Vientos de cambio en el Banco de España. El gobernador, Luis María Linde, que llegó al cargo en junio del año pasado, ha ido remodelando, no sin polémica, el segundo escalón del organismo regulador, el de los directores generales, cuyo poder siempre ha sido muy alto dentro de la casa. La última decisión ha sido la sustitución del director general de Regulación y Estabilidad Financiera, José María Roldán, una persona que no era de su agrado, por Julio Durán, quien regresó de Bruselas para ser su jefe de Gabinete. Y todo apunta a que habrá más.
Anteriormente, salieron del palacio de Cibeles Jerónimo Martínez Tello y Pilar Trueba. Martínez Tello dimitió en octubre de 2012 de la Dirección de Supervisión en la que llevaba desde que en 2009 sustituyó a Javier Aríztegui cuando este fue nombrado subgobernador. Su sustituto, Ramón Quintana, estaba vinculado al departamento de inspección desde hace años. Martínez Tello, como después Trueba, supo que Linde no contaba con ellos. Esta dejó en enero la Dirección de Servicios a la que se había incorporado en 2006 de la mano del gobernador de entonces, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO). La sustituyó Manuel Labrado, procedente de Price Waterhouse.
Ahora, mientras se da por sgura la continuidad en la Dirección de Operaciones de Javier Alonso, una persona muy ligada a Linde que ascendió al cargo con MAFO, el gobernador se plantea la del histórico José Luis Malo de Molina en la del Servicio de Estudios, que ocupa desde 1992 cuando Luis Ángel Rojo, que había sido su jefe, llegó a gobernador. Linde coincidió con Malo en el directorio cuando aquel era director de Internacional (1987-2000).
Para sustituirle se baraja con fuerza el nombre de José Luis Escrivá, un antiguo empleado del banco y del BCE, que dejó para ser director del servicio de Estudios del BBVA entre 2003 y 2011. Escrivá sustituyó a Miguel Sebastián después de que este fuera despedido por Francisco González tras publicar unos análisis contra de la política económica del Gobierno del PP. Está bien considerado por Linde y en el entorno de Economía; pero, como ha pasado con Durán, no parece que haya la misma apreciación general.
La posible marcha de Malo origina división de opiniones, entre los que valoran su calidad y ascendencia y que no se merece una salida indigna y los que, reconociendo su valía, creen que ya lleva mucho tiempo en el cargo. Pero parece que todos están de acuerdo en que debe ser alguien más familiarizado con el departamento que no ponga en cuestión su reconocido prestigio.
Malo de Molina, de 63 años, ha sido eterno candidato a ocupar el puesto de subgobernador e, incluso, de gobernador, en las distintas remodelaciones que ha tenido la entidad en los 21 años que lleva en el cargo. Sin embargo, nunca cristalizó su ascenso, al que sí llegaron compañeros de escalafón e incluso algunos que estuvieron a su servicio, como es el caso del actual subgobernador, Fernando Restoy, que era su segundo antes de pasar a ser consejero de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). No obstante, siempre ha mantenido un respetuoso trato jerárquico y ha sido reconocido por su preparación.
Precisamente, según fuentes conocedoras, los gobernadores anteriores (Jaime Caruana y MAFO) no parecían contar con él al principio de sus mandatos, pero, de ser así, la disposición y conocimientos de Malo les debió convencer de lo contrario. Malo de Molina es el responsable de la central de balances, de elaborar los informes económicos del BE y de preparar las comparecencias y los discursos del gobernador. Asimismo, es uno de los acompañantes habituales en las reuniones de Fráncfort y Basilea, donde se discute de la política financiera y monetaria.
Antiguo militante del PCE, desde los citados informes ha ido evolucionando a posiciones cada vez más liberales, sobre todo en el mercado laboral, lo que granjeó airadas reacciones desde los partidos de izquierda y los sindicatos contra MAFO y el director general. De hecho, ha sonado a repe que los diferentes gobernadores, de perfiles distintos, hayan tenido parecidos mensajes políticos. En ese sentido, ha sido criticado de preocuparse de cuestiones políticas y de dedicarse a hablar de reforma laboral (la última este jueves) cuando el sistema financiero vivía una profunda crisis, está en medio de una reestructuración y sufre una fuerte restricción del crédito. Y, además, existen otras problemáticas como los asuntos territoriales, la reforma de la Administración Pública, la salud o la educación.
Malo de Molina, doctor en Económicas, se incorporó al Servicio de Estudios del Banco de España en 1982. En 1986, fue nombrado subjefe de Estudios Monetarios y Financieros y en 1987, jefe, además de miembro del grupo de expertos nombrado por el Gobierno para el estudio de los problemas del desempleo, de lo que se ha hecho especialista. En 1992 se hizo cargo del Servicio de Estudios, que había creado y dirigido Rojo durante 17 años (1971-1988). Su base estadística y de investigación es de las mejores que existen y por su seno han pasado destacados economistas, algunos metidos a políticos.