Instantes de la felicidad

Por: | 12 de junio de 2010

En tiempos de turbulencia, física, anímica o moral, conviene imaginar lugares en los que alguna vez, ahora en otro tiempo, se vivieron instantes de paz, sitios donde aún es posible sentir esa sensación de la que hablaba Leonardo Sciascia, el instante de la felicidad.

En mi caso personal, hay un sitio al que siempre va mi memoria (y a veces mi cuerpo) cuando siento el aguijón de un cansancio sin límite. Es un lugar muy específico de Lanzarote, una esquina exacta de la casa en la que viven algún tiempo del año Pilar del Río y José Saramago. Hace muchos años, cuando Saramago empezó a venir a la isla, le entrevisté en ese sitio; en un momento de la conversación levantó la mirada, luego alzó su cuerpo y señaló a lo lejos. Era Fuerteventura, el sitio donde Miguel de Unamuno vivió un destierro que tuvo el aire desgarrador de todos los destierros. Saramago dijo entonces, o eso es lo que está en mi memoria: “Me podrán quitar todo, pero nunca me quitarán el aire”.

Para los asmáticos, la palabra aire tiene un valor muy especial, como la palabra durazno, o como la palabra naranja, o la palabra café. Tantas palabras que nos dan aire o paz. Aquel momento de aquella vieja conversación, el aire específico de aquella esquina exacta de la casa en la que me recibió, sus puertas verdes, sus paredes de piedra, la presencia cercana de las playas de Fuerteventura en las que Unamuno redescubrió la rara textura telúrica (y marina) de los percebes, la conversación lenta con los amigos que contribuyeron a deshacer en la isla la atmósfera del cautiverio…, todo eso me sirve ahora (me ha servido siempre) como me ha servido siempre (y ahora) la palabra aire.

Saramago no lo sabe, claro, no tiene por qué, pero ese está entre los mayores regalos que me ha hecho, ese rincón de la vida al que acudo siempre aunque no vaya físicamente a Lanzarote.

Cerca de allí, por otra parte, hay otro sitio que tiene en mi memoria un efecto similar; fue la cocina de la casa de César Manrique, y ahora es una de las dependencias de su muy cuidada, y muy pacífica y creativa fundación. En esa cocina me recibía César en las madrugadas, a finales de los 80, cuando yo regresaba a su casa y él ya estaba en la puerta grande, lavando su coche como si estuviera pintando un cuadro siempre igual y siempre diferente. Aquella cocina era un lugar muy especial; paredes blancas, suelo blanco, muebles blancos, y encima del poyo (o de la encimera, que dicen los peninsulares) había habitualmente una fuente enorme llena de higos picos, pelados, frescos. “Come”, decía, “no hay nada mejor que estos higos para cuando uno está cansado”.

Esa imagen de César siempre en forma, dispuesto a dar la bienvenida al día como si fuera una aventura especial, vuelve a mi memoria asociada a la imagen fresca, singular, de un entusiasmo que fue su forma de ser. Y ya no me lo imagino nunca, jamás, en sitio mejor que en aquella cocina en la que sentí, como él, una paz rara, como si estuviéramos fuera de aquí y por tanto fuera del mundo.

Y hay otro sitio, aparte del patio de mi casa y el aire fresco de la Punta del Viento, en mi pueblo, el Puerto de la Cruz. Es el largo salón de la casa mexicana del escritor colombiano Fernando Vallejo, cuando el autor de El desbarrancadero acaricia a sus perros, sonríe y calla como si el violento autor de tantas obras contra todo fuera de pronto un muchacho que está descubriendo en la mirada ajena la probable ternura que le queda al mundo. Esa ternura, no cabe duda, también se dice con la palabra amistad.

Hay 79 Comentarios

Felices fiestas

Estoy, que no soy, feliz. Y esta felicidad instantánea quiero compartirla con un conocido que puede convertirse en amigo. Es feliz, ahora no lo está, sino fuera de sí mismo.

Miguel Mora

El Perich.

¡concho! Savatermonteroruízmantillasabinatruebaelpaísinfirma

Nueva York, 2012, Mundo Futuro.

Buenas fotos y un texto para recrearse en su lectura. El sol, empero, está asesino aquí. Guardamos este Babelia. Gracias. PS: en el cine Paloma, Madriles, proyectaban las apocalípticas Yul, las de Bruce Lee y las de Mazinger en programa doble. La abuela se quedaba dormida. Años 70.

Escuchando el Mambo Nr. 808 de Komor Kommando. Esto es tan bueno que quita las penas.

Gracias, Yahvé.

It's my direction, it's my proposal
It's so hard, it's leading me astray

My obsession, it's my creation
You'll understand, it's not important now

All I need is co-ordination
I can't imagine, my destination
My intention, ask my opinion
But no excuse, my feelings still remain

My feelings still remain

McCluskey. Estuvo generoso, enérgico pudo con tod@s y con esa voz... El de Zona Musical con su portátil. Muy buenas fotos -veré las mías- y una crónica positiva y también realista. Ayer, fue el primero.

Darin en Qué!

I did it, man.

Got the sample? Got IT?

Ya te digo, y un recuerdo para Lamela.

En esta ocasión, cuando llegué a su casa, para determinadas tareas, me encuentro un recorte que ha dejado mi padre. Sin embargo, creo que son 59 si las cuentas no me salen mal.

La música industrial. Jajajajajaja

La lectura de El País.

Lorca, leer sus crónicas taurinas, una delicia.

No es de GC pero los canariones me descubrieron el gazpacho de remolacha. Los de la isla preciosa, que no bonita, la vieja. En fin.

Qué poco se escribe de la gastronomía canaria. Qué infravalorada. Huele a trauma. En fin.

Juan Cruz.

Estoy tranquilo, Juan. Valora mi humildad.

¿te tronchas? Qué cínico infeliz

Los periodistas españoles que le gusta a la página journalists on facebook

Fernando S escribiendo de Ciorán.

Publicar un comentario

Si tienes una cuenta en TypePad o TypeKey, por favor Inicia sesión.

TrackBack

URL del Trackback para esta entrada:
https://www.typepad.com/services/trackback/6a00d8341bfb1653ef0134840d455f970c

Listed below are links to weblogs that reference Instantes de la felicidad:

Mira que te lo tengo dicho

Sobre el blog

¿Qué podemos esperar de la cultura? ¿Y qué de quienes la hacen? Los hechos y los protagonistas. La intimidad de los creadores y la plaza en la que se encuentran.

Sobre el autor

Juan Cruz

es periodista y escritor. Su blog Mira que te lo tengo dicho ha estado colgado desde 2006 en elpais.com y aparece ahora en la web de cultura de El País. En cultura ha desarrollado gran parte de su trabajo en El País. Sobre esa experiencia escribió un libro, Una memoria de El País y sobre su trabajo como editor publicó Egos revueltos, una memoria personal de la vida literaria, que fue Premio Comillas de Memorias de la editorial Tusquets. Otros libros suyos son Ojalá octubre y La foto de los suecos. Sobre periodismo escribió Periodismo. ¿vale la pena vivir para este oficio?. Sus últimos libros son Viaje al corazón del fútbol, sobre el Barça de Pep Guardiola, y Contra el insulto, sobre la costumbre de insultar que domina hoy en el periodismo y en muchos sectores de la vida pública española. Nació en Tenerife en 1948.

Eskup

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal