Bueno, no tan extraño, pero ya les explicaré.
Desde que el doctor Uriarte, traumatólogo y deportista sabio, me contó que en todos sus viajes deja en algunos lugares secretos indicaciones que han de seguir sus nietos para descubrir en el futuro los tesoros que ve, apunto en una libreta y luego inscribo en mi ordenador algunas de las maravillas de la tierra.
Hace poco estuve en Guadalajara, México, y anoté en mi cuaderno lo que vi en sus plazas, que son quizá las más animadas del mundo, o por lo menos del mundo hispánico. Luego estuve en el Distrito Federal, y el escritor colombiano Frnando Vallejo me llevó a dos parques fantásticos. Uno es el Parque México y otro es el Parque España. Hayuna particular en esos parques, como en todos los de México: desde 1926 hay en ellos bibliotecas públicas. Pero lo que anoté de esta visita memorable al Parque México, que fue diseñado por Diego Rivera, fue el insólito espectáculo de los centenares de perros que esperan allí su turno para ser amaestrados. Los perros no se mueven, no ladran, viven pendientes de las órdenes de sus dueños, o de sus amos, que en este caso son los chicos que desarrollan allí esta labor instructiva para los perros y fantástica para el paseante.
Pensé en Uriarte, y anoté en mi libreta lo que vi tanto en Guadalajara como en México. Luego viajé a Madrid, donde hice escala antes de paertir hacia Fuerteventura, donde unos amigos que hacen cine y televisión, Miguel G. Morales y Chano Álvarez Castro, me pidieron que estuviera con ellos y su equipo en busca de las huellas que dejó Ignacio Aldecoa en su hermoso Cuaderno de godo.
Claro, tuve que apuntar más maravillas en la libreta. Uriarte dibuja unos mapas que luego entrega a sus hijos para que éstos a su vez los pasen a los suyos. Lo que él quiere es que algún día sus descendientes sepan dónde dejó su testimonio de maravillas. Yo no sé hacer mapas, así que yo scribo en una libreta lo que veo, y ojalá algún día esas libretas tengan el efecto de los mapas de Uriarte.
Lo cierto es que siguiendo ese rastro de Aldecoa vi verdaderas maravillas en Fuerteventura, antes de seguir viaje a Lobos y a Lanzarote. En la isla majorera estuve en el desierto de Tisamanita, donde la tierra ha recibido las cuchilladas del tiempo pero se ha removido para ser, desde lo esencial, desde ese esocirla del que hablaba Miguel de Unamuno, una metáfora perfecta de la ensimismada soledad de la isla.
Apunté frenéticamente en mi libreta; volví feliz de esa excursión magnífica hacia ese territorio en el que parecen dormir las obsesiones solitarias de una isla que, al amanecer, por Corralejo, dibuja playas perfectas, dunas inolvidables bajo un sol que parece dibujado por un dios sabio.
Lo apunté también. Y guardé la libreta. En mi maleta. Con mi ordenador. Dejé la maleta en la consigna del hotel. Un descuidero la extrajjo de ese ámbito privado y supuestamente seguro. Ahora sólo mi memoria es depositaria de aquellas maravillas que apunté en mis viajes. No sé para qué le servirá al maldito ladrón lo que dejé escrito ahí como testimonio de las maravillas. Es curioso cómo puede pasar uno de la maravilla al desencanto. Pero así es la vida. Ah, entre las cosas que había en la maleta estaba el último libro de Juan José Millás, una extraordinaria recopilación de las extrañas hazañas de los hombrecillos. Pues el hombrecillo (u hombrecilla) que me robó estará ahora leyendo esas hazañas, que yo volveré a tener cuando Juanjo me envíe otro ejemplar.
¿Extraño robo? No, pero yo estoy muy extraño.
Hay 15 Comentarios
Quizá la combinación más triste de un hurto o una pérdida de un objeto se dé cuando quien lo regaló ya no está. Efectivamente que las cosas cobran vida. Sin embargo, bueno es barajar que se está vivo cuando la realidad pudiera haber sido otra. En un mundo cada vez más armado se agradece el guante blanco.
Publicado por: Lector | 08/09/2010 23:47:21
Por supuesto, lector, yo también tengo experiencias de ese tipo, pero prefiero no recordarlas.
Publicado por: María | 08/09/2010 20:31:23
Mejor un descuidero que a navaja o pistola, María. Algunos sabemos de lo que hablamos. Saluditos.
Publicado por: Lector | 07/09/2010 12:46:06
Nos sentimos extraños ante la pérdida de los objetos que tienen que ver con nuestros sentimientos. Puede ser un robo, puede ser algo que dejamos olvidado y no podemos recuperar, puede ser algo que se nos cae de las manos y se rompe... Pero, en realidad, lo que se rompe es el hilo que nos une al objeto que atesora nuestra intimidad. Es como si se nos hubiera desprendido un trocito del alma. Y en el caso del robo, nos gustaría saber si está en buenas manos.
Publicado por: María | 07/09/2010 12:12:18
Jo, Don Juan! ¡Qué devastadores para el alma son eso robos y, además, ¿¡En la consigna del hotel!? Entonces fue más de uno el descuidero (no quisiera estar en los zapatos del responsable del lugar)
Es verdad que lo que más duele es el robo de la memoria. Por suerte usted tiene otra que le permite recordar nombres, lugares, dar testimonio de las maravillas.
De todas formas estos robos, aunque menores, dejan una gran sensación de impotencia y desencanto
Lo siento
PD: ¿De verdad cree que el hombrecillo u hombrecilla es capaz de leer un libro? (Pensándolo bien: ojalá)
Publicado por: Una ET en Euskdi | 07/09/2010 11:39:22
Lo importante, Cruz, es que a usted no le haya pasado nada. Un abrazo.
Publicado por: Lector | 07/09/2010 11:10:50
La pintura del perro de Goya mirando al vacío de la condición humana es una extraordinaria anotación para los nietos de cualquier abuelo, incluido el del ladrón de maletas a quien, seguramente, nadie enseñó a "morder" a quien se lo merece. Un abrazo.
Publicado por: Juan Miguel Rsmos García | 07/09/2010 6:21:53
Y que siento lo del Robo......que lata.......
Publicado por: maria n. | 06/09/2010 19:55:08
Juan hola,se escribe CORRALEJO y el pueblo que nombra es TISCAMANITA, es famoso por sus ricos tomates,y el pan de ´´matalahuga´´ Un saludo desde Puerto del Rosario, le leo todos los dias,Gracias a sus escritos y libros les tengo casi todos... Nieves
Publicado por: maria n. | 06/09/2010 19:52:25
Choriceros eran los de antes, con la tecnología de ahora ya los hay transgénicos.
Publicado por: el valor de lo exógeno | 06/09/2010 18:58:40
Me gustaría imaginar que el descuidero fuese un ladrón de sueños al que para nada interesase el precio de ordenador ni maleta. Un caco que buscase apropiarse de los tesoros que viste en tus viajes, porque está solo y no tendrá abuelos que le transmitan sus experiencias. Un ratero que atesora memorias sentimentales para sentirse vivo. Los lectores no somos más que eso: chorizos del intelecto, atracadores de sentimientos.
Publicado por: Un bárbaro | 06/09/2010 15:51:52
Supongo que la golosina para el hombrecillo (u hombrecilla) era el ordenador, dispositivo que genera en los humanos una exagerada interpretación de lo que significa, aunque a veces lo que significa está en el mercado de objetos sustraídos. Siento mucho que hayas perdido esa libreta compuesta de lugares y miradas nada comunes, lugares y situaciones que pueden servir para recordar como si miraras un álbum de fotografías o motivar la imaginación de posibles destinatarios. A partir de ahora puede que lleves esa maleta que te acompaña de una forma diferente y no tanto por el ordenador si no por lo que verdaderamente importa.
Publicado por: J.L. Mañanas | 06/09/2010 14:18:28
Perdón, Sr. Juan Cruz. RMM
Publicado por: Rosa Mayo Marcuzzi | 06/09/2010 14:00:14
Me parece hermoso que en las plazas mexicanas haya bibliotecas públicas. Lamentable que le hayan robado lo que guardó con tanto cuidado y afecto. No es Ud. el único, a mí las empleadas me han robado bijouterie, ropas, sábanas, toallas, copas, etc. etc. Bueno, por fin, parece que he encontrado a dos honestas, simples, buenas. Eso es lo maravilloso de la vida: encuentras varios malos y unos poquitos muy buenos. Suerte, Sr. Ramón.RMM
Publicado por: Rosa Mayo Marcuzzi | 06/09/2010 13:58:10
Cuando una mañana se levanto mi abuela Ana Maria y vio que le habrián robado tres gallinas y dos conejos, se remango el delantar y se fue a la plaza del pueblo, tuvo que esperar unos minutos pero llego enseguida él.
Con lo poco que pesaba, estaba muy delgada, epro volvia con unas jaulas una en cada mano, y nos contó; "Ya he repuesto las gallinas y los conejos, que le siente bien, seguramente le hacia mas falta que ha nosoytros, así que no quiero ver ninguna cara seria".
Cuando una mañana se levanto mi abuela Ana Maria y vio que le habián robado tres gallinas y dos conejos, se remango el delantal y se fue a la plaza del pueblo, tuvo que esperar al pollero unos minutos pero llego enseguida él.
Con lo poco que pesaba,mi abuela, estaba muy delgada, pero con mucho caracter volvía con unas jaulas, una en cada mano, y nos contó; "Ya he repuesto las gallinas y los conejos, que le siente bien a los ladrones, seguramente le hacia mas falta que ha nosotros, así que no quiero ver ninguna cara seria".
Esa era mi abuela, le daba la vuelta a los problemas, "seguramente le hacia más falta que a nosotros".
Salud y Resistir.
Publicado por: antonio Corbalán | 06/09/2010 13:12:37