Da gusto recomendar el último libro de Manuel Vicent

Por: | 20 de enero de 2011

Rafael Azcona resolvía la tarea de comentar un libro o una película de alguien cercano diciendo muy firmemente al máximo interesado: "¡Esto es un libro!" o "¡Esto es una película!", según el caso. Es cierto que resulta muy complejo esto de expresar con palabras lo que nos ha parecido un libro, una película, un cuadro, un disco, etcétera, pues todos los autores --todos-- tienen su ego específico que aunque reclame sinceridad espera elogio. Así que es complicado decir cualquier cosa, por lo que la fórmula de Azcona me parece fantástica. Sin embargo, a veces da gusto elogiar un libro y recomendarlo abiertamente. Vaya por delante que este que recomiendo es de un amigo al que frecuento muchísimo, y al que quiero, claro está, que además publica su libro, una novela, en la editorial a la que estuve ligado hasta hace algunos años, Alfaguara, a la que él mismo estuvo ligado mucho antes que yo. La novela es Aguirre, el magnífico y el autor es Manuel Vicent. La he leído como si fuera un libro sobre Jesús Aguirre, el duque de Alba. Pero pronto la novela no es exactamente sobre ese personaje tan peculiar, tan inteligente, tan extraordinario y tan contradictorio que fue el sacerdote, editor y finalmente duque más famoso de las últimas décadas españolas. El libro es sobre Aguirre, qué duda cabe; él es el foco del interés narrativo de Manuel Vicent, pero en este caso, como en otros de su producción literaria, Vicent ha hecho caso de las sabias teorías de Juan Cueto sobre la mirada distraída, así que ha conseguido, con una mano verdaderamente magistral, de un magisterio insólito, hondo, establecer ante nosotros una especie de retablo de las maravillas y de las desdichas de un país entero desde que nace al duque hasta que cae del otro lado de la vida, tras un periodo en el que la sombra es su cobijo. El libro recorre, pues, la historia de España en los difíciles tiempos del franquismo y de la transición, y para ello Vicent acude a su propia teoría de la memoria fermentada; para los periodos siguientes, cuando España pretendía ser un país alegre y resuelto, Vicent acude a una ironía que alcanza los límites en los que la ternura se confunde con el sarcasmo. La capacidad metafórica de Vicent le ha acompañado felizmente; él es un obseso de la grasa (contra la grasa) en la literatura, y aquí consigue un cuadro acabado y sutil, lleno de insinuaciones que hacen revivir la historia para ponerla a disposición de los que creemos que la literatura no es sólo la narración notarial sino la imaginación al servicio de los sucesos que uno rememora en la niebla dubitativa de la memoria. Literatura pura, sin grasa, proteína en su justa medida, alimento poético verdaderamente raro. Si tienen una librería a mano vayan en seguida a buscar este libro, y léanlo como se lee una novela. No caigan en el vacío de la historia, pues las historias son mejores cuando parecen inventadas. Esto es un libro, ciertamente, y qué gusto da recomendarlo.

Hay 18 Comentarios

Vale.

Maestro Cruz

La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismo; la cosa más fácil, hablar mal de los demás.
Epicteto
Saludos Paco

No nos lo perderemos

Manuel Vicent, es un buen escritor con olfato de periodista, lo que hace semanalmente en El País.
Yo es lo primero que leo los Domingos, mientras el kiosquero me da las vueltas del cambio.
Me sucede lo mismo con Manuel Rivas los Sabados.
Un vez en casa, y leídos los articulos por el camino, si no he pisado alguna "catalina" de las muchas que padecemos en nuestra calle, abro el suplemento y busco el trabajo de Juan.

Vicent, es un viejo bohemio que se le nota disfrutar recordando a sus amigos, cosa que entronca siempre con el día a día de la politica en España.
Salud y Resistir.

¿Qué será de Juan Cueto,dónde andará que ya no escribe en El País, un hombre moderno como era y supongo, seguirá siendo, respecto a todo lo nuevo y tecnólogico y que tanto tendría que decir ahora? Juan Cruz siempre lo recuerda, y últimamente lo hace muy a menudo.He mirado en Google y sólo consigo entradas antiguas, pasadas, la última quizás del 2007.¿Qué hace ahora? ¿Por qué no escribe aunque sea una vez al mes en El País?

Aunque el nick es un arcano, en ocasiones describe algo, descubre cosas. Macarena no le alegria a su cuerpo y del rebuzno sus alegres muchachotes- que no son tales sino pingüinos travestidos- derrochan tristeza su supino eructo literario. Un escritor puede no gustarte(a mi Millás y Vicent me gustan), pero lo que no es lógico es dejar sus importantes quehaceres para poner una nota deleznable y presuntamente erudita. Que los dioses les perdonen a este comunicante muy leido

Sobre gustos de lectura y autores son colores.
A los financieros especuladores se deberían declarar terroristas de primer nivel. Y, una vez expropiados todos sus bienes, meterlos al trullo, de por vida. Expropiar a los paraisos fiscales el pastizón, la libros que podríamos leer si eso ocurriera. ¡Eso es una expropiación!

¡Vaya con la panda de analfabetos literarios que firman con el pseudónimo de Macarena y sus alegres muchachotes!
Como decimos por Canarias ¡Qué falta de ignorancia! Hay que ser paleto para descalificar a dos escritores de la categoría de Manuel Vicent y Juan José Millás.
Un saludo literario desde Tenerife, la isla del Teide.

Maestro Cruz

La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren.
Arthur Schopenhauer
Saludos Paco

Pues a mí Vicent me parece convencional, aburrido, de sensibilidad de garrafón y bastante paleto. No llega al nivelucho de Millás, pero cerca se le anda.

¡Existiendo tantas cosas magníficas por leer, dedicarse a leer a Vicent! Quita, quita, que no está la vida para perder el tiempo en sandeces.

Juan... ¿Hay algún libro que te haya gustado y del que hayas sentido temor o pudor opinar por el ego del autor?

Saludos

Hoy en La Provincia hay dos paginas dedicadas a Andrés Sánchaez Robayna que edita un libro de Poemas, el anterior es de hace 8 años, no solo escribe poesía, el se forjó en
Barcelona, es buen amigo y buen poeta, un hombre disciplinado y afable, que es catedrático de Literatura en La Laguna, es persona valiosa, y además amigo en aquellos años de Barcelona. Fui a comprar hoy su libro, creo que la portada hay un grabado de Tapies, pero no había llegado aún. Y lo espero con interés.
El Carnaval de este año, va del Mar, es minimalista dicen, como Pregonero te esperamos, ya sabes, Carnaval Carnaval, no sé si me disfrazo o me marcho de las Palmas. ya veré.

No sé Juan, seguramente ya no te acordarás, no hace tanto tiempo, pero en el Club de prensa Canaria viniste con Vincent cuando lo de Alfaguara, me lo presentastes, y tu fuiste con la cantidad de gente que requería tu presencia, Manuel Vicent es buen novelista, y me gusta leerlo, es un gran seductor con la mirada y las palabras de joven se parecía a Paul Newman, y no sé si eso repercutia en las ventas de sus libros o no.
Dicen quien tuvo retuvo, y el como escritor tiene y retiene, la última novela que leí creo que un poco de él, o no tan poco era casi autobigráfica, en el fondo, en las distancias cortas es tímido y tu me lo dejaste allí , menos mal que conocia su obra y me preguntaba cosas de la Universidad.
Cuando llegó más gente a pedir su firma, creí que era el momento ya de despedirme de él, muy amable, muy sonriente y muy bonitos ojos azules.

Manuel Vicent, como los viejos rockeros, todavía al pie del cañón afinando su rara sensibilidad olfativa. Para los que lo hemos seguido desde hace tantos años, reconforta verlo, tan lúcido y ágil, alumbrando una nueva obra, un edificio tan complejo e inestimable como un libro, tal vez por la parte de confianza que le toca a uno con su ejemplo en esta, a veces, azarosa travesía.
No obstante pienso que un escritor de su magnitud no tiene el reconocimiento que se merece. En este sentido, parece que una enorme personalidad literaria está enfundada en un modesto escritor que ejerce de periodista. Yo creo que los tiempos son injustos con figuras de este temple que no escatiman el genio y lo derrochan a diario, de tal modo que, para los sabuesos entomólogos de la tinta que ofician en el reino, les resulte difícil distinguir entre el artista y el artesano. Yo me descojono (del alma) con su columna, y eso ya es mucho en estos días grises. Un gran tipo que cae bien. Imprescindible.

No me gusta mucho la literatura histórica porque mis conocimientos de historia no me permiten, en ocasiones, distinguir la realidad de la ficción. Pero quizás tenga que leer así, sin caer en el vacío de la historia, como si todas las historias fueran inventadas.

¡¡ESTA MAÑANA ESTUVE CON MARIA KODAMAAAAA!!
(Obviamente también me saqué una foto con ella para poder contárselo -y que me crean- a mis nietos y a los nietos de mis nietos)

Bibiana Fdez Simajovich

PD: después volveré para leer el post, pero no sé yo después de esta chute de glamour literario que me he dado esta mañana...

De Manuel Vicent,poco me puede extrañar el elogio que le hace por el libro. Lo leeré, en cuerpos sucesivos, con ese son de mar, con el que me deleito en cada uno de sus artículos. Claroscuros luminosos, latigazos de razón y electricidad descriptiva, minuciosa parábola de metáforas que no son tales, pero que saben y huelen a tales. Mi paisano Vicent, tiene ese calor áspero y tierno que convence y engancha en cada letra, en cada frase, en cada historia, en cada opinión, aunque eso, Juan no es descubrir nada nuevo. Ojalá octubre.............

Juan, la simplificación, viene siempre dada por hablar con amigos o gente muy cercana, con la que con una frase puedes expresar toda una teoria.

!Eso es un hombre completo".

Y dejas al personal informado de la calidad humana de un autor o un musico o un fontanero.
Salud y Resistir.

PD. Tomo nota del libro.

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Mira que te lo tengo dicho

Sobre el blog

¿Qué podemos esperar de la cultura? ¿Y qué de quienes la hacen? Los hechos y los protagonistas. La intimidad de los creadores y la plaza en la que se encuentran.

Sobre el autor

Juan Cruz

es periodista y escritor. Su blog Mira que te lo tengo dicho ha estado colgado desde 2006 en elpais.com y aparece ahora en la web de cultura de El País. En cultura ha desarrollado gran parte de su trabajo en El País. Sobre esa experiencia escribió un libro, Una memoria de El País y sobre su trabajo como editor publicó Egos revueltos, una memoria personal de la vida literaria, que fue Premio Comillas de Memorias de la editorial Tusquets. Otros libros suyos son Ojalá octubre y La foto de los suecos. Sobre periodismo escribió Periodismo. ¿vale la pena vivir para este oficio?. Sus últimos libros son Viaje al corazón del fútbol, sobre el Barça de Pep Guardiola, y Contra el insulto, sobre la costumbre de insultar que domina hoy en el periodismo y en muchos sectores de la vida pública española. Nació en Tenerife en 1948.

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