Mira que te lo tengo dicho

Sobre el blog

¿Qué podemos esperar de la cultura? ¿Y qué de quienes la hacen? Los hechos y los protagonistas. La intimidad de los creadores y la plaza en la que se encuentran.

Sobre el autor

Juan Cruz

es periodista y escritor. Su blog Mira que te lo tengo dicho ha estado colgado desde 2006 en elpais.com y aparece ahora en la web de cultura de El País. En cultura ha desarrollado gran parte de su trabajo en El País. Sobre esa experiencia escribió un libro, Una memoria de El País y sobre su trabajo como editor publicó Egos revueltos, una memoria personal de la vida literaria, que fue Premio Comillas de Memorias de la editorial Tusquets. Otros libros suyos son Ojalá octubre y La foto de los suecos. Sobre periodismo escribió Periodismo. ¿vale la pena vivir para este oficio?. Sus últimos libros son Viaje al corazón del fútbol, sobre el Barça de Pep Guardiola, y Contra el insulto, sobre la costumbre de insultar que domina hoy en el periodismo y en muchos sectores de la vida pública española. Nació en Tenerife en 1948.

Eskup

"Ningún año es malo cuando está vencido"

Por: | 31 de diciembre de 2008

El último día de 1940, "con malestar crónico y días en cama, fiebre estable y un desánimo difuso", Dionisio Ridruejo escribió en su diario: "Ningún año es malo cuando está vencido". Lo cuenta Jordi Gracia en su muy recomendable libro "La vida rescatada vida de Dionisio Ridruejo" (Anagrama). Quebradizo pero firme, aquel falangista de la primera hora, al que luego la vida, y las ideas, le llevaron primero lejos de Franco y después lejos de las ambiciones totalitarias que abrazó cuando aún no tenía treinta años, sintió siempre ese vapor melancólico que traduce aquella frase, traída hoy aquí por dos razones: para decir que 2008 ha sido un año cabrón, por razones mundiales y hasta personales, y para decir que ya está vencido, hoy se vence, esta noche acaba la vigencia de esta letra endiablada que hemos tenido todo el año sobre nuestras cabezas como un sol picudo, como una nieve negra. ¿Está vencido? Lo dudo. 2008 ha incubado un huevo fétido, que se romperá en 2009, y cuyo olor ingrato nos alcanzará hasta en las pituitarias más ingenuas. Tuve un amigo, desgraciadamente muerto ya, que decía que cuando en el ambiente soplaba un aire feroz él se encerrada en sí mismo, se agachaba, dejaba que pasara el temporal y esperaba a que el aire se serenara. Ahora en El Médano el aire es sereno, e incluso nítido, no hay temporal, pero alienta en mi alma, y en mi entendimiento, la sensación de que algo muy malo pasó y de que algo muy malo ha de pasar, y que este cabrón año no ha venido con una goma de borrar sino con una goma de ensuciar. ¿Un año vencido? Los vencidos somos nosotros, el año se va, y no va a la cárcel; ha sido un año delincuente y traidor, de modo que merecería el olvido. Pero los años son como los malos recuerdos, y como la basura, regresan cuando parece que retorna el sueño; revueltos ahí, en el duermevela, son como las pesadillas. Pero, en fin, esperemos; de momento les regalo esta foto que hice hace unos días volviendo de La Gomera, que es la isla que se ve al fondo, serena, como si en efecto se encerrara en sí misma y dejara pasar la tormenta (que sufrió, por cierto, el día anterior). Le mando la foto a Natalia, que es la que hoy está de guardia, y espero que le llegue a tiempo para que sea mi simbólica postal de despedida. Y mañana no tenemos periódico. Lean un libro. Lean ese libro de Jordi Gracia. Entenderán mejor porque hay que saber antes de decir.

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El paisaje de la lluvia

Por: | 30 de diciembre de 2008

No es muy común este paisaje en El Médano. Llueve, es una lluvia fresca y prehistórica a la vez, golpea con todo su valor plomizo en la cresta de las olas, y convierte la soledad de la mañana en una manta gris que se adentra en el horizonte y lo elimina; desde esta ventana sólo veo la lluvia en calma y gris; los charcos de la orilla son más transparentes y profundos, más cercanos, y la sombra de la lluvia se adentra en el día como si lo quisiera elimninar, como si quisiera prolongar la luz de la madrugada. Es el agua de los sonidos, cae con una contundencia chiquita, como si esperara en algún momento a lanzar un puñetazo de agua, pero ahora llueve armónicamente, casi suavemente, como una mano maternal. Tengo al lado un te caliente, miro por la ventana, aparto el cristal, y entra un frío también plomizo, respetuoso pero constante, y de pronto parece que estuviera en otra latitud e incluso en otro año, la carraspera del catarro acompaña la mañana también como una premonición inversa, como si yo fuera aquel muchacho que escuchaba la lluvia desde la ventana y luego salía, una vez repuesto el sol, a oler la tierra mientras se iba secando y se aliviaba, al tiempo, el asma que me había tenido postrado tras los cristales. Es una sensación parecida, pero han pasado tantos años que esta rememoración es como un fantasma que me ha venido a visitar dejándome por fuera de casa un regalo extraño, el paisaje de la lluvia mientras miro. O mientras vivo.

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¿Por qué tarda tanto la construcción de una alternativa...?

Por: | 29 de diciembre de 2008

...al fanatismo que no sea la indiferencia? Esa es la pregunta que se hace Alma Guillermoprieto, la periodista mexicana de raigambre latinoamericana de la que ya escribí aquí desde México, hace unas semanas. En el prólogo de su libro Las guerras en Colombia (publicado en Colombia por Aguilar, editorial del grupo para el que trabajo), Alma se hace esa pregunta: "¿Por qué tarda tanto la construcción de una alternativa al fanatismo que no sea la indiferencia?" La cuestión alude a la situación en América Latina, donde la ausencia de una izquierda parlamentaria, "pragmática y con posibilidades de supervivencia a largo plazo", como dice Alma, ha dificultado la construcción de una alternativa al golpismo, al populismo y a la ultraderecha autoritaria o militar. Esa reflexión suya sobre el fanatismo viene ahora como una manera de subrayar lo que sucede, en general, en el mundo (y entre nosotros también, pero hoy no toca), y lo que está sucediendo de modo dramático en Gaza, donde la matanza perpetrada por los israelíes se presenta ante la opinión internacional como la respuesta "lógica" a la actuación de Hamás. Hamás fue propiciada por Israel, en su día, para desactivar otros movimientos palestinos que le eran entonces más hostiles; ha pasado, como decía Eduardo san Martín esta mañana en la Ser, algo similar a lo que sucedió con los talibes y Estados Unidos en Afganistán: los usaron contra Rusia y ahora son sus enemigos, igual que Osama trabajó para los norteamericanos y ahora es su enemigo mortal. El fanatismo tiene sus propios barrios, actúa en función de ideas cerradas y contundentes que nadie sabe cómo comienzan o cómo se alimentan, y prospera porque no hay una alternativa intermedia, como insinúa Alma Guillermoprieto en su pregunta-respuesta.

Una época difícil, nublada, tremenda, cuyo dramatismo no disminuye sino que aumenta. Para que el día no empiece con esta contundencia, le he mandado a Rosa una de las fotos de este museo del amanecer que estoy haciendo ahora otra vez junto al mar, en El Médano, Tenerife. Algún día, espero, las pondré juntas y me servirán para pensar que en días muy dramáticos el paisaje seguía, indiferente, lanzando sus señas de apacible armonía nublada.

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28

Por: | 28 de diciembre de 2008

Si le quitas los ceros, que no valen nada, es el 28.

Un año horrible.

Decía Ernest Hemingway: "Conoció la tristeza y el dolor pero no estuvo triste una mañana".

No hay modo. Es un año de tristeza y de dolor, y termina triste.

Gaza.

Cómo escribiría ahora Aldous Huxley Ciego en Gaza.

Muerte, desolación, miseria.

Pero también odio, hipocresía, malestar, frío, calor tórrido, accidente, desmemoria, enfermedad, tiroteo, asesinato, pobreza.

Noticias.

Al final del día, como le decían las taquilleras a Cristino de Vera: "Bocas, bocas, fila 12, fila 13. Bocas". Noticias.

Decía Ernesto Che Guevara: "Hay que endurecerse pero nunca perder la ternura".

Es posible.

Pero, ¿qué es endurecerse? ¿A qué precio? ¿Cuál es el precio de la ternura?

El mundo te pone sobre la mesa un pan que está lleno de oquedades turbias, jamás será tierno ya.

¿O lo será?

29. Le pones los ceros, 2009. ¿Qué será de él?

Demasiado temprano para despertarse.

¿Y lo bueno?

En la próxima entrega, pero les invito a ustedes a iniciarla.

Los zapatos de Reyes

Por: | 27 de diciembre de 2008

La persona que me regaló hace años los dos zapatos de bronce que guardo entre mis cosas no tenía ni idea de la importancia que tuvo en mi infancia, hace más de medio siglo, un par de zapatos. Era costumbre entre los de nuestro barrio, y supongo que entre los de muchos barrios, dejar unos zapatos en las casas donde esperábamos regalos, y también era costumbre que llevaras esos zapatos a la casa de tus padrinos. Entonces ya yo era muy insistente, y le insistí a mi madre para que me acompañara a la casa de mis padrinos, con un par de zapatos sobre la que ellos deberían depositar los regalos que me trajeran los Reyes Magos, en los que aún creía. Cuando llegué a la casa, aquellos dos señores me recibieron con una jaculatoria que me ha acompañado siempre:

--Niño, ¡esta no es una zapatería!

Y me volví con los zapatos. Entonces me dejaban los Reyes cosas muy estrambóticas, o al menos insólitas; un a vez me dejaron un camión hecho de alambres (en Tenerife decimos vergas), que había fabricado mi hermano, que él mismo pintaba cada año de diferentes colores, para que siempre fuera un camión diferente. Y los suecos vecinos me regalaron una vez el primer coche de juguete fabricado industrialmente que llegó a mi pueblo y que era de color rojo.

Nunca más volví a dejar zapatos, y hace un tiempo que regalaron, precisamente, este par de zapatos que me recuerdan a Dickens y a Chaplin, y que tengo entre mis cosas como un emblema. Lo que no podía saber aquella persona que me regaló este par ni nadie es que de pronto este par de zapatos iba a adquirir este fin de año el carácter metafórico que ahora tienen los zapatos.

Pzapatos

Que viene Rita

Por: | 26 de diciembre de 2008

Rita cumple ahora ocho años y hoy viene a casa. El asunto es que no sabemos exactamente cuándo nació, pero sabemos que fue en una playa, en El Médano, y que Eva, mi hija, la encontró abandonada en la playa, y era evidente que tenía pocos días. Creció en Madrid, y de vez en cuando ha vuelto a la isla; no sé si los perros recuerdan, así que no sé si recuerda Rita que nació en aquella orilla, frente a la casa donde vivimos muchas veces a lo largo del año. Padeció una época de violento crecimiento; perseguía el olor de la carne, y perseguía la comida, hasta que poco a poco Eva la fue domesticando y ahora es una perra noble y grande, un poco perpleja, creo que muy buena gente; se alegra como nadie de ver a los otros, y encontrársela en casa es una fiesta. Pero cuando llega, como ahora, hay que tomar precauciones que ya están codificadas: los muebles han de estar cubiertos, los sillones han de estar vedados a su presencia perezosa. Pero verla llegar es una fiesta; daría cualquier cosa por tener a Rita siempre aquí, pero Eva manda, y es suya, la encontró en la playa.

Rita

Diluvio en La Gomera

Por: | 25 de diciembre de 2008

Diluvió anoche en La Gomera, donde pasé la cena del 24. Se hizo presente la lluvia en las islas occidentales de Canarias con una violencia inusitada, y en La Gomera el diluvio fue espectacular. Cuando estuvo en Tenerife, en 1935, Andre Breton, que veía surrealismo en todo, dijo que Tenerife era una isla surrealista. Luego lo dijo de México, México es un país surrealista, y a los tinerfeños esa prolija propensión del papa del surrealismo a utilizar la misma metáfora en todas partes sentó un poco mal. Lo cierto es que Tenerife es surrealista, y la Gomera --se ha dicho siempre-- es mágica; su extraordinario monte, Garajonay, es el paraíso de la bruma, del agua y de la niebla; durante todo el año, en agosto también, Garajonay destila agua como si el agua fuera el aire en sus árboles y en sus acequias y en sus hierbas; anoche toda la isla era como el Garajonay; la intensidad del diluvio llevó a recordar aquellas enormes torrenteras que convertían en frágiles los barrios y los pueblos; a mi alrededor escuché la adivinación de todo tipo de catástrofes, como las que hubo en Cien años de soledad, de cuyo Macondo esta isla mágica es gemela. Los gomeros escuchaban sin inmutarse; sabían que aquella inundación previsible iba a ser hoy una memoria del pasado, entre el sueño y la pesadilla. Yo hice una foto para recordar la intensidad bellísima de la lluvia, y el color verde intenso o rojo perfecto de las plantas del patio de la casa donde estoy. Y se la mandé a Rosa. Cómo voy a decir ahora que no hubo diluvio, lo hubo, pero fue la manera que tiene la lluvia de empezar a limpiar este año. Por cierto, escuché un día en una Misa del Gallo este saludo de una anciana, que no me resisto a regalarles esta mañana tan soledada:

--Que el año próximo les sea venidero.

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Miss Sinaloa y La Reina del Sur

Por: | 24 de diciembre de 2008

Por esas casualidades de la vida cibernética, vi ayer en elpais.com la noticia de la detención de Miss Sinaloa cargada de armas cuando aún no había entrado ni uno sólo de los votos con que los lectores evalúan las entradas; esta mañana esta noticia, enviada por Pablo Ordaz, el corresponsal de EL PAÍS en México, era la más vista de la jornada. Los ingredientes de la información son atractivos y tremendos, simbolizan la situación de extrema violencia que se vive en muchas de las regiones de México, y especialmente en Sinaloa; y está escrita con la eficacia documental y literaria propia de un gran periodista. El paralelismo existente entre la detenida, que ha sido Miss Sinaloa este año y acaba de ser nombrada Reina de Hispanoamérica en otro certamen de belleza, y el personaje de ficción creado por Arturo Pérez-Reverte en La Reina del Sur es evidente; los paralelismos realzan la ficción como elemento, en este caso, íntimamente ligado a la realidad, y ponen de manifiesto las dotes de observación del novelista, que recreó un paisaje humano que para quienes conocen México no nace sólo de su fantasía. La reina del Sur, que ahora va a ser cine, es para mi la mejor novela de Pérez-Reverte, con El Club Dumas; la leí en Venecia, hace seis años, y deseaba que diluviara sobre la ciudad del agua para no tener que salir y dejar la lectura. Pablo Ordaz ha convertido el paralelismo entre la literatura y el periodismo en una crónica que merece ser enseñada en las escuelas de periodismo, igual que la novela de Pérez-Reverte es un elemento insustituible para entender hoy qué demonios pasa en México, donde la muerte violenta es ya tan natural como el agua. Empapado de sangre el país sobre el que lloraba el dios de la lluvia.

Un hombre afortunado

Por: | 23 de diciembre de 2008

Por razones que son fáciles de deducir, me he pasado buena parte de mi vida --de manera intensa, hasta los dieciséis años-- en manos de médicos; y luego he sido amigo de muchos de ellos. De algunos he hablado aquí, y de todos tengo algunos recuerdos, generalmente muy buenos. También he conocido a los médicos de mi madre, porque mi padre rara vez fue al médico; pero durante años acompañé a mi madre a sus médicos, que fueron tres. De modo que esa frecuencia de trato con doctores me los ha convertido en seres familiares, capaces, como la poesía, de llevar alivio a los dolientes tan solo con su presencia. La deuda que tengo con ellos es de admiración, por su dedicación, por su paciencia, por su capacidad para sobrellevar sus propias preocupaciones dando la impresión de que quienes únicamente les preocupan son sus pacientes. Hay muchos libros glosando la figura de los médicos, y a esa biblioteca inmensa se acaba de incorporar un libro extraordinario, hondo y extraño, Un hombre afortunado, de John Berger. Berger es uno de los grandes narradores-poetas de la lengua inglesa, sus libros no son novelas lineales, o ensayos puros, siempre alienta en ellos un destello de vida fuera de la ficción, cuando hace novela, o de novela cuando describe la realidad. Y siempre hay, en todos sus libros, una densidad poética que estimula a meterse en su mundo como si fuera el mundo de nuestra propia alma. Un hombre afortunado es un relato reflexivo sobre el ejercicio de la medicina; nació de la experiencia de algún tiempo de su vida con un médico, el doctor John Sassall, a quien Berger --con su amigo, el fotógrafo Jean Mohr-- vio ejercer en un pueblecito inglés. Aparte de las anécdotas, o de los sucesos, que contempló con el médico y con el fotógrafo, Berger se adentra en este libro en la personalidad del doctor, en las reacciones de la población con respecto a la nobleza de su ciencia y a la esencia misma del ejercicio de la medicina como cura del dolor, es decir, como esperanza de una vida distinta. El dolor es terminante, cuando surge con toda su intensidad acaba con todo, parece que no va a terminar nunca; los médicos usan más que palabras para aliviarlo, pero sobre todo usan palabras; esa expresión que tanto me apasiona, y que nuestra amiga Elvira Lindo utilizó para titular una novela suya, Una palabra tuya, "una palabra tuya bastará para sanarme", me ha sonado siempre como la primera consecuencia de la aparición del médico en las casas. Este relato de Berger, que les recomiendo vivamente, como les recomendaré siempre a John Berger, me ha conmovido, me ha instruido y me ha devuelto a la memoria a amigos médicos que ya no están y a otros que están, sin los cuales probablemente yo no sabría que el dolor es el camino más difícil, pero más hondo, al conocimiento del alma humana.

Por qué escribir blogs

Por: | 22 de diciembre de 2008

A veces me lo preguntan, y la última vez me lo preguntó Elvira Lindo. Por qué escribe uno un blog.

Hay algunas razones; en mi caso, porque me lo pidieron. Estaba en Cartagena de Indias, de reportero, y los amigos de elpais.com me dijeron que les enviara unas crónicas; una de ellas fue sólo una línea: "Clinton irrumpe en el homenaje a García Márquez". Era el Congreso de la Lengua y el cumpleaños 80 del autor de Cien años de soledad. Clinton había anunciado su presencia, pero como Fidel: no se sabía cuándo iba a entrar, e irrumpió literalmente cuando estábamos escuchando uno de aquellos discursos, entre académicos y no, con que celebraron escritores y críticos y amigos los años de Gabo.

Al volver me propusieron que hiciera esto, un blog; yo no sabía ni qué era ni a qué me exponía. Pero lo hice, lo estoy haciendo, lo he hecho siempre; en una ocasión fallé, porque me aturdieron algunas de las cosas que se decían aquí; si este hubiera sido un blog caliente, conflictivo, en el que yo sacara cada día la cimitarra, hubiera sido coherente ese clima fascineroso que a veces se sufría; pero el blog no era eso, no quería serlo, y me fui..., por unas horas, como cuando mi padre se fue de casa..., por unas horas.

Regresé y ya no me fui más, y han pasado varias tormentas; a mi las tormentas (las personales) me dejan siempre perplejo, y mi reacción se nota por dentro, hasta que no las digiero siento sólo melancolía; luego es cuando se me suben los colores. Pero luego casi nunca recuerdo la razón de las tormentas. En fin.

Lo cierto es que sigo aquí, ¿y para qué?, me preguntan a veces, y la última vez me lo preguntó Elvira Lindo, como digo. Esa vez, el viernes último, acababa de suceder algo por la mañana; iba por la calle, a mediodía, y un joven atleta me siguió hasta llegar a mi altura, y entonces me tocó el hombro y me dijo: "Sigo su blog. Gracias", y el chico siguió corriendo.

Hay un señor, José María, de raíz canaria, que lee mi blog, y desde la altura de sus casi 90 años envía sus reflexiones... por correo electrónico y cada día. Sus comentarios se han hecho imprescindibles para mi; generalmente no está de acuerdo conmigo, y a veces está en abierto desacuerdo. Su escritura es limpia y veloz, llena de información, muy divertida; ahora está enfadado por lo que digo (y por lo que se dice) acerca de las consecuencias de la ley de Memoria Histórica en Santa Cruz, el pueblo del que (más o menos) somos. Pero esos desacuerdos son la sal de sus cartas.

¿Por qué escribo el blog? Pues por gente así, y por la que entra o por la que no se atreve a entrar, por los que se fueron y por los que se quedaron, por los que ya no están porque en un momento determinado ya no podían entrar, y por los que quisieran entrar y se preguntan ¿qué hago yo en un blog?

A todos ellos, a unos y a otros, y a hunos y a hotros, les dedico esta foto que he hecho esta mañana al levantarme y cuyos colores duraron un segundo exactamente, el tiempo que pudo abrir el teléfono para hacer la foto. Ojalá se la haya mandado bien a Rosa, a quien se la dedico sobre todas las dedicatorias.

Caravanaplaya

El País

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