Tengo un sobrino que se sabe todas las letras de Les Luthiers, el grupo de humor argentino. El presidente de la agencia Efe, Alex Grijelmo, tambien se sabe muchas, y hubo un tiempo en que yo mismo me supe alguna. El otro dia fui en Madrid a la actuacion de Les Luthiers, y fue como si regresara al tiempo en que en Espanha el sentido del humor empezaba a tomar cuerpo despues de tantos anhos cenhudos, obligados por las circunstancias a ir serios por la calle.
Dir'an ustedes: y por que este hombre hoy no pone ni acentos ni otros elementos de la ortografia castellana? Pues porque en este ordendor no los hay; escribo en el Hotel Mencey, de Santa Cruz de Tenerife, el lugar donde hice la primera entrevista de mi vida, a Julio Caro Baroja; por alguna razon que aun no le he preguntado a los que llevan el hotel, en el centro de negocios donde me dejan escribir este relato del dia, tienen tan solo una maquina, y esta esta desprovista de los elementos distintivos de nuestra lengua. Absternese los que quieran hoy ponerme faltas de ortografia y volvamos a Les Luthiers.
Estos argentinos han hecho su humor a partir de una conviccion: dentro de las palabras esta todo, y si se tiene ritmo y sentido del humor las palabras, las mas solemnes y las mas inocuas, tambi'en son capaces de transmitirnos la burla que merece toda situacon, por dramatica que parezca.
Para afrontar lo que pasa el sentido del humor es fundamental: estos musicos-comicos trajeron, en aquellos anhos en que vinieron por primera vez, cuando su pais aun estaba bajo la dictadura militar, una frescura que nosotros tuvimos gracias, por ejemplo, a Tip y Coll y a Martes y Trece. Entonces el humor se hacia, sobre todo, en salas de fiestas, y en Madrid: ahora la television lo ha amplificado todo, y aquellos humoristas --a los que se sumo La Trinca, con un aparato humoristicos muy sofisticado-- han tenido esplendidos herederos, desde Andreu Buenafuente a Juan Carlos Ortega, por el que tengo una secreta predileccion.
Si abundara el humor, si esa tradicion del humor que parte de las palabras estuviera mas presente en la vida espanhola, probablemente habria menos cejijuntos diciendonos desde la manhana de que nos tenemos que burlar. El sentido del humor es lo contrario de la burla y del sarcasmo. Creo yo.