Cuando tenía doce años Sergio Ramírez era proyeccionista suplente del cine de su tío, en un pueblo de Nicaragua. Cuando el proyeccionista de plantilla se emborrachaba, el adolescente Sergio ocupaba su lugar, manipulaba las cintas, las cortaba cuando se interrumpía la proyección, veía las partes que nadie más veía y se empapaba del ritmo de las películas. Cuando pasó el tiempo y se hizo escritor entendió que aquellas películas de Kurosawa o de Bergmann con las que se hizo su ojo de narrador habían sido esenciales para construir su ritmo de escritura. Es más, en su última novela, La fugitiva, que presentó con Almudena Grandes en la Casa de América ayer noche, aquella experiencia está presente de una manera notable, pues fue Rashomon, de Kurosawa, la cinta cuyo estilo le sirvió para dotar de voz y de perspectiva a los cuatro personajes que van retratando en el libro la compleja personalidad de la mujer insólita que lo protagoniza. Al final del encuentro con Almudena Grandes, Sergio leyó parte del comienzo de La fugitiva. No es común que en España los autores lean en público sus propias creaciones, a veces por pudor, pero siempre porque no está previsto; suelen leer actores, e incluso los presentadores de los actos literarios, pero pocas veces son los autores, a no ser que sean poetas que leen sus versos sin pudor alguno en público. En este caso, leyó Sergio, y se agradeció muchísimo. Pues en esa voz está, por cierto, la voz del proyeccionista, su mirada, su manera de ver evolucionar las escenas, el interior de las mismas, como si la voz y la escritura se juntaran en su manera de concebir las narraciones y éstas no se pudieran entender sólo en lo escrito sino en lo escrito y en lo hablado simultáneamente. Muchas veces, cuando escucho leer, conferencias o narraciones, mi cabeza se va por otro lado, como si estuviera viajando en un medio de transporte distinto al de la propia literatura que me están diciendo. Este verano último estuve leyendo muchos de los ensayos de Sergio Ramírez, que comenté aquí, me parece. Esos ensayos complementaron para mi esa otra literatura de ficción que tiene siempre un paso en la realidad, como esta misma novela, La fugitiva, que fluctúa desde la realidad a lo inventado y regresa a la realidad de una dama de Costa Rica que murió en París siendo un número en el mortuorio y regresó a su país y es todavía un número en el cementerio, después de una vida plena de aventura y desacato. De eso habla hoy en EL PAÍS Ramírez con Ana Marcos, así que les ahorro el argumento. Lo que quería decir es que aquellos ensayos de Sergio me llevaron a comprender mejor su punto de vista, la esencia de su voz, de su voz literaria y de su voz física, real, y esa historia suya como proyeccionista me ha ayudado definitivamente a identificar su voz como nacida del cine, del gran cine que vio de adolescente. Ahora será imposible leerle sin escuchar su voz y sin imaginarlo mirando como aquel muchacho de la película Cinema Paradiso que tanta emoción contiene para los que nos educamos viendo a Jacques Perrin haciendo de hermano de Marcello Mastroianni en la inolvidable (también) Crónica familiar.
Hay 6 Comentarios
Lo más bonito es que lean los lectores, no los escritores -y poetas-.
Publicado por: Beatriz Castro | 15/04/2011 21:59:12
Junto a la reseña de Ana Marcos estaba ayer la de J. R. Marcos del libro 'Palabras como puños' sobre la II República. Ese artículo titulado Soflamas a diestra y siniestra es un aviso de las palabras que pueden llevar al desastre.
Ya es 15, y seguimos en monarquía constitucional, flamenco. Seguimos en monarquía que no manda pero es amiguísima de los que mandan. Me parece que aquí el problema no es el rey, sino sus amigos. "Vivimos ahora en otra galaxia", como dice Álvarez Junco. "La retórica puede alimentar la crispación, pero nadie cuestiona los fundamentos del sistema". Y deberíamos cuestionarlos, ¿verdad? Para eso hay que conocer el sistema, que cada día es más enrevesado.ç
Juan Cruz, así que confiesas que se te va el santo al cielo en las conferencias. Es normal. La escritura y la lectura suelen ser actos íntimos y muchas veces se estropean al verbalizarlos. Estamos más preparados para atender por la vista que por el oído. A mí me gusta mucho poner cara y voz a quien escribe. Por eso cuando puedo voy a presentaciones de libros. Luego leo el libro como si me lo estuviera contando el autor, con su voz y su acento. Lo que pasa con la poesía es diferente. El poema que me llega lo hago mío,y lo leo con mi voz interior. Esa es mi manera de disfrutar la poesía. Otra cosa es cuando hay performance. Ahí sí necesitamos al poeta.
Publicado por: Lola | 15/04/2011 10:21:07
Con permiso de Juan dejo aquí otra "mirada" de alguien que presenció el hecho que hoy cumple años:
“Hacia las tres y media de la tarde.
A esta hora, los pocos transeúntes que pasean por el cruce formado por la Castellana y la calle de Alcalá observan con asombro como una bandera sube lentamente por el mástil del Palacio de comunicaciones. Al otro lado de la Castellana está el Banco de España, y en el otro ángulo de Alcalá, los jardines del Palacio de Godoy, sede del Ministerio de la Guerra.
La bandera que sube por el mástil es la bandera republicana. La noticia corre como una exhalación y una riada de gente sale de los cafés y los establecimientos colindantes a ver la bandera….
La bandera permanece inmóvil, porque no hace viento y la tarde está clara y magnífica –primaveral-. La banda morada –que según mis lecturas proviene de los comuneros de Castilla- queda ahogada por el rojo y el gualda. ¡Llevábamos tanto tiempo viendo la otra!”.
Así lo cuenta Josep Pla en “Madrid. Advenimiento de la República”.
Publicado por: Nicolás | 14/04/2011 21:41:14
Mañana, Flamenco Rojo. España mañana será republicana.
Ayer estuve viendo a Sergio Ramírez en un vídeo que ha colgado Casa de América para presentar esa novela. Eran las 19.30 y ya no me dió tiempo a acercarme. Si no hubiera ido. El argumento es llamativo, tres mujeres ancianas recuerdan a la amiga que murió joven y vivió contra las normas. Es llamativo en sí, pero lo que es extraño es que esa historia la escriba un hombre. Leeré la novela o empezaré a leerla al menos. También por conocer Costa Rica, más allá del turismo la reserva de la biosfera.
Sergio Ramírez es una persona interesante. Todas las que rectifican y cambian su rumbo lo son.
Saludos cordiales.
Publicado por: Lola | 14/04/2011 21:40:56
Ahora mismo me viene a la mente el recuerdo que tengo de la primera vez que vi la pasión según san Mateo de Pier Paolo Pasolini, yo era un renacuajo y la vi en un cine de barrio que llevaban unos seminaristas de los cuales tengo un recuerdo enternecedor, en ese cine vi películas que hoy cualquiera puede considerar de culto y la elección de los directores que seleccionaban podía llevarme a la mejor época de Cine estudio Griffit. Yo tendría unos 9 años y se me quedó grabada la complejidad y la belleza que el cine podía transmitir, una selección de películas bien organiza. Aquellos seminaristas pertenecían al movimiento de la teoría de la liberación y se notaban sus preferencias sobre lo que el pueblo debía percibir como cultura revolucionaria. Desde ese recuerdo decidí escribir una novela que ya he mencionado en este blog y el personaje principal está basado en uno de esos seminaristas, (El Magiador), creo que el poder que tuvo el cine en mi vida, (pues no dejé de ver cine desde entonces hasta ahora) es de una importancia incuestionable.
Publicado por: J.L.Mañanas | 14/04/2011 21:30:42
Hoy, 14 de Abril de 2011, me esperaba una entrada alusiva al aniverasrio de la II República...No ha sido así. Otro año será.
Hoy más que nunca Salud y República.
Publicado por: Flamenco Rojo | 14/04/2011 20:40:54