Mira que te lo tengo dicho

Sobre el blog

¿Qué podemos esperar de la cultura? ¿Y qué de quienes la hacen? Los hechos y los protagonistas. La intimidad de los creadores y la plaza en la que se encuentran.

Sobre el autor

Juan Cruz

es periodista y escritor. Su blog Mira que te lo tengo dicho ha estado colgado desde 2006 en elpais.com y aparece ahora en la web de cultura de El País. En cultura ha desarrollado gran parte de su trabajo en El País. Sobre esa experiencia escribió un libro, Una memoria de El País y sobre su trabajo como editor publicó Egos revueltos, una memoria personal de la vida literaria, que fue Premio Comillas de Memorias de la editorial Tusquets. Otros libros suyos son Ojalá octubre y La foto de los suecos. Sobre periodismo escribió Periodismo. ¿vale la pena vivir para este oficio?. Sus últimos libros son Viaje al corazón del fútbol, sobre el Barça de Pep Guardiola, y Contra el insulto, sobre la costumbre de insultar que domina hoy en el periodismo y en muchos sectores de la vida pública española. Nació en Tenerife en 1948.

Eskup

La alegría de los pájaros

Por: | 30 de junio de 2007

Encuentro en Zaragoza. Fuimos a Zaragoza, al inicio de la gira de Serrat y Sabina, juntos. En el periódico me pidieron que hiciera una informacíón antes del concierto, y luego escribí, acodado en la barra del bar del Pabellón de Deportes Príncipe Felipe, una especie de nota de apoyo a la excelente crónica que en la segunda edición del periódico impreso escribe Israel Punzano. No conocía a Israel; apareció en el pabellón con su ordenador portátil, y me senté a su lado durante el concierto. De vez en cuando, de reojo, lo contemplé escribir, y he recogido hoy en ese pequeño texto al que he aludido mi asombro más admirativo: escribía sin cesar, como si tuviera un motorcito en su cabeza que le fuera dictando frase tras frase; y mientras hacía eso, con una eficacia extraordinaria, y con la virtud de la contemplación y de la síntesis, que son dos grandes valores periodísticos, Israel bailaba, escribía y bailaba; el concierto producía una enorme alegría, una felicidad que se palpaba en el aire, en la conducta de la gente, en la entrega de los dos artistas, en las bromas con las que fueron festoneando sus distintas canciones, que se fueron intercambiando; actuaron como dos verdaderos amigos --que lo son-- y se dispusieron a mostrarle a la gente que estaban felices. La gente lo agradeció, y yo disfruté, con los que me acompañaron desde Madrid y en Zaragoza, como pocas veces disfruto en un acontecimiento colectivo. Luego nos invitaron a tomar unos pinchos, en la trastienda del palco del pabellón, y percibí otra vez la alegría que los junta. Y me sentí muy orgulloso, como periodista de EL PAIS, de que el periódico en el que trabajo haya contribuido a juntarlos, y que ahora esté ayudando a difundir la música que estos dos pájaros han hecho por separado. Y de esa jornada memorable de anoche he querido rescatar, aparte del concierto mismo, esa imagen que se me queda, la de Israel escribiendo y bailando. Nunca antes lo había visto. Se fue inmediatamente que acabó el concierto, porque esta mañana tenía que acudir a una fiesta de su ahijado. Palabras mayores. Ahí habrá bailado también; se fue bailando.

Bono. Tengo en la memoria los insultos a Bono, las mentiras que hubo después, los silencios de gente que vio que lo agredían, verbalmente, físicamente; escuché luego lo que todo el mundo que arropa las mentiras actuales dijo para descalificar al ministro Alonso, que dirigía a la policía. Mucha gente exige ahora que esos que silenciaron, que calumniaron, que mintieron, pidan perdón. La portada de El Mundo de esta mañana atacando al Tribunal Supremo por haber anulado la sentencia que iba contra los policías que detuvieron a los que insultaron al ministro es bien explícita de que esa petición de perdón no vendrá por ningún lado.

Sábado. Sábado mediodía; estoy recién llegado de Zaragoza. Mi sobrino ha hecho tortilla española, huele en la casa. He puesto por primera vez el aire acondicionado. El aire acondicionado era la obsesión de mi amigo Feliciano Fidalgo. Un gran periodista, un hombre ingenuo que disfrutaba con los sabores más auténticos, y que ahora seguiría siendo un hombre igual de perplejo. A veces me veo, ya a los 58 años, volando de un sitio a otro, dictando crónicas desde los váteres públicos, escribiendo en medio de las estaciones de ferrocarril, llamando al periódico como si aún tuviera dieciocho años, y calmo la sensación de estar siempre a destiempo pensando en Feliciano, en que él me estaría reprochando que no lo hiciera. En su memoria.

Elogio de Rato

Por: | 29 de junio de 2007

Shakespeare. Se necesita un Shakespeare para contar lo que se avecina. Rato tendría que haber sido el líder del Partido Popular, pero fue Rajoy. Aparentemente, la oposición del pronto ex director general del Fondo Monetario Internacional a la invasión de Irak ("tú y tu maldita guerra") llevó a José María Aznar a preferir al gallego para sucesor al frente del entonces partido de Gobierno. Si Rato vuelve, como dice, a dedicarse a sus asuntos privados, las cosas son de una manera, y si vuelve a España para intervenir en política todo será distinto a lo que ahora es. Rato es un político moderno, educado para entender el enfrentamiento partidista como una dialéctica; se ha opuesto a muchas de las actitudes de su partido (las reticencias a algunos avances en derechos sociales, como la libertad de los homosexuales para contraer matrimonio, o la propia invasión de Irak), y su presencia en la vida española (no en la vida política, en la vida) será inquietante para los que ahora mandan en su partido. Tomarán sus decisiones, harán sus discursos, y estarán diciéndose: "¿Y qué estará pensando Rato, ahí, en su casa?" Sería como un nuevo vigilante de la playa, situado en la frontera civil en que todo político (y quien no es político) se instala cuando ha dejado lo que es y mantiene intactas su energía y su actitud. El PP le ha ofrecido de inmediato un puesto electoral; dentro del partido, como candidato, Rato será más cómodo, seguramente, que fuera de la batalla que se avecina. Y la batalla que se avecina no es sólo contra el Partido Socialista ahora en el Gobierno. Shakespeare está al acecho; sólo él podrá describir el ruido interior que producen las tensiones que ya se adivinan.

Desmentido. Ayer se sucedieron todo tipo de rumores sobre el regreso de Rato. Lo que él dijo (razones personales) no se creyó en principio, aunque algunas informaciones fueron avalando esa tesis propalada por el propio protagonista. Eso es lo que quería comentarles: nadie se cree lo que dicen los protagonistas de las noticias. ¿Qué ocurre con la palabra de la gente? ¿Por qué no ha de creerse lo que dicen los que hablan de sí mismos?

Con la Thatcher. Conocí a Rato una noche, cenando con Margaret Thatcher. Llegó un poco tarde, con esa camisa que a veces le agota la capacidad del cuello; habló mucho, con sentido, y se enfrentó en varios momentos de la noche a muchas de las cosas que decía la entonces vigorosa política británica. Me sorprendió su capacidad dialéctica en el tramo corto, y me dejó una impresión excelente. Luego se hizo gobernante y funcionario internacional. Es un hombre muy valioso, y es muy bueno que vuelva a España; si lo ha hecho (y no hay por qué no creerle) por razones personales, ha ejercido su libertad y no hay nada que objetar. Es cierto que deja un puesto capital en la organización monetaria internacional, y ese es un puesto importante para este país porque era una cuota especial para nosotros. Pero la gente ha de hacer, en un momento determinado (y a una edad determinada) lo que le pide el cuerpo.

La Biche. Adsuar, escribí de Onetti en un libro mío que se titula La playa del horizonte. Si me mandas tu dirección te lo envío. Ahora escribo de Onetti en un libro de semblanzas. Y ahí sale la Biche, cómo no. Le mordía las canillas, y por eso Onetti no se levantaba de la cama. Decía él.

El Teide, un respeto

Por: | 28 de junio de 2007

Orgullo y alegría. El Teide es muy importante para nosotros, y ahora la Unesco lo ha hecho importante para todo el mundo. Patrimonio Natural de la Humanidad. Un respeto. Dice bien Leontio, en el blog de ayer: al Teide se le debe en las islas, y sobre todo en la isla de Tenerife, el respeto ante lo imponente, pero también produce el orgullo de lo que no han hecho los hombres pero ha intervenido, de manera natural, en la vida de todos nosotros. Mi madre no fue al Teide, lo recuerdo siempre; ir al Teide, en los años cuarenta o cincuenta, o aún cincuenta, era una excursión que había preparado con decisión y con tiempo; hubo gente que hacía --y hoy también se hace-- ese viaje como si estuviera emprendiendo un viaje iniciático. Hacían noche en el refugio, y seguían andando hasta que se encontraban, al amanecer, con el pico y con el intensísimom paisaje de todas las islas alrededor. Que se haya conservado --con el baldón del Teleférico, del que hablamos ayer-- es otro milagro de la naturaleza, y en este caso de la naturaleza humana, y que se siga conservando será en gran parte consecuencia de la decisión internacional que ahora lo ampara. No es simplemente una declaración de amor al Teide, que podía ser, sino un instrumento que permitirá a generaciones futuras demostrar que el amor a un volcán, en este caso, no es sólo adorarlo como se adoran los santos o las vírgenes; el Teide es algo muy serio; como cuenta Leontio en su introducción de anoche en el blog de ayer, el Teide es un pequeño universo perfecto, en el que todas las cosas funcionan porque funcionan las otras. Los colores, las piedras, las llanuras, la lava..., el silencio, el aire. El Teide no es sólo una manía nuestra, de los canarios sentimentales que adoramos el mar y la montaña como si la hubiéramos hecho nosotros, es un laboratorio en el que muchos científicos han encontrado la razón de su vocación de buscar. Claro, para nosotros no es sólo geología. Y aunque sólo fuera geología.

Puchero. Cada verano vuelvo al Teide. Allí se conserva el aire puro que en otras partes falta. La prisa se detiene, porque además en aquella altura no es bueno correr. Al mediodía puedes comer en el Parador un maravilloso puchero canario, que a mi me gusta con aceite y vinagre. El paisaje es una maravilla, y el silencio es un abrazo que uno va buscando. Vayan. Ah, veo que a algunos les gustó el pareado de Nijota. Ahí va otro, que tiene su historia: lo escribió el humorista para unos amigos suyos, peninsulares, que habían subido al Teide. Él se llamaba Zubigaray y ella se llamaba Iluminada, y la llamaban Lumi.

"Al Teide subí, caray/ con Lumi, de madrugada;/ yo tomé una fotografía/ y Lumi nada".

El ruido. Rajoy dijo ayer en el Congreso que Zapatero no tiene vergüenza. Hablaban de los seis asesinados en Líbano.

Periodistas. Estuve en la entrega de los premios de la Asociación de la Prensa de Madrid. Muchos periodistas, claro. Fue en la sede de la Comunidad de Madrid. Acabó el acto con un discurso de Esperanza Aguirre, la presidenta. Dijo, al final, que estaba dispuesta siempre a responder a todas las preguntas de los periodistas. Dicho y hecho, se fue a su emisora, Telemadrid, y le dio una larga entrevista a Fernando Sánchez Dragó. ¿La vieron? Me gustaría contar con sus comentarios; yo la vi. Pero me gustaría tener más impresiones.

Rita. Mi hija trajo anoche a Rita, su perra. Ahí está, merodea. Nació en el Médano, ella la recogió en la orilla de la playa, perdida en la arena. Llegó a casa, y escuché que llegaba una perra ¡al tiempo que yo escribía sobre la perra de Onetti! Esta mañana se acercó a mi cama, como hace siempre, y estuvo un rato agradeciéndome que la acariciara. Cuando se fue mi hija para su trabajo la miraba desde lejos, no pugnaba por irse con ella. ¿Y por qué?, le pregunté a Eva. Porque lo sabe, sabe que ahora no se va. Y por qué saben los perros también las cosas abstractas. Cuántos mensajes caben en el entendimiento de un perro. Y cuándo me alegra que la perra ande por ahí.

Pequeño caballo que va a la ópera

Por: | 27 de junio de 2007

Teide y tardanza. Y dirán, los que digan algo, ¿y esa tardanza? Se rompió el ordenador, por la mañana; luego tuve una cita, a las nueve, con unos jóvenes editores canarios, Marian y Ulises, de Artemisa, que publican libros maravillosamente editados (el último, la novela de la transición, Llamando a las puertas del cielo, de Antonio Ansón, y La estación extraviada, de Roberto A. Cabrera), y que han venido a instalarse en Madrid. Los cité en la cafetería Roma, en la plaza de Chamberí; allí dan buen café, pero yo por la mañana tengo la costumbre ahora de tomarlo descafeinado. Y me pedí un descafeinado mientras los esperaba. La camarera era muy amable pero no tenía agua de Vichy, que es mi favorita. Estuvimos hablando de libros y de gente; resulta que ellos son muy amigos de Natalia, que escribe en este blog y es la periodista, y profesora, que condujo al equipo tinerfeño que ganó el concurso de El País de los Estudiantes. Mientras hablaba con ellos me subió la adrenalina de editor, que es un vicio que se paga a largo plazo, y quise ser ellos. Yo soy un poco como Zelig, el personaje de Woody Allen, siempre quiero ser el otro, pero no como Borges, sino verdaderamente como el otro. Si estoy con un arquitecto me gustaría hacer casas, si estoy con un fotógrafo quisiera hacer fotos. Acaso porque quiero ser todas las cosas que se me presentan quise ser periodista. Y ahí estamos. Los dejé, a Ulises y a Marian, con sus ilusiones intactas, como si estuvieran escalando una pared en busca de un nido, y me vine al periódico. Aquí había quedado con un compañero que me iba a dejar un teléfono de esos que tienen de todo, absolutamente de todo; hubo un tiempo en que deseché uno igual, o parecido, porque me comunicaba todo el tiempo todo lo que ocurría, todos los correos que recibía, todas las noticias que se producían... Y he caído en la misma piedra. El compañero no sólo me dejó el teléfono sino que me invitó a café, y aquí estoy, sorbiendo el último trago del café, y escribiendo el blog a hora tan tardía.

Beckett. Pero no crean que no pensé en el blog. De hecho, en una moleskine marrón que había sobre la mesa, junto al ordenador estropeado, anoté cuatro palabras, que iban a ser el eje del blog que iba a escribir luego, y que ahora finalmente estoy escribiendo. La primera palabra era Teide. Me dijo anoche Leoncio González (que creo que también escribe en este blog, y que es periodista tinerfeño, y trabaja con la consejería canaria de Medio Ambiente) que hoy podríamos tener al Teide consagrado como patrimonio de la humanidad. Eso garantizaría al Teide que nadie lo iba a tocar nunca. Ya lo tocaron una vez, cuando hicieron el teleférico. Nijota, creo que fue Nijota, un gran humorista tinerfeño, escribió cuando le hicieron al Teide esa vía: "En el tranvía del Teide/ yo no me quiero amontar/ porque el sexto mandamiento/ dice no furnicular". Del Teide guardo los mejores recuerdos, de paisaje y de quietud. Sería demasiado largo escribirlo ahora todo, pero sólo diré una cosa: fue allí donde hallé la frase más hermosa sobre lo que a uno le pasa siendo de una isla, y era de Samuel Beckett. "Siempre creí haber salido de la isla, pobre de mi; vivimos siempre en torno a la isla, la isla está dentro de nosotros". Ojalá, el Teide.

Poni. La Poniatowska, que acaba de ganar el premio Rómulo Gallegos. Acaso la persona más generosa, fuerte e ingenua que conozco. Una gran mujer, una escritora con un gran desprendimiento. Por eso cuando gana un premio o cuando tiene una noticia que la concierne la gente no le presta atención, porque ella siempre desvía la atención. Una vez vino a Madrid,  paseaba por el centro y le robaron todo. Estuvo indocumentada y feliz varios días, pero no se quejó, ni tocó puertas. Estaba como una adolescente que está esperando la beca para matricularse. Siempre ha mirado como si no estuviera presente, como si contemplara los astros, como su marido, el astrónomo Haro, que le inspiró la novela La piel del cielo, con la que ganó el premio Alfaguara. Una mujer admirable; su novela, con la que ha ganado ahora el galardón venezolano, es un texto revolucionario, feminista, se titula El tren pasa primero, y yo lo vi representar en la última Feria del Libro de Guadalajara (México). Un día le preguntaron qué significa, o de dónde viene, su nombre aristocrático, y ella respondió: "Pequeño caballo que va a la ópera". Por repetir esa broma ahora me pegan mis amigos, pero es una broma muy de la Poni y para la Poni.

Cañizares, Pujalte. Me acaba de llamar una amiga, "¿qué te pasa, te pasa algo, cómo no estás en el blog?". Me faltan dos vocablos por completar, Cañizares y Pujalte. Los dos están hoy en las noticias. ¿Hablamos de ellos? Bueno, espero que ustedes hablen de ellos. Voy a colgar el blog, no vayan a pensar que me fui de este mundo. Los que esperen que uno aparezca por este mundo. Por cierto, ¿dónde está Adsuar?

Tacha la agenda

Por: | 26 de junio de 2007

Noticias de Sanabrés. Sanabrés, aquel muchacho que hace años hacía auto stop cerca del lago de Sanabria y que reapareció hace poco en el blog, me ha localizado por teléfono; en efecto, como él mismo dijo en este espacio, había terminado de leer El extranjero, de Albert Camus, ¡ya ha tenido tiempo!; hizo, incluso, una tesis sobre Albert Camus, en la Autónoma de Bellaterra, en Barcelona, porque se instaló a vivir allí, y ahora trabaja en asuntos de diseño (¡cómo no!) en un estudio que según parece es de los más importantes de la ciudad y de España. Me contaba ayer, al teléfono, que lo peor de ese trabajo es la demanda de tiempo que produce: no sólo trabaja cuando trabaja, sino que se lleva a casa el trabajo, le acompaña al cine o al teatro, y le persigue en la playa. Está tratándose de cansancio; me lo decía ayer, lunes, que era un día especialmente propicio para que las personas de su edad --ahora está cerca de los cuarenta-- y de cualquier edad, como la mía, que tengo 58, sientan la mordida terrible del cansancio e incluso del hastío. Empieza la semana, por delante hay incertidumbre y más trabajo, a veces se topa con la evidencia de que alrededor se construyen muros que a él no le apetece escalar... ¿Y qué se puede hacer?, me preguntó.

Lista de tareas. Yo recordé, cuando Sanabrés me hizo esa pregunta, algunos consejos que me habían dado en un proceso similar que yo sentí (¡y aun siento hoy!) hace unos años. Hice una lista y se la envié. Cuando uno tiene un problema, o varios, es bueno hacer una lista; las listas sirven parta ordenarnos, como la escritura. Por si a alguien le viene bien (y espero que le vaya bien a Sanabrés), ahí va:

1. Lo que me dijo Lozano, el médico: cuando tengas incerttidumbre, abandónalo todo; cinco días. Imprescindible, una playa larga. E imprescindible, andar descalzo.

2. Lo que yo sé: cuando la agenda manda sobre ti, tacha la agenda. Y comienza por aquello que se te ha impuesto.

3. No hables con nadie sobre lo que has de tachar. Nadie te aconseja mejor que tu cuerpo.

4. Cuando se cancela un compromiso se produce cierto alivio. Cuando se cancelan cuatro compromisos es como si te tocara la lotería.

5. Nadie nos espera más que nosotros mismos, y a veces cuando venimos a vernos no estamos.

Sanders. Cuando decidió dejarlo todo, George Sanders, el actor, dejó una nota en su hotel de Sitges: "Ahí os quedáis con esa mierda". A veces siento, en este país, en este momento y en este mundo, un hastío insoportable; las declaraciones, las mezquindades, los olvidos... Hay que cruzar la pared de hielo y tomarse una copa al final del vacío, en una playa caliente. Mirar hacia adelante y dejar que pase la nube negra, como dice Sabina, o la negra sombra, como dice Luz Casal. Lo peor es la negra sombra.

Pero pasa, al final pasa.

La vanagloria de un simulador

Por: | 25 de junio de 2007

Las cartas falsas. Hace unos meses publicó Luis María Anson sendas cartas supuestas de José Luis Rodríguez Zapatero a Fidel Castro y a Arnaldo Otegi. Eran obviamente falsas, pero estaban construidas de modo que, convenientemente envueltas, pudieran dar el pego. Entonces recibí algunas llamadas de gente, generalmente joven, que se preguntaba por su autenticidad. Anson partía de un ambiente, creado por él y por otros de sus afines, que había hecho creíble que el presidente del Gobierno escribiera cartas así. La broma tuvo su trascendencia; en el último mitin madrileño del Partido Popular, celebrado la víspera de la jornada de reflexión de las municipales, esa carta de Anson/Zapatero a Fidel Castro fue distribuida a los asistentes; hubo una señora que acudió a la Feria del Libro y me la entregó tal como se la dieron, y me contó que vio a mucha gente alrededor recibiéndola. Ayer, en su habitual intercambio de cartas con la directora del Gabinete de Ángel Acebes, Anson se vanagloria de haberlas escrito, y señala, después de llamar "ludópata" a Zapatero: "Del presidente aprendiz de brujo se puede esperar cualquier cosa. Las cartas que yo puse en su pluma dirigidas a Otegui y a Fidel Castro se las ha creído un buen número de lectores porque nada que venga del actual inquilino de Moncloa sorprende ya. Y eso es lo que yo quería demostrar al escribirlas". Ah. Pues a ver qué se le ocurre ahora a este maestro de brujos. No me invento nada si digo que la iniciativa me parece repugnante, y mucho más repugnante aún que se la celebre la jefa del Gabinete de Acebes.

Cuídate, tele. Rajoy aparece ayer advirtiendo que las teles van a iniciar una gran campaña contra el Partido Popular. ¿En qué se basa? En que hay más teles que controlan los socialistas. ¿Seguro? Esa suposición alcanza la categoría de un chantaje, de un adelanto de acontecimientos que obliga a ponerse en guardia a los acusados: si mueven un dedo, ahí está Rajoy: "¿Ven? Mira que te lo tengo dicho". El líder de la oposición muestra una gran finura de piel, como muchos de sus colegas de la política, pero esta patología en la que ha entrado con respecto a los medios debe hacer muy incómoda la vida de los que le siguen: esa vigilancia perpetua de la fidelidad debe producir un enorme cansancio. Desde el Tiempo a la Teletienda, controlando qué se dice en el marco de esa campaña en contra que ahora se presume.

Verano. Ya llegó el verano. Les había hablado de los efectos perversos de la primavera. Nada es eterno. En Canarias decimos que tenemos la primavera eterna. Es un adjetivo que nos regaló la naturaleza; ese regalo me costó a mi el asma que no cesa. Pero el verano es un alivio. A los que amamos el verano este tiempo se propone siempre como una verdadera fiesta.

Muerte en el Líbano

Por: | 24 de junio de 2007

Una tarde de domingo, un día cualquiera en la vida de cualquiera, y de pronto se pone en alerta el drama y la guerra enseña la pata sucia de su podredumbre y cuatro españoles mueren en el Líbano víctimas de una bomba, de una emboscada, qué sé yo; la guerra. José Hierro hablaba del español que moría fuera de su tierra; en aquellas épocas de podredumbre, contaba el poeta de Quinta del 42, el español se moría innombrado y hambriento, y yacía sobre la fría losa del extranjero. La muerte es igual siempre, la muerte. La muerte del albañil del que hablaba César Vallejo, la muerte del padre de Jorge Manrique. Todas las muertes tienen la misma solemnidad de desolación y pregunta. Esta tarde retumba la pregunta de las muertes, que ahora tienen los nombres propios de cuatro militares españoles en el centro mismo de la más sangrienta y duradera de las guerra actuales. Un minuto de silencio, mil minutos de silencio y de solidaridad. Cuídate España de tu propia España. Que ahora no se convierta esta muerte en el extranjero en un argumento más para el ruido nacional. Que la primera palabra del duelo sea responsabilidad.

La mirada de Montes

Por: | 24 de junio de 2007

Disculpen. Ayer tenía un viaje, me estaban esperando en la puerta cuando escribí el blog, y tuve que hacerlo con cierta premura de tiempo.

Mi intención había sido hablar de Luis Montes, el médico de Leganés que durante tres años padeció, con otros colegas suyas, una persecución atroz de la que ahora ya nadie le puede resarcir. La hipocresía con la que fue tratado y el desenlace se han juntado ahora en la propia fraseología del juez, que ha dejado abierta la puerta para que la Comunidad de Madrid se sienta, al menos de puertas para afuera, aliviada por la sentencia, que es, por otra parte, claramente absolutoria con respecto a lo más granado de los disparos que padecieron estos médicos perseguidos.

Ahora el consejero Lamela, que le puso cara a la persecución, ya no está en Sanidad, y se va a librar de las consecuencias que tiene, en lo moral, en lo humano, una sentencia así. En la entrevista que ayer le hizo Rafael Méndez al principal presunto implicado en este caso, el doctor Montes habla de un juicio que hay pendiente a una serie de periodistas de la Cope que utilizaron el caso para llamarles de todo. Como siempre hacen.

El otro día estuve con una persona que sabe mucho de la Justicia y le pregunté qué pasa cuando a alguien le pisotean tanto el honor, qué pasa luego, quién los resarce. Esperemos que la justicia, la humana, y no sólo la administrativa, acompañe a esta gente después de tanto sufrimiento injusto.

Polacos. Me ha preocupado la reacción de Rajoy al desenlace de la cumbre europea. Le ha dado las gracias a los polacos. Ironías aparte, Rajoy debe tener en cuenta que un éxito del presidente español fuera de España es un éxito de los españoles, incluido Rajoy, e incluido Zapatero. Esa reacción es más propia de un hooligan del fútbol que del máximo cargo de un partido que ha de gobernar. Los polacos a los que él felicita, regateándole a Zapatero su propio mérito, son exponentes, en ese momento, de la mayor carcundia europea y mundial, y no sólo porque ataquen a los homosexuales o porque utilicen a los presos para los obras públicas. Lo son porque representan el freno a la modernidad en un continente que ha de hacer de la tolerancia un modo de acentuar el desarrollo cultural y político. Creo que a Rajoy alguien le está aconsejando mal, le está poniendo ironía donde debía haber tan solo buena voluntad. La ironía, decía José María Pemán, que no es sospechoso de ser sospechoso, es peor que el fascismo. Tengamos cuidado con  la ironía y pensemos que este país aun necesita pedagogía. Y la ironía no es pedagógica. Según como se use, con qué ingredientes, es ruin.

Bienvenida. Anuncia hoy EL PAIS que mañana viene a esta alineación de los blogs José Andrés Rojo, que hará un blog cultural que se llamará El manual del distraído. No se pasen en tropel a José Andrés, o si quieren pásense, pero disfruten de él y con él. A veces lo he citado aquí, por textos que ha hecho; es un poeta, escritor y periodista de mucho fuste, muy hondo, con un talante excepcional; siempre que le veo, en la redacción o fuera, me da la impresión de que va a pasar algo bueno. Y ustedes van a comprobarlo ahora a diario, en elpais.com.

Me alegro de verle como me alegro de ver a Juan Jesús Aznárez. Lo tienen hoy en EL PAIS de papel haciendo un reportaje escalofriante sobre la vida cotidiana en Ondarroa. No se lo pierdan.

¿Y qué más? Bueno, hoy es san Juan; gracias a los que me han felicitado, y felicidades a los juanes. Mi madre me decía: "Una J con primor, una U que la sostiene, una U con una N es el nombre de mi amor". Claro, era mi madre.

Las fotos del presidente

Por: | 23 de junio de 2007

Y qué dicen. Me gusta mirar las fotos en los periódicos, imaginar qué dicen sus protagonistas, escudriñar gestos. Las fotografías son instantes detenidos en el tiempo, y nos dicen lo que estaba pasando en ese mismo momento. Pero no dicen qué se estaba diciendo. Ahora el presidente Zapatero ha salido en muchas fotos, junto a Sarkozy, junto a Merkel, junto a Blair... Con los dos líderes machos se ha fotografiado con chaqueta y corbata, en la terraza donde estaban reunidos, en Bruselas. Sarkozy y Blair iban sin chaqueta. Daba la impresión de que fueron viniendo adonde estaba sentado Zapatero, y se sentaron tal como venían, mientras que el presidente seguía allí, inmóvil. Da igual, la imagen que produce es que entre ellos se llevan bien, y acabo de escuchar en la radio que la relación con Sarkozy es tan buena que el presidente francés habla de los socialistas como si él estuviera entre ellos, y la imagen que dan ellos dos juntos es simpática. Eso a mi me gusta, que gente de aceras distintas se encuentre y ría, o sonría. Pero, ¿de qué hablaban? Cuando Sarkozy viene a verlo, en La Moncloa, veo que entre los dos se sienta una intérprete. En estas fotos no hay intérprete. ¿Se entienden en algún idioma común? Mi madre decía que a los extranjeros, si no sabíamos sus idiomas, los podíamos entender por el movimiento de los labios. ¿Se entienden por el movimiento de los labios? En ese caso, ¿de qué hablaban cuando les hacían las fotos? Seguro que ustedes me van a ayudar a descifrarlo. Por este orden, de qué habló con Blair, el nuevo católico, de qué habló con Sarkozy, el nuevo socialista. ¡Y de qué hablaría con los polacos, esos perros verdes de los que habla Bassets aquí al lado. Bueno, se admiten sugerencias sobre lo que habla la gente en las fotos.

"¡Vivan las escuelas laicas!"

Por: | 22 de junio de 2007

Arrogancia clerical. Me ha parecido muy fuerte el tono del portavoz de la Iglesia llamando, otra vez, a la rebelión cívica a los fieles frente a la pretensión del Estado de hacer valer su derecho a organizar como deba la educación en las escuelas. Utilizan el lenguaje más progresista posible (rebelión, desobediencia) para simular que estamos ante un ataque a lo que es propio de otros. Y no es propio de la Iglesia organizar la educación de los ciudadanos. La Iglesia se ocupa de las almas, o de lo que quiera, pero no tiene por qué entrometerse eternamente en la educación civil. Desde 1909, cuando fue ejecutado el pedagogo Ferrer i Guardia ("¡Vivan las escuelas laicas!", gritó ante el pelotón de fusilamiento), hasta ahora mismo, pasando por esas manifestaciones en las que los obispos desfilaban con Franco y con la mano alzada, la historia de la Iglesia católica en España es, con las excepciones nobilísimas que muchos recordamos aún, la de la intromisión en los asuntos civiles con el objetivo de interrumpir las libertades civiles.

Una manipulación. Sigo ignorando cómo se hacen los enlaces, así que este lo hago mentalmente. En La Razón de ayer publicaban una composición fotográfica que me puso los pelos de punta. En una fotografía se veía de espaldas a Zapatero, saludando al lendakari. De espaldas: no se veía su rostro. Al lendakari se le adivina una sonrisa, ¡no va a ladrar! En la otra, un sonriente Zapatero recibía, en la misma escalinata de La Moncloa, a Mariano Rajoy, que también esboza una leve sonrisa. ¿El titular? Más o menos así: "De la frialdad con Mariano Rajoy a las sonrisas con el lendakari". La visión de la foto es elocuente, y pone de manifiesto que quien redactó el titular no vio las fotografías sino cuando el periódico ya estaba impreso. Como yo.

Matas. Legítima actuación la de Matas. Se va, no lo pudo hacer y se va. Lo oigo por la radio, y Matas dice que su familia está feliz, y sobre todo su mujer. Escuché anteayer a Esperenza Aguirre, y escuché a muchos políticos, de todos los colores, en el pasado, hablar de los sacrificios personales que tienen que hacer para estar en política. ¿Y por qué están? Nadie obliga a nadie a entrar en política. ¿Será que se consideran imprescindibles? Imprescindible en este mundo es el amor de una madre, y poco más, me parece. Así que se va Matas. Pues adiós, la vida política es así. Por cierto, le quise entrevistar, aplicó estrictamente el boicot contra Prisa. Pero nunca dijo que no, mientras fui llamando a su oficina siempre había como una esperanza. Hasta que concluyó, cuando yo ya estaba en Mallorca: "Que no". Pero nunca pude hablar ni con su jefe de prensa. Su secretaria (la del jefe de prensa) terminó teniendo conmigo una agradable amistad telefónica.

El País

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