Mira que te lo tengo dicho

Sobre el blog

¿Qué podemos esperar de la cultura? ¿Y qué de quienes la hacen? Los hechos y los protagonistas. La intimidad de los creadores y la plaza en la que se encuentran.

Sobre el autor

Juan Cruz

es periodista y escritor. Su blog Mira que te lo tengo dicho ha estado colgado desde 2006 en elpais.com y aparece ahora en la web de cultura de El País. En cultura ha desarrollado gran parte de su trabajo en El País. Sobre esa experiencia escribió un libro, Una memoria de El País y sobre su trabajo como editor publicó Egos revueltos, una memoria personal de la vida literaria, que fue Premio Comillas de Memorias de la editorial Tusquets. Otros libros suyos son Ojalá octubre y La foto de los suecos. Sobre periodismo escribió Periodismo. ¿vale la pena vivir para este oficio?. Sus últimos libros son Viaje al corazón del fútbol, sobre el Barça de Pep Guardiola, y Contra el insulto, sobre la costumbre de insultar que domina hoy en el periodismo y en muchos sectores de la vida pública española. Nació en Tenerife en 1948.

Eskup

El sentido del humor

Por: | 30 de abril de 2007

Tengo un sobrino que se sabe todas las letras de Les Luthiers, el grupo de humor argentino. El presidente de la agencia Efe, Alex Grijelmo, tambien se sabe muchas, y hubo un tiempo en que yo mismo me supe alguna. El otro dia fui en Madrid a la actuacion de Les Luthiers, y fue como si regresara al tiempo en que en Espanha el sentido del humor empezaba a tomar cuerpo despues de tantos anhos cenhudos, obligados por las circunstancias a ir serios por la calle.

Dir'an ustedes: y por que este hombre hoy no pone ni acentos ni otros elementos de la ortografia castellana? Pues porque en este ordendor no los hay; escribo en el Hotel Mencey, de Santa Cruz de Tenerife, el lugar donde hice la primera entrevista de mi vida, a Julio Caro Baroja; por alguna razon que aun no le he preguntado a los que llevan el hotel, en el centro de negocios donde me dejan escribir este relato del dia, tienen tan solo una maquina, y esta esta desprovista de los elementos distintivos de nuestra lengua. Absternese los que quieran hoy ponerme faltas de ortografia y volvamos a Les Luthiers.

Estos argentinos han hecho su humor a partir de una conviccion: dentro de las palabras esta todo, y si se tiene ritmo y sentido del humor las palabras, las mas solemnes y las mas inocuas, tambi'en son capaces de transmitirnos la burla que merece toda situacon, por dramatica que parezca.

Para afrontar lo que pasa el sentido del humor es fundamental: estos musicos-comicos trajeron, en aquellos anhos en que vinieron por primera vez, cuando su pais aun estaba bajo la dictadura militar, una frescura que nosotros tuvimos gracias, por ejemplo, a Tip y Coll y a Martes y Trece. Entonces el humor se hacia, sobre todo, en salas de fiestas, y en Madrid: ahora la television lo ha amplificado todo, y aquellos humoristas --a los que se sumo La Trinca, con un aparato humoristicos muy sofisticado-- han tenido esplendidos herederos, desde Andreu Buenafuente a Juan Carlos Ortega, por el que tengo una secreta predileccion.

Si abundara el humor, si esa tradicion del humor que parte de las palabras estuviera mas presente en la vida espanhola, probablemente habria menos cejijuntos diciendonos desde la manhana de que nos tenemos que burlar. El sentido del humor es lo contrario de la burla y del sarcasmo. Creo yo.

La Montaña Roja

Por: | 29 de abril de 2007

Hace al menos una década le pregunté al médico, el doctor Rafael Lozano, en Madrid, qué podría hacer para tachar el estrés que padecía entonces; la vida me daba vueltas, cada día era una pregunta más, y el cansancio parecía ya la propia vida.

Me dijo que fuera a una playa, que caminara descalzo sobre la arena. Y volví al Médano; recuerdo que hacía frío, que las calles desiertas de este lugar que una vez fue sólo de arena parecían una fantasmagoría; caminé por las playas desnudas, me sometí a un silencio que quizá era más profundo que el aire, y regresé a Madrid como si hubiera escuchado el consejo de un viejo y mi alma estuviera más hecha.

Ahora estoy en el Médano; a mi alrededor hay extranjeros de todas partes, hace sol, escucho, en este cibercafé, a un italiano que habla inglés por teléfono con alguien que está en Barcelona, acabo de comprar todos los periódicos de la jornada, y sé que a lo largo del día las preguntas con las que he comenzado el día seguirán siendo las preguntas con las que me desperté, pero en medio acaso haya algún mensaje que las cambie.

He leído los mensajes de ayer ahora, porque me dejé el ordenador en Madrid, perdido entre libros; por eso al despertar no he podido compartir con ustedes esta sensación de perplejidad ansiosa con la que siempre me he despertado los domingos.

Ahora caminaré descalzo, hacia la Montaña Roja. Me llamó esta mañana el pintor Cristino de Vera. A veces me pide que le lleve arena de aquí.

Ah, y a la chica que me quiere entrevistar, que me ponga su correo electrónico. Que me mande el correo, y las respuestas.

Malela

Por: | 28 de abril de 2007

Me han invitado a hablar en Buenavista del Norte, Tenerife, sobre el valor de las palabras, en homenaje a una mujer de 47 años, una maestra, Malela Ramos, que murió el año pasado y que pobló este lugar de 5.500 habitantes en un sitio donde la lectura y la discusión forman parte de la tranquila ansiedad de vivir.

Fue, dijeron, una mujer menuda y fuerte, aguerrida, a la que la enfermedad que le quitó la vida no le pudo quitar la fuerza para difundir su pasión: la lectura, el valor de las palabras. Cuando las personas se mueren no dejan atrás el vacío, la muerte no es una pared; el pasado que hay detrás de nosotros es el soporte de lo que seguimos siendo.

Que la gente de este lugar magnífico, soleado y verde, azotado a veces por un vendaval que se parece al ruido de las olas, sembrado --aun-- de las plataneras que hicieron de esta zona de Tenerife el amplio solar de un bosque, cultive la memoria de lo que hubo para seguir construyendo lo que serán emociona y alienta.

Canarias tiene ante sí muchos retos; generaciones nuevas tienen que asumirlos, y entre ellos han de asumir el ingreso de las islas en el reconocimiento abierto de sus muchos problemas. Nosotros, los canarios, padecimos durante siglos un caciquismo que lastró la educación y la libertad; eso lastró el pasado, y ha de ser una mancha que el futuro debe borrar.

La modernidad entró en las islas a través de la Enciclopedia, en el siglo XVIII, y volvió a asomar, con fuerza, a través de las vanguardias europeas de mediados del siglo XX. Olas de emigración propia nos hicieron de todas partes; ahora son los emigrantes ajenos los que vienen aquí buscando, en Europa, en España, aquí mismo, una promisión que sus tierras les niegan.

Ese vendaval de sucesos que nos están pasando requieren buenos guías, maestros de gran autoridad moral y docente. Como Malela.

De eso estuvimos hablando, junto al mar, que batía con la fuerza de la mirada de un niño. A mi lado se sentó una chica de ojos claros, que de pronto me habló de sus estudios; ahora es intérprete de alemán, y se apresta a estudiar otras lenguas; hablaba con soltura de literatura y de música. Pensé que debía ser una alumna de Malela. Era su hija.

Cada vez que matan a un hombre

Por: | 27 de abril de 2007

Unas semanas antes de que mataran a Francisco Tomás y Valiente almorcé con él en un restaurante de la calle Juan Bravo, especializado en arroz. Llegó en punto, alto, tímido, sonriente; tenía una mano grande y cálida. Se sentó frente a mi, y frente a la pared, hablamos de política, que entonces, finales de enero de 1996, estaba tan crispada como ahora. Él estaba amenazado, pero se negaba a sentirse amenazado. Se estaban rompiendo los moldes de la solidaridad antiterrorista, el griterío era incesante, y aquel hombre de Estado (que acababa de entregarnos el material para su libro "A orillas del Estado") estaba preocupado por la sociedad en la que vivía. Pero no por él, ni por su seguridad. Lo decía. Era un hombre noble. Eso se transmite.

Ahora están juzgando al hombre que lo mató poco después de aquel almuerzo, el 14 de febrero de 1996. La noticia fue un golpe duro, cruel, una premeditada acción de la violencia más ruin, y cualquier violencia es la más ruin. La perplejidad con que la sociedad acogió la tremenda noticia tuvo que ver entonces también con las circunstancias alevosas que concurrieron en el atentado. El profesor Tomás y Valiente estaba hablando por teléfono en su pequeño despacho de la Autónoma de Madrid; al otro lado tenía a su compañero Elías Díaz. Él profesor Díaz explicó luego esta circunstancia, y su estupor.

El día después de su muerte EL PAIS publicó un texto de Tomás y Valiente: "Cuando matan a un hombre nos matan un poco a todos nosotros..." Lo mataron a él y destrozaron, una vez más, el trozo de armonía que representa la vida en la existencia.

No he conocido en persona sino a dos asesinados por ETA, Tomás y Valiente y Ernest Lluch. Con los dos estuve hablando de literatura, de música, de la vida y del terrorismo. Los dos tenían una esperanza similar en el derrotero que debía seguir este país, y los dos tenían ante la política y de sus aledaños la misma ansiedad de sosiego y de entendimiento.

Cuando Tomás y Valiente dejó aquel restaurante y lo vi marchar eran las cinco de la tarde de un día cualquiera. Lo vi subir a un taxi, y hacer con la mano el gesto del adíós. Un mes después le dijeron adiós miles y miles de ciudadanos. Él había alertado contra la división de la política en la lucha frente al terrorismo. Mientras se manifestaba la gente contra este nuevo horror José María Aznar declaró que González (que entonces era aun presidente del Gobierno) tenía algo de culpa en el asesinato. Estábamos en medio de una crispación que se parecía a esta.

Leer hoy lo que dice el asesino (y lo que dijo entonces: "Si me miráis, os mato", a los estudiantes que le vieron salir del despacho donde perpetró el asesinato) y lo que dijo el propio Tomás y Valiente antes de que él mismo fuera víctima de la barbaridad me ha traído el mismo estupor que padecí entonces.

Tuve un sueño

Por: | 26 de abril de 2007

Anoche tuve un sueño. Extraño, como los sueños, pero real, posible, como la vida misma. Estábamos un grupo de compañeros asistiendo a un debate parlamentario, pero éste se producía en una especie de bar antiguo, como el Café Gijón de Madrid; los diputados leían o miraban desde los veladores, y de pie, muy enérgica, hablaba María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta del Gobierno. En el momento que recuerdo del sueño se dirigía a Ángel Acebes, secretario general del Partido Popular.

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La verdad como trampa

Por: | 25 de abril de 2007

Lo han intentado todo. Han sacado a relucir hasta conversaciones del presidente del Gobierno, apoyado por su antecesor socialista, para implicarle en el origen de la teoría de la conspiración. Lo han hecho con descaro y alevosía, presumiendo, además, que estaban buscando la verdad.

Han usado la verdad como una trampa: cuanto más cerca ha estado la verdad judicial, que es la que hipócritamente dicen que les importa, más han alejado la posibilidad de aceptarla. Ayer hubo una evidencia nueva de que mentían, y de que mentían para buscar un modo tramposo de ocultar la realidad, y no lo hacían con la voluntad de los ignorantes, sino con la contumacia de los que saben que mienten.

En el juicio del 11M se ha dicho ya, por última vez, que la ETA no tuvo que ver, y que eso lo ocultaron porque les vino bien. Ahora, frente a esa evidencia, Díaz de Mera, que es un peón decisivo en aquella trampa, pide un careo.

Piden alejar la verdad haciéndola la verdad imposible, esa que se pierde en el horizonte. Sus medios afines dirán, cuando pase este rato absurdo en el que siguen martilleando en el mismo cuerpo dolorido de una sociedad harta, que estaban buscando la verdad; si no les sale la patraña dirán: "Ah, nosotros hicimos lo que está mandado: buscar la verdad". No es cierto. Han buscado, buscan, empozoñar la sociedad utilizando una vil triquiñuela.

Como lo siento lo digo.

Amistad y melancolía

Por: | 24 de abril de 2007

Llevo algunos días metido en un extraño desasosiego. Me ocurre desde que era un adolescente; de pronto cae sobre mi como una nube de melancolía, y ya viajo en ella como si fuera eterna, y como si fuera parte ya de mi naturaleza, para siempre. El ánimo dura, no dura para siempre, pero mientras dura parece que es para siempre. Cuando tengo ese estado de ánimo el silencio es mi amigo. El sábado me compré un pequeño compendio de pensamientos de Aristóteles, editado por Acantilado, y ahí leí su espléndido ensayo sobre la melancolía; quién que no quiera de la vida algo mejor no es melancólico.

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Cura totalitario

Por: | 23 de abril de 2007

El obispo Cañizares, vicepresidente de la Conferencia Episcopal, acaba de decir que la asignatura de Ciudadanía que promueven las autoridades educativas españolas reflejan el totalitarismo del Gobierno. Ni Cañizares ni sus colegas de la cúpula eclesiástica, ni la Iglesia católica en general, han condenado aun el totalitarismo que apoyaron. Pero ven totalitarismo allí donde les apetece.

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Despedir a un hermano

Por: | 22 de abril de 2007

El viernes por la noche estábamos cenando, familiares, compañeros del periódico; había terminado una semana en la que se alternaron las alegrías y las conversaciones, los fracasos y los silencios; la vida misma.

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La oportunidad del blog

Por: | 21 de abril de 2007

Ahí al lado tienen ustedes un nuevo blog, el de Lluis Bassets. Barcelonista como yo, qué se le va a hacer. Vísitenlo; hoy se estrena con un homenaje a Manuel Vázquez Montalbán, que además le da el título de su espacio. Evocar a Vázquez Montalbán es un homenaje (merecido) al buen periodismo de opinión que se ha hecho en este país, y que se siga haciendo. De eso, del periodismo de opinión que se hace en los blogs, les quería decir algo, para seguir debatiendo, o discutiendo, que no sé qué palabra le va mejor a esta actividad que al menos ayer fue aquí tan aireada.

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