Siempre he admirado en Ana Blanco su sobriedad, que no es impostada; es una periodista consciente de que alguien que pone voz a las noticias ha de ser sobria, levemente institucional, muy seria; el énfasis es para otros programas; los noticiarios (los telediarios, en su caso) no son espectáculos; están ahí para que la gente se haga una idea de lo que sucede, y no para saber qué piensa el periodista de lo que está diciendo. Hay otros noticieros llamados de autor, y ahí es legítimo escuchar valoraciones, se sabe de qué va la cosa, no te engañan. Pero en los telediarios de Ana Blanco hay una obligación de síntesis noticiosa que huye de otra valoración que la estrictamente periodística. Con ese bagaje se puso anoche al mando del debate entre el popular Mayor Oreja y el socialista López Aguilar. Detrás del debate, pórtico de otras discusiones previas a las elecciones europeas del día 7 de junio, hay una larga negociación política (entre partidos) que decide el formato del diálogo. Y ahí viene el descalabro. A la buena periodista que es Ana Blanco se le somete a una obligación: es la responsable del minutado, y de la enumeración de los temas. Los dos debatientes se convierten (por su propia voluntad, o la de sus partidos) en individuos que enumeran, por el método Olendorf, los asuntos que creen que son de digestión adecuada para sus electores, y descuidan los asuntos que entre los dos van surgiendo a la atención pública. Los dos son buenos candidatos, y ambos pueden dar de sí un debate interesante, y la periodista que tenían entre ellos, organizando el diálogo, es extraordinaria. ¿Qué sucede? Que la política teme al periodismo, y los políticos (o sus partidos) se hallan cómodos con su corsé, diseñados por ello para que sólo les roce el fulgor de la discusión liberada. Es una democracia acartonada, que además tiene palmeros inmediatos que desdibujan el debate sobre el debate: antes de que acabara ya había algún medio que había decidido que había ganado uno de los dos (en concreto, Mayor Oreja). Para eso se quedan los debates, para que se ponga en marcha inmediatamente después (e incluso antes) el lugar común de las estadísticas interesadas. Y al público (y al periodismo) que le den dos duros.
Hay 32 Comentarios
Bueno, me río yo de la "pedagogía" de Felipe González y de Alfonso Guerra. Entre lo de "anguita y aznar son la misma mierda" del primero y ser el dudoso precursor de instaurar la corrupción política en este país del segundo (gracias a su impagable hermanito), no me parecen modelos a seguir. Eso sí, alguno que otro lo intenta (López Bermejo, Pepiño, Pajín, Zaplana, Fabra...) que son de la misma clase: faltones, chulescos, desafiantes y justitos de titulación. Luego está el modelo Zapatero: caracartones con inagotable capacidad para repetir una y otra vez consignas de patio de colegio y para negarte la evidencia sin pestañear y sin arrugar el gesto. De este último modelo el mismo López Aguilar es un buen ejemplo. Hablando de su afición a las caricaturas, parece una caricatura del propio Presidente. En este país ha habido muy poquitos diputados con verdadero carácter. Elegantes y dotados para la oratoria. Pienso en Anguita, Miquel Roca o actualmente Durán i Lleida. Para de contar. Nos tendríamos que remontar mucho más atrás.
Publicado por: javi | 26/05/2009 12:25:03
Lo mejor del debate fue Ana Blanco, como siempre. Qué guapa y elegante. Claro, de Bilbao.
Publicado por: elintenso | 26/05/2009 12:24:52
Juan, dices que "Es una democracia acartonada, que además tiene palmeros inmediatos que desdibujan el debate sobre el debate: antes de que acabara ya había algún medio que había decidido que había ganado uno de los dos (en concreto, Mayor Oreja)".
Viene de lejos, creo que ha creado habito o costumbre en la politica de España, lo vemos en el Parlamento que cuando el Presidente hace un discurso, de medidas novedosas, sale a reglón seguido Rajoy, con unos folios, escritos y le contesta, sabiendo todos los que escuchamos que no tiene nada que ver con el discurso novedoso del Presidente.
Cada uno habla para su parroquia, aúnque quede como un charlatan de la fe negra.
Esa es la tela que tenemos en el panorama politico español.
No tenemos grandes disectadores que haga pedagogia en sus discursos como Alfonso Guerra o Felipe Gonzalez.
Hoy solo hablan de los descalabros de la casa del vecino.
Salud.
Publicado por: Antonio Corbalán | 26/05/2009 12:09:56
Los entendidos en la Tauromaquia dicen que: "Hoy salen por toriles toritos de diseño para los toreros de hoy".
Los que pintan canas cuando ven los enfrentamientos entre los numeros uno a las Europeas, piensan: "estos son dos politicos que hablan para su parroquia, pero no hace pedagogia y explican para que hay que votar en las Elecciones", ¿Para que es bueno que se vote?.
El programa politico de ayer, perdió la oportunidad de explicar que tiene mucha importancia el Parlamento Europeo, que las carreteras que sale o llegan a Madrid, estan subvencionadas por Europa, que el aceite que tomamos en el desayuno con las tostadas, esta subvencionado por Europa.
Los ciudadanos estariá mucho mas agradecidos a los politicos si en vez de tirarse a la cara sus defectos, explicarán la cantidad inmensa de relaciones con el Parlamento Europeo.
Salud.
Publicado por: Antonio Corbalán | 26/05/2009 11:51:13
Pues estas son las consecuencias de que los periodistas hayan ido haciendo dejación de sus funciones... a santodequé un periodista que se precie asiste a una rueda de prensa de un político en la que no se admiten preguntas, o actos en los que solo se dejan coger imágenes o aceptar las preguntas y los tiempos que antes han decidido los partidos y no salirse ni un segundo de los tiempos tambien pactados... el periodista no tiene voz, iniciativa para torear a los morlacos políticos? pues eso es lo que estamos pagando, que ni hacen debates ni nada, porque si a lo de ayer se le llama debate a mi desde hoy me tendréis que llamar Obispo de Lassantasfés... entre todos estamos destrozando la democracia, la política, la justicia, el periodismo... y el preciso nombre de las cosas. Por dónde empezar, si es que tenemos arreglo...
Publicado por: iago | 26/05/2009 11:21:27
Tienes toda la razón, Montse. Sorry. Fue un lapsus de la mano, en concreto del dedo que se posa en la O y que dejó que se posara ahía el dedo que se posa en la A., que viene de Ana. Lo corrijo, pero que conste el error habido.
Publicado por: Juan Cruz Ruiz | 26/05/2009 11:13:17
Juan, corrigelo antes de que lo vea nadie... Ana BlancO...
beso grande.
Publicado por: montse | 26/05/2009 10:58:23