Desde que se conocieron las propuestas de Juan Rosell sobre los cambios de estatutos de la CEOE —él mismo difundió entre los miembros del comité ejecutivo y de la junta directiva la carta que envió el viernes de la semana pasada a Jesús Serafín Pérez Díaz, el vicepresidente encargado de realizar la modificación de los estatutos, con dichas propuestas de cambio—, el ambiente en el entorno de la patronal se ha crispado. Las buenas intenciones de Rosell de modernizar la patronal se han topado con rechazos desde algunas esferas porque hay medidas que no son del agrado de todo el mundo por una u otra razón.
Además, como la mayor parte de esas propuestas se conocieron por la citada carta y no hubo oportunidad de debatirlas ni en el comité ejecutivo ni en la junta directiva de dos días antes, las llamadas para felicitar las fiestas navideñas se han convertido en una oportunidad para evaluarlas. Incluso se ha ido más allá y se han establecido encuentros con participación de representantes de la organización que pueden fraguar en una posición común ante las próximas reuniones previstas para mitad de enero, cuando previsiblemente se podrán discutir las propuestas con detenimiento.
El ambiente hasta entonces no se presume precisamente amable. El interrogante es si alguien va escenificar el descontento y cómo lo va a poner en limpio; pero parece que, una vez puesto de manifiesto, quienes tengan aspiraciones a desempeñar un papel alternativo —si los hay— estarán calibrando cuál es el momento de emerger. Las fuentes consultadas afirman que en el comité y la junta de diciembre ya hubo varias intervenciones críticas contra las propuestas que se adelantaron entonces, sobre todo porque estaban condicionadas por el escándalo de la detención de Gerardo Díaz Ferrán, y pedían que se separaran de esa crisis.
La verdad es que el caso del anterior presidente ha actuado como una acelerante de los cambios que Rosell venía anunciando desde que le sustituyó y que ahora, según ha comentado a sus cercanos, quiere impulsar para realizarlos “sí o sí”. Según su entorno, está tranquilo ante esa amenaza de marejada, sobre todo porque los principales dirigentes le han arropado. Aunque reconocen que hay cierto malestar en temas de gobernanza, sostienen que las críticas vienen de sectores minoritarios que no quieren perder poder en sus patronales. “Lo que hizo Rosell fue poner sobre la mesa una serie de ideas para que se estudien de cara al cambio de estatutos, pero no ha dicho en ningún momento que va a imponerlas en los nuevos estatutos, sino que se propongan y se discutan”, dice un importante dirigente, que muestra su fidelidad al presidente, y añade: “Si queremos hacer una patronal dinámica y moderna, hay que hacer cosas así”.
Las propuestas del 12 de diciembre se referían a limitar a dos mandatos de cuatro años cada uno la presidencia, reducir el comité de 45 a 20 miembros, la posibilidad de presentar moción de censura a instancias del 25% de la asamblea (820 miembros) y la de destituir al presidente en caso de ser imputado. Las ideas que Rosell envió después a Pérez Díaz amplían los límites de mandato al comité y a la junta; pone como tope no haber cumplido 70 años para ser elegido; exige un mínimo del 25% (y a largo, del 50%) de mujeres en la junta (200 miembros); suspende la condición de vocal a representantes de empresas en concurso de acreedores; reduce las vicepresidencias a ocho (dos de ellas natas por ser presidente de CEPYME y de la organización de autónomos CEAT) y la posibilidad de elegir un vicepresidente primero, sea ejecutivo o no.
La intención de Rosell es que los cambios se produzcan aguas abajo en todas las patronales de la confederación “porque si no, esto no cambia nunca”. Esta es una de las facetas que ha generado más rechazo. “Si quiere cambiarlo en la gran patronal, que lo haga; pero que no lo imponga en el resto”, incide un directivo. También critican que la exigencia de no estar en concurso de acreedores criminaliza esa figura y que la posibilidad de que con un 25% de la junta se pueda hacer una moción de censura origina desestabilidad. Sobre el 25% de mujeres, aseguran que es imposible y ridículo proponerlo porque no las hay en cargos directivos del resto de patronales y sobre los 70 años advierten de que puede ir dirigida a algunos de los posibles aspirantes. J
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Publicado por: Marat | 25/12/2012 22:49:22