A Alberto Nadal le gusta decir que trabaja media jornada. “Doce horas diarias como poco”, añade jocoso. Y es que desde que asumió el cargo de secretario de Estado de la Energía en enero pasado se ha dedicado en cuerpo y alma a la reforma eléctrica que el viernes aprobó el Consejo de Ministros. Aterrizó en Industria para hacer esta reforma después de que durante el año anterior su antecesor en el cargo, Fernando Martí, y el ministro, José Manuel Soria, no lograran dar con la tecla precisa para encontrar la solución de poner fin a un déficit de tarifa que amenazaba con pulverizar el sector y que, con cifras de 2012, acumulaba una deuda superior a los 26.000 millones.
Este Gobierno ha tenido el atrevimiento que ningún anterior supo o quiso tener de enfrentarse a él, solo poniendo parches, mientras las inversiones primadas en instalaciones de energía renovable crecían exponencialmente y provocaban que la factura eléctrica se elevara a lo más alto de Europa salvo las islas Chipre e Irlanda. Y ya se sabe que llevar electricidad a las islas es más caro.
Ya el año pasado, decidió medidas, entre las que se incluía un crédito extraordinario de 2.200 millones con cargo a los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Aquel primer paso necesitaba completarlo con una reforma, que también exigían las empresas, en ese afán de pedir reformas para todo mientras movían sus lobbies para presionar a Industria ante los fundados temores de que la reforma no les iba precisamente a beneficiar. De paso, se han enfrentado entre ellos en una guerra de buenos y malos, mientras se quejaban de que Nadal apenas les había escuchado.
Con esta reforma, Nadal espera acabar con el déficit para siempre. Otra cosa es que lo consiga. La literatura que acompaña a la reforma (marco normativo que garantice la estabilidad financiera, reducción de costes...) justifica la actuación. Sin embargo, pese a sus esfuerzos de hacer una reforma equilibrada —a sabiendas de que compañías tradicionales, renovables, consumidores y Hacienda (otra vez los consumidores) iban a salir perdiendo—, le han llovido las críticas y, probablemente al Estado le lluevan las demandas judiciales y de arbitraje a nivel internacional, sobre todo de inversores en renovables. Pero, Industria asegura tener argumentos para defenderse y salir airoso en base a dos sentencias del Tribunal Supremo que le avalan.
Al final, Nadal ha logrado poner a todos los colectivos en el mismo lado, junto a grupos de izquierda y consumidores. No ha dejado contento a nadie, salvo (y con matices) al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que ganó la batalla que mantuvo con Soria al conocer que pedían 1.800 millones a los PGE. Montoro dijo que no había margen apelando al compromiso de reducir el déficit público. Retrasó la aprobación dos semanas, pero consiguió que los PGE solo aportarán 900 millones, la mitad de lo que se le pedía para los costes extrapeninsulares.
La reforma compensa esa merma con mayor una aportación de las empresas y también con un tarifazo del 3,2% en los bolsillos de los consumidores, que siempre son los paganos. Hay que valorar, en todo caso, que no cargaran sobre los consumidores todo el recorte, que según sus estimaciones, habría sido del 19%; y que Montoro no haya permitido que se dispararan los gastos presupuestarios. Algo es algo, pero faltaría más que lo hubiera repercutido con la que está cayendo en plena crisis y, sobre todo, sabiendo que entre 2003 y 2011 la tarifa de la luz subió un 63%.
En el paquete de damnificados se incluye a las entidades financieras, con las que Nadal ha tenido que hablar para decirles lo que se aproximaba. Los bancos y cajas participaron en la búrbuja fotovoltaíca, que creció paralela a la inmobiliaria y que propició un renacimiento de la cultura del pelotazo. Es significativo que haya 55.000 instalaciones renovables y que, de ellas, más de 50.000 sean parques fotovoltaicos o solares.
Otra cosa es que casi la mitad de la tarifa (un 48%) son extracostes, es decir, que no pertenece estrictamente a la tarifa (primas, impuestos, herencias del pasado...). “En puridad solo habría que pagar lo que forma la tarifa”, dijo en su intervención en FAES. “El argumento es técnicamente correcto; pero si lo sacas de la tarifa hay que ponerlo en algún sitio, es decir, en los Presupuestos”, según un experto del sector. Y Nadal a completar la jornada.
Hay 3 Comentarios
Desde luego que ha conseguido el descontento de todos, nuestro recibo de la luz subirá un 3,2%, subida que hay que sumar a la que ya asumimos en el mes de julio que fue de un 1,2% como resultado de la subasta. sin contar lo que ya arrastramos
Publicado por: Electrica | 17/07/2013 13:12:59
post lamentable, muy del gusto de El País, que apoya a Gas Natural y a Endesa, por estar lleno de gentes del PSOE. Muy bien 'hasta los ...'
Publicado por: I.Maule | 14/07/2013 19:56:32
y esa tecla que ha aplicado el señor Nadal consiste en arruinar a pequeños inversores solares que creyeron en la seguridad jurídica de país bananero. Nosotros invertimos con el primer decreto ley de Aznar que contemplaba la instalación de mucha menos potencia. ¿Cree usted, que lo hubiéramos hecho si hubiéramos sabido la que iban a preparar los pésimos políticos que nos gobiernan? Pero al final, a todos nos meten en el mismo saco. Por cierto, hecho en falta, en su análisis, una pasadita sobre otros aspectos relacionados con el déficit de tarifa.
Publicado por: hasta los....... | 14/07/2013 11:26:35