Mira que te lo tengo dicho

Sobre el blog

¿Qué podemos esperar de la cultura? ¿Y qué de quienes la hacen? Los hechos y los protagonistas. La intimidad de los creadores y la plaza en la que se encuentran.

Sobre el autor

Juan Cruz

es periodista y escritor. Su blog Mira que te lo tengo dicho ha estado colgado desde 2006 en elpais.com y aparece ahora en la web de cultura de El País. En cultura ha desarrollado gran parte de su trabajo en El País. Sobre esa experiencia escribió un libro, Una memoria de El País y sobre su trabajo como editor publicó Egos revueltos, una memoria personal de la vida literaria, que fue Premio Comillas de Memorias de la editorial Tusquets. Otros libros suyos son Ojalá octubre y La foto de los suecos. Sobre periodismo escribió Periodismo. ¿vale la pena vivir para este oficio?. Sus últimos libros son Viaje al corazón del fútbol, sobre el Barça de Pep Guardiola, y Contra el insulto, sobre la costumbre de insultar que domina hoy en el periodismo y en muchos sectores de la vida pública española. Nació en Tenerife en 1948.

Eskup

Nube de tags

Todo es silencio y gaitas

Por: | 03 de noviembre de 2010

Hace muchos años Manolo Rivas iba con pantalones de marinero y camisas blancas, y escribía poemas en los márgenes de los periódicos que él mismo escribía. Era un muchacho, todavía, y tenía en la mirada de marinero en tierra un fulgor especial, una atmósfera confiable. A lo largo de los años aquellos poemas que no podía aguantar en el pecho se convirtieron en historias, algunas de ellas tan conmovedoras como la que finalmente fue El lápiz del carpintero. Antes escribió un cuento que fue una joya, el resultado de una simple mirada: La lengua de las mariposas. Con un golpe de dados extraviados, que condujeron al odio de los primeros días (y los siguientes) de la guerra civil, Rivas construyó un relato que luego fue película (Cuerda, Azcona, Fernán-Gómez, Bovaira)y que finalmente resultó metáfora de aquella contienda de miradas terribles. A partir de esos éxitos literarios, que podrían haberle llenado la cabeza de oquedades y otros engreímientos, Rivas mantuvo una discreción sabia, laboriosa, y se hizo un escritor imprescindible en las nóminas de su generación. Manuel Longares suele decir que los escritores tienen que medirse, en un cierto momento, con Cervantes o con Valle. A Rivas le ha tocado ya ese momento, y en su novela última, que anoche presentó en un acto muy especial en el Círculo de Bellas Artes, se mide en efecto con don Ramón del Valle-Inclán, su ilustre paisano; no es explícito, claro, es lo que puede interpretarse leyendo ese hermoso lenguaje que tiene olor y sabores, aire y mares, que le sirve para contar una historia (real, o con base real) del narcotráfico que durante decenios ha marcado la vida de los pueblos gallegos que dan al Atlántico. Rivas habló de esa novela (de la que habla hoy también en El País con Elsa Fernández-Santos) con Marta González Novo, gallega como él; invitaron a Juan Diego a hacer de Mariscal, el capo que protagoniza Todo es silencio, y el actor bordó, con humor y hondura, el complejo personaje que el novelista ha creado como un prototipo. Un dúo (Lucía Pérez, Chema Purón) atrajo a Castelao y a Rosalía al escenario del Círculo; sus versos sonaron ahí como el contrapunto melancólico a la historia de la novela. Y cuando creímos que este día de otoño había sido embellecido por la poesía, la canción y el aire del Atlántico, entraron las gaitas del Centro Gallego de Madrid. Aquel fue un fin de fiesta que le dio a este día de otoño (en otoño los días pesan más) el calor misterioso que Rivas siempre le dio a sus libros y a los actos en los que se presentan. Era imposible, pero podía percibirse en algún rincón de la sala la cara de don Ramón guiñando un ojo, como Mariscal, por cierto. Quien sí estaba era Antonio Robles, legendario lector de Alfaguara, compañero mío de los tiempos que pasé en esa casa en la que publica Manuel Rivas. Estaba a mi lado, con su bastón; le dije: "Pareces Valle". Sonrió y nos fuimos.  

La prensa y el pan

Por: | 01 de noviembre de 2010

Antonio Muñoz Molina ha descrito en algunos de sus artículos su búsqueda de los periódicos de papel esos días en que no hay prensa en la calle. Como quien buscaba el pan en los viejos días de fiesta. Muchas generaciones hemos tenido la misma sensación de vacío esos días navideños o de otras épocas del año cuando los quioscos están cerrados porque no hay periódicos. Ahora sigue habiendo esos días sin diarios, pero ahora existe Internet y aunque no hay prensa de papel hay prensa digital, los periódicos siguen saliendo y salen veinticuatro horas al día, incesantemente, en todo el mundo, y uno tiene acceso a periódicos infinitamente distintos a cada minuto, o casi. Uno puede leer prensa, y aunque no pueda tocarla la sensación de estar informado es la misma. Ayer me preguntaba una compañera en Salamanca, mientras íbamos a comprar el periódico, si habría un día en que, en efecto, ya no habría periódicos de papel, un día concreto, qué pasaría entonces, decía ella. Ella misma se respondió: "Siempre habrá periódicos". Yo le dije que los periódicos serían como el pan, pasará con ellos como ha ocurrido con la historia del pan. Lo que sucedió con el pan fue que, al nacer los panes de molde, la gente creyó que un día se acabaría el pan tal como lo conocimos, el pan que uno podía sacar directamente del horno, amasado por manos conocidas en el barrio donde habitualmente lo comprábamos. Pero el pan resurgió, ahí lo tienen; cada vez hay más panaderías; éstas cada día ofrecen variedades más suculentas y más exquisitas, y cada día hay más panaderías que además te ofrecen otras cosas, desayunos, meriendas, comidas; la panadería se ha convertido, en España y en todo el mundo, en un espectáculo en el que el pan es un hermoso pretexto para reunirse, para conversar, para celebrar. Eso le dije, que un día la historia de la prensa se parecerá a esa historia del pan. Cuando compré los periódicos nos encontramos en EL PAÍS con una entrevista que Laura Lucchini le hizo en Berlín al director de Die Zeit, el italoalemán Giovanni di Lorenzo, acerca de la naturaleza del éxito de su periódico, que ha crecido en ventas y en calidad, y en oferta, en este tiempo de crisis. "Buscamos la profundización, la orientación, el acercamiento distinto". Han convertido el periódico, el pan, en un objeto especial, cuyo contenido no se parece al contenido de los periódicos de su competencia, y han creado una adicción distinta. Mientras leía la entrevista, de viaje ya hacia Madrid, mientras se iba descubriendo la nebulosa que cubría el cielo salmantino, recordé aquella conversación sobre el pan y la prensa. Giovanni di Lorenzo lo ha dicho mejor, porque además lo puso en práctica, y ahora resulta que es un excelente panadero de la prensa.  

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal