Ayer por la mañana me encontré en la Redacción del periódico a Diana, editora joven que fue de Alfadecai y ahora es de Alfabai, una editorial que está a punto de nacer. Llevaba en sus manos, y me dio, un ejemplar en pruebas de Algas rojas, de Lourdes Iglesias, una escritora joven de enorme fuerza, de una mirada extrañada y perpleja sobre la realidad, a partir de la poesía y del cine. Luego perdí el ejemplar, que decidimos que debía estar en manos de los compañeros de Babelia, y que ya tendría yo un ejemplar a su debido tiempo. Diana llevaba también otro libro en las manos; alcancé a ver el título, Artemisa, pero no alcancé a ver el autor o autora, lo averiguaré. Lo curioso es que por la noche cené con Marian y con Ulises, los editores jóvenes de Artemisa, una editorial canaria trasplantada a Madrid. Los dos no son sólo entusiastas editores, sino que constituyen una pareja que convierte cualquier acontecimiento o sugerencia en la posibilidad de una aventura y por tanto de un libro. Con ellos estuvimos hablando de las dificultades que hay hoy, en la Sociedad del Pero, para que se abra paso una cultura literaria que no dependa exclusivamente de las leyes abrumadoras del mercado, que es el que ahora impone su dictado. Cada día es más difícil que las editoriales, las grandes y las pequeñas, publiquen libros rabiosamente literarios, porque siempre hay una mano que se levanta --a veces en las propias editoriales, a veces en los medios de comunicación, muchas veces en las librerías-- gritando: "¡Eh, que eso no se va a vender!" Esa es la Sociedad del Pero, la que dice: "Esta película es muy mala, pero la han visto diez millones de espectadores", o "Este libro es muy malo, pero lo han leído diez millones de personas", y así sucesivamente. Mientras la Sociedad del Pero no deje paso a la Sociedad del Vamos a Ver o a la Sociedad del Ojalá, va a ser muy difícil que mejore la conversación literaria española. Ojalá estos habitantes de la Sociedad del Ojalá (Diana, Ulises, Marian) se abran paso y ayuden a quitarle al Pero el brillo perverso que ahora tiene. Ojalá.