Mira que te lo tengo dicho

Sobre el blog

¿Qué podemos esperar de la cultura? ¿Y qué de quienes la hacen? Los hechos y los protagonistas. La intimidad de los creadores y la plaza en la que se encuentran.

Sobre el autor

Juan Cruz

es periodista y escritor. Su blog Mira que te lo tengo dicho ha estado colgado desde 2006 en elpais.com y aparece ahora en la web de cultura de El País. En cultura ha desarrollado gran parte de su trabajo en El País. Sobre esa experiencia escribió un libro, Una memoria de El País y sobre su trabajo como editor publicó Egos revueltos, una memoria personal de la vida literaria, que fue Premio Comillas de Memorias de la editorial Tusquets. Otros libros suyos son Ojalá octubre y La foto de los suecos. Sobre periodismo escribió Periodismo. ¿vale la pena vivir para este oficio?. Sus últimos libros son Viaje al corazón del fútbol, sobre el Barça de Pep Guardiola, y Contra el insulto, sobre la costumbre de insultar que domina hoy en el periodismo y en muchos sectores de la vida pública española. Nació en Tenerife en 1948.

Eskup

La estética de Berlusconi

Por: | 30 de abril de 2009

La estética de Berlusconi es una manera de hacer la política, e incluso la cultura, de hoy. La cultura: televisión, radio, prensa, libros. Por la rendija de la cantidad se ha colado cualquier cosa, y mientras haya éxito hay justificación para lo que sea. En el caso de Berlusconi, ya ensayó la cantidad en la televisión, y en otros negocios, y lo trasladó a la política, desde que comenzó su andadura en lo que supuestamente es, y para él no lo es, el servicio público. Su aparente disputa con su mujer sobre el uso de misses o reinas de la belleza para suplantar a los candidatos es tan solo una metáfora, o un símbolo, de lo que pasa. La política ha perdido hondura, sus personajes han perdido hondura, y lo que sucede con Berlusconi es simplemente la caricaturización de la realidad más mostrenca. Reímos las ocurrencias de los políticos, nos preocupamos ante sus chifladuras, pero el poder no conoce la autocrítica, avanza en medio de la maleza que crea sin arrepentirse en ningún tramo de su espectacular malversación de la confianza pública, y gobierna con ocurrencias. Le pregunté el otro día a Ramón Jaúregui, el diputado socialista que ahora concurrirá a las elecciones europeas, por este fenómeno de aculturización progresiva de la política, y llegó conmigo a la misma expresión: falta de hondura. Berlusconi es tan solo un síntoma, lo que se ve, pero si uno empieza a rasgar la ropa de la política se encontrará desnuda la temible incnvenciencia de su indecoro.

Inútil decir más. Nombrar alcanza

Por: | 29 de abril de 2009

Esta es la historia del viaje de un libro, No, de Idea Vilariño. Ella murió ayer, en Montevideo; estuve allí; vi los rostros conmovidos de algunos amigos motevideanos, Daniel Viglietti, Hortensia Campanella; iban llegando de a poco a la capilla ardiente, en el bello edificio de la Universidad, y yo llevaba en mi cartera ese libro, No, editado hace más de veinte años por la editorial Arca, y que acaba con aquellos versos: Inútil decir más./ Nombrar alcanza. Hace meses una mujer, gran lectora, Andrea, viuda de Jorge Onetti, el hijo escritor de Juan Carlos Onetti, me lo recomendó, lo busqué, finalmente ella lo halló en una librería vieja de Montevideo, y me lo envió por correo. Cuando iba a emprender este viaje lo guardé en mi maleta, sin leerlo, y lo leí llegando a Buenos Aires. Un violento soplo de pesimismo. No. Escribiré de ello, pero antes déjenme que les diga. Ayer, cuando supe que le iban a rendir a Mario Benedetti un homenaje en Montevideo, decidí precipitadamente que era el día de ir a Uruguay, a ver al poeta, a escuchar sus versos, a oír cantar a Viglietti. Y puse dentro de un maletín de mano la última biografía de Mario, la que escribió Hortensia Campanella, y Geografías, que acaba de redditarse. Y vi allí No, enseñando su violenta pluma negra, su nihilismo anhelante. Y lo metí también en la maleta, como un amuleto, como un recordatorio de que la vida se acaba y ya no importa. Cuando llegué al aeropuerto un mensaje de Andrea: Murió Idea. Así, sin vuelo en el verso. Y en el teléfono Hortensia Campanella: se suspende el homenaje a Benedetti, ha muerto Idea. No importa, subí al avión, estuve en Montevideo, me acerqué adonde está internado Benedetti, estreché las manos de algunos amigos, vi el dolor de la despedida de Idea, y por la tarde, conducido por mis amigos Virginia y Julián, caminé por esas calles nuevamente, miré la enorme melancolía bellísima de Montevideo, y me encontré con Andrea, que leía libros y me regaló, otra vez, una cajita en la que acaso quepan otra vez estos versos que animaron ahora esta casualidad tan hondamente melancólica, la casualidad final de No y de Idea.

Gracias a Ricardo Bada y a tantos amigos que han bromeado con mi torpeza con el ordenador, y sobre todo a Ricardo por explicarme cómo salir del atolladero. Ha sido una bendición para mi torpeza que hubiera otro ordenador al lado del que no me funcionaba: este tiene las letras en su sitio. Imagino que más de un inglés lo habrá maldecido. Y ya ven ustedes, a mi me va bastante bien.

Tenemos que hacer algo con esta casualidad

Por: | 28 de abril de 2009

Es probable que este post que escribo ahora entre desde otro lado del 'eter escrito de otra manera< lo he escrito en mi computadora, en mi cuarto, pero se resiste a cumplir la funci'on final de ser publicado. As'i que regreso adonde ayer me pele'e con la m'aquina y con sus improbables acentos. Espero que hoy haya e;e. En efecto, no la hay, procurar'e, pues, escribir sin e;e, pero me resisto a escribir sin acentos, as'i que saldr'an como ellos quieran.

Hace muchos a;os Mario Benedetti se encontr'o en un aeropuerto de Par'is con su paisano Daniel Viglietti, el cantante. 'Este le dijo que estaba escribiendo m'usica a partir de sus poemas. Y Mario le dijo 'Tenemos que hacer algo con esta casualidad'. Mario habla a veces as'i, como si le estuvieran saliendo del alma los versos. Ambos convirtieron esa expresi'on en una especie de compromiso, de contrato, y a partir de entonces uno compuso y el otro acepto que esa musica iba a ser la que acompa;ara sus versos durante un tramo largo de giras y de encuentros. Hoy se produce uno de los hitos de esa gira mundial que jam'as ha cesado, y que se ha convertido en discos y libros. La Fundaci'on de Cultura del Sur y el Centro Cultural de Espa;a en Montevideo se juntan, uno en Madrid y el otro en Montevideo, para rendir homenaje a Mario, que anda ademas estos dias algo delicado de salud, algo que siempre le ha pasado> primero fue el asma maldita, como una compa;era inseparable de su respiraci'on dif'icil, y luego el coraz'on, y luego el tiempo, ese gran impostor. Ahi est'an sus versos, surcando el mar de la vida, respirando para que todos respiremos, venciendo con melancol'ia linvencible man'ia de cantar.

Disculpen los acentos, y las e;es. No hay nada como la casa de uno para escribir posts.

Papeles inesperados

Por: | 27 de abril de 2009

De nuevo en Buenos Aires, ciudad que amo. Y de nuevo la atmosfera inconfundible de Julio Cortazar, su literatura siempre esperando. Hubo un misterio en el, lo sigue habiendo. Vengo para la feria del libro, y Julia Saltszman, la editora de este libro ultimo de Julio Cortazar, Papeles inesperados, me pone los dientes largos. Ya el libro esta hecho, lo edita Alfaguara, mi antigua editorial, pero hasta este fin de semana no sale en ningun lado, lo guardan como el oro, como uno de esos esos best sellers de los que hablaba ayer Manuel Rodriguez Rivero en El Pais Semanal. Aca estoy, pues, esperando ese libro y esperando la feria, recien caido del avion que durante once horas y media me tuvo embutido en el aire. Llegue de noche, ahora ya llevo unas horas aca, con la excitacion de todo lo posible en Buenos Aires, los cafes, los libros, los amigos, el aire. Tengo un problema con el adsl, va muy lentamente en la habitacion, y he bajado al rumor del patio del hotel, donde gente habla de negocios, y donde la maquinita se niega a poner los acentos en su sitio. Pero despues de estos dias de tardanza no he querido seguir tardando. Buscare un sistema para que vuelva a funcionar adecuadamente mi ordenador, y mientras tanto les cuento que ya estoy en Buenos Aires, la ciudad que tanto amo. Y que ya les ire contando.

Noticias de México

Por: | 26 de abril de 2009

Las noticias que llegan de México llenan mi sentimiento de zozobra; seguro que se supera la situación, y esa nube negra que ahora atraviesa la preocupación de los mexicanos, y de los que no lo somos pero sentimos como mexicanos, pasa pronto y dentro de nada es el mal recuerdo de una enfermedad desterrada. He hablado con algunos amigos mexicanos, no he conseguido hablar con otros. A todos les deseo el mejor regalo, la salud; en este reencuentro con ustedes querría agradecer a muchos el interés que expresaron por ese episodio pasajero que me sucedió el otro día en Alcalá, y quería pedirles disculpas por mi ausencia de estos días y por mi escueta nota de hoy. Estoy en medio de viajes; estuve en Fuerteventura, hablando de libros, en una feria fantástica que organiza el Cabildo allí, y estuve en mi pueblo, el Puerto de la Cruz, con mis paisanos, recordando hechos y sueños de la adolescencia y de la juventud; fue un rato magnífico, del que regreso muy gratificado, como cuando a uno le da un abrazo un amigo verdadero. Y ahora estoy haciendo el equipaje porque viaje a Argentina. Desde Buenos Aires mañana seguro que tendré el sosiego que ahora no tengo para contarles más cosas que las que ahora el apresuramiento de entreviajes me deja contarles.

Porvenir de las estanterías

Por: | 24 de abril de 2009

Hubo algo que me ocurrió ayer por la mañana que me reafirma en la casualidad de la vida, este hilo que nos junta con lo que ocurre y que al mismo tiempo nos puede desprender de lo que pasa, en un instante, en ese instante que Kipling dice que media entre la victoria y el fracaso, por usar esas dos palabras impostoras. Íbamos hacia Alcalá de Henares, a la entrega del premio Cervantes a Juan Marsé, y me puse a leer en el asiento trasero del coche; a leer y a escuchar la conversación de mis compañeros de viaje. En un momento determinado de la lectura entró en mi cabeza un resplandor lateral, muy definido, claro, restallante, y por un momento perdí la noción de lo que sucedía, como si fuera un dolor redondo, tangible, situado en todo el cerebro, maligno pero perfecto. Cuando llegamos a Alcalá, el compañero que iba conduciendo decidió aparcar, y nos dejó en una esplanada soleada y grande; busqué asiento, traté de que nadie alrededor conociera el alcance de mi incertidumbre; el dolor seguía, pero el resplandor lateral fue cediendo, pero me sentía incapaz de abandonar el asiento improvisado, así que agradecí que el compañero tardara entre su entraba al aparcamiento y su reaparición como peatón. En el transcurso de la dolencia recordé mucho al doctor Lozano, mi amigo, que me habló de este dolor cuando ocurrió en otras ocasiones, y ahora no recuerdo cómo definió, médicamente, la naturaleza del resplandor. En fin. Aquello fue cediendo, pero el dolor duró todo el día; me acompañó en la entrega del Cervantes, pero seguí simulando; me alivió escuchar a Marsé, en un discurso en el que Juan combinó la crítica cultural con el comentario sociológico y la expresión familiar de sus pasiones, que en muchos casos son sus amistades. Luego estuvimos en el patio del paraninfo alcalaíno, hasta que nos fuimos y escuchamos a la tuna repetir su escenografía de cada año; vimos a los nietos de Juan, a sus hijos, a sus amigos (Joan de Sagarra, Pilar Aymerich, Lluis Izquierdo, Yvonne Barral), vimos a Joaquina, a Manuel de Lope..., a muchas figuras que son imprescindibles para entender que Juan es una inmensa geografía humana, siendo tan huraño y tan solitario, la cantidad de gente que concita a su alrededor y que le quiere... Volvimos a Madrid, y el dolor siguió martirizando mi cabeza cansada, escribí sobre Marsé, corregí  una entrevista que le hice a Ramón Jáuregui, y luego fui, con Manuel Vicent, con Ángel Sánchez Harguindey y con Julio Llamazares al espacio de la librería de Ivory Press, en la calle Comandante Zorita, a hablar de libros, ante la presencia de Elena Foster y de un gentío. Me extrañó ver tanta gente en una librería nueva escuchando hablar. Estuvieron muy brillantes mis compañeros, hablando del pánico que hay ahora en las estanterías: ¿tendremos libros digitales, tan solo, se morirá el libro? ¿Cómo será le lectura en el futuro? Yo les hice preguntas, y haciendo preguntas se me fue aliviando el dolor, hasta que nos invitó Elena a un vaso de vino y a unas lonchas de jamón, y entonces creo que se alivió ya casi del todo el dolor restante hasta el punto que pensé que todo es casualidad, la vida, el dolor, la felicidad, la incertidumbre y el amor. O la duda.

La foto

Por: | 23 de abril de 2009

El papel de EL PAÍS en la transición está en la historia; fue, además, un periódico decisivo en la noche del 23F. A los que ya peinamos sólo canas tenemos esa memoria nos llena de orgullo ese pasado, que forma parte de la memoria, y por tanto del presente. La fotografía del Rey abrazando a un Adolfo Suárez anegado de las brumas inextricables del alzheimer me conmovió, como a tantos que hemos vivido la historia de ambos, que es también la historia sentimental, política, y en nuestro caso también periodístico, de nuestra generación. La foto se publicó, lo que es la vida, el 18 de julio de 2008, fue tomada por el hijo de Suárez, Adolfo Suárez Illana, y ahora ha sido premiada como la imagen del año por el jurado de los premios Ortega y Gassett que convoca nuestro periódico. La foto evoca una historia en la que hay visos sentimentales, políticos, personales...; pocas veces una imagen en la que además sus dos protagonistas están de espaldas simboliza tanto. Está en la web, le pediré a Rosa que la suba aquí, junto a este reflexión que es también un recuerda, una reliquia que sigue siendo presente, como la memoria.

Rey_Adolfo_Suarez_julio_2008

Imanes de Juan Muñoz

Por: | 22 de abril de 2009

Juan Muñoz tiene imán; lo tenía, lo tiene. Murió, su cuerpo es pasado; era un hombre joven, con una energía que se acompasaba con su imaginación. Le conocí con su mujer, Cristina Iglesias, la escultora, y con Lourdes Iglesias, escritora, hermana de Cristina; eran días en que todo parecía abrirse en el cielo y en la tierra, y su entusiasmo era como un imán de velocidad y energía increíbles. Después de su muerte la Tate de Londres hizo con su obra febril una exposición extraordinaria, en la que destacaban las miradas; es curioso, no había ojos, en sus personajes, ni siquiera había bocas, o no las había evidentes, y sin embargo aquella muestra era de ojos y de bocas, de palabras y de gestos, una exposición móvil de la que sobresalía su ironía, que es la expresión enérgica del alma. Ahora esa exposición, aumentada, ha venido al Museo Reina Sofía, en Madrid, donde se inauguró anoche; había un gentío impresionante; yo busqué las salas semivacías, tenía en mi como un espíritu de recogimiento con el que quería percibir ese imán fantástico que desprende la energía de Juan, y sobre todo estuve, silencioso y solo, en una sala en la que se exponen sus balcones; en uno de ellos él había incrustado una nota de servicio de correos, un aviso de urgencia, y en la paz de esa combinación, el balcón, que es la mirada, y el correo, que es la urgencia, me pareció ver latir la hondura de su  trabajo y la melancolía de su ausencia, como si fuera veloz y hondo al tiempo, la combinación de la que estaba hecho su espíritu feliz e invencible; el espíritu que está ahora en su obra. Vayan a verla.

Un arma cargada de futuro

Por: | 21 de abril de 2009

Todos los años un alma bondadosa que es capaz de desprenderse de su tiempo para regalarlo a su comunidad, Antonio Albarrán, organiza en Vallecas La Calle del Libro, una denominación que en estos tiempos parece un desafío, cuando tantos agoreros lanzan sobre el libro el anuncio de su decapitación. Este año esa calle se hace en torno al cine y a Gabriel Celaya, por separado; y anoche nos tocó hablar a mi compañero José Andrés Rojo y a mi del poeta vasco trasterrado en Madrid, y muerto en 1981, después de una vida en la que cambió de identidad para ser más libre, padeció el miedo bajo la dictadura y dejó escrita una poesía experimental, existencialista y comprometida que surcó el firmamento de la literatura española al tiempo como un puño y como una mano abierta. Junto a nosotros intervino el músico Floro Aramburu, que cantó, con la música de Paco Ibáñez, el poema-emblema de Celaya, La poesía es un arma cargada de futuro. En el transcurso del coloquio una maestra de primarias contó su experiencia con los niños a los que leyó poemas de Celaya, de la colección, elegida por María Asunción Mateo, que circula por Vallecas editada por Ediciones de La Torre. Fue un momento alegre y emocionante en torno a la poesía y a la vida de los poetas, y nosotros nos volvimos a la oscuridad de Madrid como si regresáramos de un paisaje de infinita, tranquila, inolvidable nobleza. En esta semana de los libros que los libros huelan a la hierba que tuvieron siempre dentro es una noticia cuya sencillez merece ser guardada como un talismán secreto.

Quino y Mafalda

Por: | 20 de abril de 2009

El personaje de Quino, Mafalda, lleva muchos años sin salir de su s lápices, pero sigue siendo el emblema del gran humorista argentino. Así que hasta para decir que Quino se toma unas vacaciones mentales la prensa, y este periódico también,  utiliza una imagen de Mafalda. ¿Qué tenía Mafalda? Yo creo que Mafalda tenía sentido común, y ánimo. No se situaba por encima de los demás, sino que trataba de comprenderlos; no era arrogante; preguntaba lo que no sabía, o lo que no tenía claro, y era amable e inteligente, pero no arrojaba contra los demás ni su amabilidad ni su inteligencia; era cariñosa con sus padres, pero no era complaciente, ni con los padres ni con los adultos; estaba muy bien informada, y si no estaba bien informada lo decía; dudaba muchísimo, era su emblema; las preocupaciones que tenía sobre la tierra y la humanidad eran las que fueron, y han seguido siendo las mismas; atravesó muy bien el océano porque procede de una cultura, la argentina, que siempre ha estado cabalgando entre continentes y países, y se basa en la discusión y en los intercambios que propicia la cultura, y por tanto en el valor absoluto pero íntimo de las palabras. Mafalda era humor, pero no era sólo la nata, la superficie, del humor, sino que era la hondura melancólica que reside en el alma de todo humorista (desde Buster Keaton hasta Rep pasando por Gila) y que es la que se vislumbra en la sonrisa invariablemente triste del gran Quino. Volverá, y esa melancolía dará luz a la noche en la que vivimos.

El País

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