La armonía de los libros

Por: | 05 de junio de 2011

Entre las cosas que me producen armonía están los libros. Están también los museos, las papelerías, las conversaciones sosegadas, la contemplación del horizonte (del campo, del mar), el sonido del agua al caer, la mirada sonriente de un niño, el recuerdo de las bromas o de los sueños de mi madre, la risa espontánea de los niños que aún no hablan, el sol, las ventanas abiertas al sol del mediodía ante la playa... Pero de todas las cosas son los libros los que me producen mayor armonía, los libros que leo, los libros en las estanterías ofreciéndose como motivos de conocimiento, de conversación o de placer, los libros en las bibliotecas, esos libros ya leídos que han conversado con tanta gente, los libros. Ayer estuve en la Feria del Libro de Madrid. Desde la altura de la caseta 80, cerca de la calle de Alcalá, la imagen era la de un río humano desplazándose con el ritmo de los grandes peces en torno a las innumerables casetas en las que está expuesto el universo de las novedades o de los libros de fondo, las colecciones o los libros sueltos, a veces desamparados, en todo caso arropados ahora por el sol y la sombra del Retiro ante miradas impávidas o entusiastas de la gente que va a comprar o que va a ver, simplemente, buscando interlocutor o silencio en los libros que compran o que tan solo ojean. Dos días antes estuve en este mismo lugar, al atardecer, a participar en un coloquio con editores (o exeditores, este es mi caso) que organizaba el Fondo de Cultura Económica. El tema, como siempre, el porvenir del libro. Dijo Manuel Borrás, de Pre-textos, que ya está harto de que se hable tanto del soporte (si el libro va a ser de papel o si se va a leer en pantalla), porque esa discusión ha impedido que se hable de los contenidos. Tiene razón, debería hablarse más de lo que dicen los libros. Y se hace, pero es cierto que cada día hay más ruido sobre los soportes. Ahora bien, de lo que no se habla ya es de que el libro vaya a desaparecer, pues será libro en cualquiera de los soportes que se vayan imponiendo. Parece evidente que el libro en pantalla se abre paso y será en el futuro un elemento más de la vida del lector, que seguramente alternará también el libro impreso con el libro digital. Cambiarán muchos factores, y cambiarán sobre todo las librerías, a las que toca adaptarse al universo que viene. ¿En qué sentido han de cambiar? Esa es la discusión más sorda pero más preocupada, y es la que está latente en estas estanterías que ahora comparten el sol en el Retiro mientras los lectores pasean para ver quién firma o para ver qué compran o para ver. ¿Será este paisaje el habitual en los años próximos en el mismo parque o en otras plazas de España donde se exponen los libros de la feria? Lo que espero que no cambie nunca es la impresión que deja el libro en quien lo lee: que está hablando sosegadamente con alguien que o sabe más o lo está diciendo de modo que nutre tu propio entendimiento, tu capacidad de conversación o tu sentimiento de placer. En mi caso, un libro siempre, o varios libros, en el viaje, en la casa, en la lucha o en el sosiego. Leer para vivir. Decía Saramago que leer es bueno para la salud. En todo modo, en cualquier circunstancia. Para mirar de otro modo sobre lo que creemos que sabemos.

Hay 14 Comentarios

No, vivir para leer. Usted pagaría por trabajar en Periodismo. Yo por leerlo.


"Deseé alguna vez que un poeta me amase...

Deseé alguna vez que un poeta me amase

Ahora duelen sus poemas en mi cuerpo‚
algo de mí que en él se reconoce hasta quebrar la imagen
de todo lo que fui.
Ahora deseo que me amase tanto que dejara de amarme
y sus palabras fuesen nieve
que el sol de junio fundiese entre mis pechos‚
allí donde su aliento insiste en acallar
esta tristeza antigua que siempre me acompaña".

Leer su BLOG me produce armonía. Un saludo desde Ciudad Juárez, Chihuahua, México (La estación de los desamparados o 2666).

Pasé antes de ayer, a eso de media mañana, por la librería donde habitualmente compro. Tres pisos de estanterías y mesas repletas de volúmenes, media docena de dependientes y… un solo cliente: el que esto escribe.

El placer de tener el lugar para mi propio disfrute no pudo atemperar la desazón que me produjo aquella desolación. ¡La crisis! Mientras los libreros departían en sus mostradores, con aire menos de aburrimiento que de contenida inquietud, recordé el caso de otro establecimiento cercano que, tras las pasadas navidades, había colocado en sus escaparates los ominosos carteles de la “liquidación por cierre” al lado de las novedades literarias del momento. Uno más, entre las docenas de tiendas y locales cuyos dueños han decidido acabar con una actividad improductiva en espera de tiempos mejores deseando no ver mermado su patrimonio hasta las proximidades de la extenuación.

Sin embargo, esta clausura de librerías me preocupa más que las de cualquier otro comercio. Comprendo que, ante las apreturas del presupuesto familiar, haya tendencia a prescindir de lo superfluo pero, ¿es que los libros son tan superfluos como el fútbol? Y la conclusión que saco de aquello que observo a mi alrededor resulta inquietante: no, probablemente lo son más. Durante la lectura, el tiempo se interioriza y el yo se anega en él; durante el espectáulo, el tiempo se ausenta y un yo muy primordial exulta hacia el exterior. Por eso el libro parece un aparte y un olvido; por eso, el juego parece un estar que recomienza.

En tiempos de crisis, hay que encontrarse muy desesperado para buscar la interiorización y el aislamiento en el yo; el fútbol resulta, por comparación, un tránsito por la experiencia externa que comparte con las dificultades cotidianas un mismo ámbito que sirve, así, de umbral hacia la esperanza.

Ojalá acabe de una vez esta malhadada legislatura y cambie el pésimo gobierno que padecemos para que el alivio de la situación económica renueve el interés general por constreñir el tiempo futbolero a cambio de un clavado en el tiempo de la lectura, a la manera del feliz nadador de Paestum:

http://en.wikipedia.org/wiki/File:The_Tomb_of_the_Diver_-_Paestum_-_Italy.JPG

Os recomiendo el articulo de Opinión de Santiago Carrillo.
Muy bueno.
Salud y Resistir.

Creo que era Borges quién decia: No somos lo que escribimos, sino lo que leemos.

Y lo que tu dices es : Lo que espero que no cambie nunca es la impresión que deja el libro en quien lo lee, y leyendo lo que dice Saramago: Leer para vivir, es como un circulo de consejos que necesitamos llevar en la mochila, como alimento de viaje.
Salud y Resistir.

Llevo como puedo un libro en la cabeza, no sea cosa que la que disfruta de los musicales me lo robe aprovechando algún sortilegio y desarrollo del bios pos moderno, (y que conste que a mi también me gusta el buen teatro, el buen musical, el buen cine y la buena literatura). La señora intenta convencer de la nobleza de una animalada, no me extraña, Napoleón también lo intenta y hasta hay quien se pone fino con los accidentes que han marcado una mamarrachada. Me recuerdan al niño pequeño que celebra el esguince en su mano derecha para tener una buena excusa para no hacer los exámenes. Que pena que la literatura universal no refleje semejante cotidianidad, la de la única escayola que se mantiene hasta el último día porque es la excusa perfecta para no hacer los deberes, y de paso convencerse a sí mismos de que todo estuvo bien, y seguir alegrando a la industria devoradora, pero eso sí, todos muy contentos y felices.


Siempre lo he dicho, si vale la pena leer este blog es por los camaradas.

No os perdáis esto, después de la cagada de Borasteros, cambio de estrategia publicitaria: "Ha llegado el 15-M a El Corte ...... digo a El País".

http://www.elpais.com/articulo/portada/estaban/ahi/elpepusoceps/20110605elpepspor_9/Tes

http://www.elpais.com/fotogaleria/voces/elpgal/20110603elpepiint_1/Zes/1

¿En serio se creen que somos gilipollas?

No será nada lo mismo si se cambia el formato del soporte de lectura, ¿cómo se podrá vender en la librería de turno si en la red tendrás la capacidad de bajártelo casi por la cara?, ¿cómo se confeccionarán las casetas de la feria del libro sin la amalgama de portadas que se muestran al público humectando el aire de ese aroma que desprende el papel?, ¿cómo firmará el escritor de turno el encabezado de una dedicatoria que normalmente se guarda con cariño en la estantería de casa?, ¿cómo se podrá ojear la página que abres al azar cuando estás contemplando una edición que te interesa?. Espero que el soporte del papel dure mucho tiempo, pues se trata de que la infraestructura que rodea al libro no se desmorone y entre ellas las librerías tradicionales que mantienen sus estanterías repletas de volúmenes que se acercan al lector por medio de los lomos y de las portadas. Yo también encuentro armonía en el paseo que me conduce por entre las casetas de la feria del libro, miro sin buscar pero de repente encuentro una edición de un libro que me llama la atención por su composición o por su cuidado diseño de portada en el que se vislumbra el contenido de su interior, también encuentro armonía en el instante que el/la escritor/a te pregunta el nombre y le comentas alguna cosa que te ha llamado la atención de él/ella y de su vida para pasar a comprobar que existe una magia entre quien escribe y lo que escribe, pienso en que el mercado debe encontrar la mejor manera de no seguir haciendo tanto daño a su alrededor, que no invente nuevas formas de hacer lo mismo pero en detrimento del ser humano.

Aquel conocido autor le escribió una hermosa dedicatoria en la portada de su libro digital. Cuando fue a leerla la luz del sol, reflejada en la pantalla, se lo impidió. Lo guardó en su funda y, una vez en casa, volvió a desenfundar y la dedicatoria relució en su mirada. Leyó aquella novela oliendo el papel de sus viejos libros, colocados desordenadamente en la estantería, sin pararse a pensar en formatos ni formas, sólo en las palabras.

Los libros y si se puede leer escuchando de fondo una buena música, muchísimo mejor.

Quiero invitaros a que visitéis mi blog:

http://www.pianistasdelmundo.blogspot.com

Está dedicado a los mejores pianistas de todos los tiempos, hay videos en directo y enlaces con su biografía.
Si os gusta agregadla en vuestros favoritos,o hacedse seguidores, iré incluyendo muchos más.

Muchas gracias por vuestro tiempo.

Mucha casualidad, querida Jutta | 04/06/2011 18:29:54, es la calma tensa que precede al combate, en este caso al que vaticina el artículo de Ernest Favil que ha colgado José Luis | 04/06/2011 21:51:16 en el post anterior. Son tan previsibles las mentiras y manipulaciones de los medios de desinformación del "viejo mundo" que los hacen parecer aún más decrépitos. No sé si os habéis percatado de que tal y como aparecieron, han desaparecido los nicks que se enfrentaban hace nada en los montajes "carcas contra progres" sobre los temas de distracción que proponía Juan. Dónde se han ido todos? Y los "amigos de Juan"? No será que son los mismos tres o cuatro individuos, que siguen instrucciones? Parece que acaban de llegar nuevas: Que nadie levante la vista del libro!

pd: John | 03/06/2011 11:07:06 magnífico! Sergi M. | 03/06/2011 18:34:36 100% de acuerdo, "company". Abrazos fuertes para vosotros y para todxs lxs demás camaradas.

...Y el silencio que te permite comenzar de nuevo. Desde ese momento, la palabra que compartes, la que lees, la que dices. Y el soporte, el escenario, no es más que el medio.

Para los que encuentren demasiado largos mis comentarios, no se preocupen: están preparando versiones abreviadas que colgarán pronto aquí mismo mis portavoces .

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Sobre el blog

¿Qué podemos esperar de la cultura? ¿Y qué de quienes la hacen? Los hechos y los protagonistas. La intimidad de los creadores y la plaza en la que se encuentran.

Sobre el autor

Juan Cruz

es periodista y escritor. Su blog Mira que te lo tengo dicho ha estado colgado desde 2006 en elpais.com y aparece ahora en la web de cultura de El País. En cultura ha desarrollado gran parte de su trabajo en El País. Sobre esa experiencia escribió un libro, Una memoria de El País y sobre su trabajo como editor publicó Egos revueltos, una memoria personal de la vida literaria, que fue Premio Comillas de Memorias de la editorial Tusquets. Otros libros suyos son Ojalá octubre y La foto de los suecos. Sobre periodismo escribió Periodismo. ¿vale la pena vivir para este oficio?. Sus últimos libros son Viaje al corazón del fútbol, sobre el Barça de Pep Guardiola, y Contra el insulto, sobre la costumbre de insultar que domina hoy en el periodismo y en muchos sectores de la vida pública española. Nació en Tenerife en 1948.

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