Cada vez que matan a un hombre

Por: | 27 de abril de 2007

Unas semanas antes de que mataran a Francisco Tomás y Valiente almorcé con él en un restaurante de la calle Juan Bravo, especializado en arroz. Llegó en punto, alto, tímido, sonriente; tenía una mano grande y cálida. Se sentó frente a mi, y frente a la pared, hablamos de política, que entonces, finales de enero de 1996, estaba tan crispada como ahora. Él estaba amenazado, pero se negaba a sentirse amenazado. Se estaban rompiendo los moldes de la solidaridad antiterrorista, el griterío era incesante, y aquel hombre de Estado (que acababa de entregarnos el material para su libro "A orillas del Estado") estaba preocupado por la sociedad en la que vivía. Pero no por él, ni por su seguridad. Lo decía. Era un hombre noble. Eso se transmite.

Ahora están juzgando al hombre que lo mató poco después de aquel almuerzo, el 14 de febrero de 1996. La noticia fue un golpe duro, cruel, una premeditada acción de la violencia más ruin, y cualquier violencia es la más ruin. La perplejidad con que la sociedad acogió la tremenda noticia tuvo que ver entonces también con las circunstancias alevosas que concurrieron en el atentado. El profesor Tomás y Valiente estaba hablando por teléfono en su pequeño despacho de la Autónoma de Madrid; al otro lado tenía a su compañero Elías Díaz. Él profesor Díaz explicó luego esta circunstancia, y su estupor.

El día después de su muerte EL PAIS publicó un texto de Tomás y Valiente: "Cuando matan a un hombre nos matan un poco a todos nosotros..." Lo mataron a él y destrozaron, una vez más, el trozo de armonía que representa la vida en la existencia.

No he conocido en persona sino a dos asesinados por ETA, Tomás y Valiente y Ernest Lluch. Con los dos estuve hablando de literatura, de música, de la vida y del terrorismo. Los dos tenían una esperanza similar en el derrotero que debía seguir este país, y los dos tenían ante la política y de sus aledaños la misma ansiedad de sosiego y de entendimiento.

Cuando Tomás y Valiente dejó aquel restaurante y lo vi marchar eran las cinco de la tarde de un día cualquiera. Lo vi subir a un taxi, y hacer con la mano el gesto del adíós. Un mes después le dijeron adiós miles y miles de ciudadanos. Él había alertado contra la división de la política en la lucha frente al terrorismo. Mientras se manifestaba la gente contra este nuevo horror José María Aznar declaró que González (que entonces era aun presidente del Gobierno) tenía algo de culpa en el asesinato. Estábamos en medio de una crispación que se parecía a esta.

Leer hoy lo que dice el asesino (y lo que dijo entonces: "Si me miráis, os mato", a los estudiantes que le vieron salir del despacho donde perpetró el asesinato) y lo que dijo el propio Tomás y Valiente antes de que él mismo fuera víctima de la barbaridad me ha traído el mismo estupor que padecí entonces.

Hay 10 Comentarios

No he conocido en persona sino a dos asesinados por ETA, Tomás y Valiente y Ernest Lluch. Con los dos estuve hablando de literatura, de música, de la vida y del terrorismo. Los dos tenían una esperanza similar en el derrotero que debía seguir este país, y los dos tenían ante la política y de sus aledaños la misma ansiedad de sosiego y de entendimiento.

Recuerdo ese día como si fuera ayer, como suele pasar con los momentos de impacto. Estaba en mi casa estudiando el último parcial de mi carrera de Psicología, en la UAM. Lo oí por la radio y una amiga me llamó para ir allí porque habían convocado una concentración a las puertas de la facultad de Derecho. Allí nació el movimiento de las manos blancas. Fue una concentración que se me quedó impregnada en la piel y que desde ayer vuelvo a sentir.

Solo una mente enferma o malsana,o criada en un nido de avispas puede quedarse tranquila,despues de dejar escrito su palabra "cursi" en algo tan sentido e intimo como fue la muerte de Tomas y Valiente y sigue siendo la muerte de cualquier persona.

Hoy,al entrar en tu web,Juan,he pasado la vista a la de ayer y,una vez mas,me he vuelto a estremecer.

¿Como es posible que exista una mente que a los escrito,por el autor Sr.Cruz,como por el resto de los opinantes.....aporte la palabra "cursi"?.

Solo una mente enferma o malsana,o criada en un nido de avispas puede quedarse tranquila,despues de dejar escrito su palabra "cursi" en algo tan sentido e intimo como fue la muerte de Tomas y Valiente y sigue siendo la muerte de cualquier persona.

Me parece muy bien,el publicar y dejar marcado que en este pais,llamado España,que todavia,hay mente tan viciosas o degeneradas como este ejemplar.

Gracias Juan,por tu apertura democratica, a pesar de estos ejemplares.

Qué cosa más cursi!

Aún lo recuerdo cuando iba a curiosear y comprar libros en la libreria en la que yo trabajaba. Exquisita educación y señorio. No lo olvidaré mientras viva

¿Qué pensaría Tomás y Valiente, señór Cruz, de lo que está pasando ahora en España?

Algunos de los paises europeos con los que formamos la Union,tambien han sufrido la muerte a manos de terroristas,estoy pensando en Alemania con la banda Meihof,o en Italia o Inglaterra con el Ira.

En todos estos paises a pesar del dolor y de las opiniones en contra,al final ha llegado a terminar con este dolor nacional.

En España,nos damos cuenta del horror,cuando,de repente y sin ninguna motivo-nunca lo hay para matar a una persona-ocurre el hecho.Asi ha sido la ultima vez en la T4 de Barajas.

Nos quedamos sin palabras,nos quedamos con la mente nublada creyendo que eso ya habia terminado,nos quedamos pensando como les afectara a los que creian que estaban en buen camino de terminar con este dolor colectivo

Despues poco a poco,los intereses partidista o de asociaciones de victimas comienzan con el reparto de las culpas y la gente corriente quedamos a mercer de los gritos y susurros de unos y otros.

Ayer cuando vi en la pantalla del televisor la cara de este terrorista,no podia creer que este individuo habia matado al bueno de Tomas y Valiente.Pero todavia mas horror me causo ver al fondo de la sala a una anciana,que resulto ser la madre de este individuo,con una sonrisa de "que ganas tenia de volver a verte,aqui,tan cerca en España"

No soy sicologo y por eso,quizas,no llego a entender esta mezcla de sentimientos.Como diria el Sr.Cruz a mi me entro la melancolia,como padre y como español que tengo que revivir estos hechos

Lo de ETA no lo entiendo y que algunos vascos lo entiendan me es más inentendible.

Recuerdo ese día como si fuera ayer, como suele pasar con los momentos de impacto. Estaba en mi casa estudiando el último parcial de mi carrera de Psicología, en la UAM. Lo oí por la radio y una amiga me llamó para ir allí porque habían convocado una concentración a las puertas de la facultad de Derecho. Allí nació el movimiento de las manos blancas. Fue una concentración que se me quedó impregnada en la piel y que desde ayer vuelvo a sentir.
No está de más recordar la actitud del señor Aznar antes y después de gobernar en materia de terrorismo, y la que recibió durante su mandato. No para crispar, sino para aprender.
Hoy, como aquel día, noto que nos matan un poquito a todos cuando asesinan a alguien.

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Sobre el blog

¿Qué podemos esperar de la cultura? ¿Y qué de quienes la hacen? Los hechos y los protagonistas. La intimidad de los creadores y la plaza en la que se encuentran.

Sobre el autor

Juan Cruz

es periodista y escritor. Su blog Mira que te lo tengo dicho ha estado colgado desde 2006 en elpais.com y aparece ahora en la web de cultura de El País. En cultura ha desarrollado gran parte de su trabajo en El País. Sobre esa experiencia escribió un libro, Una memoria de El País y sobre su trabajo como editor publicó Egos revueltos, una memoria personal de la vida literaria, que fue Premio Comillas de Memorias de la editorial Tusquets. Otros libros suyos son Ojalá octubre y La foto de los suecos. Sobre periodismo escribió Periodismo. ¿vale la pena vivir para este oficio?. Sus últimos libros son Viaje al corazón del fútbol, sobre el Barça de Pep Guardiola, y Contra el insulto, sobre la costumbre de insultar que domina hoy en el periodismo y en muchos sectores de la vida pública española. Nació en Tenerife en 1948.

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