Economistas Frente a la Crisis, el colectivo de profesionales en la materia que se configuró como tal para responder a las políticas económicas adoptadas por el Gobierno e impuestas por Bruselas (o no), presentó la tardenoche del lunes su libro de identificación No es economía, es ideología. A la misma hora se presentaba también el libro de memorias del expresidente del Gobierno José María Aznar, donde seguramente hay mucha ideología. Pero eso es otra historia.
Esta, la del libro de Economistas Frente a la Crisis, trata de contestar a todos los planteamientos y dudas que se originan en este periodo de la economía española a través de 15 autores de corriente progresista que abordan la crisis financiera, el mercado de trabajo, la gobernanza de las empresas, la fiscalidad, el gobierno económico europeo, el sector eléctrico y la economía del medio ambiente desde una posición muy crítica y constructiva, pero en otra vertiente, que trata de luchar contra la ideología imperante.
De ahí, precisamente, el título del libro, que se fija en aquella frase ("es la economía, estúpido") que se atribuye a Bill Clinton -aunque es posible que la dijera otro-, para llamar la atención del personal. Y a juzgar por la asistencia a la presentación del libro (se cerraron las puertas del Instituto Francés cuando se llenó el aforo, cumpliendo las normas de seguridad a rajatabla, pero quedando una centena de personas en la calle) tiene mucho atractivo entre la ciudadanía de centroizquierda. Los intervinientes (cuatro de los autores: Josep Borrell, Juan Ignacio Bartolomé, Jorge Fabra y Antonio González) lo defendieron con ahinco bajo la siempre amena y precisa mdoeración de Miguel Ángel Aguilar y pese a que el exministro José Luis Corcuera, presente en el acto, dijera en público que no la había gustado la presentación. Pero al grano: los intervinientes explicaron que una cosa es economía y otra es ideología y que lo que se ha hecho y está haciendo ahora en este país es ideología y no economía. Y que, por eso, quieren dar una respuesta científica y no ideológica a las reformas proyectadas por el Ejecutivo.
Esa es la cuestión. Los economistas que escriben en el libro discurren por preceptos que pelean contra lo que ellos creen que son falsos y que están desmontando el estado de bienestar. El hilo conductor del libro es el análisis de la realidad y concluyen que otra política es posible frente a los dogmas implantados desde Bruselas o Alemania. Para ellos, el rescate a la banca "es inevitable"; el problema de la deuda española "era de la deuda del sistema financiero, no de la deuda pública"; el euro "es un intrumento de cohesión, no un arma al servicio de determinados países"; el sector exterior "no puede compensar la cáida en picado de la economía española"; en el empleo "una cosa es la moderación salarial y otra la depresión salarial, es decir, que no se devalúe el salario"...
Son algunas de las frases que dijeron los presentadores, que también criticaron las decisiones tributarias del Gobierno de Mariano Rajoy y las ineficiencias de la reforma laboral, que creen que el rescate es inevitable (otra cosa es que Alemania esté dispuesta a que España lo pida), que proponen cosas tan extrañas como impulsar la Negociación Colectiva, que defienden una reforma efectiva del sistema financiero, que apuestan por mantener la inversión pública, que debaten sobre la necesidad o no de que haya inflación en el norte y deflación en el sur, y que, en definitica, subrayan que "la mejor estrategia para reducir el endeudamiento es el crecimiento". Pero, ¿qué crecimiento?