Los líderes sindicales y de la patronal no quieren dejar pasar el tiempo y la oportunidad para tratar algunos temas que en estos momentos han alcanzado cierta importancia y empiezan a tener urgencia. Por eso, los secretarios generales de Comisiones Obreras (CC OO) y de la Unión General de Trabajadores (UGT), Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, y el presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Juan Rosell, se reunieron el jueves y debatieron sobre la formación, que tantos dolores de cabeza les está dando a unos y otros, y del acuerdo nacional sobre empleo que vence a finales de este año.
En este segundo asunto, que se encuentra en fase embrionaria, los sindicatos han querido dejar muy claro desde el principio que la situación ya no es la misma que la que existía cuando se firmó el acuerdo en enero de 2012 para un plazo de tres años. Entonces se decidió realizar una contención de los salarios, los precios y del reparto de beneficio; es decir, una devaluación interna.
Mientras para la patronal rigen las mismas líneas directrices que entonces, dando incluso mayor protagonismo a las federaciones para acuerdos sectoriales, los sindicatos señalan que de los tres objetivos que sustentaron el acuerdo solo se ha cumplido el referente a los salarios. Por ello, su planteamiento es que se debe discutir una política que no puede responder al mismo escenario de recesión que primó en aquel momento. A su juicio, en el horizonte de los próximos años se debe dar un papel más activo a los salarios.
El momento escogido para la firma no fue por casualidad. El PP acababa de formar Gobierno y preparaba una reforma laboral que no tardaría en aprobar desoyendo las advertencias sindicales y el buen clima con que se había alcanzado el acuerdo con la patronal. De hecho, fue el primer gran acuerdo que firmaban con Rosell al frente de la organización. El acuerdo que ahora comienza a negociarse coincidiría con las elecciones en la patronal, prevista para el próximo mes de diciembre, cuando se cumplirían los cuatro años de Rosell en la presidencia.
En el otro asunto, existe en principio un punto de partida más coincidente, sobre todo en desterra la imagen de corrupción con que se ha identificado en los últimos tiempos a la formación por algunos casos sonados. Los sindicatos también reseñan que la formación debe estar interrelacionada con la Negociación Colectiva como algo natural. No obstante, según denuncian, no forma parte de los planes del Ejecutivo. A su juicio, el Gobierno se limita a descargar la responsabilidad sobre las empresas.
En la actualidad, se destina el 0,7% del salario bruto (0,6 por parte de las empresas y 0,1 por parte de los trabajadores) a formación. La cifra total se acerca a los 1.800 millones (frente a los 30.000 millones que manejan en Francia o Alemania) que recauda la Seguridad Social y que luego devuelve como carácter finalista respondiendo al principio de unidad de caja y para trabajadores en activo. Sin embargo, se destina a bonificaciones y desempleo. Por ello, parece necesario, según los interlocutores, que el sistema de formación se reoriente.
Rosell se ha reunido recientemente con la ministra de Empleo, Fátima Báñez, y le ha transmitido ese mensaje mostrando además su rostro más beligerante. El dirigente empresarial, que se ha mostrado disconforme con que el Gobierno haga política con este asunto, le recordó que son las empresas y los trabajadores los que pagan la formación y aprovechó para solicitar que se canalicen incentivos fiscales y se reduzcan las cotizaciones, eterna canción de las empresas que no acaba de tener eco en la Administración.
Además, propone “la autonomía colectiva” en la formación, de manera que las empresas puedan ejecutar la formación y, si no ven capacitadas, puedan acudir a los centros patronales y sindicales. Con la posibilidad también de que, en el ámbito autonómico, se puedan desarrollar planes de formación complementarios.
P.D.:
La patronal y los sindicatos coinciden en reclamar mayor coordinación entre educación y formación (o entre los ministerios de Educación y Empleo), que brilla por su ausencia. En ese sentido, el objetivo consiste en “facilitar la permeabilidad entre el sistema educativo y el mundo laboral, a través de la consolidación de estrategias que conecten la formación reglada y la dirigida a ocupados y desempleados”, según el documento que maneja la CEOE. En ese sentido, reclama la formación profesional reglada, para lo que resulta necesario la implantación de la Formación Dual. asimismo, exige garantizar alternativas formativas; mejorar el conocimiento de idiomas y elevar el nivel de educación financiera, entre otras medidas.