Todo el sector financiero del país anda como loco a la esperra de los resultados de la auditoría que la firma Oliver Wyman tiene previsto presentar el próximo viernes sobre las pérdidas esperadas de 14 entidades españolas. Entonces se sabrán las necesidades de capital y las políticas que deben seguir a cambio de recibir hasta 100.000 millones de euros aprobados por Europa. El objetivo es alcanzar un sistema financiero saneado con entidades cotizadas y sin participaciones de control por parte de las cajas de ahorros (es decir, deben quedarse por debajo del 50%). Por ello se segmentó el sector en cuatro grupos. Si no tiene necesidades de capita, las entidades estarán en el denominado grupo 0 y si las tienen se integrarán en el 1, 2 o 3, dependiendo de esas necesidades.
Las del grupo 1 son las entidades nacionalizadas (Bankia, Novacaixagalicia, Catalunya Caixa y Banco de Valencia). Las del 2 son las que no pueden conseguir el capital necesario de forma privada y sin ayudas del Estado antes de junio de 2013. Todas deberían ser reestructuradas o liquidadas y vendidas. Al final del proceso, las entidades viables deberían cotizar en bolsa, y para minimizar los costes públicos los accionistas actuales asumirían pérdidas y los poseedores de preferentes y subordinadas sufrirían quitas sobre su valor. Las autoridades tendrán hasta mediados de octubre de 2012 para presentar los planes, y recibirán las ayudas o se liquidarán entonces en el caso del Grupo 1 y a mediados de diciembre de 2012 en el caso del Grupo 2.
Por último, el grupo 3 es el que está formado por las entidades que pueden incrementar su capital por medios privados y deberán presentar sus planes de recapitalización a mediados de octubre de este año. En diciembre, se inyectarán los bonos preferentes (CoCos) a las entidades que requieran capital por encima del 2% de sus activos ponderados de riesgo (APR) y si está por debajo de ese porcentaje, no recibirá ningún tipo de ayuda. Si en junio de 2013 estas entidades no logran el capital necesario, recibirán capital público, a través de inyecciones de recursos o de la conversión de los CoCos, y deberán traspasar sus activos inmobiliarios al banco malo.
A la vista de todo eso, y esto es son las consecuencias, se abre un proceso indefinido en el que se vislumbran nuevas operaciones de integración y que, de las 14 entidades que sobreviven en la actualidad, queden entre ocho y 10. Esas son las previsones que se manejan en el sector. Las integrantes del grupo 0 (Banco Santander y BBVA, que pasan muy por encima del corte; La Caixa, que lo hace con claridad, y Sabadell, Kutxabank y Bankinter, con más o menos holgura) se configuran como compradores de activos en liquidación, es decir de otras entidades.
Pero también puede ocurrir que algunas de las necesitadas, casos del Popular o Banco Mare Nostrum (BMN), decidan abrirse camino de la mano incluso desde el minuto cero. Es decir, que el mismo viernes, cuando se conozcan sus evaluaciones y se abra el plazo de 15 días para decir lo que quieren hacer, digan que lo que quieren es unirse.
También hay quien sostiene que el asunto puede dar al traste con alguna operación ya en marcha, pero que solamente se ha anunciado y salido en los medios de comunicación sin haber llegado a consumarse. Se trata, por ejemplo, de Unicaja con Caja España y Caja Duero o de Ibercaja, Cajatres y Liberbank. Aunque fuentes próximas a ese entorno lo descartan en ambos casos (para la segunda operación está prevista su votación para el sábado), una jugada podría consistir en que se renuncie a la fusión ahora y que, una vez destinados los activos contaminados al banco malo, se intente comprar lo bueno cuando haya pasado el tiempo fijado en las condiciones oficiales.