A Rita la encontró mi hija Eva cuando aún era una perrita a la orilla del mar, en El Médano, Tenerife, y desde esta mañana está en otra playa donde ya no hay dolor. Tenía doce años y tenía muchos amigos, muchos de los cuales han sabido de sus andanzas por este blog. Por eso hoy les notifico este tránsito.
Se llamó Rita por perrita, nada más; cuando entró en la casa era como un puño con pelos, y a lo largo del tiempo fue desarrollando el aire esbelto de sus modales, entre los que no excluyó su ternura con Eva y los que estábamos próximos y su agresividad con sus congéneres, a los que vio siempre como potenciales adversarios, igual que no soportaba a los que cometían en abrazos con los que ella consideraba que eran sus dueños o quizá sus súbditos. Una vez mostró sus colmillos para hacerme ver, con la contundencia de un cachorro, que yo no era el dueño de todo lo que había en la basura.
Con Rita redescubrí la sensación de que el perro es más amigo cuando las circunstancias son peores; calibraba los sentimientos del alrededor e intervenía con la sutileza de los perros para aliviar los momentos de incertidumbre; su alegría era un sentimiento sin horarios, se manifestaba en las madrugadas despiadadas y en las tardes de sosiego, y siempre tenía un saltito de placer cuando advertía que alrededor se celebraba algo.
Estas últimas semanas ha reclamado, con sencillez pero también con desesperación, la atención que derramó antes con nosotros; su respiración cada vez más opaca no dejó entrever otra queja que la que a veces se le adivinaba en sus ojos tristes, en su andar ensimismado y torpe, en su postura habitual echada en las rendijas del sol de primavera. Esta mañana la he visto por última vez; aquella perra ladradora y entusiasta ladró otra vez, porque había escuchado algún ruido, quizá porque había advertido a su alrededor alguna sombra apetitosa, pero ya se resistía a comer, se resistía a ladrar; seguía siendo el silencio obediente ante la voz conocida, y se empeñaba aún en seguir a su dueña allá donde ella iba, hasta el último instante. Vi al nieto Oliver acariciarle el hocico, como si el niño supiera que en aquel momento se estaba adivinando la sombra de una despedida.
La tristeza tiene colores y días, y tiene también consuelos; le dije a mi hija antes de que se produjera esta despedida que ahora comparto con los amigos de Rita que la vida se hace de experiencias que mezclan memoria y dolor; cuando el dolor pasa la memoria es bella. El dolor aun no es memoria, está siendo despedida. Una despedida a Rita, la que ladraba feliz.
Hay 19 Comentarios
Recuerdo haber visto en cierta ocasión una entrevista con el gran actor James Stewart ( o con el gran carácter cinematográfico, que diría más bien Howard Hawks) en la cual la ya vieja estrella de Holywood recitaba un poema que había escrito, a medias jocoso, a medias sentimental, sobre Beau, el perro que acompañara su niñez y adolescencia. Con aquella dicción dubitativa que era su marca personal, Sterwart contaba cómo Beau perseguía a carteros y lecheros, corría a recibir al joven Jimmy cuando regresaba de la escuela y, por la noche, se tumbaba a su lado sobre la cama de manera que pudiera recibir las palmadas cariñosas de su dueño antes de dormir y, por la mañana, nada más despertar. El momento más emotivo del programa llegó cuando, finalizando la lectura del poema, la voz de Stewart se quebró al referir cómo aún, en la duermevela de la madrugada, a veces extendía la mano sin darse cuenta para tratar de sentir el tacto de Beau, su perro, su amigo.
Para muchos, el cariño a los animales acaso tenga componentes de sinceridad más espontáneos que el amor por las personas. En el caso de los perros y tras la larga convivencia con los humanos, además, la vinculación parece haber ascendido un peldaño en el do et des que caracteriza cualquier relación entre dueño y mascota. Hay cierto grado de equilibrio afectivo porque la convivenciase extiende hasta el espacio privado en que se experimenta la soledad; soledad que resulta menos punzante cuando se puede mirar a unos ojos que esperan algo más que comida o juego: una caricia, una palabra...Y, por esa misma razón, no es extraño que, en la edad adulta, se incorpore con un aura de melancolía el recuerdo de ese animal que compartiera la eclosión a la conciencia y al mundo entorno, ese territorio privado que depara las más hondas experiencias de la memoria.
Publicado por: Witness | 25/04/2012 21:48:19
"Su alegría era un sentimiento sin horarios". Creo que a Rita nada le hubiera gustado tanto como conocer esa definición sobre ella.
Publicado por: Sergio | 25/04/2012 15:22:30
Lo siento Juan. Gracias por compartir tus risas y lagrimas por Rita con nosotros.
Abrazo fuerte.
Publicado por: diana smith | 25/04/2012 15:09:45
lo siento por su hija.
Publicado por: roman | 25/04/2012 13:17:15
No hay nada comparable al amor de un perro. Mi pequeña se fue hace años y no hay día que no la eche de menos. Aún la veo expectante tras la puerta cuando llego, aún la sueño y la recuerdo entre sonrisas. Tú lo has dicho, la memoria es bella. E inmortal.
Un abrazo para toda la familia.
Publicado por: rula | 25/04/2012 10:57:08
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Publicado por: asd197315 | 24/04/2012 23:46:16
MAESTRO CRUZ
Supimos de ella y de sus andanzas, la vimos bella y esbelta en una foto que tuviste a bien dejarnos en este tu blog y ahora sabemos que partió y que en su despedida fue delicada y a pesar de que muchos piensen lo contrario, el amor a los animales, nos hace más personas. Hasta siempre Rita
Saludos Paco
Publicado por: francisco gomez | 24/04/2012 23:05:45
Lo siento mucho,se por lo que estas pasándo, en los peores momentos de mi vida, sólo mi perro estuvo a mi lado, cuando se fué, para mi fué terrible, me quedé sin un amigo sincero, que me quería sólo por ser yo misma.
Publicado por: eleonora | 24/04/2012 21:09:10
Pluto como te echo de menos, salud compañero en las eternas praderas, sacrificado por una negligencia
Publicado por: Jorge | 24/04/2012 20:41:49
Siento la pérdida de su perro como si se tratara del mío (que no tengo) así que, lo siento por usted. Esto es curioso;
"Una vez mostró sus colmillos para hacerme ver, con la contundencia de un cachorro, que yo no era el dueño de todo lo que había en la basura".
Publicado por: Marta | 24/04/2012 20:34:19
Dices que hay días y colores, hoy que Rita ya no está, tambien se han ido Josep María Berenguer, padre de la revista de comic "El Vibora" y hace cuatro horas se marchó Angél Marquez Delgado, Editor de Aglaya, un buen amigo que nos uniá el ser las dos únicas editoriales de Cartagena. Me siento un poco huerfano.
Parece que espero a que el Día del libro pasara para dejarnos. En silencio para no molestar.
La vida es una pura coincidencia de sentimientos encontrados. Rita, Berenguer y Angel Marquez
Salud y Resistir
Publicado por: Antonio Corbalán | 24/04/2012 19:38:19
Lo siento, por lo que se hacia de querer.
He seguido, incluso en una foto nos la presentastes, la vida de Rita y se lo importante que ha sido para tu hogar, su gestos y mimos que la hicieron una más de la familia. Te acompaño en tu trísteza.
Salud y Resistir.
Publicado por: Antonio Corbalán | 24/04/2012 19:12:03
Una triste pérdida. La convivencia y comunicación con los animales es algo que sólo quién lo ha vivido entiende. Cuando el dolor se disipe Rita seguirá ahí, a modo de recuerdo, acompañando vuestros pensamientos y conversaciones, como un miembro más-que fue- de la familia.
Publicado por: María | 24/04/2012 15:56:32
Juan, lo lamento mucho, porque solo los que tuvimos perros durante años sabemos del dolor y la tristeza en la que nos dejan, yo oía el mio casi durante un año, lo sentia andar por el pasillo, se crió con mi hijo, se llamaba Topi, porque parecía un topito, luego se convirtió en un gran Pastor Alemán que me gruñia si reñia a mi hijo.
Es triste Juan, y te lo vuelvo a decir, lo lamento mucho. Saludos.
Publicado por: Dumi | 24/04/2012 15:21:21
Vaya :(
Publicado por: Lola | 24/04/2012 15:11:41
Cuánto lo siento, el hueco que dejan es realmente insustituible, yo ahora cuido un poco de la perrita de mi madre, porque hace poco murió mi padre y mi madre anda un poco perdida, en realidad obligo a mi madre a que la saque a pasear por las mañanas y se nota que la presencia de la perrita es realmente importante.
Son bellos los recuerdos que se tienen de esos animalitos incluso en estos instantes en los que la pérdida es tan cercana, acompañan siempre.
Publicado por: Juan Luis Mañanas | 24/04/2012 14:24:17
Los animales son crueles por culpa de algunos humanos.
Publicado por: Manolo | 24/04/2012 13:36:43
Mi Rita tiene un hueco en el cielo. A las malas personas les deseo el infierno.
Publicado por: Raúl | 24/04/2012 13:32:29
Con Rita redescubrí la sensación de que el perro es más amigo cuando las circunstancias son peores; calibraba los sentimientos del alrededor e intervenía con la sutileza de los perros para aliviar los momentos de incertidumbre; su alegría era un sentimiento sin honorarios, se manifestaba en las madrugadas despiadadas y en las tardes de sosiego, y siempre tenía un saltito de placer cuando advertía que alrededor se celebraba algo.
Publicado por: Rita | 24/04/2012 13:28:11