Mira que te lo tengo dicho

Sobre el blog

¿Qué podemos esperar de la cultura? ¿Y qué de quienes la hacen? Los hechos y los protagonistas. La intimidad de los creadores y la plaza en la que se encuentran.

Sobre el autor

Juan Cruz

es periodista y escritor. Su blog Mira que te lo tengo dicho ha estado colgado desde 2006 en elpais.com y aparece ahora en la web de cultura de El País. En cultura ha desarrollado gran parte de su trabajo en El País. Sobre esa experiencia escribió un libro, Una memoria de El País y sobre su trabajo como editor publicó Egos revueltos, una memoria personal de la vida literaria, que fue Premio Comillas de Memorias de la editorial Tusquets. Otros libros suyos son Ojalá octubre y La foto de los suecos. Sobre periodismo escribió Periodismo. ¿vale la pena vivir para este oficio?. Sus últimos libros son Viaje al corazón del fútbol, sobre el Barça de Pep Guardiola, y Contra el insulto, sobre la costumbre de insultar que domina hoy en el periodismo y en muchos sectores de la vida pública española. Nació en Tenerife en 1948.

Eskup

Que el año próximo les sea venidero

Por: | 31 de diciembre de 2007

Ocurrió hace años en una iglesia de un barrio de Santa Cruz de Tenerife. En la misa del gallo. Cuando tocó darse la paz, una señora atravesó de lado a lado el templo, con las manos juntas, hasta que me alcanzó, entonces abrió las manos, me ofreció su derecha y me dijo:

--Que el año próximo le sea venidero.

Desde entonces esa frase de siete palabras se ha quedado para mi como el mejor deseo que puede decirse en esta zona de sombra en la que se abandona un año y se comienza otro.

¿Deseos? Paz, armonía, sensatez, imaginación, nobleza, ternura, sentido del humor, sed, agua, risa, nueces, fruta, libros, una mano que te acaricie la sién, un periódico a punto de ser leído, un folio que empieza a escribirse, un poema, la música.

Que el año próximo les sea venidero.

Y que aquí se encuentren para crear una discusión viva, la posibilidad de una conversación incesante, un tejado, no una piedra.

Pájaro de Esperanza. Tenerife

Por: | 30 de diciembre de 2007

Este es un párrafo de La carretera, la muy celebrada obra de Cormac McCarthy, editada en España por Mondadori:

"El acero estaba gris y erosionado por la sal pero pudo distinguir la inscripción en letras doradas. Pájaro de Esperanza. Tenerife. Dos pescantes vacíos de botes salvavidas".

Es una novela sin nombres propios, una excursión al vacío desde el vacío de una devastación. Y, de pronto, ahí, inscrito en el nombre de un barco que ya no viaja, el nombre de la isla. Produce impresión.

En 1492, de Vangelis, en algún libro de Gabriel García Márquez, aquí y allá me encuentro con frecuencia el nombre de la isla, como un referente geográfico o como un lugar poético; ahí, en ese libro tan oscuro, tan gris, tan perturbador, la presencia de Tenerife me produjo el escalofrío de la inquietud, por lo insólito; es, me parece, el único lugar que se nombra en esta novela de lugares devastados.

Último día en la isla; esta tarde vuelvo a Madrid. Se produce, en el contacto con este mar, una especie de melancolía feliz, feliz y preguntona; ahora iré al norte, hacia el Puerto de la Cruz, por la tarde pasaré por Bajamar, y finalmente me meteré en un avión y la vida luego éstará diez o veinte grados por debajo de donde la dejaré esta tarde.

Ah, ayer algún bloguero se preguntó qué hacía yo contestando durante el día los comentarios de los colegas que entraban a hacer comentarios. Me pareció una pregunta interesante e incluso pertinente, por eso la contesto. Me pareció que debía hacerlo, responder; por la mañana me dije: hoy a responder aquellas cuestiones que tengan que ver con la materia que estoy tratando, debo hacerlo. Luego esa pregunta del amigo bloguero, qué hace usted ahí, hombre, en lugar de estar haciendo algo de provecho, me hizo pensar: ¿no pensarán que soy un intruso? ¿Qué piensan ustedes que debí haber hecho?

Al margen

Por: | 29 de diciembre de 2007

No lo encontrarán ustedes en los libros del año, y tampoco es necesario pensar que en las listas de los libros del año estén necesariamente los libros del año, pero seguramente lo encontrarán en las estanterías porque salió hace nada, y los libros se mantienen en las estanterías sólo si salieron hace nada o si son muy solicitados y por tanto muy vendidos. Vayan a cualquier librería y cómprenlo, se llevarán una hermosa, extraña sorpresa. Es un libro de dos escritores canarios, una chica de Tenerife, Talía Luis Casado, que debe tener treinta años, y Daniel Ortiz Peñate. No les conozco, jamás les he visto; me pidieron que presentara su libro en Madrid, pero ese día tuve un trabajo que hacer y me perdí la ocasión de conocerles y de hablar personalmente de ellos y de su libro, Al Margen, publicado por una nueva editorial, Ediciones Escalera. Envié una nota, que leyó Ulises, otro joven editor tinerfeño, director, con su pareja, Marian, de la editorial Artemisa, y yo me quedé con las ganas de conocer a esta joven pareja que en Al Margen muestra una enorme garra literaria. El libro parte de su vida en La Laguna, una ciudad cuya naturaleza literaria y vital conocen muy bien, y sigue en la India; es un viaje por el que circulan al tiempo la emoción y la experiencia de la lectura, el humor, un humor corrosivo y tierno a la vez, abierto como el estilo, y la melancolía, y también una ternura secreta que va circulando como los vasos que se comunican. Es también un libro de amor, acaso como los Autonautas de la cosmopista de su amado Cortázar, y un libro de viaje, en el sentido más íntimo y más contracultural de la palabra viaje. Es difícil imaginar si van a seguir escribiendo juntos como en esta ocasión, pero lo cierto es que dentro de ellos hay una pulsión doble que confluye en un estilo que a veces se hace común y extraordinario. Recomiendo el libro, y también recomiendo buscar en las estanterías los libros de aquellos escritores de los que ustedes no hayan oído hablar nunca, porque si no terminarán leyendo siempre a Ken Follet, y no es plan.

Lo que estamos leyendo

Por: | 28 de diciembre de 2007

No hay aventura más grande que leer. Empecé a leer muy tarde, cuando ya casi era un adolescente; tenía a mi alrededor, aquellos primeros días, tres libros, uno de Dickens, otro del padre Coloma y otro de Julio Verne, y los leía casi al tiempo, vorazmente, como si hubiera descubierto una fruta secreta y la quisiera apurar para buscar otras en seguida. Lo hacía en la ventana de mi casa, oyendo subir y bajar el agua, ¿subir y bajar? Luego se´guí leyendo; leí a Pío Baroja, a Unamuno, a Albert; caí en los existencialistas y en los latinoamericanos. Abajo, en la habitación que hay junto al garage, en esta playa de El Médano, hay muchísimos libros de aquella época, está la colección casi completa de RTVE, con libros que entonces eran un tesoro en un tiempo en que no había bibliotecas, y ahora estoy pensando en todos los chicos que yo y como tantos entonces descubrían la lectura. ¿Qué será empezar a leer? ¿Cómo será la primera vez que leen? Yo me lo imagino: es como la primera vez que vuelves a leer. Acaso ustedes tengan otras respuestas.

Adsuar

Por: | 28 de diciembre de 2007

Hace mucho que no sabemos de Adsuar. Le trajo frescura y conocimiento a este blog. Hizo que supiéramos muchas cosas que desconocíamos. Nos introdujo en autores y citas que de otro modo hubieran quedado sepultadas por nuestra ignorancia. Con su entusiasmo bibliográfico y documental despertó curiosidad en mucha gente, y en primer lugar en mi mismo, que acudí a ella cada vez que tuve alguna duda o quise profundizar en determinado autor, y no sólo latinoamericano. De todas las cosas que echo de menos, y echo unas cuantas, esa, la ausencia de Adsuar del blog, es la que más me perturba. ¿Dónde está, qué hace, cómo podemos atraerla de nuevo? Desde este mar a aquel mar mediterráneo desde el que ella suele intervenir, ahí va esta salutación navideña que seguro que otros compartirán conmigo.

La cara de José Luis

Por: | 27 de diciembre de 2007

Antes teníamos el rincón preferido de la casa para escribir, la luz, el papel, el bolígrafo, la máquina de escribir; y si fallaba cualquiera de estas cosas, valía cualquier bolígrafo, cualquier sitio, cualquier papel, siempre escribíamos; el ordenador personal ha cambiado las costumbres, se ha hecho imprescindible, escribir se asocia a su presencia, hasta que no se abre y se ilumina tú no puedes abrirte, ponerte a escribir. No es una dictadura, pero se le parece. He comprado cuadernos y cuadernos, papeles y papeles, pero ahora no me encuentro escribiendo, no me imagino escribiendo, si no es en este ordenador, o en el ordenador que tengo en el trabajo, o en un ordenador que tengo en casa; los ordenadores son ahora como esos amigos que uno tiene diseminados en los sitios, pero tienen que ser amigos. A veces entro en ordenadores ajenos o públicos, y siempre les encuentro como desmañados, no les gusta que yo entre en ellos, o a mi me da la impresión, siempre, de que hay alguien esperando a que yo termine, y me apresuro, me parece que le estoy quitanto el sitio a otra persona, como en las consultas del médico o como en la cola de los taxis. Así que anoche volví a mi ordenador y fue como si de veras regresara a casa, las cosas se ponían en orden, la vida se conectaba al mundo, tomé un té raro, surafricano en Manfred, con Natalia y con Miriam, vi la extraordinaria puesta de sol roja junto a la Montaña Roja, consulté las respuestas que había tenido ayer el blog, vi que ustedes no se habían enfadado mucho porque dejara a la mitad mi reflexión sobre Jordi Solé Tura (¡aquel ordenador público hizo imposible que siguiera escribiendo: no tenía espaciador, era una locura!), y ya me dediqué a mirar en las noticias. Y vi esa impresionante cara de José Luis Moreno al salir del hospital donde le curaron las heridas que le produjeron unos delincuentes que asaltaron su casa en Madrid. La muestra del ensañamiento que significa esa huella da una idea de la maldad de quienes le torturaron. Imaginar, saber, que en el mundo hay personas así produce escalofríos; no están lejos, están entre nosotros, hay dentro del ser una pasta capaz de generar actitudes así, de una violencia estúpida y total, infame. Con esa imagen haciendo que la placidez del día se tornara en penumbra me fui a dormir. Aun no he abierto las ventanas, el mar suena, está vivo, y entra una rendija de sol, de modo que es verano otra vez en medio del viento de El Médano.

Jordi SoléTura

Por: | 26 de diciembre de 2007

Jordi SoléTura es uno de los comentaristas politicos más lúcidos que ha tenido este país.Escribía con vigor,con fuerza,con inteligencia; no lo hacía con la intención de dañar sino de comprender. La noticia de su enfermedad, el alzheimer, me ha traído a la memoria la última vez que le vi en Barcelona, ya golpeado visiblemente por ese mal. Elegante, con una  chaqueta de rayas azules, pálida como él, sufría ya la distancia que  ahora le aleja de lo que ocurre. Con dolor y gratitud escribo este recuerdo.

y lo escribo en un ordenador que notiene  espacios  enun  cibercafé de LaGomera.

Losientoya no puedo escribirmasenesteaparatoqueesunaagresionalaspersonas.

En el corazón de América Latina

Por: | 25 de diciembre de 2007

Han quitado el Internet del Café Ambigú, en San Sebastián de La Gomera, y esta mañana he deambulado como un loco perezoso en busca de un lugar desde el que colgar este blob un día 25 de diciembre. Me he entretenido por la Villa, he comprado agua, crema de afeitar, me he duchado, he ordenado algunas cosas, he mirado los quioscos vacíos, porque hoy no hay prensa en ningún sitio, y he escuchado las conversaciones soñolientas de los hombres que fumaban en la entrada de las pensiones. Luego me he puesto el bañador y he salido a ver si el sol me daba un rato; justo al lado de la casa donde nos quedamos, enfrente de donde Colón sacó agua para llevársela a América, hay un sitio que siempre se llamó Junonia y que fue tradicionalmente el lugar de las fiestas de la Villa de San Sebastián. Nunca me había fijado, pero tiene un enorme cartel que dice Internet. Entré y el patio me pareció al tiempo el patio de Macondo y otros patios que vi en Aracataca y en Cuba; como si hubiera entrado en el corazón de América. La señora me dijo, con un acento inconfundible de Cuba, que podía usar el Internet, aunque éste sea para los clientes. Le pedí agua, pero no hacía falta, ya ella me había encendido este ordenador en el que tecleo el saludo de hoy, mientras a mi alrededor se escucha una inconfundible conversación latinoamericana. Estoy en el corazón de América, lo que pasa es que es esta América de paso que se llama La Gomera.

Indiferencia ante el fracaso

Por: | 24 de diciembre de 2007

Soy aficionado al Barça desde que era un crío; en el colegio firmaba mis redacciones como Juan Azul Grana; el fútbol del Barça fue tan importante para mi que escogía las bandas rojas en el chapolín y atacaba las bandas blancas. Pero ayer sucedió algo que nunca me hubiera esperado. La terrible, inicua, vergonzosa derrota de anoche ante el Real Madrid me dejó sobre todo indiferente. El Barça hizo un juego insulso, horizontal, como si fuera un equipo derrotado antes de tiempo, falto de entusiasmo, de ganas y de nervio, corrió sólo cuando fue administrativamente correcto, y detuvo el balón como si éste fuera un tesoro mayor que el tesoro que supone el balón en la red contraria. Así que a medida que pasaba el tiempo me fui desentendiendo del Barça y de sus malandanzas y al final me fui a comer unos spaguetti al aglio e pepperoncino en un restaurante italiano que se llama Piamonte y que está en la colina de El Médano. Allí estuvimos hablando de Venezuela, porque con nosotros había una chica venezolana que nos había traído dulces, y de los emigrantes canarios que se fueron a Venezuela. Y me fui a la cama extrañamente olvidado del Barça; me puse a leer El tiempo amarillo de Fernando Fernán-Gómez, que es un libro excepcional de memorias que recomiendo a quien quiera sumergirse en una historia bien contada, y esta mañana me he despertado, he abierto el ordenador y en este Elpais.com he visto un despliegue enorme que es como una bofetada de realidad sobre lo que el Barça (no) hizo anoche en el Camp Nou. Pues qué quieren que les diga, me sigue pareciendo indiferente. El mar suena hoy más que ayer, pero a estas horas yo creo que todavía no piensa, está ahí, dándole patadas a las piedras y a las rocas, y seguramente se está despertando, pero perezoso, como el Barça. Ah, ¿pero no había dicho que el Barça me resultaba indiferente?

Resumen del año

Por: | 23 de diciembre de 2007

Ahora ya nos inundan con los resúmenes del año. A mi me gusta´ría que hiciéramos aquí nuestro propio resumen del año. A la memoria me vienen algunos acontecimientos, y otros me vendrán si nos ponemos a juntar los recuerdos. Qué recordamos, cuál sería nuestro deseo del año nuevo. Yo adelanto mi deseo: mayor grandeza en la conversación española, más hondura en las relaciones humanas, una convívencia más rica, menos mezquina. Y ustedes dirán. Ahora es una hora menos en Canarias, aún no he abierto la ventana, no he tomado agua; es temprano en mi mente y el mar no se oye, debe estar dormido, pensando en sus cosas.

El País

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