Mañana no será lo que Dios quiera es el título de la biografía novelada del poeta Ángel González escrita por Luis García Montero, su amigo. La presentamos anoche en la Feria del Libro de Madrid, con Joaquín Sabina. En el acto, celebrado en la carpa que tiene el nombre de Carmen Martín Gaite, hubo muchísima gente; en primera fila estaba la compañera de Ángel, Susana Rivera, que acababa de llegar de Estados Unidos, donde enseña literatura. Sabina leyó un texto en el que dice algo que refleja muy bien la relación que todos los (más) jóvenes teníamos con Ángel: era un maestro casi padre. Pero a alguna hora de la noche aquel ser pudoro y silencioso dejaba de ser padre para ser hermano y casi hijo. La portada del libro, que ha editado Alfaguara, editorial a la que pertenecí, reproduce una foto del Ángel niño, o hijo, que, como también señaló Joaquín, se parece muchísimo a la imagen del niño en la película de Charles Chaplin El Chico. Ahí está Ángel con su gorra ladeada, y su sonrisa confiada, su mentón corto (del que tanto habla Luis en su biografía-novela, y que fue la causa de que Ángel siempre llevara barba), y el brazo derecho aguantando un buen fajo de periódicos. ¿Cómo consiguió Luis vencer el pudor de Ángel para que éste le contara parte de su vida, al menos hasta 1951? Fue una tarea constante, que refleja por una parte la voluntad de saber del entrevistador y la amistad que le unía al entrevistado. Ángel quiso contar tan solo hasta 1951, que es la fecha en que vino a Madrid, a abrirse un camino más abierto que el que le esperaba, hacia atrás y hacia adelante, en Oviedo, su tierra natal. Contar ese periodo es en cierto modo contar la raíz de toda la poesía de Ángel González, pues antes de la guerra, durante la guerra y en la terrible posguerra se hicieron el miedo, la extrañeza, la desconfianza, y también la ironía desencantada que cubre de arriba abajo la poesía del autor de Palabra sobre palabra. Decía anoche García Montero que en la realidad presente Ángel vivía el pasado, y este libro se convierte por ello en una especie de caja negra de la literatura, de la ética y de la estética, del poeta. Le pregunté a Joaquín Sabina si ya sabía qué había detrás de los pudores de Ángel, y dijo que él había advertido, a partir de este libro, que que lo había era un subterráneo de objetos valiosos. Luis se declaró heredero de su poesía. ¿Y qué es su poesía, de donde viene? Es la poesía que refleja la relación del yo con el mundo; y en cuanto a la segunda pregunta: viene de Machado y de Juan Ramón. Fue un diálogo interesante que terminamos cuando ya había pasado la tormenta cuyo ruido de agua había marcado toda la conversación como un fondo musical de guitarras rotas o desafinadas. Hoy hace un día espléndido, por cierto; iré también a la feria, pero no tendré acto alguno. Procuraré ir por donde no cae el polen.