Me hubiera gustado que la ganadora, entre las ciudades que competían para ser capital de la cultura europea de 2016, fuera Las Palmas de Gran Canaria. Por muchas razones, aparte de las afectivas. Soy canario, y eso lo tengo a gran honra; y Las Palmas de Gran Canaria es una alta honra canaria. Ganó San Sebastián, ciudad admirable por muchísimos motivos. Y me alegro de que haya ganado: Donosti, la ciudad de Eduardo Chillida y de Fernando Savater, y de la librería Lagun, y del Festival de Cine, y de Mikel Laboa, la ciudad de La Concha y del Peine de los Vientos. Cualquier ciudad que hubiera ganado, aparte de Las Palmas de Gran Canaria y la ciudad vasca que finalmente ganó, me hubieran merecido el mismo respeto, la misma afirmación de alegría. Claro está, la candidatura canaria estaba más cerca de nuestro corazón; por razones que ahora no vienen al caso, estuve en algún momento de este proceso de selección. Debo decir que los miembros del jurado me parecieron profesionalmente muy preparados y muy puntillosos; imagino que, como se ha dicho desde algunos sectores, incluido el sector de las islas, la política, la influencia política, habrá tenido que ver con la selección. Eso hubiera sido así en cualquier caso, estuviera o no estuviera ahora Bildu en el poder. Pero es que esa selección, por su propia naturaleza, es política; eligen una ciudad, llevan meses y años seleccionándola, tienen en cuenta numerosos elementos, entre ellos el elemento político, de eso no nos cabe duda. A nosotros, cuando defendíamos la candidatura de Las Palmas de Gran Canaria, nos preguntaron expresamente sobre las relaciones que Gran Canaria tiene con Tenerife; eso no es tan solo una curiosidad, eso tiene una raíz política. Cómo van a remar ustedes juntos, se llevan bien, se llevan mal. En la vida casi todo es política, y obviamente la política afecta a decisiones de este nivel porque se trata de elegir ciudades, polis en sentido estricto. Y San Sebastián se merece, como cualquiera otra de las ciudades que competía, esa capitalidad. El hecho de que ahora esté al frente de su alcaldía un alcalde de una organización como Bildu no debe cegar a nadie; y eso está pasando, ciegos ante el reglamento, ciegos ante la raíz administrativa de esta decisión, están atribuyendo la elección a motivos de última hora. Creo que no se saca nada enmarañando la verdadera naturaleza del litigio. Los que hayan perdido que sepan perder, y los que hayan ganado, es decir, los que ahora están en el poder y recogen ese cetro, que sepan que el triunfo es de San Sebastián, no de un determinado color político.