La semana mercantil ha estado marcada por la entrada de Bill Gates en FCC, lo que ha supuesto un impulso para el grupo que preside Esther Alcocer Koplowitz, inmerso en un plan estratégico de ajuste y ordenación desde que tomó las riendas en enero de 2013 en sustitución de Baldomero Falcones. El ajuste afecta principalmente a la refinanciación de la deuda, de más de 6.000 millones de euros, y la venta de activos.
En el entorno empresarial no se descarta, además, que el aterrizaje del fundador de Microsoft abra el camino a otros inversores, de acuerdo con los planes del grupo, que quiere inversores a largo plazo con vocación de permanencia, como parece haberse comprometido Gates. El perfil del grupo y su principal accionista, Esther Koplowitz, ha sido clave para convencer al multimillonario estadounidense. Ambos se conocían de una visita de este a Madrid en 2012 en la que participaron en un acto de ayuda al desarrollo.
La operación con Gates comenzó a gestarse a raíz de la presentación del citado plan en marzo. Sin embargo, el calendario se vio alterado en junio con la insolvencia y posterior liquidación de Alpine, filial de FCC con sede en Austria. Eso obligó a realizar un segundo road show de urgencia para explicar la desaparición de Alpine y su impacto en el plan. De ello se encargó el consejero delegado, Juan Béjar, quien se volcó en subrayar que la solución no respondía a ningún plan de FCC.
En esa segunda ronda informativa, la constructora contactó en Ginebra con General Oriental, que puso en suerte a la gente de Gates. Tras valorar la operación, comenzaron a profundizar en las entrañas del grupo español para intensificar los contactos en septiembre hasta la firma del lunes. En ese proceso, apareció la compra de autocartera como mejor opción que comprar en Bolsa. El grupo tenía acciones propias desde que lanzó una emisión de bonos convertibles hace tres años.
Gates canalizó su inversión a través de la sociedad Cascade Investment y de la Bill&Melinda Gates Foundation Trust, que comparte con su esposa. Entre las dos completa un 5,73%, habiéndose convertido en el segundo accionista del grupo. Un 0,3% se lo quedó General Oriental, el fondo del británico de James Goldsmith que actuó de intermediario con Gates. Esther Koplowitz controla el 53,9% de FCC a través de B 1998, de la que tiene el 90% (la familia Aguinaga y el bodeguero Faustino Martínez poseen un 5% cada uno), y otras sociedades. Royal Bank of Scotland tiene un 3%, heredado de Colonial, y Liberbank, con otro tanto, aparecen como posibles vendedores.
La llegada de Gates ha levantado una expectación con efecto eufórico, que se une a las palabras de Emilio Botín (“llega dinero de todas partes y para todo”) sobre un supuesto recuperado atractivo de la economía española. Aunque probablemente el caso de FCC y Gates no es un ajemplo, las inversiones de fondos son en muchas ocasiones especulativas en busca de rentabilidad a corto plazo.