Unidos cuando Alan Greenspan -que no era santo de la devoción de Rojo- sobrerreaccionó por la crisis tecnológica tirando los tipos de interés. Rojo dijo esas sobrerreaciones lo único que hacen es alimentar la burbuja y crear otras ciriss más grandes. Así fue. Para terminar, Jaime Terceiro, su sustituto en la presidencia del Consejo dAsesor de Ciencias Sociales de la Fundación Ramón Areces, editora del libro y organizadora del acto, glosó la figura de homenajeado.
Aunque el sentido del homenaje era simplemente eso, homenajear a un hombre tan singular como Rojo, para los presentes fue difíicil no establecer un paralelismo entre algunas etapas vividas por Rojo en el Banco España (BE) y los actuales derroteros del sector. Alguien de los presentes, ya en los corrillos posteriores a la presentación, se refería a la reestructuración financiera aprobada por el Gobierno del PP y el proceso de fusiones que se avecina (de hecho ya proviene de hace tres años). Solo andaba por allí el presidente de una caja, Carlos Egea (BMN), que precisamente es una de las que goza de buena salud y está llamada a protagonizar alguna adquisición de las que que están en venta. BMN no ha ocultado que le interesa el Banco de Valencia, porque amplía su radio de acción en el arco mediterráneo, pero puede tener algún otro papel.
En cualquier caso, la mayor atención está puesta en el futuro de Bankia (también acudió al homenaje el directo general de esta entidad, Ildefonso Sánchez Barcog) y por ahí se extienden las especulaciones. La situación de la entidad que preside Rodrigo Rato no es precisamente para tirar cohetes, aunque su objetivo es mantenerse como hasta ahora, o incluso participar en alguna operación (le interesa la catalana Unnim); pero quiere evitar acabar en manos de una de las grandes después de haberse sondeado la posible unión con La Caixa e incluso con el BBVA y Santander. En estos momentos, nadie descarta nada y ni en el BE saben por dónde van los tiros. Y por no hablar de la otra reforma, la laboral, que el actual gobernador tanto ha reclamado; aunque exactamente no sea la misma.
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